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Melisa enfiestada en el Taller (Relato)

La moto no solía traerles problemas a Melisa y Matias, pero algo había provocado que una de las ruedas se desinflara. Mati había ido a buscar a Melisa al gym, por lo que ella traía puestas unas calzas, su culo tremendamente notorio, resaltaba aún más con la ajustada prenda. Una remera bastante cómoda y unas zapatillas completaban su vestimenta.

Ahora Matias se esforzaba por empujar la moto, que más pesada se ponía por la rueda desinflada. De pronto vieron un cartel bastante precario que anunciaba un taller de mecánica, el portón cerrado a medias dejaba entrever un no menos precario taller, donde tres tipos se arremolinaban delante un viejo auto.

Sin consultarlo Matias se adentró en el viejo galpón

-buenas- dijo desde la entrada
-¿Qué necesitan?- dijo uno de ellos, el mayor de los tres.
-se me pinchó la rueda- dijo Matias señalando la rueda delantera

Él no se dio cuenta, pero Melisa si advirtió la mirada pervertida que uno de ellos le destinó a ella.
-pasen, pasen- dijo el mirón presuroso
Necesitado de solucionar el inconveniente, Matias se adentró, seguido a unos pasos de Melisa, quien trataba de alargarse la remera para tapar su llamativo culo.

-présteme una llave, yo saco la rueda- dijo Matias
-y vamos a estar hasta mañana, dejame que ya lo hago yo- dijo el que parecía ser el jefe.
-toto, traeme los parches y la llave- pidió a continuación a uno de sus empleados
Lo que matias no advirtió, pues miraba atentamente la rueda, fue la seña que el tipo hizo, sus ojos apuntaron velozmente hacia el portón.

Toto disimuladamente fue por atrás de unos autos que llevaban un tiempo durmiendo en el taller, llegó hasta el portón y muy sigilosamente lo cerró.
-Sentate hermano- le dijo el otro empleado a Matias, tomándolo fuertemente del hombro mientras arrimaba una silla.
En ese momento, matias advirtió la mirada de toto al culo de Melisa
-no gracias- dijo él intentando poner un poco de énfasis en sus palabras

La mano del tipo se cerró aún con más fuerza sobre el hombro, obligándolo a sentarse.
-te quedás quietito ¿eh?- dijo de mal talante el tipo
La enorme llave francesa que el tipo esgrimió, hizo que Matias obedeciera, mientras toto se acercaba con una cuerda en las manos.

-¿Qué pasa?, ¿Qué es esto?- dijo Melisa alarmada
-quedate quietita vos también, sino este pelotudo la liga, ¿estamos peterita?- exclamó el jefe.
Melisai sintió pánico, pero a la vez la excitó el trato que el tipo le destinaba. Mientras Matias era inmovilizado, el jefe se acercó a Melisa.

-¡tenés un tremendo culo!- dijo el tipo
-salí hijo de puta- Melisa intentaba frenar la mano del jefe, pero esto con más fuerza logró llegar hasta el carnoso culo de Melisa.
-¡como debe comer este culo!- exclamó el tipo mientras ambos empleados reían a viva voz
-¡Soltala forro!- exclamó Matias desde la silla

El jefe tomó a Melisa por ambas manos, y la atrajo hasta él, las nalgas de ella se aplastaron contra la endurecida verga.
-mmm, petera y culona, como a mi me gustan- dijo el jefe
-dejame, por favor- Melisai estaba a punto de gritar.

El tipo tomó a Melisa por los pelos y la obligó a arrodillarse, ella sacudía la cabeza hacia los lados, mientras el jefe con su mano libre extraía su verga de entre sus ropas. Tiró un poco más de los pelos, y ella abrió la boca para quejarse.
Fue apenas un instante lo que el tipo demoró en ponerle la verga en la boca.
-según como te portés, vamos a ver si calzamos o no a tu amigo- dijo el jefe

Toto y el otro empleado, se tomaban cada uno su verga, tan endurecidas como la del jefe.
Melisa intentó resistir, con fuerza intentaba hacerse para atrás, mientras con sus manos trataba de aliviar el tirón que sufría en sus pelos. Pero el tipo con la otra mano la sostenía de la nuca, haciendo presión contra su verga.

-dale putita, chupá de una vez- ordenó el jefe
De pronto en el medio del forcejeo, Melisa descubrió que el tipo la dominaba, la situación la dominaba, y también la excitación comenzaba a dominarla.
Su conciencia le pedía que resistiera, Matias inmovilizado en la silla también lo hacía, pero su cuerpo cada vez ponía menos énfasis en la defensa. Su cabeza que antes intentaba evitar la verga, frenó sus movimientos, y sus labios poco a poco fueron cerrándose sobre la pija. Cada tanto reiniciaba una defensa cada vez más débil.

-así me gusta putita- dijo el jefe
Melisa elevó sus ojos, dejó definitivamente de lado la idea de resistirse, y se entregó definitivamente a chupar esa verga que se le imponía. A medida que ella obedecía, el tipo aflojaba el tirón de pelos y ella comenzó a acariciarle la verga a su dominador mientras su boca la albergaba.

-Melisa, ¿Qué hacés?- exclamó matias azorado
Melisa lo ignoró, en cambio miró nuevamente al jefe.
-¿te gusta chupar pijas?- preguntó el tipo
-si- dijo suavemente ella
-¿querés mas pijas?- preguntó él
-si, quiero más pijas- respondió ella

El tipo les hizo señas a sus empleados para que se acercaran, quienes no se hicieron rogar.
-Melisa…pará- rogaba Matias

Sin preámbulos los tipos se acercaron, la verga de toto dio un golpe contra el rostro de Melisa.
-¡es enorme!- Dijo ella riendo para luego abrir los labios nuevamente para introducirla en la boca.

Melisa estaba entregada, acariciaba dos vergas mientras chupaba una tercera.
De pronto el jefe la hizo incorporarse, ella obedeció una vez más

-¿querés ver como nos comemos a tu culona petera?- le preguntó el jefe a Matias
Melisa sonrió, Matias respondió con un nuevo insulto.
El segundo empleado comenzó a bajarle la calza a Melisa muy lentamente, cuando las nalgas asomaron, el tipo exclamó
-¡que buen culo!- dijo con admiración

El carnoso culo, con una diminuta tanga roja con bordes negros, lucía grande, casi majestuoso. El jefe mientras tanto le hizo levantar los brazos para sacarle la remera.
La calza a la altura de las rodillas no le permitía moverse. El jefe acercó el rostro de Melisa quien mansamente le brindó un caliente beso en la boca.

-este es el culo que nos vamos a comer- dijo el segundo empleado dándole una suave palmada en las nalgas a Melisa, que rió encantada, dándole también un caliente beso

-mostrale el culo a tu amigo- dijo el jefe señalando hacia Matias
-hijos de puta, déjenla- dijo Matias
-bueno, dejame divertirme un rato- dijo Melisa
-por favor, no me hagas esto- respondió el inmovilizado
-hace rato que quiero verga, y ahora tengo tres y todas para mí- acotó Melisa moviendo suavemente el culo.

Sus ojos fueron a la tremenda verga de toto, imposibilitada de arrodillarse, dobló su cintura para llegar a la cabeza de la enorme pija, dejando el culo en alto. El jefe se limitó a bajarle la tanga. La concha de Melisa se mostró completamente mojada.

-esta concha tiene hambre- dijo el jefe
-entonces dale de comer- respondió Melisa sonriendo mientras volvía su rostro hacia el jefe.
El patrón la tomó de las caderas con una mano, mientras con la otra enfrentaba su verga contra la mojada concha, introdujo apenas la cabeza.

-¿así te gusta?- la interrogó el tipo
Melisa lo miró
-¿es todo lo que tenés?- respondió ella con otro interrogante.
El jefe embistió, con ferocidad, un largo gemido escapó de Melisa.
-ayyyy, como me gusta- exclamó ella entrecerrando sus ojos
El tipo volvió a embestir, aún con más fuerza, ella esta vez tenía la verga de toto en la boca, por lo que su quejido fue completamente gutural.

-mirá el culo de tu mina, el tremendo culo de tu mina- el jefe hacía gestos como si cabalgara, dando suaves palmadas a Melisa, quien suavemente se movía.
-Melisa, ya basta…ya basta- angustiado matias le rogaba que se detuviera
-no puedo…te juro que no puedo, esto es maravilloso- dijo ella

El segundo empleado se había quedado a un lado, un poco afuera de la acción, pero aún con su verga parada. Melisa estiró una de sus manos, lo tomó de la pija al tipo y lo atrajo hacia ella.
-vení, quiero que vos también me des tu leche- exclamó ella
Alternaba las pijas de los empleados mientras el jefe seguía arremetiendo contra ella, arrancándole cada tanto un quejido

Pero el jefe se detuvo completamente y ante la mirada de reproche de Melisa, extrajo su pija de la concha.
-¿Qué tal monta la culona?- preguntó el patrón a Matias
-¡sos un hijo de puta!, ¡dejala tranquila!- Matias estaba tan furioso que podría habérsele lanzado encima al tipo.
El dueño del taller buscó la tabla con la que se deslizaba por debajo de los autos, se recostó boca arriba. Melisa lo miró, sus ojos mostraban entusiasmo.

-Melisa…por favor- Matias rogó suavemente
-¿y perderme estas maravillosas vergas?, me están dando como para un mes- respondió ella riendo mientras terminaba de sacarse la tanga y la calza.
Completamente desnuda pasó una pierna sobre el jefe, se acomodó de frente a él y comenzó a bajar lentamente. La dura verga entró suavemente en su concha.

-sii, ahora es mía…toda mía- exclamó ella entre gemidos
Apoyó la palma de sus manos sobre el pecho del tipo, ahora era ella la que cabalgaba, miraba al tipo debajo de ella con ojos de dominio.
-mirá como te estoy comiendo yo- dijo ella
El tipo tomó ambas nalgas de Melisa y las separaba con fuerza. Ella no había advertido que toto había desaparecido rumbo a la pieza que hacía las veces de oficina.
Melisa se movía continuamente, sus caderas iban y venían cadenciosamente acompañadas por las manos del jefe, pero otra mano se apoyó en su espalda, ella miró hacia atrás, toto dejaba un pote de vaselina en el piso, y mientras el jefe abría un poco más las nalgas de Melisa, la poderosa verga de toto se alineó con el gran culo femenino. Suavemente comenzó a penetrarla. Melisa lanzó un gran quejido, cayó hacia delante, desmoronándose sobre el pecho del jefe mientras la gorda verga se introducía.

-despacito…es enorme- dijo apenas Melisa.
-¿Que pasa mi amor, con ese culo no te la bancás?- dijo el jefe en tono de burla
Los ojos abiertos desmesuradamente y la boca de par en par acompañaron el movimiento de la cabeza de Melisa asintiendo
-me encanta, ponémela- exclamó ella
-¿te gusta que te cojan delante de él?- preguntó el jefe que seguía penetrándola por la concha aunque muy lentamente.
-si…si- respondió Melisa
-¿y que te rompan el orto?- preguntó toto
-si…si- repitió ella

Toto se movía lentamente, ejerciendo un control total sobre Melisa, que casi desfalleciente ya se encontraba al borde del orgasmo, sus gritos y gemidos así lo indicaban. Sus manos arrugaban la camisa del jefe al tomarse ella fuertemente, su boca casi junto al cuello del patrón lanzaba bocanadas de aire, produciendo un jadeo muy profundo.
-si…ahí me voy…ahí me voy – dijo ella indicando que estaba acabando

Toto ahora tomó a Melisa con ambas manos, la penetraciones se volvieron profundas y furiosas, arrancando gritos más profundos de Melisa
-voy a acabar, te voy a llenar ese tremendo culo de leche- dijo toto
Melisai ya inmóvil recibía las penetraciones de ambas pijas.

-Melisa- exclamaba manu desde su silla
-me están dando…me están cogiendo mucho- dijo ella entrecortadamente

Ambos tipo acabaron casi a la vez, le leche ya desbordaba a Melisa por sus orificios
El segundo empleado estaba filmando todo con su teléfono y permanecía inmóvil, Melisa volvió a agarrarle la verga y comenzó chupársela.
-dame la leche que tenés, quiero tu leche- exigió ella mientras su mano recorría la verga para masturbarlo.
Toto extrajo su verga del culo de Melisa y le indicó que se arrodillara en el piso. Ella liberó al jefe al cual tenía debajo y se arrodilló, quedó en medio de los tres que ya se masturbaban frenéticamente.

Melisai abrió su boca, sacó un tramo de su lengua para recibir en su rostro los esperados chorros, mientras el improvisado camarógrafo tomaba la perfecta imagen de Melisa. Fue el primero en acabar, su chorro manchó gran parte del rostro de Melisa, luego de unos segundos fue Toto el que empezó a gruñir, ella apuntó con su boca, y toto se derramó sobre su lengua, mientras el jefe esparcía su leche sobre la mejilla y el cuello de ella, que sonreía sumamente satisfecha.

-¿la filmaste a la petera culona?- preguntó el jefe
-si, sabés las pajas que me voy a hacer- respondió el anónimo empleado
-¿te gustó la fiestita?- ahora era toto el que preguntaba
-si, me encantó- respondió ella
-te has ganado que arreglemos la rueda, pero quedate desnuda, quiero mirarte el culo un rato más- dijo el jefe

-me quiero limpiar- exclamó ella riendo aún con todo el rostro enlechado
-que te limpie él- dijo toto mientras acercaba un trapo húmedo a Matias y lo desataba bajo la atenta mirada del otro empleado que ya esgrimía nuevamente la gran llave en su mano.
-¿Por qué me hiciste esto?- preguntó matias sumamente enojado mientras limpiaba el rostro de Melisa
-¿Y dejar que te apalearan?, amor me debés la vida- dijo ella con gesto de ofendida
Matias hizo silencio, no pudo contestar nada.
Melisa aún desnuda recibía las miradas de los 3 tipos, mientras Matias intentaba ocultar la tremenda erección que tenía.

-¿la tenés parada?- preguntó Melisa que advirtió el hecho
-Ya está lista la rueda, se pueden ir- dijo el jefe
-hijo de puta- exclamó Matias intentando abalanzarse sobre él
-quitito, andate calladito- amenazó Toto.
Melisa se vistió y tomó de la mano a su hombre.
-vamos amor, ya está- dijo cariñosamente
A los cinco minutos ya se encontraban en camino y mientras matias recordaba la frase “te salvé la vida”, Melisa revivía las imagénes de la tremenda fiesta que se habían dado con ella, y disimuladamente llevó su mano a la entrepierna de Matias que casi pierde el control de la moto.

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