Llegamos de regreso a Villa Unión ya oscureciendo, las cabañas tenían las luces encendidas y de la cocina salía un aroma a chivito delicioso, luego de ese largo día el hambre arreciaba, y por supuesto en la piscina nos estaba esperando Estela, se veía radiante, con una blusa larga entallada por un cinturón de cuero ancho su figura deslumbraba.
Carolina se bajó rápido de la camioneta y fue abrazar a su tía, algo conversaron, cosa que no fue posible escuchar, se dirigió luego a la habitación de Estela, y yo me acerque a saludar a La Riojana, me tomo de sorpresa su abrazo, apretado, sus senos se pegaron a mi torso y su coxis lo sentí directamente sobre la verga.
Luego de una cerveza reponedora, conversamos un rato y Carolina apareció con su pequeño bolso, su madre había llamado que se fuera a Guandacol ya que al otro día debía ir a una entrevista de trabajo en un Hotel grande de Villa Unión.
Me ofrecí llevarlas y Estela acepto encantada, a eso de las 9 de la noche llegamos a Guandacol, un pueblo pequeño, agrícola, casitas bajas, mucha gente en la calle, bueno después que empieza a refrescar la gente sale a hacer comprar y pasear.
Llegamos a una casa grande, con entrada para vehículos, se podían estacionar en ella a lo menos 4, y salió su padre, un hombre grande, muy grande, tenía un taller mecánico, con muchos autos viejos a medio desarmar o armar, ahí nunca se sabía. Nos invitaron a pasar y conversamos con su madre, hermana de Estela, otra mujer preciosa, claro más joven de apariencia, sin embargo su cuerpo reflejaba una vida más dura en el campo, pero sus rasgos eran muy parecidos, en muchos aspectos.
Nos quedamos hasta tarde, a eso de la 1 de la mañana retornamos los dos solos el camino a Villa Unión, Estela apegada a mi brazo no me daba respiro, con su mano acariciaba mi muslo y jugaba con sus dedos con el cierre del pantalón, me miraba y con cara de extrañada me pregunta si su mano ya no me generaban cositas, ella no sabía que su sobrina me había devorado la verga en la tarde y me había dejado agotado. Siguió el juego hasta que me despertó el muchacho, no demoró nada en liberarlo del pantalón y hacer una deliciosa y suave mamada, no había apuro, el camino era corto para llegar a las cabañas y de seguro me tendría alguna sorpresa en ella.
Llegamos a las cabañas y Estela seguía con esa mirada caliente que ya le conocía, me tomó de la mano y en unos minutos me tuvo desnudo sobre la cama, puso música suave, los ventiladores funcionaban a toda velocidad, un suave chirrido salía de ellos, y Estela se metió en el baño, a los pocos minutos salió pero en vez de venir sin ropa, venía enfundada en una botas negras brillantes con taco muy alto, una especie de corsé negro, y una máscara que no dejaba ver su cara, el atuendo se me asemejaba a una torturadora, su piel blanca contrastaba con el negro de la ropa, y dejaba al descubierto sus hermosos senos, sus redondeadas nalgas y su coño peludo exquisito.
Se acercó a una especie de cómoda que tenía en su dormitorio y saco de él una pluma, un látigo, unas esposas, pinzas y otros objetos, Glup ¡!! Pensé que yo sería el jodido esta vez y Estela inició un pequeño discurso:
- Chileno, por todos tus pecados para con esta tierra serás castigado.
- Por todo lo que nos has hecho a las mujeres argentinas serás castigado.
- Por aprovecharte de la belleza argentina serás castigado.
- Por no entregar la verga cada vez que lo necesitaba serás castigado.
- Por no follarme como me gusta serás castigado.
Estaba cagado de miedo, no sabía si reírme a carcajadas o salir arrancando, sus palabras sonaban muy serías pero sus ojos y sonrisa me decían otra cosa, avanzó rápidamente y tomando mis manos primero, las esposo al catre de la cama, para luego mis pies, me quede estirado de brazos y piernas sin poder moverme, en realidad podía hacerlo, pero preferí seguir el juego, era mi primera vez siendo esclavo y Estela parecía una persona completamente diferente, se transformó en una fiera.
Sin poder moverme Estela utilizó su látigo para darme pequeños golpes en los brazos, rostro, torso y en las bolas, estaba hipnotizada con las bolas, así que dedico mucho de su tiempo en golpearlas, tomarlas con ambas manos y apretarlas, la verga no tardó en ponerse de pie y sentir – disfrutar – con cada golpe, roce o cosquillas hechas con la pluma, luego se subió a la cama con esos enormes tacos puntiagudos y me daba pequeñas clavadas en las piernas y claro no se demoró mucho en clavarlo en la verga, al principio me dio susto y porque no decir dolor en los huevos y la verga, pero con el tiempo el calor invadió esas partes y de dolor pase a disfrutar esos toques dolorosos. Estela de vez en cuando se sentaba con la cola en mi cara, como tratando de sofocarme, pero yo aprovechaba de lamer su coño, pero al poco tiempo me di cuenta que prefería que le lamiera el ojete del culo, delicioso, mi lengua lo alcanzaba y lamía cada vez que podía, estaba como en trance el olor a coño era muy fuerte, su coñito se veía muy húmedo y cada vez que lo saboreaba tenía un gustillo ácido, un olor muy fuerte, me dejo su coño en la boca un buen rato y su boca se dedicó a consolar mis bolas adoloridas, intercaladas con mordidas en los huevo y en la cabeza de la verga.
Me daba una vista preciosa de su vulva y ano, que mujer más perfecta, se volvía de vez en cuando a preguntarme si estaba bien, me besaba y restregaba sus tetas en mi torso, en una de esas tantas vueltas y estando de espaldas a mí se sentó sobre la verga, la que entro despacio hasta el fondo, se notaba que estaba muy excitada pues no costo penetrarla, se movía de arriba abajo muy rápido, su coño sonaba al salir el aire, era delicioso sentir su coño caliente, húmedo y sobretodo sentirla tan caliente, busco entre sus cosas una pequeña con spray, como para limpiar lentes, al sacar la verga procedió a lubricar con el spray todos los lados de la verga, hizo lo mismo con su ano, aprovecho de meter su dedo hasta el primer nudillo primero y luego de lubricar metió hasta el segundo nudillo, ya sabía yo para donde iba este cuento y sin mediar tiempo se puso la cabeza de la verga en el ojete del ano y se sentó con mayor presión.
Fue difícil penetrarla sola, sin la ayuda de mi mano, ella puso la suya para guiar pero le costó un rato, yo tenía la verga colorada con tanta mordida y clavada con los zapatos de taco aguja, finalmente empezó a entrar, tuvo un dolor agudo en la verga, principalmente la cabeza, podía notar que toda la verga estaba roja, demoramos varios minutos en poder meterla completa en el ano de Estela, ella sudaba entera, sus nalgas que estaba a mi vista se veían preciosas, como un jarrón que esta clavado al torno del artesano que necesita ser esculpido, estas caderas parecías estar hechas a mano, su ano palpitante apresaba la verga sin darle posibilidad a relajar la fuerza, al contrario se apretaba aún más, sentía como palpitaba la verga entre aquel estrecho ducto de carne.
Estela respiraba muy fuerte, se notaba que estaba haciendo un esfuerzo muy grande con aquel trozo de carne metido en su culo y suavemente trato de darse vuelta para quedar mirándonos de frente, debo reconocer que costo y me dolió aquella nueva postura de Estela, pero preferí mirarla de frente, sus senos blancos y sus pezones rosados se veían deliciosos, su coño húmedo emitía fluidos blanquecinos como gotitas que lubricaban mi verga. Volvió a buscar entre sus cosas y saco unas pequeñas pinzas, como para colgar ropa al viento, y se puso uno en cada pezón, mi verga sintió cada remesón que produjo ese pequeño artefacto en los pezones de Estela, me soltó las manos que a esa altura ya no las sentía y se quedó con los ojos mirando hacia el cielo, mi verga la tenía empalada, estaba clavada, sus manos temblaban, sus piernas estaban flaqueando y con mis manos libres le di unos pequeños tirones a las pinzas y Estela emitió un gemido gutural, su coño emitió una gran cantidad de fluido caliente, asumí que ya no podía más y había tenido su primer orgasmo.
Mis manos le acariciaban las piernas, los brazos como para reanimarla, aun clavada mi verga no daba tregua, fui por las pinzas en sus pezones y liberé los pezones del castigo que estaban recibiendo, los pezones estaban azules, Estela volvió a emitir un suspiro profundo, su cabeza cayó hacia atrás y apenas logre tomarla con mis manos, sin dejarla de penetrarla, la acomodé en la cama.
Luego de un momento Estela abrió los ojos, me liberó las piernas y puede volver a penetrarla hasta el fondo, sus ojos brillaban, su ano me apretaba la verga como nunca y con tanta carne en mis manos la calentura me tenía en otro mundo, tome sus contorneadas piernas y las levante para acomodar la penetración, su culo delicioso estaba a mi disposición y de a poco empecé a sacar y meter la verga, Estela respiraba muy fuerte, suspiraba y me miraba sin mediar palabras seguí penetrándola, le daba duro y no sentía que tuviera mi orgasmo cerca, recordé la tarde de Carolina.
Ese culo caliente me tenía enfermo, empecé despacio y subí la velocidad y aumente la fuerza en cada embestida, como animal sentía ese culo cada vez más apretado, sus caderas subían para sentir aún más duro la verga, Estela suspiraba y gemía, sus murmullos no los entendía pero cada vez que los hacía la penetraba aún más fuerte, golpeaba mis bolas en sus nalgas, con sus piernas en mi hombros estaba a mi entera disposición, sacaba la verga casi completa y la volvía a penetrar hasta el fondo, cada vez que hacía eso Estela emitía un gemido ahogado, entre dolor y placer, mi verga roja, caliente entraba y salía, ambos estábamos empapados en sudor, el chirrido de los ventiladores sonaba en el fondo, y nuestros corazones palpitaban a mil.
Estela mantenía los ojos cerrados, con los dientes apretados, murmullaba palabras ininteligibles, sentía que mi verga ya se partía, ese culo, me estaba dando uno de los placeres más grandes que había sentido y ambos luchábamos por terminar, el dolor y placer nunca me había gustado tanto, Estela seguía gimiendo y sus palabras se hacía cada vez un poco más claras, yo casi estaba a punto del orgasmo, sentía un dolor agudo en las bolas, y me costaba seguir el ritmo, hasta que Estela entre gemido y grito dice:
- Párteme el culo cabrón que ya no puedo más…..
Sentí mi verga tirar litros de semen dentro del culo de Estela, su cara se descompuso, sus ojos se abrieron como de locura total, no puede seguir metiéndole la verga y la saque muy despacio, un gemido final de Estela me confirmo su último orgasmo, y mi verga envuelta en mis fluidos y un hilillo de sangre mostraban los estragos que dejaron en Estela, nos abrazamos, y nuestros cuerpos luchaban por tomar aire fresco, aire caliente que los ventiladores se encargaban de repartir mientras el chirrido no cesaba…
Los grillos de la noche anunciaban una de mis últimas en La Rioja…
Seguirá.
Carolina se bajó rápido de la camioneta y fue abrazar a su tía, algo conversaron, cosa que no fue posible escuchar, se dirigió luego a la habitación de Estela, y yo me acerque a saludar a La Riojana, me tomo de sorpresa su abrazo, apretado, sus senos se pegaron a mi torso y su coxis lo sentí directamente sobre la verga.
Luego de una cerveza reponedora, conversamos un rato y Carolina apareció con su pequeño bolso, su madre había llamado que se fuera a Guandacol ya que al otro día debía ir a una entrevista de trabajo en un Hotel grande de Villa Unión.
Me ofrecí llevarlas y Estela acepto encantada, a eso de las 9 de la noche llegamos a Guandacol, un pueblo pequeño, agrícola, casitas bajas, mucha gente en la calle, bueno después que empieza a refrescar la gente sale a hacer comprar y pasear.
Llegamos a una casa grande, con entrada para vehículos, se podían estacionar en ella a lo menos 4, y salió su padre, un hombre grande, muy grande, tenía un taller mecánico, con muchos autos viejos a medio desarmar o armar, ahí nunca se sabía. Nos invitaron a pasar y conversamos con su madre, hermana de Estela, otra mujer preciosa, claro más joven de apariencia, sin embargo su cuerpo reflejaba una vida más dura en el campo, pero sus rasgos eran muy parecidos, en muchos aspectos.
Nos quedamos hasta tarde, a eso de la 1 de la mañana retornamos los dos solos el camino a Villa Unión, Estela apegada a mi brazo no me daba respiro, con su mano acariciaba mi muslo y jugaba con sus dedos con el cierre del pantalón, me miraba y con cara de extrañada me pregunta si su mano ya no me generaban cositas, ella no sabía que su sobrina me había devorado la verga en la tarde y me había dejado agotado. Siguió el juego hasta que me despertó el muchacho, no demoró nada en liberarlo del pantalón y hacer una deliciosa y suave mamada, no había apuro, el camino era corto para llegar a las cabañas y de seguro me tendría alguna sorpresa en ella.
Llegamos a las cabañas y Estela seguía con esa mirada caliente que ya le conocía, me tomó de la mano y en unos minutos me tuvo desnudo sobre la cama, puso música suave, los ventiladores funcionaban a toda velocidad, un suave chirrido salía de ellos, y Estela se metió en el baño, a los pocos minutos salió pero en vez de venir sin ropa, venía enfundada en una botas negras brillantes con taco muy alto, una especie de corsé negro, y una máscara que no dejaba ver su cara, el atuendo se me asemejaba a una torturadora, su piel blanca contrastaba con el negro de la ropa, y dejaba al descubierto sus hermosos senos, sus redondeadas nalgas y su coño peludo exquisito.
Se acercó a una especie de cómoda que tenía en su dormitorio y saco de él una pluma, un látigo, unas esposas, pinzas y otros objetos, Glup ¡!! Pensé que yo sería el jodido esta vez y Estela inició un pequeño discurso:
- Chileno, por todos tus pecados para con esta tierra serás castigado.
- Por todo lo que nos has hecho a las mujeres argentinas serás castigado.
- Por aprovecharte de la belleza argentina serás castigado.
- Por no entregar la verga cada vez que lo necesitaba serás castigado.
- Por no follarme como me gusta serás castigado.
Estaba cagado de miedo, no sabía si reírme a carcajadas o salir arrancando, sus palabras sonaban muy serías pero sus ojos y sonrisa me decían otra cosa, avanzó rápidamente y tomando mis manos primero, las esposo al catre de la cama, para luego mis pies, me quede estirado de brazos y piernas sin poder moverme, en realidad podía hacerlo, pero preferí seguir el juego, era mi primera vez siendo esclavo y Estela parecía una persona completamente diferente, se transformó en una fiera.
Sin poder moverme Estela utilizó su látigo para darme pequeños golpes en los brazos, rostro, torso y en las bolas, estaba hipnotizada con las bolas, así que dedico mucho de su tiempo en golpearlas, tomarlas con ambas manos y apretarlas, la verga no tardó en ponerse de pie y sentir – disfrutar – con cada golpe, roce o cosquillas hechas con la pluma, luego se subió a la cama con esos enormes tacos puntiagudos y me daba pequeñas clavadas en las piernas y claro no se demoró mucho en clavarlo en la verga, al principio me dio susto y porque no decir dolor en los huevos y la verga, pero con el tiempo el calor invadió esas partes y de dolor pase a disfrutar esos toques dolorosos. Estela de vez en cuando se sentaba con la cola en mi cara, como tratando de sofocarme, pero yo aprovechaba de lamer su coño, pero al poco tiempo me di cuenta que prefería que le lamiera el ojete del culo, delicioso, mi lengua lo alcanzaba y lamía cada vez que podía, estaba como en trance el olor a coño era muy fuerte, su coñito se veía muy húmedo y cada vez que lo saboreaba tenía un gustillo ácido, un olor muy fuerte, me dejo su coño en la boca un buen rato y su boca se dedicó a consolar mis bolas adoloridas, intercaladas con mordidas en los huevo y en la cabeza de la verga.
Me daba una vista preciosa de su vulva y ano, que mujer más perfecta, se volvía de vez en cuando a preguntarme si estaba bien, me besaba y restregaba sus tetas en mi torso, en una de esas tantas vueltas y estando de espaldas a mí se sentó sobre la verga, la que entro despacio hasta el fondo, se notaba que estaba muy excitada pues no costo penetrarla, se movía de arriba abajo muy rápido, su coño sonaba al salir el aire, era delicioso sentir su coño caliente, húmedo y sobretodo sentirla tan caliente, busco entre sus cosas una pequeña con spray, como para limpiar lentes, al sacar la verga procedió a lubricar con el spray todos los lados de la verga, hizo lo mismo con su ano, aprovecho de meter su dedo hasta el primer nudillo primero y luego de lubricar metió hasta el segundo nudillo, ya sabía yo para donde iba este cuento y sin mediar tiempo se puso la cabeza de la verga en el ojete del ano y se sentó con mayor presión.
Fue difícil penetrarla sola, sin la ayuda de mi mano, ella puso la suya para guiar pero le costó un rato, yo tenía la verga colorada con tanta mordida y clavada con los zapatos de taco aguja, finalmente empezó a entrar, tuvo un dolor agudo en la verga, principalmente la cabeza, podía notar que toda la verga estaba roja, demoramos varios minutos en poder meterla completa en el ano de Estela, ella sudaba entera, sus nalgas que estaba a mi vista se veían preciosas, como un jarrón que esta clavado al torno del artesano que necesita ser esculpido, estas caderas parecías estar hechas a mano, su ano palpitante apresaba la verga sin darle posibilidad a relajar la fuerza, al contrario se apretaba aún más, sentía como palpitaba la verga entre aquel estrecho ducto de carne.
Estela respiraba muy fuerte, se notaba que estaba haciendo un esfuerzo muy grande con aquel trozo de carne metido en su culo y suavemente trato de darse vuelta para quedar mirándonos de frente, debo reconocer que costo y me dolió aquella nueva postura de Estela, pero preferí mirarla de frente, sus senos blancos y sus pezones rosados se veían deliciosos, su coño húmedo emitía fluidos blanquecinos como gotitas que lubricaban mi verga. Volvió a buscar entre sus cosas y saco unas pequeñas pinzas, como para colgar ropa al viento, y se puso uno en cada pezón, mi verga sintió cada remesón que produjo ese pequeño artefacto en los pezones de Estela, me soltó las manos que a esa altura ya no las sentía y se quedó con los ojos mirando hacia el cielo, mi verga la tenía empalada, estaba clavada, sus manos temblaban, sus piernas estaban flaqueando y con mis manos libres le di unos pequeños tirones a las pinzas y Estela emitió un gemido gutural, su coño emitió una gran cantidad de fluido caliente, asumí que ya no podía más y había tenido su primer orgasmo.
Mis manos le acariciaban las piernas, los brazos como para reanimarla, aun clavada mi verga no daba tregua, fui por las pinzas en sus pezones y liberé los pezones del castigo que estaban recibiendo, los pezones estaban azules, Estela volvió a emitir un suspiro profundo, su cabeza cayó hacia atrás y apenas logre tomarla con mis manos, sin dejarla de penetrarla, la acomodé en la cama.
Luego de un momento Estela abrió los ojos, me liberó las piernas y puede volver a penetrarla hasta el fondo, sus ojos brillaban, su ano me apretaba la verga como nunca y con tanta carne en mis manos la calentura me tenía en otro mundo, tome sus contorneadas piernas y las levante para acomodar la penetración, su culo delicioso estaba a mi disposición y de a poco empecé a sacar y meter la verga, Estela respiraba muy fuerte, suspiraba y me miraba sin mediar palabras seguí penetrándola, le daba duro y no sentía que tuviera mi orgasmo cerca, recordé la tarde de Carolina.
Ese culo caliente me tenía enfermo, empecé despacio y subí la velocidad y aumente la fuerza en cada embestida, como animal sentía ese culo cada vez más apretado, sus caderas subían para sentir aún más duro la verga, Estela suspiraba y gemía, sus murmullos no los entendía pero cada vez que los hacía la penetraba aún más fuerte, golpeaba mis bolas en sus nalgas, con sus piernas en mi hombros estaba a mi entera disposición, sacaba la verga casi completa y la volvía a penetrar hasta el fondo, cada vez que hacía eso Estela emitía un gemido ahogado, entre dolor y placer, mi verga roja, caliente entraba y salía, ambos estábamos empapados en sudor, el chirrido de los ventiladores sonaba en el fondo, y nuestros corazones palpitaban a mil.
Estela mantenía los ojos cerrados, con los dientes apretados, murmullaba palabras ininteligibles, sentía que mi verga ya se partía, ese culo, me estaba dando uno de los placeres más grandes que había sentido y ambos luchábamos por terminar, el dolor y placer nunca me había gustado tanto, Estela seguía gimiendo y sus palabras se hacía cada vez un poco más claras, yo casi estaba a punto del orgasmo, sentía un dolor agudo en las bolas, y me costaba seguir el ritmo, hasta que Estela entre gemido y grito dice:
- Párteme el culo cabrón que ya no puedo más…..
Sentí mi verga tirar litros de semen dentro del culo de Estela, su cara se descompuso, sus ojos se abrieron como de locura total, no puede seguir metiéndole la verga y la saque muy despacio, un gemido final de Estela me confirmo su último orgasmo, y mi verga envuelta en mis fluidos y un hilillo de sangre mostraban los estragos que dejaron en Estela, nos abrazamos, y nuestros cuerpos luchaban por tomar aire fresco, aire caliente que los ventiladores se encargaban de repartir mientras el chirrido no cesaba…
Los grillos de la noche anunciaban una de mis últimas en La Rioja…
Seguirá.
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