La primera vez
Una tarde, llegó a mi casa Antonio, quien era el hijo mayor de la hermana de mi madre y el ahijado de mi padre, porque venía a estudiar medicina en La Plata, muy cerca de donde vivíamos, en ese entonces.
La cena transcurrió sencillamente pero llena de recuerdos de cuando mis padres vivían en Salta y poco a poco me fue metiendo, en la vida de mí, primo que ciertamente no lo veía por más de dieciocho años.
Yo tenía veinticuatro años, alta y de buen cuerpo.
Era una realidad que desde niños jugábamos juntos en Salta con Antonio y cuando su padre quedó a cargo de la administración de una empresa importante de esa localidad nosotros emprendimos el regreso a Buenos Aires junto a mi padre que se había recibido de contador y aceptó un significativo trabajo en Buenos Aires, muy cerca de donde vivimos actualmente.
La herencia nos reunió a toda la familia muchos años después, a todos, a la muerte de mi abuelo y abuela, en accidente de autos y desde ahí hasta, ésta misma actualidad de Antonio, jamás volví a saber.
Ahora ha pedido de mi tía y que por ello aceptara mis padres, Antonio ocupó lo que en otra época de abundancia económica fuese la pieza de servicio
Ciertamente, Antonio venía vivir en casa, por tres meses para el ingreso a la universidad de medicina, en La Plata.
A las pocas semanas, de su estadía en una tarde en que yo había trabajado en el turno de noche me levanté cerca de las catorce más bien por el silencio que había en casa
Y cuando llamase a mi vieja, apareció Antonio
Me explico a un olvido mío que ese día él no cursaba materias aclarándome que mi madre y mi padre, se habían ido a la Capital a una reunión de mi padre con sus compañeros y cenarían allí
Tal vez ellos llegarían tarde porque era viernes y una noche hermosa.
En resumen esa tarde nos quedaríamos solo Antonio y yo
Antonio, a la hora de yo haberme levantado se encontraba haciendo sus habituales prácticas de gimnasia en el parque de casa y llamándolo, le invite un jugo preparado rápidamente que ahora vienen en sobres y él me dijo que se bañaba y vendría a tomarlo junto a mí.
Empezamos a charlar y él le interesaba mi trabajo entonces lo invite a mí a mi cuarto e inocentemente me dirigí a mi escritorio, dónde estaba mi computadora y allí le mostré lo que hacía que era cosas de planificación comercial.
Saqué mis apuntes de la mochila al verlo tan interesado y notar que el cuerpo de él me excitaba por lo formado, porque había venido con un pantalón corto ajustado donde desde el principio puede notar lo relevante que era su pija en ese pantalón
Entonces al buscar mi mochila al hacerlo, me agaché provocativamente y sabía que poseía suelta la ropa y hasta de un modo provocativo intencionalmente le enseñé que llevaba una pequeña tanga roja que estaba corrida de la línea de mi culo como siempre calzaba una tanga un tanto libre, y no tan ajustadas.
Hace mucho que lo deseaba o para decirlo más directa, me quería encamar con Antonio, pero que si ello sucediese, fuera en un sentido común entre ambos y no por solo calentura mía
Nunca entendía regalarme a él.
Más de una vez me había excitado cuando lo vi haciendo gimnasia en el fondo de mi casa y después a la noche, me masturbaba pensando en él
Y esta era mi oportunidad.
Aún era virgen y mis movimientos eran un poco torpes, pero aun así lo intenté.
Al agacharme por mis apuntes de mi trabajo porque él me había pedido en varias oportunidades que le dijese que hacía en mi oficina, dejé mi trasero arriba, para que la falda se subiera lo suficiente y me viera las bragas, que casualmente ese día eran unas rojas y muy pequeñas
Al apoyarme nuevamente en el escritorio, me tomé a la cintura, la blusa argumentando el calor que hacía en la habitación y me desabroche los primeros botones de la camisa que llevaba, dejando ver un poco de mi corpiño
Note su mirada.
Le conté que yo también hacia gimnasia tres veces a la semana pero no en casa con una compañera de mi trabajo que era médica en el centro de La Plata
Ciertamente no le comenté que a él, lo había visto casi desnudo una tarde a la salida del baño hacia su pieza que cruzaba casi toda la casa pero me callé no quería que él se diese cuente que lo que ya le estaba proponiendo que estaba caliente con y él y a decir la verdad (que me calentaba verlo con ese pantalón pequeño que le marcaba su pene bastante a vista grande)
Él me dijo que no esperaba tener una prima tan linda y bien formada
Sé que le gustaba lo que veía.
Pasamos un tiempo en el punto de arranque de la charla y a un tiempo y forma argumente mostrarle cómo hacía yo la gimnasia y ahí note que en él, había descubierto el hilo conductor que nos llevaría la cama: la gimnasia
II
Le manifesté los ejercicios con los que tenía duda, y él se asomó sobre mi hombro, recargando su cuerpo ligeramente en mi espalda. Sentí su excitación y sabía que desde ahí tenía una excelente vista de mis senos. Yo me recargue sobre la mesa para hacerlos parecer más grandes y llenos.
Pasaron unos minutos y él me explicaba los ejercicios.
Se pasó a mi lado y para no caerse, recargo su mano en mi rodilla desnuda.
Yo sabía que era para más, que eso.
Pasado otro rato, sentí su mano subir, muy discretamente hacia mis tetas.
Yo me puse ahí sí, nerviosa.
El retiro su mano y yo me giré para a verlo.
En sus ojos ardía el deseo.
Le dije que no había problema que pusiese su mano en mi pierna.
Lo volvió a hacer, y pasados unos momentos más, volví a sentir como subía su mano hacia mi muslo.
Mis piernas estaban cruzadas de los tobillos, así que cuando la sentí por debajo de mi falda, abrí las piernas ligeramente permitiéndole el paso.
Él se percató de eso y subió más, y más, mientras seguía explicándome los problemas.
Hace rato que yo no ponía atención y sabía que mi cuerpo expedía mucho calor.
Una gota de sudor resbalo por mi cuello.
Estaba nerviosa, pero lo deseaba.
Su mano llegó al fin a mi monte de venus y sentí su dedo rozar mis bragas justo donde estaba la abertura a mi vagina.
Estaba segura que estaba húmeda mi ropa interior, porque yo estaba muy excitada.
De forma instintiva me gire hacia él, lo miré y mis manos buscaron su paquete.
Lo sentí grande y grueso a través de la tela.
Grande y grueso, justo como lo quería para mi primera vez.
Justo como los buscaba en internet para masturbarme imaginando como seria que uno de esos entre y salga de mí.
Escuché como gime cuando mis manos desabrocharon su pantalón, con su mano moviendo mis bragas a un lado y metiendo su primer dedo en la humedad de mi sexo.
Saqué su pene e inmediatamente me di a la tarea de acariciarlo.
Entonces con ese pene en mis manos involuntariamente mi cuerpo siguió una rutina histórica en todas las mujeres y me arrodillé junto frente, a él.
Y sin nunca haberlo hecho antes y solo pudiendo practicar ello imaginariamente, lo metí en mi boca.
Era grande y algo típicamente salino o parecido a ello (lo digo al tiempo de que ello hubiese ocurrido) me pareció que yo lo atisbo salado
Si ciertamente muy caliente y venoso que ello me agradó.
Ciertamente diré que noté o imaginé palpitar en mi boca, que solo había admitido aún la cabeza, de esa hermosa pija.
Él a un tiempo tomándome mi cabeza me la hundió dentro de mi boca su pija hasta que hube casi atragantarme, pero yo me retiré solo unos centímetros, y así
¡La admití todo dentro de mi boca!
Como palpitaba a través de mi lengua y ensanchaba uno de mis cachetes, a eso lo hube de sentir al verme al espejo de mi armario arrodillada, él en bolas y yo como mi boca del lado derecho que había crecido con esa pija en mi boca!
A ello jamás en años, lo olvidé y muchas veces hube de masturbarme con ello.
Me gustó mucho tenerla en mi boca, hasta que me acostumbré tanto que involuntariamente aprendí a tragar a esa pijaso en mi boca casi hasta atorarse y con mi lengua aprender a recorrer su glande (cabeza) aplicándole en círculo y jugar con la abertura de la misma por donde los hombres orinan
Ciertamente que a cada movimiento de absorción intenté metérmela lo más profundamente que puede en mi boca provocándome algunas arcadas.
El tomo mi cabello con sus manos y me hizo mamarlo más profundo. Casi me ahogo pero me encantaba.
Él se vino en mi boca sin avisar.
Su semen era salado al igual que su pene. Me estiro del cabello y me levanto. Le pedí más y él no tardó en complacerme.
Metió mano debajo de mi falta y volvió a meter sus dedos en mi ropa interior, solo que esta vez uno de sus dedos penetró en mi vagina.
Yo suspiré fuerte.
El tomó una almohada para cubrir mis gemidos y me llevó a mi cama. Casi me arranca la blusa, desprendiéndome el corpiño, dejando mis pechos al descubierto y comenzó a chuparlos y lamerlos.
Yo gemí más contra la almohada.
Su mano en mi vagina, su boca en mis tetas.
Y sin darme cuenta de cuando se quitó el pantalón, arremetió su gran pene en mi estrecha vagina.
Solté un grito de dolor, pero a la vez seguía muy excitada, ciertamente no me salio mucha sangre al desvirgarme, él paró y diriguiendome sus ojos me dijo
No sabia que eras virguen deteniéndose, al ver sangre en mi cama
Te quiero amor, quise que me hicieras tuya continua
Comenzó a moverse sobre a mí y sus embestidas eran firmes y fuertes, pero se notaba que no era la bestia que me habia rota la concha, era suave pero creo que mas fuerte me estaba cojiendo
Si ello en Antonio, me gustaba, me gustaba mucho.
Al poco rato me volteo y así siguió cogiéndome, por la espalda.
Sus manos en mis pechos y mordisqueando mi espalda.
Luego me hizo ponerme en cuatro patas y seguimos cogiendo.
Cuando yo soltaba un grito, el me cubría, con la almohada;
No había nadie en casa pero las paredes en silencio amplifican más los ruidos
Él se vino en mi justo después de mi primer orgasmo.
Sentí su chorro caliente en mi vagina y cuando retiro tu pene sentí como el semen fluía entre mis piernas.
Yo estaba un poco cansada, pero seguía muy excitada.
El me miró con su miembro aun duro y levantado
Y se me antojo muchísimo.
Así que me puse de rodillas y le dí otra mamada para limpiarlo de su semen y mis fluidos vaginales.
El me preguntó si podíamos intentar algo más, mirando mis tetas.
Yo obviamente le respondí que sí, y estando de rodillas y su miembro frente a mí, lo restregó entre mis tetas.
Yo agachaba la cara para que cuando su pene estuviera en lo más alto, entrara en mi boca.
Pasados unos minutos volvió a venirse pero esta vez su chorro cayó en mis senos y en mi cara.
Quede exhausta y entre murmullos caí en mi cama.
Le hice prometer volver a ayudarme en los próximos días con mis tareas, y el, mientras se vestía, río.
Me acurruqué entre las almohadas y me tapó, con una sábana.
Desperté varias horas más tarde, aun desnuda y restos se su semen en mis tetas.
Me vestí y bajé a buscarlo, pero ya no estaba.
Cuando mi mamá me vio, preocupada se acercó.
Antonio se fue, me dijo dejó una nota dijo que vos te habías acostada y no quería molestarte, dijo que vino un amigo y se fueron a pescar a Punta Lara todo lo que queda del fin de semana
Mama me dijo a una pregunta idiota mía, qué hora era
Son las tres hija anda a dormí que hace más de media hora tu padre hace lo mismo:
Y yo me acuesto ahora
Si mamá, le dije
Epilogo
Antonio nunca pudo ingresar en la facultad en la Plata, y al mes de marzo partió para su casa.
Y ya nunca volvimos a hacer el amor, cuando mis padres dormían o salían los sábados
O también cuando Antonio y yo salíamos en tiempos diferentes y nos acostábamos hasta las seis de la mañana en la casa de una amiga que era médica y tomaba guardias en la capital federal que las pagaban más.
Cuando salió para sus pagos, de él nunca más supe hasta, que un día llamé por compu a mis otros primos hermanos de él.
Me dijeron que se había ido a trabajar primero, como electricista en un instituto o fabrica familiar, y que a los dos años se casó, con una hija del dueño de la empresa donde trabajara y que tenía ya dos hijos y no volvería más al país
Ya que se había radicado definitivamente allí.
Yo tuve varios romances con mucho sexo y miles de mentiras de casamiento
Pero al tiempo comprendí, que jamás lo haría y…
Así fue.
Hoy ya tengo cincuenta y nueve años donde soy muy feliz tía de Anabela
Hija de mi hermano José que por fin vino a vivir a La Plata.
Y se reconcilió con mis padres.
Gustavo Gabriel
Almagro
Argentina
Noviembre del 2015.
Una tarde, llegó a mi casa Antonio, quien era el hijo mayor de la hermana de mi madre y el ahijado de mi padre, porque venía a estudiar medicina en La Plata, muy cerca de donde vivíamos, en ese entonces.
La cena transcurrió sencillamente pero llena de recuerdos de cuando mis padres vivían en Salta y poco a poco me fue metiendo, en la vida de mí, primo que ciertamente no lo veía por más de dieciocho años.
Yo tenía veinticuatro años, alta y de buen cuerpo.
Era una realidad que desde niños jugábamos juntos en Salta con Antonio y cuando su padre quedó a cargo de la administración de una empresa importante de esa localidad nosotros emprendimos el regreso a Buenos Aires junto a mi padre que se había recibido de contador y aceptó un significativo trabajo en Buenos Aires, muy cerca de donde vivimos actualmente.
La herencia nos reunió a toda la familia muchos años después, a todos, a la muerte de mi abuelo y abuela, en accidente de autos y desde ahí hasta, ésta misma actualidad de Antonio, jamás volví a saber.
Ahora ha pedido de mi tía y que por ello aceptara mis padres, Antonio ocupó lo que en otra época de abundancia económica fuese la pieza de servicio
Ciertamente, Antonio venía vivir en casa, por tres meses para el ingreso a la universidad de medicina, en La Plata.
A las pocas semanas, de su estadía en una tarde en que yo había trabajado en el turno de noche me levanté cerca de las catorce más bien por el silencio que había en casa
Y cuando llamase a mi vieja, apareció Antonio
Me explico a un olvido mío que ese día él no cursaba materias aclarándome que mi madre y mi padre, se habían ido a la Capital a una reunión de mi padre con sus compañeros y cenarían allí
Tal vez ellos llegarían tarde porque era viernes y una noche hermosa.
En resumen esa tarde nos quedaríamos solo Antonio y yo
Antonio, a la hora de yo haberme levantado se encontraba haciendo sus habituales prácticas de gimnasia en el parque de casa y llamándolo, le invite un jugo preparado rápidamente que ahora vienen en sobres y él me dijo que se bañaba y vendría a tomarlo junto a mí.
Empezamos a charlar y él le interesaba mi trabajo entonces lo invite a mí a mi cuarto e inocentemente me dirigí a mi escritorio, dónde estaba mi computadora y allí le mostré lo que hacía que era cosas de planificación comercial.
Saqué mis apuntes de la mochila al verlo tan interesado y notar que el cuerpo de él me excitaba por lo formado, porque había venido con un pantalón corto ajustado donde desde el principio puede notar lo relevante que era su pija en ese pantalón
Entonces al buscar mi mochila al hacerlo, me agaché provocativamente y sabía que poseía suelta la ropa y hasta de un modo provocativo intencionalmente le enseñé que llevaba una pequeña tanga roja que estaba corrida de la línea de mi culo como siempre calzaba una tanga un tanto libre, y no tan ajustadas.
Hace mucho que lo deseaba o para decirlo más directa, me quería encamar con Antonio, pero que si ello sucediese, fuera en un sentido común entre ambos y no por solo calentura mía
Nunca entendía regalarme a él.
Más de una vez me había excitado cuando lo vi haciendo gimnasia en el fondo de mi casa y después a la noche, me masturbaba pensando en él
Y esta era mi oportunidad.
Aún era virgen y mis movimientos eran un poco torpes, pero aun así lo intenté.
Al agacharme por mis apuntes de mi trabajo porque él me había pedido en varias oportunidades que le dijese que hacía en mi oficina, dejé mi trasero arriba, para que la falda se subiera lo suficiente y me viera las bragas, que casualmente ese día eran unas rojas y muy pequeñas
Al apoyarme nuevamente en el escritorio, me tomé a la cintura, la blusa argumentando el calor que hacía en la habitación y me desabroche los primeros botones de la camisa que llevaba, dejando ver un poco de mi corpiño
Note su mirada.
Le conté que yo también hacia gimnasia tres veces a la semana pero no en casa con una compañera de mi trabajo que era médica en el centro de La Plata
Ciertamente no le comenté que a él, lo había visto casi desnudo una tarde a la salida del baño hacia su pieza que cruzaba casi toda la casa pero me callé no quería que él se diese cuente que lo que ya le estaba proponiendo que estaba caliente con y él y a decir la verdad (que me calentaba verlo con ese pantalón pequeño que le marcaba su pene bastante a vista grande)
Él me dijo que no esperaba tener una prima tan linda y bien formada
Sé que le gustaba lo que veía.
Pasamos un tiempo en el punto de arranque de la charla y a un tiempo y forma argumente mostrarle cómo hacía yo la gimnasia y ahí note que en él, había descubierto el hilo conductor que nos llevaría la cama: la gimnasia
II
Le manifesté los ejercicios con los que tenía duda, y él se asomó sobre mi hombro, recargando su cuerpo ligeramente en mi espalda. Sentí su excitación y sabía que desde ahí tenía una excelente vista de mis senos. Yo me recargue sobre la mesa para hacerlos parecer más grandes y llenos.
Pasaron unos minutos y él me explicaba los ejercicios.
Se pasó a mi lado y para no caerse, recargo su mano en mi rodilla desnuda.
Yo sabía que era para más, que eso.
Pasado otro rato, sentí su mano subir, muy discretamente hacia mis tetas.
Yo me puse ahí sí, nerviosa.
El retiro su mano y yo me giré para a verlo.
En sus ojos ardía el deseo.
Le dije que no había problema que pusiese su mano en mi pierna.
Lo volvió a hacer, y pasados unos momentos más, volví a sentir como subía su mano hacia mi muslo.
Mis piernas estaban cruzadas de los tobillos, así que cuando la sentí por debajo de mi falda, abrí las piernas ligeramente permitiéndole el paso.
Él se percató de eso y subió más, y más, mientras seguía explicándome los problemas.
Hace rato que yo no ponía atención y sabía que mi cuerpo expedía mucho calor.
Una gota de sudor resbalo por mi cuello.
Estaba nerviosa, pero lo deseaba.
Su mano llegó al fin a mi monte de venus y sentí su dedo rozar mis bragas justo donde estaba la abertura a mi vagina.
Estaba segura que estaba húmeda mi ropa interior, porque yo estaba muy excitada.
De forma instintiva me gire hacia él, lo miré y mis manos buscaron su paquete.
Lo sentí grande y grueso a través de la tela.
Grande y grueso, justo como lo quería para mi primera vez.
Justo como los buscaba en internet para masturbarme imaginando como seria que uno de esos entre y salga de mí.
Escuché como gime cuando mis manos desabrocharon su pantalón, con su mano moviendo mis bragas a un lado y metiendo su primer dedo en la humedad de mi sexo.
Saqué su pene e inmediatamente me di a la tarea de acariciarlo.
Entonces con ese pene en mis manos involuntariamente mi cuerpo siguió una rutina histórica en todas las mujeres y me arrodillé junto frente, a él.
Y sin nunca haberlo hecho antes y solo pudiendo practicar ello imaginariamente, lo metí en mi boca.
Era grande y algo típicamente salino o parecido a ello (lo digo al tiempo de que ello hubiese ocurrido) me pareció que yo lo atisbo salado
Si ciertamente muy caliente y venoso que ello me agradó.
Ciertamente diré que noté o imaginé palpitar en mi boca, que solo había admitido aún la cabeza, de esa hermosa pija.
Él a un tiempo tomándome mi cabeza me la hundió dentro de mi boca su pija hasta que hube casi atragantarme, pero yo me retiré solo unos centímetros, y así
¡La admití todo dentro de mi boca!
Como palpitaba a través de mi lengua y ensanchaba uno de mis cachetes, a eso lo hube de sentir al verme al espejo de mi armario arrodillada, él en bolas y yo como mi boca del lado derecho que había crecido con esa pija en mi boca!
A ello jamás en años, lo olvidé y muchas veces hube de masturbarme con ello.
Me gustó mucho tenerla en mi boca, hasta que me acostumbré tanto que involuntariamente aprendí a tragar a esa pijaso en mi boca casi hasta atorarse y con mi lengua aprender a recorrer su glande (cabeza) aplicándole en círculo y jugar con la abertura de la misma por donde los hombres orinan
Ciertamente que a cada movimiento de absorción intenté metérmela lo más profundamente que puede en mi boca provocándome algunas arcadas.
El tomo mi cabello con sus manos y me hizo mamarlo más profundo. Casi me ahogo pero me encantaba.
Él se vino en mi boca sin avisar.
Su semen era salado al igual que su pene. Me estiro del cabello y me levanto. Le pedí más y él no tardó en complacerme.
Metió mano debajo de mi falta y volvió a meter sus dedos en mi ropa interior, solo que esta vez uno de sus dedos penetró en mi vagina.
Yo suspiré fuerte.
El tomó una almohada para cubrir mis gemidos y me llevó a mi cama. Casi me arranca la blusa, desprendiéndome el corpiño, dejando mis pechos al descubierto y comenzó a chuparlos y lamerlos.
Yo gemí más contra la almohada.
Su mano en mi vagina, su boca en mis tetas.
Y sin darme cuenta de cuando se quitó el pantalón, arremetió su gran pene en mi estrecha vagina.
Solté un grito de dolor, pero a la vez seguía muy excitada, ciertamente no me salio mucha sangre al desvirgarme, él paró y diriguiendome sus ojos me dijo
No sabia que eras virguen deteniéndose, al ver sangre en mi cama
Te quiero amor, quise que me hicieras tuya continua
Comenzó a moverse sobre a mí y sus embestidas eran firmes y fuertes, pero se notaba que no era la bestia que me habia rota la concha, era suave pero creo que mas fuerte me estaba cojiendo
Si ello en Antonio, me gustaba, me gustaba mucho.
Al poco rato me volteo y así siguió cogiéndome, por la espalda.
Sus manos en mis pechos y mordisqueando mi espalda.
Luego me hizo ponerme en cuatro patas y seguimos cogiendo.
Cuando yo soltaba un grito, el me cubría, con la almohada;
No había nadie en casa pero las paredes en silencio amplifican más los ruidos
Él se vino en mi justo después de mi primer orgasmo.
Sentí su chorro caliente en mi vagina y cuando retiro tu pene sentí como el semen fluía entre mis piernas.
Yo estaba un poco cansada, pero seguía muy excitada.
El me miró con su miembro aun duro y levantado
Y se me antojo muchísimo.
Así que me puse de rodillas y le dí otra mamada para limpiarlo de su semen y mis fluidos vaginales.
El me preguntó si podíamos intentar algo más, mirando mis tetas.
Yo obviamente le respondí que sí, y estando de rodillas y su miembro frente a mí, lo restregó entre mis tetas.
Yo agachaba la cara para que cuando su pene estuviera en lo más alto, entrara en mi boca.
Pasados unos minutos volvió a venirse pero esta vez su chorro cayó en mis senos y en mi cara.
Quede exhausta y entre murmullos caí en mi cama.
Le hice prometer volver a ayudarme en los próximos días con mis tareas, y el, mientras se vestía, río.
Me acurruqué entre las almohadas y me tapó, con una sábana.
Desperté varias horas más tarde, aun desnuda y restos se su semen en mis tetas.
Me vestí y bajé a buscarlo, pero ya no estaba.
Cuando mi mamá me vio, preocupada se acercó.
Antonio se fue, me dijo dejó una nota dijo que vos te habías acostada y no quería molestarte, dijo que vino un amigo y se fueron a pescar a Punta Lara todo lo que queda del fin de semana
Mama me dijo a una pregunta idiota mía, qué hora era
Son las tres hija anda a dormí que hace más de media hora tu padre hace lo mismo:
Y yo me acuesto ahora
Si mamá, le dije
Epilogo
Antonio nunca pudo ingresar en la facultad en la Plata, y al mes de marzo partió para su casa.
Y ya nunca volvimos a hacer el amor, cuando mis padres dormían o salían los sábados
O también cuando Antonio y yo salíamos en tiempos diferentes y nos acostábamos hasta las seis de la mañana en la casa de una amiga que era médica y tomaba guardias en la capital federal que las pagaban más.
Cuando salió para sus pagos, de él nunca más supe hasta, que un día llamé por compu a mis otros primos hermanos de él.
Me dijeron que se había ido a trabajar primero, como electricista en un instituto o fabrica familiar, y que a los dos años se casó, con una hija del dueño de la empresa donde trabajara y que tenía ya dos hijos y no volvería más al país
Ya que se había radicado definitivamente allí.
Yo tuve varios romances con mucho sexo y miles de mentiras de casamiento
Pero al tiempo comprendí, que jamás lo haría y…
Así fue.
Hoy ya tengo cincuenta y nueve años donde soy muy feliz tía de Anabela
Hija de mi hermano José que por fin vino a vivir a La Plata.
Y se reconcilió con mis padres.
Gustavo Gabriel
Almagro
Argentina
Noviembre del 2015.
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