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Mis hijas y yo: una familia muy cariñosa cap 11

¡Hola de nuevo! no me queda más que agradecerles como siempre todo el apoyo con sus comentarios, puntos, favs y seguidores. Bueno, les entrego la siguiente parte de la historia, que es especialmente larga para qe la disfruten a full. Felices pajas 🙂

Dos semanas después de nuestros encuentros sexuales, Daniel nos invitó a la playa. Apenas entrar al cuarto del hotel, Kim se empezó a desnudar frente a nosotros, lo cual no le dimos mucha importancia y lo vimos como algo natural. Yo la imité y también Daniel. Laura, en la cama, buscaba su bañador entre su equipaje. Cuando se giró y vio la larga polla de mi amante,, sus mejillas se ruborizaron y se tapó los ojos con el gesto más inocente de todo.
—Ah, Laura, no seas penosa —dije.
—Sí, hermanita. Que no te de pena —Kim se acercó por detrás y sujetó los huevos de Daniel con una sola mano.
— ¡Kim! —la regañé.
—Mamá, Laura ya debe saber lo que es una buena polla.
Laura se rió, puso los ojos en blanco y se fue al baño para cambiarse.
— ¿Qué creen que hacen? —les dije a los dos —. Sean un poco más discretos con la chica.

Estar en la playa fue de lo más divertido. Los cuatro en el agua nadando y conviviendo como una familia normal, aunque en realidad no éramos tan normales. Estábamos en una zona algo vacía así que nadie nos podía ver.
—Mamá, vamos a broncear nuestras tetas. No quiero que se quede la marca.
—Ah, vale, cielo.
Nos quitamos la parte de arriba del bañador. No podía decir que no envidiaba los pechos de mi hija, pero eran hermosos.
—Me estoy divirtiendo como nunca en la vida —dijo Daniel y me besó.
—Oye, a mí también —se quejó Kim y luego la besó a ella.
—Me toca —reí y busqué sus labios.
Durante varios segundos nos la pasamos intercambiando besos con nuestro hombre y frotando nuestros senos con los de él. Salimos del agua y nos fuimos a la arena. La playa estaba vacía. Nos recostamos sobre las toallas con las tetas al descubierto, absorbiendo los pobres rayos del sol que se ocultaban detrás de unas nubes que presagiaban lluvia.
—Mamá, mira eso.
Vimos a Daniel boca abajo, con Laura a su lado untándole bloqueador. Las manitas de mi hija recorrían esa espalda fuerte y musculosa. En sus ojitos había una sonrisa pícara y sus mejillas estaban rojitas.
—Mamá, es hora de meter a Laura con nosotros a la cama.
—No, Kim. No quiero que pierda la virginidad aún.
—No habló de que la perforen —sonrió Kim —. Aunque por el culito le debe de gustar.
—Sí, pero sabes lo que haces… y lo que te metes por todos los agujeros.
—Ay, mamá. Laura ya sabe lo que es el sexo.
—Ya, Kim. Dejaré que Laura decida.
— ¿Sí? Estoy segura de que querrá unirse.
Daniel se dio la media vuelta de tal forma que Laura quedó sobre su torso. El hombre puso las manos en las piernitas de mi nena mientras ella le hablaba y le untaba bloqueador por sus pectorales.
— ¿Ves?

Desde ese momento me quedé pensando en la posibilidad de incluir a Laura con nosotros. Tenía que hablarlo seriamente con ella de la forma más delicada posible, así que la llamé y me la llevé a un lugar más apartado de la playa. Nos sentamos sobre la arena con el único sonido de las olas del mar.
— ¿Qué pasa, mamá?
—Laura, a ver, ya viste la manera en la que Kim y yo nos juntamos con Daniel. Eso se llama incesto, amor. Es cuando miembros de la misma familia… bueno… se acuestan y hacen cosas de adultos.
—O sea, sexo.
—Sí. Kim lo disfruta mucho. Daniel… bueno, sí, Daniel nos hace el amor a las dos. En fin, Laura… tú eres parte de la familia, así que no quiero obligarte a nada, pero te voy a preguntar si… te gustaría… bueno… que Daniel te empezara a tocar un poco.
— ¿Dónde?
—Emm… en tu vagina, por ejemplo.
Esa carita tan inocente, era como hablarle a una niña. Temía que ella dijera que no y que yo quedara como una idiota.
—Ah… sí.
Abrí los ojos de par en par.
— ¿Sí?
—Si es algo que tú y mi hermana hacen, no quiero que me excluyan.
—Entonces… la próxima vez que vayamos a…
—Hacer incesto.
—Sí. ¿Te nos quieres unir?
— ¿Me va a meter su pene?
—No, no. Pero a lo mejor tú tendrás que darle un besito a sus huevos. No es nada difícil, sólo…
—Está bien. Todavía no quiero que me metan nada.
Me sonreí y abracé a mi chica con mucha, mucha fuerza. La adoraba tanto, demasiado. Quería besarla y mucho. La tomé de la mano y volvimos con ellos, donde Kim tenía la polla de Daniel hundida hasta la garganta. Esta vez no la regañé. Laura no se inmutó.
— ¡Ejem!
—Ah, mamá, perdón. Es que su polla tenía algo de arena y quería limpiarla.
—Sí, sí. Bueno, vámonos. Casi es hora de cenar. El sol ya se está ocultando.

Cuando entramos al cuarto, vi que Laura estaba visiblemente nerviosa. Aún faltaba un poco para que la noche familiar comenzara, y pensé que sería buena idea calmar a mi hija. Lo primero que hice fue decirle que se pusiera la batita de seda para que se acostumbrara a andar ligerita de ropa. Ella obedeció sin rechistar. Yo, por lo pronto, me quedé con un sexy sostén de encaje rosado y unos shorts. Kim, algo más… desenfadada que nosotras, salió con una remera que le llegaba hasta la mitad de las piernas y no me era difícil adivinar que no traía ropa interior. Bueno, al fin y al cabo no la iba a necesitar.
Daniel salió de la ducha. Le había dicho que se afeitara todo el paquete porque quería que la lengua de Laura probara la piel directamente. Cuestión de higiene.
Vimos una película completa, auque estaba segura de que ninguno de nosotros le había puesto atención. Después apagamos todo y nos miramos. Laura estaba totalmente ruborizada, pero sonriente. Kim me guiñó el ojo.

—Bien, Daniel, ve a la cama. Enseguida entramos.
—Esto se pondrá bueno —dijo él con una risa y se fue al dormitorio.
Yo me quedé con mis chicas para dejarles en claro las reglas.
—Laura seguirá siendo virgen después de ésta noche ¿de acuerdo?
—De acuerdo —dijo Kim —A menos que ella quiera lo contrario.
—No, y no. Bien, vamos.
Cuando eres madre sabes que en algún momento alguien se va a coger a tus hijas, y lo menos que esperas es que se trate de un semental que la adore. En estos términos, Daniel adoraba a Laura y era un semental, así que las cosas no estaban tan mal.
Entramos las tres al dormitorio, cuya luz apenas estaba encendida lo que le daba un ambiente más o menos oscurito, pero suficiente para vernos. Kim, como la más ardiente de nosotras, fue quien tomó la iniciativa y se abalanzó a la cama, o más bien, sobre Daniel.

Yo sostuve a Laura de los hombros. Sus hombros suavecitos, tibios y le besé en la cabeza.
—Mira a tu hermana. Observa lo que hace.
—Sí, mamá.
Kim, a horcajadas sobre Daniel, le hundió la lengua hasta la garganta con un espectacular beso. Laura y yo nos movimos a la cama de al lado para ver lo que sucedía con más detalle. El hombre tenía los ojos cerrados mientras mi hija lo devoraba como una actriz porno. Incluso podía ver los hilitos de saliva que resbalaban de las comisuras de Daniel. En algún momento del pasado me hubiera asqueado de ver a Kim haciendo semejante cosa, pero en este momento me sentía tan caliente que no me importó. Laurita, por otro lado, se reía quizá de la emoción.

Las manos de Daniel se movieron por las piernas de la chica y le levantaron la ropa. Laura y yo comprobamos que Kim no traía nada debajo. Rápidamente dejó que le quitaran la remera. Las tetas de ella se sacudían sutilmente y la curvatura de su espalda era perfecta. No cabía duda de que Kim sabía cómo moverse en la cama. Me sentí orgullosa.

Los besos de mi hija bajaron por el cuello de Daniel. Laura no perdía un solo detalle de esto y vio cómo los pechos generosos de su hermana se restregaban con el abdomen de su futuro papá. Kim recorrió con su lengua un camino de saliva mientras acomodaba su cuerpo en dirección a la entrepierna del hombre. De esta manera, su trasero poco a poco se fue acoplando a su pareja hasta que quedaron en un fabuloso sesenta y nueve, que era su posición favorita.
Noté como la respiración de Laura se hacía más rápida.
Mis hijas y yo: una familia muy cariñosa cap 11
—No sé a quién ponerle atención —soltó ella yo le sonreí.
Tenía razón porque no sabíamos que era más interesante: Daniel comiéndole el coño a Kim, o Kim mamándole la verga. Pasados unos minutos Laura se decidió por ver a su hermana haciéndole trabajo bucal al hombre.
—Acerquémonos un poco, amor.
En una mezcla de admiración y excitación, vimos por un buen rato como el pene de Daniel entraba y salía de la boca de mi hija, acompañada por sus arcadas e hilos de saliva. De repente Kim nos miró y sonrió.
—Mamá ¿quieres probar?
—Sí, claro. Ahora observa a mamá, Laura.
Me imaginé que me daría pena, pero no fue así. Con total naturalidad me llevé el miembro de Daniel a la boca y comencé a darle una buena mamada. Kim, que seguía con el culo hundido en la cara de Daniel, empezó a gemir de gustó. La lengua del hombre estaba haciéndole estragos allá atrás.
Mientras chupaba vi como Laurita me veía con total atención.
—Mamá ¿ya viste? —me dijo Kim con una sonrisita.
— ¿qué cosa?
—Las tetitas de tu chica.
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Era cierto. Los pechos de Laura estaban abultados, señal inequívoca de que la chica estaba totalmente excitada al ver a su mamá comiendo verga. Sonreí mucho y segui con mi labor.
Vi que Kim se bajaba y se ponía detrás de su hermanita para jugarle las tetas. Laura se reía mientras su hermana le jalaba de los pezones. Yo también me reí y en un momento toda la familia estaba en gracia.
Esa tranquilidad de estar juntos, de que era nuestro momento íntimo, prohibido y placentero, sin límites, me hizo sentir totalmente unida a ellos, lo que me provocó una mayor excitación y por ende, mamé con más ahínco.
—Mamá, dale chance a Laurita. Se muere por comer.
—Lo siento —me limpié la saliva y con la sábana, le quité el excedente de baba a la polla de Daniel —. Ven, cariño.
Laura se acercó de inmediato.
—Ahora he aquí el truco. Mientras lo tengas en la boca, no pienses en el sabor. Sólo relájate. Imagina que es un dulce.
—Sí, ya sé.
Se veía ansiosa. Sostuve el pene de la base. Kim se acercó con la cámara fotográfica y se hizo alguna selfie y después apuntó a su hermana.
Lentamente, mi hija menor abrió mucho la boca para poder tragarse ese pedazo de hombre. Se pasó un mechón de pelo por detrás de la oreja y acto seguido, se metió ese jugoso glande entre los labios. Kim tomó la foto. Yo, feliz, aplaudí. Daniel soltó un gemido.
Mi chica cerró los ojos y mamó del glande por un ratito. Después intentó meterse más carne en la boca y le dio una arcada.
—No te fuerces, amor.
—Déjala, mamá. Tiene que aprender.
—Kim, no la presiones. Mejor sigue tomando fotos.
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El celular de mi hija se estaba llenando de imágenes de su hermanita. Yo deje a Laura disfrutar y me senté en la otra cama al lado de Kim. La escena, aunque excitante, era más bien educativa.
—Respira, cielo.
—Laura, los huevos también cuentan.
— ¡Déjenme en paz!
Yo me quité las bragas y me crucé de piernas. Está noche íbamos a dejar que Laura se divirtiera lo más posible.
—Se ha acostumbrado, mamá.
—Sí, eso veo. Aprende rápido. Es como si ya lo hubiera hecho antes.
—Bueno, es una mujer. Está en el instinto.
Sonreí a Kim y le besé en los labios. Ella nos tomó una selfie con las lenguas juntas y después volvimos la atención a Daniel, cuyos puños se aferraban a las sábanas. Estaba tan excitado que no se nos iba a hacer raro que se viniera en cualquier momento.
—Oye, ese semen es para mi hija —le advertí y él levantó el pulgar.
Kim se colocó detrás de mí para darme un masaje en los hombros. Yo tenía la cámara y tomaba fotos del sutil movimiento de la cabeza de Laurita que subía y bajaba rápidamente. Era como si hubiera descubierto un nuevo vicio.
Laura se incorporó y se giró hacia nosotras. La salivita le goteaba de la comisura de la boca y ella se las secó con la lengua. Sus pechos parecían haberse hecho más grandes y su cara estaba ruborizada.
—Ya me cansé. Me duele la boca.
Todos nos reímos por la inocencia de sus palabras.
—Ven, cielo. Descansa un poco.
playa

Kim se fue a horcajadas sobre Daniel y se sentó justo a la altura de su pene. Con la mano lo dirigió hasta su entrada y se dejó caer hasta que se falo de carne se le hundió en todo su ser.
Laurita la vio sorprendida por la facilidad con la que Kim había sido penetrada, y sin que le dijera nada, mi chica se quitó las braguitas quedando totalmente desnuda frente a mí. Su pequeña rajita se veía lubricada y sí, lo admito, se me hizo agua la boca.
La tomé de la mano y la senté en mis piernas. Como si supiera que iba a pasar, los labios de mi nena se unieron a los míos y empezamos a besarnos con pequeños roces de la lengua y húmedas lamidas. Laurita besaba muy bien, o tal vez era por el morbo de que era mi hija.
Mientras los gemidos de Kim se hacían más sonoros. Nos llamó la atención cómo brincaba sobre Daniel y se apretujaba las tetas. El hombre le acariciaba las piernas.
—Mi hermana es muy fuerte —dijo Laura.
—Le encanta el sexo. Más rápido, Kim —le animé. Mi hija mayor me miró con picardía y se detuvo. Acto seguido, fue Daniel quien empezó a moverse rápidamente, metiendo y sacando su verga a un ritmo veloz. Kim empezó a gemir y luego a soltar grititos de dolor.
Vi que Laura veía todo con ojos de sorpresa.
— ¿No le duele?
—No, y algún día vas a poder cabalgar así —le besé en el cuellito. Me acosté en la cama y me abrí de piernas, ofreciéndole a Laura mi vagina.
No obstante ella no parecía interesada. Le llamaba más la atención lo que le estaban haciendo a su hermana. Sus ojos parecían hipnotizados por el sube y baja de la cadera de Daniel.
—Laurita. Dale atención a mamá.
— ¿Qué quieres que te haga?
Le señalé mi vagina y ella hizo una mueca de disgusto.
—Prefiero… a Daniel.
Me sentí algo herida por ese rechazo.
—Laura…. no es lesbiana, mamá. —Kim apenas podía hablar pero tenía razón. Tal vez Laura era más heterosexual que nosotras juntas.
Kim, comprensiva, se levantó y llamó a su hermana.
—Ahora sabe diferente. Pruébala.
— ¿Puedo?
—Ve —le dije y ella se acercó rápidamente, y sin que nadie le dijera, se acomodó en un flamante sesenta y nueve, ofreciéndole sus hermosas nalgas a Daniel, quien no dudó ni un solo instante en sujetarla del culo y hundir su lengua en la pequeña vagina de mi hija.
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Laura soltó una carcajada. Kim le tomó más fotos mientras que yo, como mamá, supervisaba todo. Me acerqué y le sostuve la base del pene para que ella pudiera lamerlo mejor. Cuando vi que adquiría el ritmo, le ayudé lamiendo las bolas de Daniel.
Así, el hombre parecía estar pasándola de lo lindo, con la entrepierna de una chica en su cara, una pequeña boquita inocente dándole una buena mamada, y yo, su madre, ocupándome de sus bolas que en ese momento estaban hirviendo.
—Creo… que me voy a venir.
—Aún no —le regañó Kim —. Mamá, alto. Laura, tú también.
Nos detuvimos mientras Daniel se recuperaba.
—Lo siento. Es demasiado para mí.
—No te vayas a morir, querido.
—Sí, todavía tienes que darle lechita a mi hermanita.
Laura se sonrojó. Era tan encantadora.
Cuando volvimos a la acción Kim sugirió que era momento de que Daniel se divirtiera con nosotras, así que nos pusimos a su disposición. El hombre nos pidió que Kim y yo nos pusiéramos a 4 patas sobre la cama, con las nalgas levemente separadas.
—Vamos, Laura, juega —le instó Kim y ella, a regañadientes, obedeció y se encogió de hombros.
Daniel se colocó detrás de mí con la boca a la altura de mi vagina. Laura, estaba detrás de su hermana mayor. A la cuenta de tres, futuro padre e hija pegaron sus lenguas a nosotras. Kim y yo nos estremecimos y apoyamos la cara en el colchón.
La lengua de Daniel provocaba estragos en mí, mientras que oía los gemiditos de Kim cuando la chica le daba placer a su clítoris. Laura no tardo mucho y se separó, probablemente porque no le gustaba tanto la idea de intimar con su hermana. Fue por la cámara y comenzó a tomarnos fotos en todos los ángulos. Especialmente a Daniel.
Después de esa pequeña experiencia, Daniel decidió que quería jugar con Laura y sólo con ella. Mi hija aceptó y él, con sus brazos fuertes, la levantó y la tiró cuidadosamente a la cama. Kim y yo la sostuvimos de las piernas y la abrimos mucho para que su vaginita quedara expuesta.
—Sin penetraciones —le advertí.

Él asintió. Su cuerpo estaba sudando. De hecho, todas lo estábamos. El hombre se acomodó entre las piernitas de Laura y con los dedos separó cuidadosamente sus labios vaginales. Pude ver la cantidad de flujo que ella soltaba. Al menos había heredado esa característica de mí.
Sin poder contenerse, Daniel hundió la boca en la chica. Laura se retorció de inmediato en una combinación de risas infantiles y gemidos de placer, remarcados por el rubor en sus mejillas. Kim sonreía divertida y yo miraba algo preocupada la voracidad con la que él la lamía y mordía. Sin embargo, al ver a Laura tan divertida, lo deje ser.
Kim la abrió más de piernas. En un momento Kim se fue y volvió con un consolador. Yo le advertí de nuevo que nada de penetraciones y ella dijo que no era para eso. Cubrió la superficie del juguete con algo de lubricante sabor a naranja y lo acercó a la boca de Laurita, quien al sentir el sabor y por instinto, abrió los labios y comenzó a mamar del consolador. Su hermana se lo dejó para que continuara jugando.
hermanas
Debo decir que ver a mi chica comiéndose ese juguete era excitante. Yo estaba tan mojada que podía sentir el flujo corriéndome por los labios. Kim miraba todo con una sonrisa de victoria.
De repente Daniel se detuvo y acercó su pene a la entrada de Laura.
— ¡No!
—No voy a meterla allí.
—Hazlo despacio. Laura, relájate.
Kim le puso una almohada en el trasero para levantarla un poco. Con muchísimo cuidado, Daniel acercó la cabeza de su pene al pequeño anito de Laura y empezó a empujar.
—No le va a entrar —dije.
—Claro que sí. Laura, ¿te duele?
—No… nada…
hija
Daniel empujó un poco más. La punta de su glande se hundió en el culito de Laura durante unos momentos y mi hijita instintivamente empezó a moverse. Gemía. Estaba gimiendo de verdad. Al oír eso, Daniel sacó su verga y avisó de que se venía. Rápidamente, SIN decirle nada, Laura se acomodó y se clavó la verga a la boca y cerró los ojos mientras el semen de Daniel bombeaba dentro de su garganta. Laura se lo tragó absolutamente todo sin rechistar. Bueno, casi todo, porque algo de lechita le resbaló por la comisura de sus labios.
Kim y yo la sujetamos de inmediato y la cubrimos de besos para limpiarle el semen que se le había escapado y nos lo comimos.
semen
Después los cuatro nos miramos, divertidos, sonriendo.
—Estoy hecho polvo —dijo Daniel con total razón.
— ¿Te gustó, Laura? —le pregunté.
— ¡Sí! ¡Estuvo bueno!
Abracé a mi chica y le di un besito en la boca.
—Pues vamos a repetirlo más veces ¿de acuerdo?
—Sí, mamá.
En ese momento, al ver a mi hija sudada, sonrojada y con restitos de lechita en los labios, no pude sino sentirme muy feliz.

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Uf!! al fin le dieron lechita a Laura jaja! ojalá les haya gustado, apenas es el inicio de a hermana de Kim, y falta poco para la gran orgía, felices pajas a todos, espero que me digan qué tal les ha parecido, nos vemos 🙂

18 comentarios - Mis hijas y yo: una familia muy cariñosa cap 11

pablooo_2
Muy buena undécima parte!!
Me calentó mucho... gracias!
hammer30 +1
de nada! 🙂 gracias a ti
Andres3d
Puffff el mejor relato, esto es mejor que 50 sombras de gay. Muy buenos tu capítulos!!!
hammer30 +1
mejor? jaja me siento muy bien con esa opinión, gracias .)
RigobertoDiegues +3
Excelente relato. Lo único que a mi gusto, lo prefiero sin imágenes; la imaginación es todo.
hammer30 +1
Si, yo también prefiero la imaginación, hay cosas que ni una foto puede demostrar,
Theafricanman
Muy buen relato, increible lo que se estaba esperando, una recomendacion estaria bueno que lo rages a daniel y se queden las chicas solasss , por que esta demas el flaco..jeje van puntos
Gzork
Apoyo la moción, las puras chicas, y si se puede, las hermanas nada más.
hammer30 +1
jaja alguien se puso celoso 🙂 lo tendré en mente, pero la orgía de todos contra todos es de a ley
Theafricanman
Ya se esta buenisimo la historia y la orgia , pero me parece que el flaco las tiene muy facil, estaria bueno que lo hechen de la casa por que se desubico o algo asi.
Te felicito por la historia por que cuando la lees te atrapa y queres seguir leyendo.
pacovader +1
Muy bien disfruté. 😀 te dejé mis 10
hammer30 +1
gracias!! 🙂
xxxdios +1
buenisima
hammer30 +2
gracias 🙂 me esfuerzo en cada entrega
xxxdios
@hammer30 Si, se nota. Gracias !
vampidito +1
Cada vez esta más buena
hammer30 +1
yo o la historia, jaja ntc
sorelestat
excelente capitulo, espero con ansia las aventuras de esta familia
hammer30 +1
siguen las aventuras, aunque creo que ya mero se acaban jeje
4trujillo52
Pura calentura !!! van puntos.!
hammer30 +1
gracias, jaja espero no te enfermes de tanta calentura
elrompeorto69 +2
Como siempre excelente.... Mis puntos para ti...
hammer30 +1
gracias por los puntitos n.n
alenatmen
Hermosos todos los relatos, si hay algo tan hermoso es el incesto, ya quiero el próximo relato me quede con ganas de que penetrará a laurita
hammer30 +1
jeje, si, el incesto es hermoso, y mas cuando son familiares cercanos, hermanos, padres, jeje gracias por leer, 🙂
AquiLuis
tremendooooo!!!, esa laurita si que va a tener una muy buena escuela, que calentura que me pegoooo, excelente relato. esperamos el proximo...
hammer30 +2
Jeje Laurita es la putita de la historia, es tan inocente y tierna pero tan hot, disfruto mucho escribiendo sobre ella 😉
herjo123
Como siemprw excelente,terrible paja me estoy haciendo,muy buenas fotos.
hammer30 +1
que bueno) adios a todo el estrés semanal, y muuy saludable
luisgerardo25
Excelente me puso al palo... como dicen ustedes...
gracias y esperando por supuesto la continuación
hammer30
gracias! la continuación es cada semana
loko-d-atar +1
cada vez mas entusiasmado como siempre pues
hammer30 +1
sii, a mí me entusiasma escribir la historia, es una buena forma de expresarme 🙂
ArcangelXavier30
@hammer30 saludos y felicitaciones por tus excelentes relatos
El_abuelito
Muy buen relato, excitante hasta mas no poder, no se si me muera de tanta calentura jajaja.
Te felicito por la historia en general porque desde que te la comencé a leer me atrapaste y no dejo de seguir leyéndola...