No, no me he equivocado con el título. Por semen, he querido decir semen; o sea, el esperma, el lechazo, la guasca, la lefa, la acabada, o como lo llames en vuestros diferentes países y regiones. Y por recetario, he querido decir “conjunto de recetas de cocina compuesto por comidas y bebidas”. O sea, comidas para ser comidas, y bebidas para ser bebidas. ¿Semen-tiende? Agárrense, que vienen curvas peligrosas.
Pues bien, eso mismo es Natural Harvest -traducido literalmente: “cosecha natural”-, una excentricidad del mundo de la cocina como cualquier otra, una cochinada de género superlativo (respeto opiniones, pero esta es la mía), un libro nacido no sé si de la pasión del autor por este ingrediente de fabricación casera, o simplemente de la necesidad de comer que tanto acucia en los tiempos que corren. Entiéndaseme, me refiero a la necesidad de comer vendiendo recetarios como sea, y de ganarse unas perrillas a costa de forjarse para toda la vida la fama de cocinero salido, de depravado o de vaca lechera.
Según Fotie Photenhauer, autor de Natural Harvest “el esperma no sólo es nutritivo, sino que además tiene una maravillosa textura y unas propiedades sorprendentes en la cocina. Como el buen vino y los buenos quesos, el sabor del semen es complejo y dinámico. El semen es muy barato de conseguir, y normalmente está disponible en muchos, si no en la mayoría, de hogares y restaurantes. Sin embargo, a pesar de todas estas buenas cualidades, el semen sigue estando infravalorado como ingrediente”.
“Oh, my God!” -diría un americano-, “Oh, là, là” -exclamaría un francés-,”¿Cómo?, ¿dónde?, ¿cuánto?” -preguntaría un español-.
Bien entendido, el concepto del chef Fotie Photenhauer es de lo más ecológico. Esto de cocinar con la huertilla a cuestas, y poder obtener deprisa y corriendo el ingrediente principal de nuestras recetas con nuestras propias manos, es un anhelo al que muchos aspiramos, aunque yo, francamente, me lo había imaginado de otra forma. Chapado a la antigua que es uno.
Recetas con semen
Pero dejémosnos de retórica, y vamos a lo que vamos. ¿Queréis saber qué recetas componen este recetario del semen? Atentos todos: café irlandés con extra de crema, batido híper proteico, salsa barbacoa “s” especial, ostras hechas por hombres, cóctel “ruso blanco”, etc. Así, hasta completar un amplio surtido de recetas de entrantes, primeros y segundos platos, postres, bebidas, etc.; todos ellos elaborados con materia prima auto extraíble.
Todo esto me ha hecho pensar, la verdad, e incluso he estado informándome, y sorprendido me he quedado al leer que el semen es una fuente de potasio, zinc, amino ácidos, fructosa, y otros nutrientes. Pero tengo algunas preguntas para el señor Photenhauer, que a lo mejor me podéis responder vosotros mismos: ¿se tiene que crear la figura del pinche del semen en los restaurantes, o cada uno se sirve a discreción, como con la mayonesa (y perdonen ustedes la comparación)?, ¿cuál es el momento idóneo para el ordeñe?, y por último: ¿alguna recomendación alternativa para mancos?
Pues bien, eso mismo es Natural Harvest -traducido literalmente: “cosecha natural”-, una excentricidad del mundo de la cocina como cualquier otra, una cochinada de género superlativo (respeto opiniones, pero esta es la mía), un libro nacido no sé si de la pasión del autor por este ingrediente de fabricación casera, o simplemente de la necesidad de comer que tanto acucia en los tiempos que corren. Entiéndaseme, me refiero a la necesidad de comer vendiendo recetarios como sea, y de ganarse unas perrillas a costa de forjarse para toda la vida la fama de cocinero salido, de depravado o de vaca lechera.
Según Fotie Photenhauer, autor de Natural Harvest “el esperma no sólo es nutritivo, sino que además tiene una maravillosa textura y unas propiedades sorprendentes en la cocina. Como el buen vino y los buenos quesos, el sabor del semen es complejo y dinámico. El semen es muy barato de conseguir, y normalmente está disponible en muchos, si no en la mayoría, de hogares y restaurantes. Sin embargo, a pesar de todas estas buenas cualidades, el semen sigue estando infravalorado como ingrediente”.
“Oh, my God!” -diría un americano-, “Oh, là, là” -exclamaría un francés-,”¿Cómo?, ¿dónde?, ¿cuánto?” -preguntaría un español-.
Bien entendido, el concepto del chef Fotie Photenhauer es de lo más ecológico. Esto de cocinar con la huertilla a cuestas, y poder obtener deprisa y corriendo el ingrediente principal de nuestras recetas con nuestras propias manos, es un anhelo al que muchos aspiramos, aunque yo, francamente, me lo había imaginado de otra forma. Chapado a la antigua que es uno.
Recetas con semen
Pero dejémosnos de retórica, y vamos a lo que vamos. ¿Queréis saber qué recetas componen este recetario del semen? Atentos todos: café irlandés con extra de crema, batido híper proteico, salsa barbacoa “s” especial, ostras hechas por hombres, cóctel “ruso blanco”, etc. Así, hasta completar un amplio surtido de recetas de entrantes, primeros y segundos platos, postres, bebidas, etc.; todos ellos elaborados con materia prima auto extraíble.
Todo esto me ha hecho pensar, la verdad, e incluso he estado informándome, y sorprendido me he quedado al leer que el semen es una fuente de potasio, zinc, amino ácidos, fructosa, y otros nutrientes. Pero tengo algunas preguntas para el señor Photenhauer, que a lo mejor me podéis responder vosotros mismos: ¿se tiene que crear la figura del pinche del semen en los restaurantes, o cada uno se sirve a discreción, como con la mayonesa (y perdonen ustedes la comparación)?, ¿cuál es el momento idóneo para el ordeñe?, y por último: ¿alguna recomendación alternativa para mancos?
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