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Toqué el timbre en una casa como otras, en un pasaje a ocho cuadras de la plaza principal. Abrió la puerta una mujer cincuentona, con aspecto de ama de casa, quien me consultó que buscaba.

- Tengo una invitación de Mario –expresé simulando mi nerviosismo, mientras le mostré una tarjeta de cartulina que decía “Consignaciones” y la dirección.

La mujer estudio mi cara y aspecto. Y preguntó:

- ¿Usted va a enviar, a recibir o consultar?

- Voy a consultar; tal vez haga un envío… - Respondí secamente, tal como me había instruido mi amigo.

- Deme la tarjeta, su documento y 10 dólares –ordenó la mujer.

Cumplí el pedido. Mario insistió en que si no seguía los pasos, sería imposible entrar al bar en donde podía mirar videos porno y tener sexo.

- Sígame –dijo la señora.

Entré a otro cuarto, espacioso, en cuyas tres paredes había sillones y en la restante dos pantallas gigantes en donde se veían películas porno. En el medio, tres caños desde el piso al techo, en uno de los cuales una pendeja flaquita con tanga y corpiño bailaba. En los sillones, un joven desnudo besaba a un cincuentón, también en bolas, que lo pajeaba. En otro rincón, una rubia treinteañera en baby doll negro me sonrió.

- Le explico: Hay tres habitaciones para que elija, con capacidad para 10 personas. Todas tienen tres pantallas, con películas distintas, pero en una sólo es para masturbarse, sin tocar a nadie. Le damos tres toallitas. En la otra puede tocar y ser tocado, pero no coger. La tercera, es para coger, con quien quiera y sea aceptado.

- ¿Por cuánto tiempo?; ¿cuánto cuesta estar en cada una?

- En cualquiera, el turno es por cada acabada. En la primera pieza, la entrada vale 20 dólares; la segunda, 30, y la tercera, 50. En todas, tiene que pagar 30 dólares por dos tragos, sea agua mineral o alcohol. Si quiere más bebida, le cuesta 20 dólares. El máximo son dos acabadas. Lo dejo aquí diez minutos para que decida. Tiene que darme 20 dólares, para un trago. ¿Que va a tomar?

- Un whisky doble, con hielo, por favor… Pero ya elegí; quiero ir a la segunda habitación…
- Sígame

La seguí. A esa altura la pija era un promontorio visible debajo de mi pantalón.

La mujer me abrió la puerta y entré. Ocho por diez medía el cuarto, iluminado por una luz roja y en donde sobre una de las paredes había tres pantallas grandes que ocupaban todo su ancho. El piso estaba alfombrado y estaba cubierto de almohadones. Sobre estos se desparramaban ocho personas, todas desnudas, distribuidos del siguiente modo: una chica jovencita tenía a sus costados un hombre viejo, gordo, y otro cuarentón, que se pajeaban y tocaban a la pendeja.

Había una pareja de hombres, jóvenes, que movían sus pijas mirando las películas. Una linda mujer parecía dormir, al lado de otra puta.
Yo era el noveno. Vestido. El lugar, las imágenes, todo, lograron sentirme excitadísimo. Quería sacar la pija y pajearme. Una de las mujeres aparentemente dormida se levantó y caminó hacia donde me encontraba. Alta, morocha, tetona, depilada a medias en vagina; recién cuando estuvo frente a mí miré su cara.

- Ya me di cuenta; a vos te gusta mirar conchas y pajearte. Sacate la ropa, sacá tu pija; yo te la muevo y vos acariciame la vulvita… miremos las pelis, y veamos quien acaba primero…

La putaza me trató de pajero, y tenía razón. También acertó en que me deliraban los tajos femeninos. Pero desconocía el aguante que tenía para eyacular.

- ¿Te puedo tocar mientras me pajeas?

- Claro

- ¿Y chuparte la conchita?

- También, pero primero te toco a vos… Mirá las pelis, sentime, y gozá…

La dejé hacer. Sabía que su intención era hacerme acabar rápido y de tal modo terminar conmigo. Ella no sabía que yo podía estar horas masturbándome sin eyacular. Entonces gozaba con lo que más me gustaba: mirar, tocar, chupar, y paja.
La mujer me pajeó con una mano, con la otra, con las dos juntas, pero no lograba sacarme la leche. Diez minutos después se cansó. Y me preguntó:

- Che, ¿tenés algún problema para acabar?
- No, ninguno; ¿por qué?
- Porque hace rato que te estoy pajeándo y no largas la leche…
- Te dije: me gusta mirar, chupar concha, sentir tú acabada en mi boca… Todavía no me dejaste…
- ¿Si me chupás vas a acabar?
- Tengo amontonada mi lechita…
- Bueno, dale, hundite en mi concha…

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La morocha se recostó sobre los almohadones y abrió sus piernas. Recorrí con mis ojos su ingle. El vello negro ocultaba los labios vaginales. Hundí mi rostro ahí. Mi boca abierta comió todo su tajo y lancé mi lengua adentro. La puta dio un saltito. Gimió sin decir nada.

Estaba sequita, pero a los dos minutos, entre mi baba y sus tempranos juguitos, la conchita comenzó a mojarse. Al sentirla húmeda y caliente, saqué mi lengua, mordisqueé su vulva, y fui con la lengüita entre la vagina y el culo, el perineo.

- ¡Amorcito!; ¡qué lindo lamés!; seguí… -dijo, por primera vez de modo seductor, gozando.

Ella ya largaba fluidos calientes, mientras movía su cadera arriba abajo, en círculo, y tomó mi cabeza para apretarla contra su tesorito. Eso esperaba. Sabía por experiencia que era el momento de hacerla estallar.

Retiré mi cara de su entrepierna, chorreando líquidos desde mis labios, le sonreí.

- Entonces, ¿ahora me deseás? –le pregunté.

- ¡Si papi!; ¡Haceme acabar!

- ¿Y qué me das vos?

- ¡Todo amor!, ¡te llevo al otro cuarto para que me cojás gratis!

Eso esperaba. Con mis dedos mojados en saliva abrí su vagina, encontré el clítoris, hinchado, rojo, hirviente, y lo masajeé. La puta se estremeció. Y me arrojé allí. Apreté entre mis labios el botoncito, los mordisqueé apenas con los dientes, y luego comencé a recorrerlo con la lengua.

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En segundos me empapó la boca. Y un chillido anunció su primer orgasmo. Mis manos aferraron su culo para impedir que el clítoris se soltase de mis labios, mientras la lengua continuaba recorriéndolo. Esta maniobra siempre resultaba. Tres orgasmos seguidos. El cuarto lo tuvo cuando me separé.

Mi pija estaba al palo, mojada, pero aún no había acabado.

Tres minutos después ella dijo:

- Ahora quiero tu pija adentro… Seguime…

(Continúa)

3 comentarios - Video Bar

tj_cala
Muy bueno! se espera la continuación!
kramalo
jajaaa..!! muy bueno... no hay como una buena chupada para aflojar.. te ahorrastes unos cuantos mangos con la lengua, y sin hablar...grande capo...!! como sigue..?