Después del episodio de la Bodega del Diablo, ya empiezo a entender porque le llaman así, me fui a la casona despacio sin meter ruido. Bien tarde llegó mi mujer, mis otros cuñados y cuñadas, felices y bien entonados por los efectos del vino. Mi cuñada favorita estaba en el grupo se fue a dormir junto a mi mujer mi mujer.
Después se fueron todos a dormir, al otro día estaba planificado hacer la celebración oficial, con asados, juegos típicos, yo sin sueño por la siesta de la tarde y también por la calentura de ver a los primos darse tamaños trozos de cariño no podía dejar de pensar en cómo se sirvieron al Negro, recordé viejas experiencias de mi época de la universidad y me calenté aún más.
Me quede en la pérgola cercana a las caballerizas fumando un cigarro, un poco de agua mineral y el ruido de los insectos nocturnos, en la casona ya no había más ruido, no había señales de los primos, mi polla aún estaba bien dura por tanto recuerdo, y principalmente los olores a polla y culo me tenían muy caliente, era innegable mi erección y sobre todo mi cabeza rodaba a mil.
Ya estaba terminando mi cigarro cuando entre la oscuridad apareció una figura delicada, pensé que era mi cuñada pero resultó ser del Negro, apenas podía caminar, venía con su cara feliz, en una mano traía una botella de vino y con paso cansino se sentó junto a mí, como si fuera en cámara lenta, que manera de disimular al sentarse, apenas podía fingir los dolores de cola, pero ahí estaba digno jajajaja.
El Negro era mi cuñado menor, unos 28 años, moreno, ojos verdes, delgado, de caderas anchas, brazos delicados, trabajaba en la minería del oro en el norte de Chile, se había titulado de geólogo hace unos años y prácticamente lo veíamos sólo para las fiestas, pasaba entre Antofagasta y Calama. Conocidas eran sus vacaciones en Brasil y Buenos Aires, decía que allí se podía vivir, disfrutar y gozar de la vida… cosa que averigüe años después. Con los años Argentina se convertiría en mi fuente de trabajo y diversión.
Ninguna de sus actitudes eran afeminadas, al contrario, tenía voz ronca, muy caballero y siempre atento a las damas, tenía mucho arrastre entre las féminas, lo que contrastaba con lo que había visto durante la tarde. Conversamos mucho rato, le pregunté por su trabajo, sus famosos viajes y de sus mujeres, primero y después utilice la palabra parejas, para ver si me contaba algo de su relación con los primos. A pesar de su corta edad, ya tenía varios rompimientos con mujeres muy guapas, entre copa y copa, se abrió un poco más y me conto que tenía problemas de “tamaño” que muchas de sus citas se habían burlado de él, todo bien al iniciar el romance, salidas, pero al llegar al momento de sacarse la ropa tenía serios problemas, no se le paraba como hierro ni tenía un gran tamaño, lo que le generó muchos problemas en la universidad.
Recordé un viejo poema italiano, que era motivo de salud en la época universitaria y vi que el Negro lo aplicó y/o aplicaba aún, decía así:
Si la vitalita e grande e tutto va bene…
Avanti con il pene.
Ma, si la situazzione e dificile e la forza mengua…
Avanti con la lengua.
Si questa posizione si torna imposibile e tutto intento e inhumano…
Avanti con la mano.
Ma, si niente funziona… e tutto e nulo…
Avanti con il culo.
Ma, Avanti… sempre avanti, A tutti !!!
Mencioné el Avanti y él se puso a reir, también lo conocía y practicaba. Ya con otra botella en el cuerpo, ya la calentura había vuelto, y en una muestra de cariño abrace al Negro con un brazo, lo que lo hizo temblar, supuse que no era de frío pues la noche estaba muy agradable.
Al acercarlo aún más en Negro noto que mi pantalón tenía un bulto a la altura del cierre y suavemente estiro su mano y me atrapo la polla , sin soltarla, me miró a los ojos y me dijo que el había descubierto que otras cosas a parte de las mujeres lo llenaban más, y me la seguía apretando aún más fuerte. No supe que hacer, me quede helado, era algo inesperado pero muy agradable, inexplicablemente moví mis caderas hacia arriba, buscando aún más la presión de la mano del Negro, cosa que el notó inmediatamente. Mi respiración se aceleró cuando me propuso que fuéramos a caminar, allí había mucha luz y que le molestaban los ojos. Caminamos uno al lado del otro hasta pasadas las caballerizas, el olor a pasto de los fardos con que alimentaban los caballos era intenso, ya bastante lejos de la casona nos volvimos a fumar una cigarro, sólo fumábamos y nos mirábamos a los ojos, sin decir palabras, yo veía la súplica en los ojos del Negro, sabía que era un hombre que había sufrido mucho y que le había costado descubrir su verdadera pasión, el cariño perdido te lleva por caminos inexplicables y con un poco de vino y hace hacer locuras, bueno deliciosas locuras.
Me preguntó al mismo tiempo que se acercó a mi si aún tenía el bulto tan duro como rato atrás, y sin decir respuesta su mano volvió apretar mi polla erecta, sólo que ahora bajo el cierre y lo palpo en la cabeza, me miraba y me preguntaba si me gustaba, sin dar respuesta cerré mis ojos y trague saliva, en segundo ya me estaba haciendo una paja con su mano y con la otra me tomaba del brazo para acercarse y darme un beso. Nunca me había besado un hombre, pero este beso fue suave, intenso, su aroma y lengua me llevaron a otro mundo, lo disfrute en verdad, me sentí pleno, sentí que yo era importante para él, que ese era una especie de confesión. Con mis ojos aún cerrados me dejo de besar y sentí que me soltaba, y al tratar de ver qué pasaba sentí su lengua en la cabeza de la polla, caliente, húmeda y con lamidas certeras me dejaron la polla como hierro, no paso mucho tiempo para sentir como me la chupaba, suave primero, la tomaba con dos dedos, con cada mamada la metía más profunda, tomaba aire y se la metía aún más profundo. Continuó con su tarea incrementando la profundidad, sus labios me la apretaban y succionaban, hasta que en un momento empezó a darle pequeños mordiscos, que me fueron alentando aún más, con mi manos libres tome la cabeza del Negro y empecé a empujar para meterla la polla aún más profundo de su garganta, no ponía resistencia, al contrario trataba de meterla aún más, cosa que cuando sentió que estaba cerca me eyacular me mordió la cabeza de la polla con fuerza y como animal le tome la cabeza y empuje con tanta fuerza que eyacule en forma violenta, mis chorros se mezclaban con los jadeos del Negro, y con un sonido que ya había escuchado antes, noté que lo estaba asfixiando con la polla en su garganta y su arcadas eran música en mis oídos. Mi lado animal lo estaba mostrando, y el Negro mostrandome un camino que me encantaba.
Su mamada había sido mucho mejor que las que me daba mi mujer, su hermana, sin embargo el sentimiento después de dicho regalo, fue de cariño profundo, de respeto y por sobre todo que sentí que hacer esto no había sido engañar a mi mujer, al contrario era una muestra de afecto que no sabía que podía sentir y dar.
Después se fueron todos a dormir, al otro día estaba planificado hacer la celebración oficial, con asados, juegos típicos, yo sin sueño por la siesta de la tarde y también por la calentura de ver a los primos darse tamaños trozos de cariño no podía dejar de pensar en cómo se sirvieron al Negro, recordé viejas experiencias de mi época de la universidad y me calenté aún más.
Me quede en la pérgola cercana a las caballerizas fumando un cigarro, un poco de agua mineral y el ruido de los insectos nocturnos, en la casona ya no había más ruido, no había señales de los primos, mi polla aún estaba bien dura por tanto recuerdo, y principalmente los olores a polla y culo me tenían muy caliente, era innegable mi erección y sobre todo mi cabeza rodaba a mil.
Ya estaba terminando mi cigarro cuando entre la oscuridad apareció una figura delicada, pensé que era mi cuñada pero resultó ser del Negro, apenas podía caminar, venía con su cara feliz, en una mano traía una botella de vino y con paso cansino se sentó junto a mí, como si fuera en cámara lenta, que manera de disimular al sentarse, apenas podía fingir los dolores de cola, pero ahí estaba digno jajajaja.
El Negro era mi cuñado menor, unos 28 años, moreno, ojos verdes, delgado, de caderas anchas, brazos delicados, trabajaba en la minería del oro en el norte de Chile, se había titulado de geólogo hace unos años y prácticamente lo veíamos sólo para las fiestas, pasaba entre Antofagasta y Calama. Conocidas eran sus vacaciones en Brasil y Buenos Aires, decía que allí se podía vivir, disfrutar y gozar de la vida… cosa que averigüe años después. Con los años Argentina se convertiría en mi fuente de trabajo y diversión.
Ninguna de sus actitudes eran afeminadas, al contrario, tenía voz ronca, muy caballero y siempre atento a las damas, tenía mucho arrastre entre las féminas, lo que contrastaba con lo que había visto durante la tarde. Conversamos mucho rato, le pregunté por su trabajo, sus famosos viajes y de sus mujeres, primero y después utilice la palabra parejas, para ver si me contaba algo de su relación con los primos. A pesar de su corta edad, ya tenía varios rompimientos con mujeres muy guapas, entre copa y copa, se abrió un poco más y me conto que tenía problemas de “tamaño” que muchas de sus citas se habían burlado de él, todo bien al iniciar el romance, salidas, pero al llegar al momento de sacarse la ropa tenía serios problemas, no se le paraba como hierro ni tenía un gran tamaño, lo que le generó muchos problemas en la universidad.
Recordé un viejo poema italiano, que era motivo de salud en la época universitaria y vi que el Negro lo aplicó y/o aplicaba aún, decía así:
Si la vitalita e grande e tutto va bene…
Avanti con il pene.
Ma, si la situazzione e dificile e la forza mengua…
Avanti con la lengua.
Si questa posizione si torna imposibile e tutto intento e inhumano…
Avanti con la mano.
Ma, si niente funziona… e tutto e nulo…
Avanti con il culo.
Ma, Avanti… sempre avanti, A tutti !!!
Mencioné el Avanti y él se puso a reir, también lo conocía y practicaba. Ya con otra botella en el cuerpo, ya la calentura había vuelto, y en una muestra de cariño abrace al Negro con un brazo, lo que lo hizo temblar, supuse que no era de frío pues la noche estaba muy agradable.
Al acercarlo aún más en Negro noto que mi pantalón tenía un bulto a la altura del cierre y suavemente estiro su mano y me atrapo la polla , sin soltarla, me miró a los ojos y me dijo que el había descubierto que otras cosas a parte de las mujeres lo llenaban más, y me la seguía apretando aún más fuerte. No supe que hacer, me quede helado, era algo inesperado pero muy agradable, inexplicablemente moví mis caderas hacia arriba, buscando aún más la presión de la mano del Negro, cosa que el notó inmediatamente. Mi respiración se aceleró cuando me propuso que fuéramos a caminar, allí había mucha luz y que le molestaban los ojos. Caminamos uno al lado del otro hasta pasadas las caballerizas, el olor a pasto de los fardos con que alimentaban los caballos era intenso, ya bastante lejos de la casona nos volvimos a fumar una cigarro, sólo fumábamos y nos mirábamos a los ojos, sin decir palabras, yo veía la súplica en los ojos del Negro, sabía que era un hombre que había sufrido mucho y que le había costado descubrir su verdadera pasión, el cariño perdido te lleva por caminos inexplicables y con un poco de vino y hace hacer locuras, bueno deliciosas locuras.
Me preguntó al mismo tiempo que se acercó a mi si aún tenía el bulto tan duro como rato atrás, y sin decir respuesta su mano volvió apretar mi polla erecta, sólo que ahora bajo el cierre y lo palpo en la cabeza, me miraba y me preguntaba si me gustaba, sin dar respuesta cerré mis ojos y trague saliva, en segundo ya me estaba haciendo una paja con su mano y con la otra me tomaba del brazo para acercarse y darme un beso. Nunca me había besado un hombre, pero este beso fue suave, intenso, su aroma y lengua me llevaron a otro mundo, lo disfrute en verdad, me sentí pleno, sentí que yo era importante para él, que ese era una especie de confesión. Con mis ojos aún cerrados me dejo de besar y sentí que me soltaba, y al tratar de ver qué pasaba sentí su lengua en la cabeza de la polla, caliente, húmeda y con lamidas certeras me dejaron la polla como hierro, no paso mucho tiempo para sentir como me la chupaba, suave primero, la tomaba con dos dedos, con cada mamada la metía más profunda, tomaba aire y se la metía aún más profundo. Continuó con su tarea incrementando la profundidad, sus labios me la apretaban y succionaban, hasta que en un momento empezó a darle pequeños mordiscos, que me fueron alentando aún más, con mi manos libres tome la cabeza del Negro y empecé a empujar para meterla la polla aún más profundo de su garganta, no ponía resistencia, al contrario trataba de meterla aún más, cosa que cuando sentió que estaba cerca me eyacular me mordió la cabeza de la polla con fuerza y como animal le tome la cabeza y empuje con tanta fuerza que eyacule en forma violenta, mis chorros se mezclaban con los jadeos del Negro, y con un sonido que ya había escuchado antes, noté que lo estaba asfixiando con la polla en su garganta y su arcadas eran música en mis oídos. Mi lado animal lo estaba mostrando, y el Negro mostrandome un camino que me encantaba.
Su mamada había sido mucho mejor que las que me daba mi mujer, su hermana, sin embargo el sentimiento después de dicho regalo, fue de cariño profundo, de respeto y por sobre todo que sentí que hacer esto no había sido engañar a mi mujer, al contrario era una muestra de afecto que no sabía que podía sentir y dar.
1 comentarios - Los Primos … El Negro.
Buenísima historia, me tiene en vilo.
Gracias por compartir 👍
Yo comenté tu post, la mejor manera de agradecer es comentando alguno de los míos...