Voy a relatar como descubrí que mi mujer me hacía cornudo y como aproveché la situación.
Mi esposa, a la que vamos a llamar María, da clases hasta muy tarde en la noche, siempre llegaba a esos de las 12 de la noche o un rato antes. Como trabajo de día por las noches me encargo de acostar a nuestros hijos y esperarla. En el último año las llegadas (sólo algunos días) empezaron a ser más prolongadas, llegando una hora o más tarde. Ahí fue que empecé a sospechar que algo estaba pasando.
María tiene unos cuarenta y pico, bien rellena pero muy atractiva, de hecho veo como sus alumnos la miran y me doy cuenta como la desean, eso a mí en vez de darme celos descubrí que me calentaba y mucho. Su personalidad dista demasiado de una puta, siempre criticó la vida libertina de sus alumnas y alguna amiga inclusive, y cuando yo trataba de defenderlas me llevaba flor de puteada. Celosa casi patológica defenestraba a quien incurriera en alguna infidelidad. Cuento todo esto para que entiendan de mi sorpresa por los cuernos que me metieron.
Lo que me resultó difícil fue comprobarlo. No podía hacerme el detective y seguirla, primero porque me parece una pelotudez, segundo porque no me daban los fondos (vivimos bastante alejados de su trabajo), y tercero porque la sola idea de verla con otro me calentaba a morir.
Con mis elementos limitados idee un plan el cuál consistía en colocar un grabador del tipo MP4 con autonomía de más de 12 horas en nuestro auto (ella lo usa para ir a dar sus clases) y escuchar las conversaciones. Probé un par de días y nada, pero como si de un clishé se tratara al tercer día ví la luz.
María volvió ese día comportándose más rara que de costumbre y más tarde todavía (2 de la mañana). Me dijo que se quedó hablando con una alumna que estaba con problemas personales y se fue a dormir. Al otro día busqué mi MP4, cargué su batería y me senté a escuchar…voy a tratar de relatarlo casi textual pero cambiando todos los nombres.
Uno de sus alumnos de nombre Andrés sube al auto ni bien termina la clase y le pregunta a María si podían acercar a Luis hasta cerca de su casa, María con vos un tanto molesta le dijo que sí pero que no se olvidara que tenía un marido que la estaba esperando, Andrés le dijo que no se enojara que al final iba a tener su recompensa.
Antes de pasar a lo acontecido una breve descripción de los muchachos, pendejos, lindos, calentones y promiscuos a cagarse…el resto no importa.
Volvamos a lo nuestro, a los 5’ de haber salido Andrés le pidió al otro que le contara porqué su novia lo había dejado y este empezó a detallar como lo habían encontrado en la cama con la mejor amiga. Los tres se reían y mi mujer aprovechaba para putearlo pero de manera amigable con frases como “eso no se hace y menos con la amiga”, “no podés hacer sufrir a una mina y menos una como ella”, hasta que este la frenó un tanto enojado y le preguntó si ella no pensaba en mí cuando estaba con Andrés…el silencio duro unos segundos y María empezó a putear a Andrés gritando de manera desaforada. Entre los dos la calmaron y Luís le pidió disculpas diciendo que jamás me diría una palabra, ni a nadie. El resto fue un interminable bla bla tengo familia bla bla hijos bla bla amo a mi esposo bla bla bla bla, al final Andrés la cortó con un “acá nadie te quiere hacer ningún daño, al contrario te queremos ver bien” y se escuchó como un beso de fondo. Durante un rato no se escuchó más nada, tal vez algún ruido que parecían gemidos pero nada más. Minutos más tarde se escuchó a Luis decir porqué no vamos los tres a un telo y María le contestó que no, tenía que volver a casa, “entonces pará allá y venga los dos para atrás”.
El MP4 estaba pegado al asiento del conductor y el micrófono captaba mejor lo que sucedía atrás. Hasta esto yo me había puesto en bolas (estaba en mi oficina cuando escuchaba) y me había empezado a pajear.
Durante 20 minutos escuché sólo jadeos y alguna súplica de María que decía balbuceando –No, No ahora No!!!. Se escuchaba alguna chupada pero no se distinguía si eran de ella o de ellos con sus tetas (enormes, gigantes), uno dijo “pajeame” y segundo después un “Sí, mi amor, así putita”. Otra vez se escuchó “vamos a un telo ya” y la voz entrecortada de María diciendo “hoy no, te prometo que vamos a ir, pero hoy no”. Otra vez ruido y de fondo la vos de María pidiéndoles que le avisen cuando estén por acabar, no quería ni una gota manchando el auto. Ya sin poder distinguir cuál escuché a uno decir “voy, voy voy” y jadeos…del otro se escuchó un “a mí ahora” y respiraciones agitadas.
Al rato las puertas del auto se abrieron, cada uno volvió a su lugar y María le pidió a Andrés un caramelo de menta. La charla continuó con lo bien que lo habían pasado y que esto lo tenemos que repetir pero bien y el ruego de mi mujer en que no cuenten más a nadie.
Dejaron a Luis, después bajó Andrés pero siguieron conversando por teléfono, y gracias al bluetooth del stereo del auto seguí escuchando sobre como Andrés y compañía se la cogerían por todos los agujeros y demás guarradas. Mi mujer se despidió con un “me dejaron recontra caliente, no veo las horas de garchar con los dos, chau”.
Volví a poner la grabación para poder pajearme por tercera vez.
En la próxima cuento cómo hice para verla.
Mi esposa, a la que vamos a llamar María, da clases hasta muy tarde en la noche, siempre llegaba a esos de las 12 de la noche o un rato antes. Como trabajo de día por las noches me encargo de acostar a nuestros hijos y esperarla. En el último año las llegadas (sólo algunos días) empezaron a ser más prolongadas, llegando una hora o más tarde. Ahí fue que empecé a sospechar que algo estaba pasando.
María tiene unos cuarenta y pico, bien rellena pero muy atractiva, de hecho veo como sus alumnos la miran y me doy cuenta como la desean, eso a mí en vez de darme celos descubrí que me calentaba y mucho. Su personalidad dista demasiado de una puta, siempre criticó la vida libertina de sus alumnas y alguna amiga inclusive, y cuando yo trataba de defenderlas me llevaba flor de puteada. Celosa casi patológica defenestraba a quien incurriera en alguna infidelidad. Cuento todo esto para que entiendan de mi sorpresa por los cuernos que me metieron.
Lo que me resultó difícil fue comprobarlo. No podía hacerme el detective y seguirla, primero porque me parece una pelotudez, segundo porque no me daban los fondos (vivimos bastante alejados de su trabajo), y tercero porque la sola idea de verla con otro me calentaba a morir.
Con mis elementos limitados idee un plan el cuál consistía en colocar un grabador del tipo MP4 con autonomía de más de 12 horas en nuestro auto (ella lo usa para ir a dar sus clases) y escuchar las conversaciones. Probé un par de días y nada, pero como si de un clishé se tratara al tercer día ví la luz.
María volvió ese día comportándose más rara que de costumbre y más tarde todavía (2 de la mañana). Me dijo que se quedó hablando con una alumna que estaba con problemas personales y se fue a dormir. Al otro día busqué mi MP4, cargué su batería y me senté a escuchar…voy a tratar de relatarlo casi textual pero cambiando todos los nombres.
Uno de sus alumnos de nombre Andrés sube al auto ni bien termina la clase y le pregunta a María si podían acercar a Luis hasta cerca de su casa, María con vos un tanto molesta le dijo que sí pero que no se olvidara que tenía un marido que la estaba esperando, Andrés le dijo que no se enojara que al final iba a tener su recompensa.
Antes de pasar a lo acontecido una breve descripción de los muchachos, pendejos, lindos, calentones y promiscuos a cagarse…el resto no importa.
Volvamos a lo nuestro, a los 5’ de haber salido Andrés le pidió al otro que le contara porqué su novia lo había dejado y este empezó a detallar como lo habían encontrado en la cama con la mejor amiga. Los tres se reían y mi mujer aprovechaba para putearlo pero de manera amigable con frases como “eso no se hace y menos con la amiga”, “no podés hacer sufrir a una mina y menos una como ella”, hasta que este la frenó un tanto enojado y le preguntó si ella no pensaba en mí cuando estaba con Andrés…el silencio duro unos segundos y María empezó a putear a Andrés gritando de manera desaforada. Entre los dos la calmaron y Luís le pidió disculpas diciendo que jamás me diría una palabra, ni a nadie. El resto fue un interminable bla bla tengo familia bla bla hijos bla bla amo a mi esposo bla bla bla bla, al final Andrés la cortó con un “acá nadie te quiere hacer ningún daño, al contrario te queremos ver bien” y se escuchó como un beso de fondo. Durante un rato no se escuchó más nada, tal vez algún ruido que parecían gemidos pero nada más. Minutos más tarde se escuchó a Luis decir porqué no vamos los tres a un telo y María le contestó que no, tenía que volver a casa, “entonces pará allá y venga los dos para atrás”.
El MP4 estaba pegado al asiento del conductor y el micrófono captaba mejor lo que sucedía atrás. Hasta esto yo me había puesto en bolas (estaba en mi oficina cuando escuchaba) y me había empezado a pajear.
Durante 20 minutos escuché sólo jadeos y alguna súplica de María que decía balbuceando –No, No ahora No!!!. Se escuchaba alguna chupada pero no se distinguía si eran de ella o de ellos con sus tetas (enormes, gigantes), uno dijo “pajeame” y segundo después un “Sí, mi amor, así putita”. Otra vez se escuchó “vamos a un telo ya” y la voz entrecortada de María diciendo “hoy no, te prometo que vamos a ir, pero hoy no”. Otra vez ruido y de fondo la vos de María pidiéndoles que le avisen cuando estén por acabar, no quería ni una gota manchando el auto. Ya sin poder distinguir cuál escuché a uno decir “voy, voy voy” y jadeos…del otro se escuchó un “a mí ahora” y respiraciones agitadas.
Al rato las puertas del auto se abrieron, cada uno volvió a su lugar y María le pidió a Andrés un caramelo de menta. La charla continuó con lo bien que lo habían pasado y que esto lo tenemos que repetir pero bien y el ruego de mi mujer en que no cuenten más a nadie.
Dejaron a Luis, después bajó Andrés pero siguieron conversando por teléfono, y gracias al bluetooth del stereo del auto seguí escuchando sobre como Andrés y compañía se la cogerían por todos los agujeros y demás guarradas. Mi mujer se despidió con un “me dejaron recontra caliente, no veo las horas de garchar con los dos, chau”.
Volví a poner la grabación para poder pajearme por tercera vez.
En la próxima cuento cómo hice para verla.
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