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Era viernes, estaba con mis amigos dentro del boliche; bailando y tomando, aunque creo que tomé más de lo que baile. Creo recordar que fui al baño con una de mis amigas y después bajamos a la pista a unirnos con el resto
No sé como pasé de estar bailando con mi grupo a estar a solas con dos flacos que ni conocía. Me tenían acostada sobre una cama con los pantalones bajos y sin la remera; solamente con el sostén.
A los pie de la cama estaban ellos; ambos desnudos, intercambiaban caricias como explorando sus cuerpos, ignorándome por completo, no entendía lo que estaba haciendo ahí.
Comenzaron a besarse, lamían cuello y orejas, y yo ahí mirándolos. Nada me impedía huir, no estaba atada ni nada de eso, la curiosidad, el morbo peso más que el miedo.
Eran dos jóvenes delgados, ambos altos, y de cuerpos normales, uno era muy lindo, el otro no tanto. Sus cuerpos comenzaron a responder a las caricias que se propinaban y sus pijas se erectaron casi en simultaneo. El más feíto era dueño de una tremendísima pija mientras que la del lindo era más bien pequeña y fina. El pijudo se me acercó y me empezó a besar, mientras tanto y con poca cancha aún sin emitir sonido alguno intentaba deshacerse del sostén, hasta que al fin lo consiguió; dejando mis pequeños pechos al descubierto y en lugar de adueñarse de ellos los ignoró. Mientras que el otro me sacaba los zapatos y jalaba del pantalón para quitarlo por completo.
El más feo me tomó la mano y me llevó hasta su amigo; quedando parada entre medio de ambos desorientada, ignorando por completo lo que querían hacer. De repente me sorprendieron con una botella de un vino que en lugar de beberla la convirtieron en un juguete sexual, salpicándome con ella, estaba muy fría, provocaba una rara sensación al caer sobre mi piel, usando mi cuerpo como un torrente ambos bebían de él, a su búsqueda sus lenguas se rozaban incitándome con sus miradas, no hacía falta que dijeran nada, sus ojos lo decían todo.
Me tomaron del mentón y me dejaron mirando el techo, mientras una mano me sostenía fuerte para que no bajara la cabeza llenaron mi boca de vino. Cuando me liberó de la presión de su mano bajé el rostro de inmediato para no ahogarme cuando nuevamente me sorprendieron con sus lenguas hurgando dentro de mi boca; al encontrar la mía se entrelazaron y se movían con audacia. Fueron los besos más calientes que jamás antes había saboreado, uno me tomaba por el cuello y manipulaba los movimientos de mi cabeza, el otro estrujaba mis pechos, y en respuesta a esto mis pezones se ponían tan tiesos que al mínimo roce generaban en mi un gemido de placer absoluto.
Arquearon mi cuerpo y echaron un poco de líquido sobre ellos, una boca en cada teta saboreándola con devoción. A esa altura mi cuerpo se había entregado a ese par de AMOS DOMINANTES convirtiéndome en una esclava ocasional.
Continuaron jugando con mis senos y de cruzado se acariciaban la pija, se miraban desafiándose uno al otro.
Interactuamos en todo momento los tres juntos, sus manos sobre mi cuerpo, y la mía acariciando los suyos.
Mi conchita palpitaba, sentía como se iba empapando, y hasta podía distinguir ese olor tan particular que emanamos cuando nuestro cuerpo no da más de calentura. Comenzaron a chorrear los primeros hilos de mis jugos por mi entrepierna. Uno de ellos me empezó a dedear, primero con un dedo, lo metía y sacaba, y me ordenaba a lamerlo dándome a probar mis propios fluidos. Luego sumó otro, pero a diferencia del primero estos los movía con mayor entusiasmo de lado a lado, los sacó embadurnados y me los metió en la boca y me ordeno a limpiarlo bien; su sabor es dulzón, me gusta; y me calienta tomar mis jugos, lo he hecho muchas veces antes.
El otro me franeleaba la pija por la cola, me daba golpecitos con ella demostrando la firmeza que había alcanzado.
Mientras mi concha era embestida por tres dedos, y luego no sé si metió cuatro o la mano entera, sentí la presión al entrar, cubriendo toda la cavidad, los movía como formando círculos, para un lado y para el otro, fue tan excitante que podía parar de gemir, y el otro al escucharme tan caliente amagaba con mandármela por el culo, apoyaba la puntita y empujaba, ufffff no les puedo trasmitir en palabras la calentura que me provocaban esas embestidas; tanto que me arrancaron mi primer orgasmo.
Dejé caer mi cuerpo hacia atrás cayendo de espalda sobre la cama. Uno de ellos me levantó las piernas y me las sostenía por los tobillos abarcando ambas con una sola mano. Mi cuevita rosasita y enchastrada quedó en primer plano a los ojos de su compañero, este se arrodillo y me la empezó a comer, su lengua era grande y gruesa; tanto que sentía que en una sola pasada la lamía por completo. El amigo sin soltar mis tobillos cambió de posición, se orilló por el lateral de la cama y me llenó la boca con su hermoso pedazo. Mmmmm sí que era gruesa, cubría mi boca en su totalidad. La metía y la sacaba, y con la otra mano manipulaba las embestidas, mientras yo disfrutaba de una gran mamada.
Su compañero me la chupaba con tantas ganas y con esa lengua caliente que me hizo delirar; y no pasó mucho rato y volví a tener otro exquisito orgasmo.
Continua.....
23 comentarios - Descontrol en el boliche
Gracias por compartir.
Angie te deja Besos y Lamiditas !!!
La mejor forma de agradecer la buena onda que se recibe es comentando, al menos al que te comenta. Yo comenté tu post, vos comentaste el mío?
Compartamos, comentemos, apoyemos, hagamos cada vez mejor esta maravillosa Comunidad !!!
Excelente historia, tan bien relatada que me transportaste a la escena.
Ufff, quedo en llamas esperando la continuacion 🔥
Gracias por compartir
Yo comenté tu post, la mejor manera de agradecer es comentando alguno de los míos...
Gracias por disfrutar y compartir!!!
Rodolfo322 P!oringuero