Daniel me vino a visitar durante toda su estadía en Buenos Aires. Quedó fascinado por el descubrimiento de disfrutar el sexo de una forma distinta. Decidió quedarse un día más, y volverse el sábado, para tomar unas clases extras.
Pero lamentablemente, no iba a ser todo tan fácil. Lucas me había llamado, y ese fin de semana iba a venir a Buenos Aires. El departamento donde estoy viviendo es de él, así que no podía zafar de ninguna forma.
Para que no haya problemas, le expliqué a Daniel la situación. Por supuesto, obviando varios detalles de la relación mía con Lucas. La cuestión es que no podía volver al depto con mi chongo, porque Lucas tiene llave, y aunque siempre me avisa cuando está por llegar, no quería tampoco sacarlo a los rajes a Daniel. Y por supuesto, tampoco le podía decir a Lucas "avisame antes que estoy con un chabón"... Un quilombo importante.
Para la despedida, le había preparado algo muy especial a Dani. Me vestí lo más provocadora posible, minishort con botitas y remerita arriba del ombligo. Me había atado el pelo con un rodete arriba de mi cabeza. Y llevaba una cartera con algunas sorpresitas. Le dije de ir a un telo, pero terminamos yendo al hotel donde él estaba parando. Luego de conversar con el conserje, nos dejó pasar (el tipo me miró de arriba abajo adelante y atrás, porque la verdad, tenía una pinta de puta terrible).
Entramos y se me tiró encima. Me empezó a besar y sacarme la ropa. Lo frené y lo agarré de los pelos. "Calmate. Hoy mando yo", le dije comiéndole la boca de un beso. Lo empujé contra la cama acostándolo boca arriba. Me senté arriba soltándome el pelo y le saqué la remera que tenía puesta.
Rocé mis uñas sobre su pecho, bajando hasta su panza siguiendo hasta el jean. Desabroché despacio el cinto y el primer botón. Me bajé de encima suyo, y agarré el cierre con la boca bajándolo por completo. Pude sentir su pija parada golpear mi cara. Terminé de desvestirlo y empecé a chuparle la verga.
Daniel con sus manos me agarraba de la cabeza. Empecé a besar sus piernas y fui subiendo hasta su pecho rozando mis labios contra su piel. "Quedate quieto", le pedí mientras iba a buscar mi cartera. Saqué un par de esposas que había comprado una vez hacía tiempo, de esas que vienen recubiertas de piel. Los ojos del chabón se transformaron. Caminé despacio y sensualmente hacia él y me senté encima suyo.
Estaba sentada sobre su pecho, agarrando sus manos y atándolo a la cama. El pibe no ponía ninguna resistencia. Yo me franeleaba el clítoris contra su pecho. "Damela... te la quiero chupar!" me pedía tratando de llegar con su boca a mi concha. No le dije nada. Me levanté y me giré, haciendo el 69 pero con mi cola a una distancia que él no podía chuparla ni tocarla por estar atado.
"No me hagas esto!" me pedía, pero yo no le hice caso. Me dediqué a chuparle la pija y moverle el culo adelante de él. Sentía como hacía fuerzas para soltarse. Quería al menos tocarme. De a poco, me fui acercando a su boca. Cuando estuvo a una distancia corta, con su lengua corrió mi tanguita con gran maestría y empezó a chupar. Como podía, incómodo, pero su lengua empezaba a tocar mi clítoris caliente y empapado.
Su pija estaba mojada y lubricada con mi saliva. Mi mano resbalaba de tan babeada que estaba. Me levanté y me di vuelta. "Me la querés chupar?" le pregunté. Me paré en el borde de la cama y poniéndome de espaldas a él, me bajé la tanguita hasta el piso sin doblar las piernas.
Volví a la cama y me senté en su boca. Lo agarré de los pelos y enterré mi concha en su cara. Como si fuera un juguetito, refregaba su cabeza contra mi concha. Daniel desesperado trataba de seguir mis movimientos y movía su lengua para todos lados.
Me volvía loca y estaba por acabar. Aceleré el ritmo hasta que acabé con su lengua clavada en mi concha recibiendo todos mis flujos. Solté su cabeza y me di vuelta. Como si estuviera en una tabla de surf, me fui arrastrando hasta llegar a su pija. Levanté un poco el culo y me senté arriba siempre dándole la vista de mi colita.
"Esta imagen no me la olvido más", gritaba mientras yo muy suavemente, levantaba mi cola y la bajaba para clavarme su pija. Con todo lo que habíamos cogido esos días, él aguantaba un poquito más... sino, calculo que ya habría acabado. "Soltame", me pedía pero yo no le hacía caso.
Me volví a levantar. Y volví a sentarme en su cara. "Te gusta chupar conchas, tomá..." le decía mientras le ofrecía la mía para que la recorriera con su lengua. Cuando sentí que estaba por acabar otra vez, me levanté y volví a sentarme en su pija. Ahora de frente, poniéndole las tetas en la cara para que también las chupe, mientras yo cabalgaba con el ritmo salvaje que me gusta sobre su verga.
Cuando me avisó que ya no podía aguantar más, salí de encima y le chupé la pija hasta que saltó la poca leche que le quedaba sobre su cuerpo. Ahora si, lo solté. Se me tiró encima besándome con pasión.
Me agradeció el regalito de despedida, pero como buen caballero, no lo hizo solo con palabras sino también con hechos: me acostó en la cama y se tiró entre mis piernas a chuparme nuevamente la concha (terrible vicioso el pibe!). Levanté un poco mis piernas y le pedí que me chupara un poco la cola.
Miró con desconfianza, pero después, de a poco, su lengua fue bajando hasta llegar a mi ano. Al sentir su lengua se dilató solito. En mi conchita tenía dos dedos que se movían de arriba a abajo y de adentro hacia afuera, mientras su lengua filosa y veloz, golpeaba con fuerza mi clítoris. Sentí como me chorreaba y otro orgasmo fuerte hizo temblar todo el cuerpo.
Daniel sacó sus dedos y me los mostró. Estaban empapados. "Seguí con mi cola... hoy es tuya", le dije. Otra vez, sus ojos se abrieron como platos. No soy de entregar la cola muy fácil, pero la verdad que la había pasado bien con él y se merecía el premio... era como una especie de graduación. Obviamente, su ex novia nunca se la había dado, así que era su primera vez.
Levanté mis piernas hasta apoyar mis muslos contra mi pecho, dejando a disposición de Daniel mi colita. Me escupió y chupó largo rato, hasta empezar a meter un dedo. Cuando se acostumbró, le indiqué que metiera otro. Yo ya estaba re caliente, me levanté y le agarré la pija. La tenía media parada ya. Se la chupé hasta dejarla durísima y lista para entrar por atrás.
Me puse en 4 y levantando mi cola le di las últimas indicaciones. Con temor, apoyó su pija en la entrada de mi cola. Sentí como su cabeza se iba abriendo paso. Me relajé y dejé que entrara toda. Despacito, empezó a moverse. De a poco, su ritmo fue subiendo haciéndome gritar.
Después de un rato, sin salir de la misma posición, sacó su pija y me cogió con una fuerza feroz por la concha. Nunca acabé analmente, pero me deja con una calentura tan grande que el orgasmo que tenga después es impresionantemente intenso, mojado y no puedo dejar de temblar. Y de gritar.
Y tanto estaba gritando con la cogida que me estaba pegando, que alguien de alguna habitación vino a golpear la puerta. Nos detuvimos un poco para calmarnos, pero no por mucho. Daniel no tardó mucho en agarrar otra vez el ritmo salvaje haciéndome delirar y gritar. Me tiré contra la cama y mordí la almohada.
Tuve dos orgasmos casi seguidos que me destruyeron. No podía dejar de mover mis piernas, que temblaban de lo intenso que había sido. Me quedé acostada boca abajo, mientras Daniel sentado sobre mis piernas se pajeó hasta acabar en mi cola. Con una de sus manos me distribuyó la poca leche que había largado en mis cachetes. "No tengo más nada... me dejaste seco" me dijo acostándose al lado mío. Sonreí de satisfacción.
Nos quedamos dormidos abrazados. Los primeros rayos del sol que entraron por la ventana me despertaron. El roce con las sábanas me encendieron de nuevo. Hay veces que coger mucho y bien, me dan ganas de seguir cogiendo más y mejor... y ese era uno de esos días. Me rozaban y me chorreaba, básicamente. Daniel aun dormía. Me metí bajo las sábanas y le empecé a chupar la pija.
Su pija se despertaba, pero él aún no. "Ahhh pendejaaa pensé que estaba soñando!" me dijo agarrándome de los pelos. "Cogeme", le pedí sacando su pija de mi boca, mientras me limpiaba la saliva que quedaba chorreando de mis labios. Me acosté boca arriba y él tirándose arriba me pegó una cogida fenomenal.
La cama quedó totalmente desarmada y las sábanas tiradas por toda la habitación. Nos cambiamos y bajamos a desayunar. Había bastante gente y nos miraban mucho, calculo que se habrán dado cuenta que los ruidos molestos de la noche habíamos sido nosotros.
Daniel volvió a la habitación, armó sus valijas y nos fuimos. Mientras hacía el check-out, yo lo esperaba en el auto.
- El conserje quería que le diera tu teléfono. No me creía que no sos puta. - me dijo
- Soy puta... pero no de las que quiere él. Yo no cobro.- le contesté guiñándole el ojo.
Me llevó hasta mi casa, casi al mediodía. Lucas llegaba a la tarde. Tenía tiempo de bañarme al menos. Me despedí de Daniel y rápido subí las escaleras hasta mi depto. Si bien mi miedo era Lucas, mientras estaba abriendo la puerta aparece mi vecino, Agustín. Se me puso a hablar, a pedirme perdón (nos habíamos peleado ya varias veces porque él quería ponerse de novio, yo le dije que quería algo informal, el flaco me empezó a vigilar con quien llegaba al departamento.. en fin... boludeces).
Me quedé hablando en la puerta un rato con él. Pero yo estaba como había contado recién. Me rozabas y me calentaba. Lucas estaba por llegar, pero yo no sabía cuanto tiempo iba a aguantar sin hacer pasar al nene. Cuánto más tiempo dejara pasar con mis dudas, menos tiempo para hacer algo. Si actuaba, tenía que ser ya. Lo despachaba rápido al pibito y preparaba todo para Lucas o lo hacía entrar y calmarlo con un rapidito y lo rajaba más tranquilo...
Segunda Parte
Tercera Parte
Cuarta Parte
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Indice
Pero lamentablemente, no iba a ser todo tan fácil. Lucas me había llamado, y ese fin de semana iba a venir a Buenos Aires. El departamento donde estoy viviendo es de él, así que no podía zafar de ninguna forma.
Para que no haya problemas, le expliqué a Daniel la situación. Por supuesto, obviando varios detalles de la relación mía con Lucas. La cuestión es que no podía volver al depto con mi chongo, porque Lucas tiene llave, y aunque siempre me avisa cuando está por llegar, no quería tampoco sacarlo a los rajes a Daniel. Y por supuesto, tampoco le podía decir a Lucas "avisame antes que estoy con un chabón"... Un quilombo importante.
Para la despedida, le había preparado algo muy especial a Dani. Me vestí lo más provocadora posible, minishort con botitas y remerita arriba del ombligo. Me había atado el pelo con un rodete arriba de mi cabeza. Y llevaba una cartera con algunas sorpresitas. Le dije de ir a un telo, pero terminamos yendo al hotel donde él estaba parando. Luego de conversar con el conserje, nos dejó pasar (el tipo me miró de arriba abajo adelante y atrás, porque la verdad, tenía una pinta de puta terrible).
Entramos y se me tiró encima. Me empezó a besar y sacarme la ropa. Lo frené y lo agarré de los pelos. "Calmate. Hoy mando yo", le dije comiéndole la boca de un beso. Lo empujé contra la cama acostándolo boca arriba. Me senté arriba soltándome el pelo y le saqué la remera que tenía puesta.
Rocé mis uñas sobre su pecho, bajando hasta su panza siguiendo hasta el jean. Desabroché despacio el cinto y el primer botón. Me bajé de encima suyo, y agarré el cierre con la boca bajándolo por completo. Pude sentir su pija parada golpear mi cara. Terminé de desvestirlo y empecé a chuparle la verga.
Daniel con sus manos me agarraba de la cabeza. Empecé a besar sus piernas y fui subiendo hasta su pecho rozando mis labios contra su piel. "Quedate quieto", le pedí mientras iba a buscar mi cartera. Saqué un par de esposas que había comprado una vez hacía tiempo, de esas que vienen recubiertas de piel. Los ojos del chabón se transformaron. Caminé despacio y sensualmente hacia él y me senté encima suyo.
Estaba sentada sobre su pecho, agarrando sus manos y atándolo a la cama. El pibe no ponía ninguna resistencia. Yo me franeleaba el clítoris contra su pecho. "Damela... te la quiero chupar!" me pedía tratando de llegar con su boca a mi concha. No le dije nada. Me levanté y me giré, haciendo el 69 pero con mi cola a una distancia que él no podía chuparla ni tocarla por estar atado.
"No me hagas esto!" me pedía, pero yo no le hice caso. Me dediqué a chuparle la pija y moverle el culo adelante de él. Sentía como hacía fuerzas para soltarse. Quería al menos tocarme. De a poco, me fui acercando a su boca. Cuando estuvo a una distancia corta, con su lengua corrió mi tanguita con gran maestría y empezó a chupar. Como podía, incómodo, pero su lengua empezaba a tocar mi clítoris caliente y empapado.
Su pija estaba mojada y lubricada con mi saliva. Mi mano resbalaba de tan babeada que estaba. Me levanté y me di vuelta. "Me la querés chupar?" le pregunté. Me paré en el borde de la cama y poniéndome de espaldas a él, me bajé la tanguita hasta el piso sin doblar las piernas.
Volví a la cama y me senté en su boca. Lo agarré de los pelos y enterré mi concha en su cara. Como si fuera un juguetito, refregaba su cabeza contra mi concha. Daniel desesperado trataba de seguir mis movimientos y movía su lengua para todos lados.
Me volvía loca y estaba por acabar. Aceleré el ritmo hasta que acabé con su lengua clavada en mi concha recibiendo todos mis flujos. Solté su cabeza y me di vuelta. Como si estuviera en una tabla de surf, me fui arrastrando hasta llegar a su pija. Levanté un poco el culo y me senté arriba siempre dándole la vista de mi colita.
"Esta imagen no me la olvido más", gritaba mientras yo muy suavemente, levantaba mi cola y la bajaba para clavarme su pija. Con todo lo que habíamos cogido esos días, él aguantaba un poquito más... sino, calculo que ya habría acabado. "Soltame", me pedía pero yo no le hacía caso.
Me volví a levantar. Y volví a sentarme en su cara. "Te gusta chupar conchas, tomá..." le decía mientras le ofrecía la mía para que la recorriera con su lengua. Cuando sentí que estaba por acabar otra vez, me levanté y volví a sentarme en su pija. Ahora de frente, poniéndole las tetas en la cara para que también las chupe, mientras yo cabalgaba con el ritmo salvaje que me gusta sobre su verga.
Cuando me avisó que ya no podía aguantar más, salí de encima y le chupé la pija hasta que saltó la poca leche que le quedaba sobre su cuerpo. Ahora si, lo solté. Se me tiró encima besándome con pasión.
Me agradeció el regalito de despedida, pero como buen caballero, no lo hizo solo con palabras sino también con hechos: me acostó en la cama y se tiró entre mis piernas a chuparme nuevamente la concha (terrible vicioso el pibe!). Levanté un poco mis piernas y le pedí que me chupara un poco la cola.
Miró con desconfianza, pero después, de a poco, su lengua fue bajando hasta llegar a mi ano. Al sentir su lengua se dilató solito. En mi conchita tenía dos dedos que se movían de arriba a abajo y de adentro hacia afuera, mientras su lengua filosa y veloz, golpeaba con fuerza mi clítoris. Sentí como me chorreaba y otro orgasmo fuerte hizo temblar todo el cuerpo.
Daniel sacó sus dedos y me los mostró. Estaban empapados. "Seguí con mi cola... hoy es tuya", le dije. Otra vez, sus ojos se abrieron como platos. No soy de entregar la cola muy fácil, pero la verdad que la había pasado bien con él y se merecía el premio... era como una especie de graduación. Obviamente, su ex novia nunca se la había dado, así que era su primera vez.
Levanté mis piernas hasta apoyar mis muslos contra mi pecho, dejando a disposición de Daniel mi colita. Me escupió y chupó largo rato, hasta empezar a meter un dedo. Cuando se acostumbró, le indiqué que metiera otro. Yo ya estaba re caliente, me levanté y le agarré la pija. La tenía media parada ya. Se la chupé hasta dejarla durísima y lista para entrar por atrás.
Me puse en 4 y levantando mi cola le di las últimas indicaciones. Con temor, apoyó su pija en la entrada de mi cola. Sentí como su cabeza se iba abriendo paso. Me relajé y dejé que entrara toda. Despacito, empezó a moverse. De a poco, su ritmo fue subiendo haciéndome gritar.
Después de un rato, sin salir de la misma posición, sacó su pija y me cogió con una fuerza feroz por la concha. Nunca acabé analmente, pero me deja con una calentura tan grande que el orgasmo que tenga después es impresionantemente intenso, mojado y no puedo dejar de temblar. Y de gritar.
Y tanto estaba gritando con la cogida que me estaba pegando, que alguien de alguna habitación vino a golpear la puerta. Nos detuvimos un poco para calmarnos, pero no por mucho. Daniel no tardó mucho en agarrar otra vez el ritmo salvaje haciéndome delirar y gritar. Me tiré contra la cama y mordí la almohada.
Tuve dos orgasmos casi seguidos que me destruyeron. No podía dejar de mover mis piernas, que temblaban de lo intenso que había sido. Me quedé acostada boca abajo, mientras Daniel sentado sobre mis piernas se pajeó hasta acabar en mi cola. Con una de sus manos me distribuyó la poca leche que había largado en mis cachetes. "No tengo más nada... me dejaste seco" me dijo acostándose al lado mío. Sonreí de satisfacción.
Nos quedamos dormidos abrazados. Los primeros rayos del sol que entraron por la ventana me despertaron. El roce con las sábanas me encendieron de nuevo. Hay veces que coger mucho y bien, me dan ganas de seguir cogiendo más y mejor... y ese era uno de esos días. Me rozaban y me chorreaba, básicamente. Daniel aun dormía. Me metí bajo las sábanas y le empecé a chupar la pija.
Su pija se despertaba, pero él aún no. "Ahhh pendejaaa pensé que estaba soñando!" me dijo agarrándome de los pelos. "Cogeme", le pedí sacando su pija de mi boca, mientras me limpiaba la saliva que quedaba chorreando de mis labios. Me acosté boca arriba y él tirándose arriba me pegó una cogida fenomenal.
La cama quedó totalmente desarmada y las sábanas tiradas por toda la habitación. Nos cambiamos y bajamos a desayunar. Había bastante gente y nos miraban mucho, calculo que se habrán dado cuenta que los ruidos molestos de la noche habíamos sido nosotros.
Daniel volvió a la habitación, armó sus valijas y nos fuimos. Mientras hacía el check-out, yo lo esperaba en el auto.
- El conserje quería que le diera tu teléfono. No me creía que no sos puta. - me dijo
- Soy puta... pero no de las que quiere él. Yo no cobro.- le contesté guiñándole el ojo.
Me llevó hasta mi casa, casi al mediodía. Lucas llegaba a la tarde. Tenía tiempo de bañarme al menos. Me despedí de Daniel y rápido subí las escaleras hasta mi depto. Si bien mi miedo era Lucas, mientras estaba abriendo la puerta aparece mi vecino, Agustín. Se me puso a hablar, a pedirme perdón (nos habíamos peleado ya varias veces porque él quería ponerse de novio, yo le dije que quería algo informal, el flaco me empezó a vigilar con quien llegaba al departamento.. en fin... boludeces).
Me quedé hablando en la puerta un rato con él. Pero yo estaba como había contado recién. Me rozabas y me calentaba. Lucas estaba por llegar, pero yo no sabía cuanto tiempo iba a aguantar sin hacer pasar al nene. Cuánto más tiempo dejara pasar con mis dudas, menos tiempo para hacer algo. Si actuaba, tenía que ser ya. Lo despachaba rápido al pibito y preparaba todo para Lucas o lo hacía entrar y calmarlo con un rapidito y lo rajaba más tranquilo...
Segunda Parte
Tercera Parte
Cuarta Parte
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Indice
26 comentarios - Finde intenso 1
gracias por pasar!
gracias por pasar
yo no tengo vecinas asi
mas aburrido mi barrio loko
Me parece que me voy a la mierda para capital
Buen relato
y la verdad es que valdria la inversion pagar unan putita asi jajaja
El chabon se fue re contento y el pendejo seguro obtuvo un premio por perseverar
esperare la proxima entrega
Muy bueno
gracias por pasar!
Si le tapabas los ojos lo terminabas de enloquecer...
Eso es muy bueno... lo hice a una chica y quedo loca jejeje
besos
gracias por pasar!
Su pija estaba mojada y lubricada con mi saliva. Mi mano resbalaba de tan babeada que estaba." que deli ❤️
jajaj me dio risa lo del conserje wtf jajja
a mi me pasaron ciertas cosas pero online igual da para darse autocachetadas a una misma una jajja
aca no suelo subir relatos porq no tengo panciencia y eso que se redactar xD