Eran como las 21:30 de un viernes, ese dÃa habÃa salido muy tarde del trabajo, todo gracias al hijo de puta que es mi jefe, querÃa que termináramos unos expedientes antes del fin de semana que muy tranquilamente podrÃa haber hecho el lunes. No tenÃa coche, por lo que tenÃa que usar el transporte público. Lo bueno de mi caso es que trabajo a unas cuadras de una estación del metro, luego me quedo en mi estación de destino e igual camino unas cuadras hasta mi casa.
Ese dÃa como habÃa salido más tarde de lo habitual, iba con bastante prisa a mi casa, no querÃa perderme para nada mi telenovela de las 21, además que tenÃa mucha hambre. Yo acostumbro siempre a irme a mi casa por una calle bastante iluminada y transitada aunque con el inconveniente de que me tomo de 5 a 10 minutos más en llegar a mi casa debido a que es un camino más largo, pero más seguro. Aquel dÃa decidà irme por el camino más corto, más oscuro y menos seguro, ya que últimamente no habÃan estado ocurriendo ningún asalto por estas zonas.
A mitad del camino oigo un pequeño sonido que proviene de mi cartera, al parecer era una llamada perdida de mi mamá, en ese momento decido llamarla más tarde, no sea que por hablar por teléfono en la calle vallan y me arrebaten mi preciado iphone que me costó un ojo de la cara comprarlo, pienso yo en ese momento y sigo caminando.
Estaba un poco nerviosa y caminaba muy deprisa, estaba muy oscuro y me estaba dando algo de miedo, cuando de repente no se como aparece a mi derecha un tipo al que ni pude ver bien de lo rápido que ocurrió todo y me toma de un brazo y me tumba al suelo de forma muy brusca. Cuando subo la mirada para ver al cabrón que me habÃa dado tan tremendo tirón, solo veo el filo de ese cuchillo que apuntaba a mi cara.
-Oye bien lo que te voy a decir mami, dame el dinero y ese teléfono que tienes, sino quieres que te mate aquà mismo. -Me dijo de forma amenazadora aquel tipo.
-Vale, vale, pero quitame ese cuchillo de la cara. Mira solo traigo esto, es todo lo que tengo.
-Y el teléfono qué? Dámelo rápido puta de mierda, es que crees que tengo todo el dÃa. -Moviendo el cuchillo frente a mi cara.
Estaba tan asustada que no podÃa gritar, además de hacerlo ese cabrón me podrÃa hacer mucho daño, pero no estaba dispuesta a darle mi teléfono a ese maldito, que lo compré con tanto sacrificio para que venga él tan livianamente a robarmelo.
-Por favor, solo coge el dinero, ya no tengo nada más para ti, mira que hay tengo mis contactos, mi agenda, mi todo, por favor ten piedad, te lo pido. -Le digo con desesperación.
-A callar puta. Arrebatando de forma violenta mi cartera de mis manos.
En ese momento no sabÃa que pensar, mi teléfono, mi vida estaba en esa cartera. Asà que le dije lo primero que me llegó a la mente.
-Espera, no te la lleves, hagamos un trato.
-Un trato dices?
-Si, un trato. Mira si me devuelves mi cartera te muestro mis tetas.
-Jejeje, ya veo que eres puta. Vale enseñamelas.
Estaba desesperada, no podÃa creer lo que estaba haciendo, no entendÃa porque nadie pasaba por la calle y venÃa en mi auxilio. Me abrà temblorosamente los botones de mi blusa, me bajo el sostén y le muestro mis tetas.
-Ummm, pero que ricas tetas se ve que tienes, eh putita? -Dice ese desgraciado con perversidad en aquellos ojos.
-Ya te mostré mis tetas, ahora dame mi cartera.
-Yo nunca dije que te la iba a devolver, yo solo te dije que me enseñaras tus tetas y tu gustosamente me las enseñaste.
-Eres un capullo de mierda, maldito. -Le grité furiosa.
-Aunque si me enseñaras tu coñito, tal vez te devuelva la cartera.
-Qué! Acaso estas loco? -Le dije asombrada.
-Entonces me voy y adiós cartera.
-Vale, espera. No tenÃa más opción, asà que me baje mis bragas, subà con vergüenza mi farda que estaba a nivel de mi rodillas y le mostré mi coño a aquel desconocido.
-Joder, que putada. Abre un poco más las piernas para verte mejor ese coñito.
Estaba tan avergonzada, pero mi iphone valÃa todo eso, solo podÃa pensar que al final de todo estarÃa nuevamente en mi casa con mi iphone sana y salva y que todo esto serÃa una mala experiencia. Hacia tres dÃas que me habÃa depilado, por lo que la vista de mi coño para aquel maldito debió de ser alucinante…
-Por favor, ya terminemos con esto. -Le dije con lagrimas en mis ojos.
-No lo se. -Dijo con algo de duda. Ahora que me has enseñado ese coñito tuyo, me la has puesto dura, creo que será mejor que ahogamos otro acuerdo, claro, si es que quieres tu cartera de vuelta.
-Por qué me haces esto? Solo terminemos rápido esto y dame mi cartera. -Le dije llorando.
-Vale, vale. Ves ese callejón al otro lado de la calle? Vamos allà un rato.
SabÃa muy bien a lo que iba a aquel callejón, pero ya no estaba tan segura si realmente iba a recuperar mi cartera, pero debÃa intentarlo.
-Bien, ya estamos aquÃ, lo que sea que vallamos a hacer hagamoslo rápido. -Le dije.
En ese momento, aquel maldito saco de sus pantalones una polla media erecta. No era la gran cosa, una polla normal tal vez de unos 15 centÃmetros y de un grosor normal, pero insisto en que no era la gran cosa, sin embargo, no se si era porque tenÃa mucho que no follaba o por aquella situación, pero no pude evitar mantener la vista clavada en aquella polla y sentir ese sensación de agua a la boca.
Mientras se la sobaba me dice: -Venid acá puta, si quieres esta cartera comienza a chuparmela y cuidadito si me la muerdes, que aquà mismo te corto en dos.
Al parecer sin más opción, tuve que agacharme y tomar aquella polla en mis manos. OlÃa un poco a orina y sudor, se me hacia algo asqueroso llevarmela a la boca, sin embargo algo dentro de mi querÃa devorarsela toda. Poco a poco la fui introduciendo en mi boca, saboreando aquel asqueroso sabor.
-Ohhh joder puta, si que tienes una boquita rica, sigue asÃ, joder.
Seguà chupandosela por un rato, aquel sabor habÃa desaparecido, no se si eran los nervios o mi yo interno que estaba tomando el control de mi. Estaba chupando también esa polla que habÃa olvidado que ese maldito era mi asaltante, un criminal, un abusador. No querÃa admitirlo, pero aquella situación estaba comenzado a humedecer a mi coño. Asà que tomé una de mis manos y la llevé hasta allÃ, y sin duda alguna, mi coño estaba húmedo. Dentro de mi estaba surgiendo una batalla interna, por una parte querÃa entregarme al deseo y pedirle a ese desconocido que me follará sin piedad y por otra, debÃa de mantener mi decencia.
Creo que ese bastardo se percató de mi confusión y decidió darme algo de ayuda. Me acostó en aquel suelo todo sucio, abrió mis piernas, y con sus dedos comenzó a abrir los labios de mi coño.
-Vaya vaya, puedo ver que no eres la única que está disfrutando por aquÃ, mira si eres puta que estas choreando como una cerda de la calentura.
-Eres un maldito. -Le dije claramente de forma fingida. Claro que no estoy para nada excitada, quien se pondrÃa caliente con un maldito abusador como tu?
En ese momento, ese bastardo comenzó a lamer mi coño, a pesar de que estaba sucio de todo un dÃa de trabajo. Al parecer eso no le importó, porque ahora lo estaba chupando, mejor dicho succionando con mucha fuerza. Yo estaba tan perdida en el placer que habÃa olvidado totalmente la cordura y la decencia y me habÃa entregado a la perversión. No pude evitar dar unos gemidos de placer, sentÃa como ese fuego dentro de mi estaba apunto de explotar en un grandÃsimo orgasmo. En ese momento, me arqueé toda y exploté de un orgasmo increÃble, lo único que pude decir fue jodeer, maldito…
Mi respiración aun corrÃa bastante rápida, me estaba apenas recuperando cuando ese desgraciado me hizo ponerme de rodillas, y sin ningún preámbulo, me metió de un solo golpe toda su polla en mi empapado coño, que chorreaba mis fluidos acumulados de varios meses sin follar. Sus embestidas se hacÃan cada vez más deprisa, recuerdo que miré hacia atrás y lo vi bien a la cara. DebÃa de tener entre algunos dieciocho o veinticinco , era de cabello castaño o negro, no lo podÃa distinguir bien por la poca luz que habÃa, pero lo que si pude distinguir a la perfección fue aquella mirada, la habÃa visto antes, era esa mirada de placer que solo mi coño sabÃa dar a aquellos privilegiados de poseerlo.
Me tomó por mi cabello con una mano, y con la otra me daba nalgadas en mi culito, mientras continuaba con sus embestidas. Lo estaba haciendo tan fuerte que podÃa sentir sus bolas chocar contra mi. Acababa de tener un orgasmo y no faltaba mucho para tener otro. En ese momento alcancé a ver que mi cartera estaba en el suelo, si salÃa corriendo rápido podrÃa recuperarla e irme rápido hasta un lugar seguro. Mi sentido lógico me decÃa que lo hiciera, pero mi cuerpo no respondÃa a mis ordenes, solo pensaba en una sola cosa, correrme de nuevo.
Nuestras respiraciones estaban a su máximo, querÃa recuperar mi cartera y con ella mi iphone, pero correrme era para mi una prioridad mayor, asà que pensé que luego de correrme lo primero que harÃa serÃa coger mi cartera y correr hasta que estuviera a salvo. Era bien fácil planear todo aquello, pero la realidad era otra. SentÃa que mi coño me iba a quemar todo mi interior de lo caliente que estaba. En ese momento perdà la razón de mÃ, y exploté una vez más en otro fuertÃsimo orgasmo aun mayor que el anterior. SabÃa que tenÃa que salir corriendo de allÃ, pero me sentÃa tan agotada que no podÃa levantarme. Ese bastardo aprovechó mi fatiga para correrse dentro de mi y llenar todo mi coño de aquella leche caliente.
Pasaron unos segundos, los suficientes para recuperar algo de mis fuerzas. Me levanté, tomé mi cartera y salà corriendo lo más rápido que pude y no paré hasta llegar a mi casa. Nerviosa, abrà la puerta y la cerré de golpe. No sabrÃa describir lo que sentÃa en aquel momento, fue una mezcla de suspenso, placer y cansancio por ver corrido de esa manera. Revisé mi cartera en busca de mi iphone, ahà estaba. Solo pude echar un suspiro, lo que me habÃa pasado aquel dÃa fue lo mas increÃble de toda mi vida.
Ha pasado una semana desde aquel evento, no se lo he contado a nadie y ni tampoco he vuelto a pasar por aquella calle. A pesar de que me digo que no deseo volver a ver a ese bastardo, muy en el fondo mantengo la duda si realmente valió la pena todo aquello por un iphone...
Ese dÃa como habÃa salido más tarde de lo habitual, iba con bastante prisa a mi casa, no querÃa perderme para nada mi telenovela de las 21, además que tenÃa mucha hambre. Yo acostumbro siempre a irme a mi casa por una calle bastante iluminada y transitada aunque con el inconveniente de que me tomo de 5 a 10 minutos más en llegar a mi casa debido a que es un camino más largo, pero más seguro. Aquel dÃa decidà irme por el camino más corto, más oscuro y menos seguro, ya que últimamente no habÃan estado ocurriendo ningún asalto por estas zonas.
A mitad del camino oigo un pequeño sonido que proviene de mi cartera, al parecer era una llamada perdida de mi mamá, en ese momento decido llamarla más tarde, no sea que por hablar por teléfono en la calle vallan y me arrebaten mi preciado iphone que me costó un ojo de la cara comprarlo, pienso yo en ese momento y sigo caminando.
Estaba un poco nerviosa y caminaba muy deprisa, estaba muy oscuro y me estaba dando algo de miedo, cuando de repente no se como aparece a mi derecha un tipo al que ni pude ver bien de lo rápido que ocurrió todo y me toma de un brazo y me tumba al suelo de forma muy brusca. Cuando subo la mirada para ver al cabrón que me habÃa dado tan tremendo tirón, solo veo el filo de ese cuchillo que apuntaba a mi cara.
-Oye bien lo que te voy a decir mami, dame el dinero y ese teléfono que tienes, sino quieres que te mate aquà mismo. -Me dijo de forma amenazadora aquel tipo.
-Vale, vale, pero quitame ese cuchillo de la cara. Mira solo traigo esto, es todo lo que tengo.
-Y el teléfono qué? Dámelo rápido puta de mierda, es que crees que tengo todo el dÃa. -Moviendo el cuchillo frente a mi cara.
Estaba tan asustada que no podÃa gritar, además de hacerlo ese cabrón me podrÃa hacer mucho daño, pero no estaba dispuesta a darle mi teléfono a ese maldito, que lo compré con tanto sacrificio para que venga él tan livianamente a robarmelo.
-Por favor, solo coge el dinero, ya no tengo nada más para ti, mira que hay tengo mis contactos, mi agenda, mi todo, por favor ten piedad, te lo pido. -Le digo con desesperación.
-A callar puta. Arrebatando de forma violenta mi cartera de mis manos.
En ese momento no sabÃa que pensar, mi teléfono, mi vida estaba en esa cartera. Asà que le dije lo primero que me llegó a la mente.
-Espera, no te la lleves, hagamos un trato.
-Un trato dices?
-Si, un trato. Mira si me devuelves mi cartera te muestro mis tetas.
-Jejeje, ya veo que eres puta. Vale enseñamelas.
Estaba desesperada, no podÃa creer lo que estaba haciendo, no entendÃa porque nadie pasaba por la calle y venÃa en mi auxilio. Me abrà temblorosamente los botones de mi blusa, me bajo el sostén y le muestro mis tetas.
-Ummm, pero que ricas tetas se ve que tienes, eh putita? -Dice ese desgraciado con perversidad en aquellos ojos.
-Ya te mostré mis tetas, ahora dame mi cartera.
-Yo nunca dije que te la iba a devolver, yo solo te dije que me enseñaras tus tetas y tu gustosamente me las enseñaste.
-Eres un capullo de mierda, maldito. -Le grité furiosa.
-Aunque si me enseñaras tu coñito, tal vez te devuelva la cartera.
-Qué! Acaso estas loco? -Le dije asombrada.
-Entonces me voy y adiós cartera.
-Vale, espera. No tenÃa más opción, asà que me baje mis bragas, subà con vergüenza mi farda que estaba a nivel de mi rodillas y le mostré mi coño a aquel desconocido.
-Joder, que putada. Abre un poco más las piernas para verte mejor ese coñito.
Estaba tan avergonzada, pero mi iphone valÃa todo eso, solo podÃa pensar que al final de todo estarÃa nuevamente en mi casa con mi iphone sana y salva y que todo esto serÃa una mala experiencia. Hacia tres dÃas que me habÃa depilado, por lo que la vista de mi coño para aquel maldito debió de ser alucinante…
-Por favor, ya terminemos con esto. -Le dije con lagrimas en mis ojos.
-No lo se. -Dijo con algo de duda. Ahora que me has enseñado ese coñito tuyo, me la has puesto dura, creo que será mejor que ahogamos otro acuerdo, claro, si es que quieres tu cartera de vuelta.
-Por qué me haces esto? Solo terminemos rápido esto y dame mi cartera. -Le dije llorando.
-Vale, vale. Ves ese callejón al otro lado de la calle? Vamos allà un rato.
SabÃa muy bien a lo que iba a aquel callejón, pero ya no estaba tan segura si realmente iba a recuperar mi cartera, pero debÃa intentarlo.
-Bien, ya estamos aquÃ, lo que sea que vallamos a hacer hagamoslo rápido. -Le dije.
En ese momento, aquel maldito saco de sus pantalones una polla media erecta. No era la gran cosa, una polla normal tal vez de unos 15 centÃmetros y de un grosor normal, pero insisto en que no era la gran cosa, sin embargo, no se si era porque tenÃa mucho que no follaba o por aquella situación, pero no pude evitar mantener la vista clavada en aquella polla y sentir ese sensación de agua a la boca.
Mientras se la sobaba me dice: -Venid acá puta, si quieres esta cartera comienza a chuparmela y cuidadito si me la muerdes, que aquà mismo te corto en dos.
Al parecer sin más opción, tuve que agacharme y tomar aquella polla en mis manos. OlÃa un poco a orina y sudor, se me hacia algo asqueroso llevarmela a la boca, sin embargo algo dentro de mi querÃa devorarsela toda. Poco a poco la fui introduciendo en mi boca, saboreando aquel asqueroso sabor.
-Ohhh joder puta, si que tienes una boquita rica, sigue asÃ, joder.
Seguà chupandosela por un rato, aquel sabor habÃa desaparecido, no se si eran los nervios o mi yo interno que estaba tomando el control de mi. Estaba chupando también esa polla que habÃa olvidado que ese maldito era mi asaltante, un criminal, un abusador. No querÃa admitirlo, pero aquella situación estaba comenzado a humedecer a mi coño. Asà que tomé una de mis manos y la llevé hasta allÃ, y sin duda alguna, mi coño estaba húmedo. Dentro de mi estaba surgiendo una batalla interna, por una parte querÃa entregarme al deseo y pedirle a ese desconocido que me follará sin piedad y por otra, debÃa de mantener mi decencia.
Creo que ese bastardo se percató de mi confusión y decidió darme algo de ayuda. Me acostó en aquel suelo todo sucio, abrió mis piernas, y con sus dedos comenzó a abrir los labios de mi coño.
-Vaya vaya, puedo ver que no eres la única que está disfrutando por aquÃ, mira si eres puta que estas choreando como una cerda de la calentura.
-Eres un maldito. -Le dije claramente de forma fingida. Claro que no estoy para nada excitada, quien se pondrÃa caliente con un maldito abusador como tu?
En ese momento, ese bastardo comenzó a lamer mi coño, a pesar de que estaba sucio de todo un dÃa de trabajo. Al parecer eso no le importó, porque ahora lo estaba chupando, mejor dicho succionando con mucha fuerza. Yo estaba tan perdida en el placer que habÃa olvidado totalmente la cordura y la decencia y me habÃa entregado a la perversión. No pude evitar dar unos gemidos de placer, sentÃa como ese fuego dentro de mi estaba apunto de explotar en un grandÃsimo orgasmo. En ese momento, me arqueé toda y exploté de un orgasmo increÃble, lo único que pude decir fue jodeer, maldito…
Mi respiración aun corrÃa bastante rápida, me estaba apenas recuperando cuando ese desgraciado me hizo ponerme de rodillas, y sin ningún preámbulo, me metió de un solo golpe toda su polla en mi empapado coño, que chorreaba mis fluidos acumulados de varios meses sin follar. Sus embestidas se hacÃan cada vez más deprisa, recuerdo que miré hacia atrás y lo vi bien a la cara. DebÃa de tener entre algunos dieciocho o veinticinco , era de cabello castaño o negro, no lo podÃa distinguir bien por la poca luz que habÃa, pero lo que si pude distinguir a la perfección fue aquella mirada, la habÃa visto antes, era esa mirada de placer que solo mi coño sabÃa dar a aquellos privilegiados de poseerlo.
Me tomó por mi cabello con una mano, y con la otra me daba nalgadas en mi culito, mientras continuaba con sus embestidas. Lo estaba haciendo tan fuerte que podÃa sentir sus bolas chocar contra mi. Acababa de tener un orgasmo y no faltaba mucho para tener otro. En ese momento alcancé a ver que mi cartera estaba en el suelo, si salÃa corriendo rápido podrÃa recuperarla e irme rápido hasta un lugar seguro. Mi sentido lógico me decÃa que lo hiciera, pero mi cuerpo no respondÃa a mis ordenes, solo pensaba en una sola cosa, correrme de nuevo.
Nuestras respiraciones estaban a su máximo, querÃa recuperar mi cartera y con ella mi iphone, pero correrme era para mi una prioridad mayor, asà que pensé que luego de correrme lo primero que harÃa serÃa coger mi cartera y correr hasta que estuviera a salvo. Era bien fácil planear todo aquello, pero la realidad era otra. SentÃa que mi coño me iba a quemar todo mi interior de lo caliente que estaba. En ese momento perdà la razón de mÃ, y exploté una vez más en otro fuertÃsimo orgasmo aun mayor que el anterior. SabÃa que tenÃa que salir corriendo de allÃ, pero me sentÃa tan agotada que no podÃa levantarme. Ese bastardo aprovechó mi fatiga para correrse dentro de mi y llenar todo mi coño de aquella leche caliente.
Pasaron unos segundos, los suficientes para recuperar algo de mis fuerzas. Me levanté, tomé mi cartera y salà corriendo lo más rápido que pude y no paré hasta llegar a mi casa. Nerviosa, abrà la puerta y la cerré de golpe. No sabrÃa describir lo que sentÃa en aquel momento, fue una mezcla de suspenso, placer y cansancio por ver corrido de esa manera. Revisé mi cartera en busca de mi iphone, ahà estaba. Solo pude echar un suspiro, lo que me habÃa pasado aquel dÃa fue lo mas increÃble de toda mi vida.
Ha pasado una semana desde aquel evento, no se lo he contado a nadie y ni tampoco he vuelto a pasar por aquella calle. A pesar de que me digo que no deseo volver a ver a ese bastardo, muy en el fondo mantengo la duda si realmente valió la pena todo aquello por un iphone...
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