Una Familia Como Ninguna.
Drogas + Abuela = Incesto.
Matilde, es el nombre de mi abuela, en la actualidad tiene 50 años, mas no los aparenta para nada. Mi nombre es Eduardo, tengo 22 años y soy hijo de una madre soltera, tanto mi madre como mi tía son asistentes de vuelo para una línea área mexicana, por lo que la abuela nos crio a mi prima Andrea y a mí.
Como ya dije la abuela Mati, como todos la conocen en el barrio, no aparenta la edad que tiene, ella nació en Chihuahua aunque desde muy joven llego a vivir a la ciudad de México, es muy alta midiendo 1.84, piel blanca, cabello ensortijado color rojizo, con pocas canas, cara ovalada, ojos grandes color azul, nariz perfecta, boca grande con labios delgados, cuerpo propio de una mujer madura y maciza, con senos grande y algo caídos, como es natural para su edad, caderas enormes y un culo igual de grande y lleno de carne, la perfecta almohada para descansar después del sexo, piernas largas y pulposas.
A ella no le gusta vestir con ropa entallada, argumentando que ya no es propio para su edad, pero aun con la ropa holgada y floja que siempre usa sus curvas son muy visibles. Mi abuela también es madre soltera y desde que tengo memoria nunca la vi salir con algún hombre o tener algún amorío.
La verdad es que adoro a mi abuela, siempre ha sido mi compañera y confidente, hablamos de todo con claridad y sin tapujos, o como ella dice a calzón quitado. Recuerdo que de niño me gustaba sentir las tetas de mi abuela en la cara cuando me abrazaba o rozarle el culo al pasar por detrás de ella, es más si no mal recuerdo hasta los 8 años deje de bañarme junto con ella, siendo su vagina lo único que no me dejaba ver cuando nos duchábamos, pero sus tetas las conozco a la perfección.
Los años fueron pasando y con ellos el deseo por el cuerpo de mi abuela menguo, a los 17 llegaron las drogas, marihuana, éxtasis y alcohol, no siendo adicto, más bien solo ocasionalmente en reuniones y fiestas de amigos.
Después de cumplir los 18 años, las cosas cambiaron; una noche mientras dormía en mi habitación me despertaron los gemidos de mi abuela provenientes de la sala, con cautela y sigilo Salí de mi habitación para espiar lo que ella hacía, lo que encontré me dejo boquiabierto y muy caliente.
La abuela estaba desnuda recostada en el sofá, con las piernas abiertas y metiéndose un pepino en la panocha, el mismo que no era pequeño, más bien gordo y largo, sus gemidos eran placenteros y algo sonoros, agazapado me dedique a masturbarme viendo a mi abuela hacer lo mismo, los deseos por ese cuerpo maduro y lleno de carne volvieron de golpe.
Un gemido o más bien grito de mi abuela, provoco que mi esperma se derramara en mi mano y el piso del corredor, usando el pantalón del pijama limpie el semen que había caído al suelo, volviendo a mi habitación.
A la mañana siguiente el deseo por el cuerpo maduro de mi abuela, seguía creciendo ya que la encontré en camisón en la cocina, por lo que me acerque a ella por detrás abrazándola de golpe, pegando su culo a mi verga medio dura.
- Hola abue buenos días! – dije en su oído –
La abuela sostuvo mis manos con la suyas las cuelas se ubicaron en su abdomen poco flácido.
- Buenos días Lalito! como dormiste amor? – respondió la abuela con voz de placer –
- Bien abue! Gracias! – dije sin soltarla ni un segundo –
Mi verga comenzó a crecer en mis pantalones, al sentir aquel bulto en su culo la abuela se movió un poco.
- Vaya! Creo que voy a tener que dejar de llamarte Lalito! mijo! Ya creciste! – exclamo la abuela al sentir mi verga en sus nalgas –
La solté para evitar mayores problemas, pero el cometido estaba cumplido le había arrimado el mueble a mi abuela. Cuando giro para verme sus ojos me miraron diferente, como si le hubiera gustado sentir mi verga en sus nalgas, y aquel comentario seguía en mi cabeza. Acaso la abuela me deseaba como yo a ella…
Los días pasaron y con ellos los roces al culo de la abuela seguían cotidianamente, incluso llegue apoderarme de sus tetas sin que ella dijera nada. Lo cual me llevo al siguiente paso.
El siguiente fin de semana mi prima no vendría a la casa, ya que le tocaba estar con su papa. Por lo que la abuela y yo estaríamos solos en casa.
- Abue! Andrea se va a ir con su papa verdad! – dije especulando –
- Pues creo que si nene! Por? – reviro mi abuela –
- No, solo pensé que como vamos a estar solos desde el viernes, salimos a algún lado? – respondí con gusto –
- Salir! Mi vida sabes hace cuanto que no salgo! Ya ni sé que es lo que está de moda! No, estás loco! Mejor hacemos algo aquí en la casa! – respondió ella –
- Ok, que propones? – pregunte –
- Pues no sé, que te parece si invitas a tus amigos y hacen una fiesta, claro si es que no les molesta que yo esté presente! – dijo la abuela –
- Uy! Abue! Pero la neta mis amigos son de los que traen pomo y demás cosas! Eh! – advertí riendo –
- Como que demás cosas? – inquirió ella –
- Pues, si ya sabes! Mota, pastillas y demás drogas, solo las consumimos en esas ocasiones abue! De verdad! – dije tratando de justificarme –
- Ohh! Bueno pues total, hay perores cosas en el mundo y nadie dice nada! Así que hay que hacerlo! – respondió la abuela llena de ganas de divertirse –
Al fin llego el viernes, mi prima Andrea se despidió de nosotros por la mañana, diciéndonos que nos veía hasta el lunes, todo estaba listo para dar el siguiente paso. Por la tarde al regresar a casa, mi abuela estaba limpiando el sanitario, por lo que la encontré de rodillas frente al inodoro. Su culote se apreciaba en máximo esplendor, sin decir nada me quede ahí viéndola un rato, hasta que ella volteo a verme y se dio cuenta de lo hacía.
- Muchacho! Desde a qué hora estas ahí! – dijo ella sorprendida –
- Desde hace unos minutos! Abue! Es que el paisaje esta bueno! – dije sin la mayor vergüenza –
- Chamaco caliente! Mira que soy tu abuela! – dijo ella con voz seria –
- Lo sé pero también eres mujer, y estas muy guapa aun! – dije dando vuelta dirigiéndome a mi habitación dejando a la abuela sin palabras que decir –
Como a las 7:00 p.m. la abuela se metió en el baño para darse una ducha, yo me senté en la sala a esperar a que la abuela saliera para yo hacer los mismo, ella salió del baño media hora después, llegando mi turno de ducharme, al salir de la ducha me vestí rápido con lo primero que encontré, la fiesta no era de etiqueta ni mucho menos, regresa a la cocina donde estaba mi abuela y no pude creer lo que veía, la abuela por fin se había decidido a mostrar ese cuerpo macizo dentro de unos jeans negros de mezclilla, muy ajustados, una blusa sin mangas amarilla hacia resaltar sus tetas y su rostro, y sobre todo esos ojos azules como el mar.
- Oh! Wow! Donde va a ser la fiesta? – dije asombrado –
- Pos aquí! Nene! – respondió sonriendo –
De verdad que las curvas de aquella mujer madura resaltaban a plena vista, poco después lo confirme, al llegar mis amigos lo primero que notaron fue el gran culo de mi abuela enfundado en esos jeans color negro.
- Pasu madre! Carnal! Con todo respeto, donde escondía todo eso tu abue! – dijo uno de mis amigos –
Poco a poco la reunión comenzó, a eso de las 10:30 p.m. ya era una fiesta con todas las de la ley. Entre amigas, novias, amigos y colados, todos reían, bebían y fumaban. Mi abuela repartía bebidas y botanas, con lo que todos se sentina cómodos con su presencia, poco después la encontré sentada en la barra de la cocina.
- Que paso abue? Ya se te acabo la pila? – dije en su oído por la música alta –
- Na! Tengo pa esto y más amor! pero quise ver como se divierten los chavos de hoy! – respondió de la misma forma –
- Quieres un trago? – volví a decir –
Asintió con la cabeza, por lo que fui hasta la mesa para prepararle un tequila, momento que aproveche para ponerle unas pastillas de éxtasis pulverizadas en su trago.
- Ten abue, salud! – dije entregándole el vaso –
- Salud nene! – exclamo bebiendo todo el vaso de un jalón –
Todo estaba listo, solo había que esperar a que las pastillas hicieran su trabajo. Mis amigos bailaban y se divertían, solo bastaron unos minutos para que la abuela se quitara las inhibiciones y dijera.
- Vamos a bailar! Nene! – tomándome de la mano –
Sus mejillas se notaban enrojecidas y sus ojos alertas. Comenzamos a bailar como locos por lo que mis amigos nos rodearon y alentaban nuestra locura con los clásicos gritos.
- Eh! eh! Eh! eh! Eh! eh! Eh! eh! – decían todos –
Estando en los movimientos de baile mescla de Travolta con Jackson, fue que me atreví a tocar a mi abuela en las nalgas, ella no dijo nada solo meneo más el culo, miraba a todos los hombres que se encontraban el circulo alrededor nuestro, todos miraban las nalgas de la abuela al moverse. Lo que me excito aún más, después lo inesperado; la abuela giro quedando de frente a mí, pegándome sus tetas en el pecho mientras se movía como gusano con sal.
- Eh! eh! Eh! eh! Eh! eh! Eh! eh! eso! Uhuu! No maa! Eh! eh! Eh! eh! Eh! eh! Eh! eh! – decían todos –
Las drogas habían cumplido su cometido, haciendo que la abuela se soltara el pelo, seguimos bailando por un rato más hasta que cansada la abuela me abrazo y dijo.
- Vamos por otro trago amor! ya me canse!
Los dos dejamos a los demás bailando y regresamos hasta la barra de la cocina, deje a mi abue sentada en uno de los bancos y fui a prepárale otro trago, esta vez sin nada especial. De pronto el olor a petate quemado llego a la sala, mi abue lo percibió de inmediato.
- Nene! Ya están fumando mota, verdad? – dijo en mi oído –
- Creo que si abue! – respondí de la misma forma –
- En dónde están? Porque no veo a nadie fumando aquí! – dijo ella –
- No se quieres ir a ver? Pero no te vas a enojar, verdad? – exclame –
- No tonto! Vamos ándale que me quiero dar un toque! Hace años que no lo hago! – dijo la abuela dejándome realmente sorprendido –
Usando la nariz cuál viles perros, llegamos hasta mi habitación, la cual da a la calle y tiene un pequeño balcón, ahí encontramos a dos amigas fumando mota. Al vernos intentaron apagar el porro pero la abuela las detuvo al instante.
- No! No! Calma niñas! No lo apaguen! Mejor pásenlo! – dijo la abuela dejándolas boquiabiertas –
Las dos me miraron extrañadas, por lo que hice un ademan con la mano para indicarles que no había problema. Ellas le dieron el porro a mi abue y le jalo de lo lindo. Estuvimos fumando los cuatro hasta que el porro se acabó. Con evidentes síntomas de intoxicación la abuela, mis amigas y yo regresamos a la sala, solo para ver que ya había dos parejas agasajándose de lo lindo.
- Uy! Que cachondos! – exclamo la abuela –
Mis amigas se rieron al igual que yo, la abuela se sentó en banco y miraba atenta a los que fajaban a discreción, de momento sus piernas comenzaron a moverse deseosas, al notar ese mis amigas se acercaron hasta quedar junto a mí.
- No mames wey! tu abue ya se calentó! Y está bien pasada! – dijeron ellas –
Mire a mi abuela con ansias locas de encuerarla y bombeármela ahí mismo. Ella me devolvió la mirada de manera cachonda. La fiesta siguió entre tragos y baile, de pronto uno de mis amigos saco a bailar a mi abuela, el cual estaba igual de drogado que todos. La abuela fue a bailar con el pero durante el baile comenzó a pegarle el culo en la verga, cosa que me calentó haciendo que mi verga se pusiera dura. Después de unas tres canciones mi abuela regreso hasta donde estaba.
- Uy nene! Que chingon me la estoy pasando! De verdad que son salvajes tus amigos!- dijo en mi oído –
Sonreí al escucharla, nos quedamos ahí en la barra bebiendo y mirando a todos bailar y fajar, hasta que la mayoría decidió que era hora de irse, poco a poco fuimos quedando menos, hasta que al fin solo quedamos mi abuela y yo.
- Uy! Qué bien! que bien! Me hacía falta algo así papa! – dijo mientras bajaba el volumen de la música –
- Si! Ja! ja! Ja! Pues que bueno que te diviertes! Abue! – respondí mientras ordenaba un poco la sala –
- Déjalo! Déjalo! Mejor prepárate otros tragos tengo ganas de seguir bebiendo! – exclamo la abuela sentándose en el sofá –
- Mejor nos echamos el ultimo churro, abue!- dije mostrándole un porro de marihuana –
- Dale! Préndelo! – exclamo acomodándose en el sofá –
Me senté junto a ella sobre el descansa brazos del sofá, ella acomodo su cabeza sobre mi muslo y nos rolábamos el porro.
- Uy! Que buena fiestecita eh! a ver si los vecinos no nos demandan! – dijo jalándole al porro –
El porro se acababa rápido y nosotros nos intoxicábamos más, el último jalón me tocó a mí, por lo que al retener el humo la abuela susurro.
- Dame el humo nene!
Me acerque hasta su boca dejando salir el humo muy cerca de sus labios, al terminar de pasarle la mayor parte del humo la abuela cerro los ojos y me beso tiernamente los labios. Lentamente mi verga se endureció por completo, al separarnos mi abue se dio cuenta de eso por lo que hizo el intento de tocarme pero se arrepintió en el último momento.
- Dios estoy muy mal! Y no quiero hacer una pendejada! – susurro mi abuela levantándose –
Con dificultad camino hasta la barra de la cocina deteniéndose ahí. Momento que aproveche para acercarme por la su espalda y pegarle la verga en las nalgas.
- No! Lalo! Esto está mal! No papi! Párale! Uh! – dijo mi abuela entre gemidos –
- Le paro! Segura! Estas caliente abue! lo sé desde que viste a mis amigos fajando! Crees que no vi cómo le pegabas el culo a Mariano cuando bailaban! Uh? Además nadie se tiene que enterar! Anda solo un faje y listo! – dije loco y pervertido -
Mi abuela dudo unos segundos, hasta que al fin, su mano se aferró a mi pito.
- Será nuestro secreto? Hum? – susurro ella –
Mientras su mano hacia que mi verga se hinchara hasta el punto de ya no poder más, yo la besaba en el cuello, apretándole las tetas con suavidad, los gemidos de los dos eran discretos.
- Aja! Abue! lo será! Por siempre! – respondí gimiendo –
Mis dedos rápidamente desabotonaron su blusa, dejando sus tetas solo cubiertas por el sujetador, mientras la seguía acariciando comencé a llevarla hasta el sofá, sentándome en él. La abuela giro quedando de frente a mí, abrió las piernas montándose encima de mí, seguimos besándonos, mientras me apretaba las chichis despacio, los susurros de los dos eran cachondos.
- Muh! Uhm! Oh! Uhm! – se escuchaba apenas –
Muy despacio desabroche su sostén, dejando que sus tetas cayeran por debajo del mismo. Deje su boca para tomar sus pezones de color marrón, lamiéndolos y mordisqueándolos en momentos, la abuela me revolvía el cabello llena de placer y locura.
- Uh! nene! Así! Despacito amor! chúpame las chichitas! Uh! Dios si que estoy caliente! – decía ella –
Su cadera se movía encima de mi verga con cadencia, mi verga estaba a punto de reventar dentro de mi pantalón. Ella me quito la camiseta de un solo tirón, dejando mi pecho desnudo. Mientras sus manos acariciaban mi pecho las mías tomaron el botón de su pantalón.
- Uh! Dijimos que un faje nada más! Nene! – susurro mi abuela –
- Quiero verte encuerada! Abue! ese cuerpo sabroso, quiero verte sin ropa! – respondí despegando mi boca de sus tetas –
Mi abuela se levantó de golpe, se desabrocho el pantalón y lentamente lo bajo, hasta sus rodillas, girando para que viera su culo cubierto por una tanga blanca, su vagina empapada solo era protegida por un delgada línea de tela. Sin perder más tiempo tome sus nalgas separándolas un poco, metiendo mi cara en medio de esas suculentas carnes.
- Oh dios! Nene! No!! Uhy! Dios así papi! Así! – dijo la abuela al sentir mi lengua pasar por lo largo de su raja hasta llegar al ano –
Sin importarme nada de lo que decía y bajo la influencia de las drogas y lujuria seguí mamándole la panocha por varios minutos, metía y sacaba mi lengua en su raja, mi abuela se estremecía del placer aparentando las nalgas con mi cara dentro.
- Nene! Nene! Ohh! Dios mío que estoy haciendo! Para! Ya basta! No siguas! Uh! Uh! Mas! – decía contradiciéndose –
Mis dedos llegaron hasta su clítoris, el cual parece la punta de un dedo meñique, frotándolo despacio mientras mi lengua se encargaba de su raja.
- Lalo! Lalo! Ya amor! ya no! Me voy a venir! Uh! Dios! Dios! Ya! Uh! Me vengo papi! Ah! Ah! Dios que rico! – gimió la abuela al venirse –
Su cuerpo tenso reflejaba las secuelas del orgasmo alcanzado, pocos segundos después se sentó encima de mí dejando que mis manos la masturbaran despacio.
- Ya Lalo! Ya! Déjame! No! Uh! Ah! Mi dios! Que hago! Uh! Así! Nene! Uh! – volvía a decir la abuela fuera de control –
De pronto ella salto levantándose, giro tapándose la pepa con las manos.
- Dios! Que estamos haciendo! Esto está mal! – dijo mirándome consternada –
Así que di el siguiente paso, tomando mi cinturón lo desabroche al igual que mi pantalón; bajándolo con todo y mis calzones. De golpe salto mi verga hinchada y húmeda.
- Dios mío! Porque! Hay dios! mira que verga tienes muchacho! – exclamo mi abuela –
La verdad sea dicha es que no poseo una verga de concurso, más bien es delgada pero muy larga. Fue entonces que la abuela despojo de los tabúes e inhibiciones, quitándose la blusa, el sostén, los pantalones y zapatillas. Tomo mi verga en su mano y lamiéndola desde los huevos hasta el glande.
- Ah cabrón! Abue! que rico! Uyy! Síguele por favor! – dije jadeante –
Ella me masturbaba, despacio al mismo tiempo en que lamia mis huevos y el tronco completo de mi pito. Perdido en la locura del momento me atreví a más.
- Abue! me chupas el culo? – dije gimiendo –
La abuela me miro mientas recorría mi verga con la lengua, sus ojos azules se veían llenos de lujuria y placer. Levante las piernas sobre mis orejas, mi abue se sentó en la alfombra comenzando a lamerme el culo despacio.
- Puta madre! Ah no mames! Que rico! Así abue! dale! Dale! Uh! Carajo! – decía gimiendo de placer –
Su mano me masturbaba despacio mientras que su lengua pasaba y por momentos intentaba entrar en mi culo, usando su mano libre me frotaba los huevos con suavidad, aunque por momentos me los apretaba haciéndome brincar de dolor y placer.
- Carajo! Abue! no mames! Que rico! Síguele uh! Auh! Uh! No mames! – decía envuelto en la locura total –
Mi abuela se volvía loca con cada segundo que pasaba, no sé si por efecto de las drogas o por la lujuria de la noche, me escupía en el culo, me lamia las pelotas mientras su mano se agitaba con más fuerza en mi verga.
- Uhh! Abuela! Uhh! Ya casi, ya casi! Huuu! Abue! – gemía avisándole lo que venía –
Bajando mis piernas de golpe y tomando mi verga, tome a mi abuela de los cabellos, impidiéndole escapar.
- No! No! Lalo! No! En la cara no! – exclamo mi abuela al ver lo que se avecinaba –
Me la jale unos momentos sin soltar a mi abuela, dejando salir mi semen en su cara y chichis.
- Uh! Uh! Abue! abue! uh! Que rico! Aaahhh! Toma leche abue! ahhhh! – gemía mientras descargaba sobre mi abuela –
Mi abuela intentaba moverse para no recibir la carga completa, pero le fue imposible. Deje de escupir semen y abrí los ojos para ver a mi abuela sentada sobre la alfombra con la cara parcialmente cubierta de mocos.
- Cabrón chamaco! Te dije que no! Chingada madre! – exclamo molesta mi abuela –
- Ayúdame a levantarme! Llévame al baño para lavarme! – prosiguió –
Tome su mano levantándola de la alfombra, llevándola hasta el baño, se lavó la cara en el lava manos, una vez que su cara quedo sin rastros de semen, me miro y sonrió.
- Que carajos hicimos Eduardo? Estamos locos! De verdad que sí! – dijo sonriente –
- Hicimos lo que queríamos hacer, abue! y lo que nos falta! – susurre en su oído –
Sus ojos azules ahora enrojecidos por el semen y la marihuana denotaban los estragos de la noche, con una toallita húmeda se limpió las tetas, mientras que yo seguía manoseándola a placer.
- Lalo! Ya papi! Hay! No! Papa! ya! Estas muy caliente Lalo! Uh! Ya! Hay dios! – decía mi abuela pero no hacía mucho por quitarse –
- Ok solo déjame hacer una cosa más! Y ya! – dije mientras le pasaba la verga en medio de las nalgas –
- Que? Que me vas hacer? Coger no, he!!! – respondió la abuela –
- No! vamos a bañarnos juntos!! Y me dejas cogerme tus chichis!! – dije loco y fuera de mi –
- Que?? No estás loco!! – exclamo mi abuela –
- Mira de todas maneras nos tenemos que bañar! Ándale! – dije arrastrándola hasta la regadera –
Llegamos hasta el cancel de la ducha, ella sin muchos peros lo abrió, dejando correr el agua hasta que estuviera a la temperatura deseada, tome un pequeño banco de plástico que usaba cuando niño para verme en el espejo, entrando al chorro de agua.
- Quítate la tanga abue! – susurre en su boca –
Rápidamente se despojó del único pedazo de tela que cubría su cuerpo, dejándolo al desnudo por primera vez, deje que el agua nos empapara a los dos, mientras agitaba mi verga para ponerla dura de nuevo.
- Uh! Nene! Creo que necesitas ayuda con eso! – exclamo la abuela al ver mi pene medio guango –
Tomo el banquito, sentándose en él; usando su mano me ayudo con la tarea que realizaba, en ese momento pensé.
- Y dice que no! y que no! si esta igual de caliente que yo! –
Usando las dos manos mi abuela logro ponerme duro de nuevo, mientras una me masturbaba la otra me agitaba los huevos.
- Eso abue! ahhh! Así abue! que sabroso la chaqueteas! Uhhh! – gemía al sentir sus manos en mi miembro –
- Eres un cabrón Eduardo! Eres como una droga! no me puedo resistir a ti! – susurro mi abuela lamiendo mi glande –
Volvió a chupármela por unos minutos, hasta que tome mi verga sacándola de su boca, le pegue en las mejillas con mi pito y dije.
- Júntate las chichis abue! y cada que salga mi pito de en medio lo lames, ok?
Ella asintió juntando sus tetas y abriéndolas un poco esperando mi verga dura en medio, sus chichis la aprisionaron en el momento en que la tuvieron cerca, el agua que caía hacia más fácil la tarea, mis manos se posaron en sus hombros y muy despacio comencé a meter y sacar mi verga de entre sus chichis.
- Abue! eres genial! Uh! Chúpame la cabeza! – dije lleno de locura –
Ella lamia mi glande cada que salía por encima de sus tetas, mis labios llegaron hasta los suyos, mientras seguía moviendo mi verga en medio de sus chichis suaves y húmedas.
- Ah! Dios! Nene! Así! Oh que rico! Te gustan las chichis de abue? hum? Dime que te gustan! – gemía la abuela –
- Me encantan! Abue! sigue apriétame mas la verga! Uh! Te gusta que coja las chichis? Abue? – pregunte gimiendo de placer –
- Aja! Me hacía falta una verga pata mi sola! Uh! Dame papi! Uh! Ya vas a acabar? – pregunto la abuela –
No tenía la menor intención de acabar de nuevo, pero una idea mejor llego a mi mente. Le seguí bombeando las chichis a mi abuela por largo rato, variando la cadencia de los movimientos, ella lanzaba su cabeza hacia atrás y por momentos me chupaba el glande al salir de sus tetas.
- Nene ya! Acaba amor! – exclamo la abuela –
- Chúpamela abuela! Para acabar rápido! – dije mientras la besaba –
Mi abuela soto sus tetas dejando libre mi verga de nuevo, para empezar a chupármela de manea asombrosa.
- Mmhhgg! Mmhhgg! Mmhhgg! Mmhhgg! Aaahhh! Mmhhgg! Mmhhgg! Mmhhgg! Mmhhgg! Aaahhh! Así nene? Te gusta que te la chupen? Dime? – mamaba y hablaba mi abuela –
La verdad es que no la entendía por un lado me pedía que ya me viniera y por otro seguía entregándose a sus deseos carnales. Para ese momento ya los efectos de la marihuana comenzaban a pasar al menos en mí.
- Si abuela! Me encantas todita! Quiero ponerte la verga en la cola, el culo y hacer porquerías todos los días! – dije ya cuerdo y sobrio –
Los ojos de la abuela me miraron por un segundo, sin dejar de mamarme la verga, un parpadeo me indico que había aceptado lo que le había dicho.
- Métetela toda! Abue! comete mi verga! – dije tomándola de los cabellos y metiéndole la verga casi por completo –
- Huuwwaggkk! Huuwwaaggkk!! Aaahhhh!! Cabrón me vas a matar! Mmhhgg! Mmgghh! Mmgghh! Ahhh! me vas a dar más leche? – volvió a decir mi abuela –
- Te voy a dar algo mejor abue! – respondí tomando mi verga –
Me masturbaba fuerte haciéndole creer a mi abuela que eyacularía de un momento a otro, pero en realidad lo que quería era estimular mi vejiga, con el sonido del agua corriendo, pocos segundos después comencé a sentir esa sensación de orinar, por lo que apunte mi verga a la cara de la abuela, esta cerro los ojos y entre abrió la boca, nunca se esperó lo que venía.
- Aahhhh!!! Nooo!! Cabrón!!! Ahhh!! Noo para! Uuhhh! Yaaa! Uuhhh!! – gemía y gritaba mi abuela al ser bañada por mi orina –
- Ya! Ya! Uhhh que rico! – dije orinándola por toda la cara y las tetas –
- Me las vas a pagar cabrón! Te lo juro! – exclamo la abuela –
Una vez que terminé de orinar sobre ella, deje que chorro del agua que caía en mi espalda la bañara lavando todo resto de mi orina. Tome el shampoo y lave su cabeza, cuerpo y pepa. Ella hizo lo mismo conmigo, la verdad es que la abuela lo disfrutaba tanto como yo solo que le gustaba alardear pidiendo clemencia. Dejamos la ducha y nos envolvimos en toallas de baño, saliendo hasta su recamara.
- Hasta aquí papito! Ni creas que vas a dormir conmigo! – dijo la abuela poniendo su mano en mi pecho –
- Está bien! Ya te hice lo que quise por esta noche! Hasta mañana! Abue! – dije besándola en los labios –
Los dos nos adentramos en nuestras habitaciones y dormimos exhaustos y frescos. Pero lo mejor estaba por venir… pero se los contare en otro relato… hasta la próxima…
Continuara…
Drogas + Abuela = Incesto.
Matilde, es el nombre de mi abuela, en la actualidad tiene 50 años, mas no los aparenta para nada. Mi nombre es Eduardo, tengo 22 años y soy hijo de una madre soltera, tanto mi madre como mi tía son asistentes de vuelo para una línea área mexicana, por lo que la abuela nos crio a mi prima Andrea y a mí.
Como ya dije la abuela Mati, como todos la conocen en el barrio, no aparenta la edad que tiene, ella nació en Chihuahua aunque desde muy joven llego a vivir a la ciudad de México, es muy alta midiendo 1.84, piel blanca, cabello ensortijado color rojizo, con pocas canas, cara ovalada, ojos grandes color azul, nariz perfecta, boca grande con labios delgados, cuerpo propio de una mujer madura y maciza, con senos grande y algo caídos, como es natural para su edad, caderas enormes y un culo igual de grande y lleno de carne, la perfecta almohada para descansar después del sexo, piernas largas y pulposas.
A ella no le gusta vestir con ropa entallada, argumentando que ya no es propio para su edad, pero aun con la ropa holgada y floja que siempre usa sus curvas son muy visibles. Mi abuela también es madre soltera y desde que tengo memoria nunca la vi salir con algún hombre o tener algún amorío.
La verdad es que adoro a mi abuela, siempre ha sido mi compañera y confidente, hablamos de todo con claridad y sin tapujos, o como ella dice a calzón quitado. Recuerdo que de niño me gustaba sentir las tetas de mi abuela en la cara cuando me abrazaba o rozarle el culo al pasar por detrás de ella, es más si no mal recuerdo hasta los 8 años deje de bañarme junto con ella, siendo su vagina lo único que no me dejaba ver cuando nos duchábamos, pero sus tetas las conozco a la perfección.
Los años fueron pasando y con ellos el deseo por el cuerpo de mi abuela menguo, a los 17 llegaron las drogas, marihuana, éxtasis y alcohol, no siendo adicto, más bien solo ocasionalmente en reuniones y fiestas de amigos.
Después de cumplir los 18 años, las cosas cambiaron; una noche mientras dormía en mi habitación me despertaron los gemidos de mi abuela provenientes de la sala, con cautela y sigilo Salí de mi habitación para espiar lo que ella hacía, lo que encontré me dejo boquiabierto y muy caliente.
La abuela estaba desnuda recostada en el sofá, con las piernas abiertas y metiéndose un pepino en la panocha, el mismo que no era pequeño, más bien gordo y largo, sus gemidos eran placenteros y algo sonoros, agazapado me dedique a masturbarme viendo a mi abuela hacer lo mismo, los deseos por ese cuerpo maduro y lleno de carne volvieron de golpe.
Un gemido o más bien grito de mi abuela, provoco que mi esperma se derramara en mi mano y el piso del corredor, usando el pantalón del pijama limpie el semen que había caído al suelo, volviendo a mi habitación.
A la mañana siguiente el deseo por el cuerpo maduro de mi abuela, seguía creciendo ya que la encontré en camisón en la cocina, por lo que me acerque a ella por detrás abrazándola de golpe, pegando su culo a mi verga medio dura.
- Hola abue buenos días! – dije en su oído –
La abuela sostuvo mis manos con la suyas las cuelas se ubicaron en su abdomen poco flácido.
- Buenos días Lalito! como dormiste amor? – respondió la abuela con voz de placer –
- Bien abue! Gracias! – dije sin soltarla ni un segundo –
Mi verga comenzó a crecer en mis pantalones, al sentir aquel bulto en su culo la abuela se movió un poco.
- Vaya! Creo que voy a tener que dejar de llamarte Lalito! mijo! Ya creciste! – exclamo la abuela al sentir mi verga en sus nalgas –
La solté para evitar mayores problemas, pero el cometido estaba cumplido le había arrimado el mueble a mi abuela. Cuando giro para verme sus ojos me miraron diferente, como si le hubiera gustado sentir mi verga en sus nalgas, y aquel comentario seguía en mi cabeza. Acaso la abuela me deseaba como yo a ella…
Los días pasaron y con ellos los roces al culo de la abuela seguían cotidianamente, incluso llegue apoderarme de sus tetas sin que ella dijera nada. Lo cual me llevo al siguiente paso.
El siguiente fin de semana mi prima no vendría a la casa, ya que le tocaba estar con su papa. Por lo que la abuela y yo estaríamos solos en casa.
- Abue! Andrea se va a ir con su papa verdad! – dije especulando –
- Pues creo que si nene! Por? – reviro mi abuela –
- No, solo pensé que como vamos a estar solos desde el viernes, salimos a algún lado? – respondí con gusto –
- Salir! Mi vida sabes hace cuanto que no salgo! Ya ni sé que es lo que está de moda! No, estás loco! Mejor hacemos algo aquí en la casa! – respondió ella –
- Ok, que propones? – pregunte –
- Pues no sé, que te parece si invitas a tus amigos y hacen una fiesta, claro si es que no les molesta que yo esté presente! – dijo la abuela –
- Uy! Abue! Pero la neta mis amigos son de los que traen pomo y demás cosas! Eh! – advertí riendo –
- Como que demás cosas? – inquirió ella –
- Pues, si ya sabes! Mota, pastillas y demás drogas, solo las consumimos en esas ocasiones abue! De verdad! – dije tratando de justificarme –
- Ohh! Bueno pues total, hay perores cosas en el mundo y nadie dice nada! Así que hay que hacerlo! – respondió la abuela llena de ganas de divertirse –
Al fin llego el viernes, mi prima Andrea se despidió de nosotros por la mañana, diciéndonos que nos veía hasta el lunes, todo estaba listo para dar el siguiente paso. Por la tarde al regresar a casa, mi abuela estaba limpiando el sanitario, por lo que la encontré de rodillas frente al inodoro. Su culote se apreciaba en máximo esplendor, sin decir nada me quede ahí viéndola un rato, hasta que ella volteo a verme y se dio cuenta de lo hacía.
- Muchacho! Desde a qué hora estas ahí! – dijo ella sorprendida –
- Desde hace unos minutos! Abue! Es que el paisaje esta bueno! – dije sin la mayor vergüenza –
- Chamaco caliente! Mira que soy tu abuela! – dijo ella con voz seria –
- Lo sé pero también eres mujer, y estas muy guapa aun! – dije dando vuelta dirigiéndome a mi habitación dejando a la abuela sin palabras que decir –
Como a las 7:00 p.m. la abuela se metió en el baño para darse una ducha, yo me senté en la sala a esperar a que la abuela saliera para yo hacer los mismo, ella salió del baño media hora después, llegando mi turno de ducharme, al salir de la ducha me vestí rápido con lo primero que encontré, la fiesta no era de etiqueta ni mucho menos, regresa a la cocina donde estaba mi abuela y no pude creer lo que veía, la abuela por fin se había decidido a mostrar ese cuerpo macizo dentro de unos jeans negros de mezclilla, muy ajustados, una blusa sin mangas amarilla hacia resaltar sus tetas y su rostro, y sobre todo esos ojos azules como el mar.
- Oh! Wow! Donde va a ser la fiesta? – dije asombrado –
- Pos aquí! Nene! – respondió sonriendo –
De verdad que las curvas de aquella mujer madura resaltaban a plena vista, poco después lo confirme, al llegar mis amigos lo primero que notaron fue el gran culo de mi abuela enfundado en esos jeans color negro.
- Pasu madre! Carnal! Con todo respeto, donde escondía todo eso tu abue! – dijo uno de mis amigos –
Poco a poco la reunión comenzó, a eso de las 10:30 p.m. ya era una fiesta con todas las de la ley. Entre amigas, novias, amigos y colados, todos reían, bebían y fumaban. Mi abuela repartía bebidas y botanas, con lo que todos se sentina cómodos con su presencia, poco después la encontré sentada en la barra de la cocina.
- Que paso abue? Ya se te acabo la pila? – dije en su oído por la música alta –
- Na! Tengo pa esto y más amor! pero quise ver como se divierten los chavos de hoy! – respondió de la misma forma –
- Quieres un trago? – volví a decir –
Asintió con la cabeza, por lo que fui hasta la mesa para prepararle un tequila, momento que aproveche para ponerle unas pastillas de éxtasis pulverizadas en su trago.
- Ten abue, salud! – dije entregándole el vaso –
- Salud nene! – exclamo bebiendo todo el vaso de un jalón –
Todo estaba listo, solo había que esperar a que las pastillas hicieran su trabajo. Mis amigos bailaban y se divertían, solo bastaron unos minutos para que la abuela se quitara las inhibiciones y dijera.
- Vamos a bailar! Nene! – tomándome de la mano –
Sus mejillas se notaban enrojecidas y sus ojos alertas. Comenzamos a bailar como locos por lo que mis amigos nos rodearon y alentaban nuestra locura con los clásicos gritos.
- Eh! eh! Eh! eh! Eh! eh! Eh! eh! – decían todos –
Estando en los movimientos de baile mescla de Travolta con Jackson, fue que me atreví a tocar a mi abuela en las nalgas, ella no dijo nada solo meneo más el culo, miraba a todos los hombres que se encontraban el circulo alrededor nuestro, todos miraban las nalgas de la abuela al moverse. Lo que me excito aún más, después lo inesperado; la abuela giro quedando de frente a mí, pegándome sus tetas en el pecho mientras se movía como gusano con sal.
- Eh! eh! Eh! eh! Eh! eh! Eh! eh! eso! Uhuu! No maa! Eh! eh! Eh! eh! Eh! eh! Eh! eh! – decían todos –
Las drogas habían cumplido su cometido, haciendo que la abuela se soltara el pelo, seguimos bailando por un rato más hasta que cansada la abuela me abrazo y dijo.
- Vamos por otro trago amor! ya me canse!
Los dos dejamos a los demás bailando y regresamos hasta la barra de la cocina, deje a mi abue sentada en uno de los bancos y fui a prepárale otro trago, esta vez sin nada especial. De pronto el olor a petate quemado llego a la sala, mi abue lo percibió de inmediato.
- Nene! Ya están fumando mota, verdad? – dijo en mi oído –
- Creo que si abue! – respondí de la misma forma –
- En dónde están? Porque no veo a nadie fumando aquí! – dijo ella –
- No se quieres ir a ver? Pero no te vas a enojar, verdad? – exclame –
- No tonto! Vamos ándale que me quiero dar un toque! Hace años que no lo hago! – dijo la abuela dejándome realmente sorprendido –
Usando la nariz cuál viles perros, llegamos hasta mi habitación, la cual da a la calle y tiene un pequeño balcón, ahí encontramos a dos amigas fumando mota. Al vernos intentaron apagar el porro pero la abuela las detuvo al instante.
- No! No! Calma niñas! No lo apaguen! Mejor pásenlo! – dijo la abuela dejándolas boquiabiertas –
Las dos me miraron extrañadas, por lo que hice un ademan con la mano para indicarles que no había problema. Ellas le dieron el porro a mi abue y le jalo de lo lindo. Estuvimos fumando los cuatro hasta que el porro se acabó. Con evidentes síntomas de intoxicación la abuela, mis amigas y yo regresamos a la sala, solo para ver que ya había dos parejas agasajándose de lo lindo.
- Uy! Que cachondos! – exclamo la abuela –
Mis amigas se rieron al igual que yo, la abuela se sentó en banco y miraba atenta a los que fajaban a discreción, de momento sus piernas comenzaron a moverse deseosas, al notar ese mis amigas se acercaron hasta quedar junto a mí.
- No mames wey! tu abue ya se calentó! Y está bien pasada! – dijeron ellas –
Mire a mi abuela con ansias locas de encuerarla y bombeármela ahí mismo. Ella me devolvió la mirada de manera cachonda. La fiesta siguió entre tragos y baile, de pronto uno de mis amigos saco a bailar a mi abuela, el cual estaba igual de drogado que todos. La abuela fue a bailar con el pero durante el baile comenzó a pegarle el culo en la verga, cosa que me calentó haciendo que mi verga se pusiera dura. Después de unas tres canciones mi abuela regreso hasta donde estaba.
- Uy nene! Que chingon me la estoy pasando! De verdad que son salvajes tus amigos!- dijo en mi oído –
Sonreí al escucharla, nos quedamos ahí en la barra bebiendo y mirando a todos bailar y fajar, hasta que la mayoría decidió que era hora de irse, poco a poco fuimos quedando menos, hasta que al fin solo quedamos mi abuela y yo.
- Uy! Qué bien! que bien! Me hacía falta algo así papa! – dijo mientras bajaba el volumen de la música –
- Si! Ja! ja! Ja! Pues que bueno que te diviertes! Abue! – respondí mientras ordenaba un poco la sala –
- Déjalo! Déjalo! Mejor prepárate otros tragos tengo ganas de seguir bebiendo! – exclamo la abuela sentándose en el sofá –
- Mejor nos echamos el ultimo churro, abue!- dije mostrándole un porro de marihuana –
- Dale! Préndelo! – exclamo acomodándose en el sofá –
Me senté junto a ella sobre el descansa brazos del sofá, ella acomodo su cabeza sobre mi muslo y nos rolábamos el porro.
- Uy! Que buena fiestecita eh! a ver si los vecinos no nos demandan! – dijo jalándole al porro –
El porro se acababa rápido y nosotros nos intoxicábamos más, el último jalón me tocó a mí, por lo que al retener el humo la abuela susurro.
- Dame el humo nene!
Me acerque hasta su boca dejando salir el humo muy cerca de sus labios, al terminar de pasarle la mayor parte del humo la abuela cerro los ojos y me beso tiernamente los labios. Lentamente mi verga se endureció por completo, al separarnos mi abue se dio cuenta de eso por lo que hizo el intento de tocarme pero se arrepintió en el último momento.
- Dios estoy muy mal! Y no quiero hacer una pendejada! – susurro mi abuela levantándose –
Con dificultad camino hasta la barra de la cocina deteniéndose ahí. Momento que aproveche para acercarme por la su espalda y pegarle la verga en las nalgas.
- No! Lalo! Esto está mal! No papi! Párale! Uh! – dijo mi abuela entre gemidos –
- Le paro! Segura! Estas caliente abue! lo sé desde que viste a mis amigos fajando! Crees que no vi cómo le pegabas el culo a Mariano cuando bailaban! Uh? Además nadie se tiene que enterar! Anda solo un faje y listo! – dije loco y pervertido -
Mi abuela dudo unos segundos, hasta que al fin, su mano se aferró a mi pito.
- Será nuestro secreto? Hum? – susurro ella –
Mientras su mano hacia que mi verga se hinchara hasta el punto de ya no poder más, yo la besaba en el cuello, apretándole las tetas con suavidad, los gemidos de los dos eran discretos.
- Aja! Abue! lo será! Por siempre! – respondí gimiendo –
Mis dedos rápidamente desabotonaron su blusa, dejando sus tetas solo cubiertas por el sujetador, mientras la seguía acariciando comencé a llevarla hasta el sofá, sentándome en él. La abuela giro quedando de frente a mí, abrió las piernas montándose encima de mí, seguimos besándonos, mientras me apretaba las chichis despacio, los susurros de los dos eran cachondos.
- Muh! Uhm! Oh! Uhm! – se escuchaba apenas –
Muy despacio desabroche su sostén, dejando que sus tetas cayeran por debajo del mismo. Deje su boca para tomar sus pezones de color marrón, lamiéndolos y mordisqueándolos en momentos, la abuela me revolvía el cabello llena de placer y locura.
- Uh! nene! Así! Despacito amor! chúpame las chichitas! Uh! Dios si que estoy caliente! – decía ella –
Su cadera se movía encima de mi verga con cadencia, mi verga estaba a punto de reventar dentro de mi pantalón. Ella me quito la camiseta de un solo tirón, dejando mi pecho desnudo. Mientras sus manos acariciaban mi pecho las mías tomaron el botón de su pantalón.
- Uh! Dijimos que un faje nada más! Nene! – susurro mi abuela –
- Quiero verte encuerada! Abue! ese cuerpo sabroso, quiero verte sin ropa! – respondí despegando mi boca de sus tetas –
Mi abuela se levantó de golpe, se desabrocho el pantalón y lentamente lo bajo, hasta sus rodillas, girando para que viera su culo cubierto por una tanga blanca, su vagina empapada solo era protegida por un delgada línea de tela. Sin perder más tiempo tome sus nalgas separándolas un poco, metiendo mi cara en medio de esas suculentas carnes.
- Oh dios! Nene! No!! Uhy! Dios así papi! Así! – dijo la abuela al sentir mi lengua pasar por lo largo de su raja hasta llegar al ano –
Sin importarme nada de lo que decía y bajo la influencia de las drogas y lujuria seguí mamándole la panocha por varios minutos, metía y sacaba mi lengua en su raja, mi abuela se estremecía del placer aparentando las nalgas con mi cara dentro.
- Nene! Nene! Ohh! Dios mío que estoy haciendo! Para! Ya basta! No siguas! Uh! Uh! Mas! – decía contradiciéndose –
Mis dedos llegaron hasta su clítoris, el cual parece la punta de un dedo meñique, frotándolo despacio mientras mi lengua se encargaba de su raja.
- Lalo! Lalo! Ya amor! ya no! Me voy a venir! Uh! Dios! Dios! Ya! Uh! Me vengo papi! Ah! Ah! Dios que rico! – gimió la abuela al venirse –
Su cuerpo tenso reflejaba las secuelas del orgasmo alcanzado, pocos segundos después se sentó encima de mí dejando que mis manos la masturbaran despacio.
- Ya Lalo! Ya! Déjame! No! Uh! Ah! Mi dios! Que hago! Uh! Así! Nene! Uh! – volvía a decir la abuela fuera de control –
De pronto ella salto levantándose, giro tapándose la pepa con las manos.
- Dios! Que estamos haciendo! Esto está mal! – dijo mirándome consternada –
Así que di el siguiente paso, tomando mi cinturón lo desabroche al igual que mi pantalón; bajándolo con todo y mis calzones. De golpe salto mi verga hinchada y húmeda.
- Dios mío! Porque! Hay dios! mira que verga tienes muchacho! – exclamo mi abuela –
La verdad sea dicha es que no poseo una verga de concurso, más bien es delgada pero muy larga. Fue entonces que la abuela despojo de los tabúes e inhibiciones, quitándose la blusa, el sostén, los pantalones y zapatillas. Tomo mi verga en su mano y lamiéndola desde los huevos hasta el glande.
- Ah cabrón! Abue! que rico! Uyy! Síguele por favor! – dije jadeante –
Ella me masturbaba, despacio al mismo tiempo en que lamia mis huevos y el tronco completo de mi pito. Perdido en la locura del momento me atreví a más.
- Abue! me chupas el culo? – dije gimiendo –
La abuela me miro mientas recorría mi verga con la lengua, sus ojos azules se veían llenos de lujuria y placer. Levante las piernas sobre mis orejas, mi abue se sentó en la alfombra comenzando a lamerme el culo despacio.
- Puta madre! Ah no mames! Que rico! Así abue! dale! Dale! Uh! Carajo! – decía gimiendo de placer –
Su mano me masturbaba despacio mientras que su lengua pasaba y por momentos intentaba entrar en mi culo, usando su mano libre me frotaba los huevos con suavidad, aunque por momentos me los apretaba haciéndome brincar de dolor y placer.
- Carajo! Abue! no mames! Que rico! Síguele uh! Auh! Uh! No mames! – decía envuelto en la locura total –
Mi abuela se volvía loca con cada segundo que pasaba, no sé si por efecto de las drogas o por la lujuria de la noche, me escupía en el culo, me lamia las pelotas mientras su mano se agitaba con más fuerza en mi verga.
- Uhh! Abuela! Uhh! Ya casi, ya casi! Huuu! Abue! – gemía avisándole lo que venía –
Bajando mis piernas de golpe y tomando mi verga, tome a mi abuela de los cabellos, impidiéndole escapar.
- No! No! Lalo! No! En la cara no! – exclamo mi abuela al ver lo que se avecinaba –
Me la jale unos momentos sin soltar a mi abuela, dejando salir mi semen en su cara y chichis.
- Uh! Uh! Abue! abue! uh! Que rico! Aaahhh! Toma leche abue! ahhhh! – gemía mientras descargaba sobre mi abuela –
Mi abuela intentaba moverse para no recibir la carga completa, pero le fue imposible. Deje de escupir semen y abrí los ojos para ver a mi abuela sentada sobre la alfombra con la cara parcialmente cubierta de mocos.
- Cabrón chamaco! Te dije que no! Chingada madre! – exclamo molesta mi abuela –
- Ayúdame a levantarme! Llévame al baño para lavarme! – prosiguió –
Tome su mano levantándola de la alfombra, llevándola hasta el baño, se lavó la cara en el lava manos, una vez que su cara quedo sin rastros de semen, me miro y sonrió.
- Que carajos hicimos Eduardo? Estamos locos! De verdad que sí! – dijo sonriente –
- Hicimos lo que queríamos hacer, abue! y lo que nos falta! – susurre en su oído –
Sus ojos azules ahora enrojecidos por el semen y la marihuana denotaban los estragos de la noche, con una toallita húmeda se limpió las tetas, mientras que yo seguía manoseándola a placer.
- Lalo! Ya papi! Hay! No! Papa! ya! Estas muy caliente Lalo! Uh! Ya! Hay dios! – decía mi abuela pero no hacía mucho por quitarse –
- Ok solo déjame hacer una cosa más! Y ya! – dije mientras le pasaba la verga en medio de las nalgas –
- Que? Que me vas hacer? Coger no, he!!! – respondió la abuela –
- No! vamos a bañarnos juntos!! Y me dejas cogerme tus chichis!! – dije loco y fuera de mi –
- Que?? No estás loco!! – exclamo mi abuela –
- Mira de todas maneras nos tenemos que bañar! Ándale! – dije arrastrándola hasta la regadera –
Llegamos hasta el cancel de la ducha, ella sin muchos peros lo abrió, dejando correr el agua hasta que estuviera a la temperatura deseada, tome un pequeño banco de plástico que usaba cuando niño para verme en el espejo, entrando al chorro de agua.
- Quítate la tanga abue! – susurre en su boca –
Rápidamente se despojó del único pedazo de tela que cubría su cuerpo, dejándolo al desnudo por primera vez, deje que el agua nos empapara a los dos, mientras agitaba mi verga para ponerla dura de nuevo.
- Uh! Nene! Creo que necesitas ayuda con eso! – exclamo la abuela al ver mi pene medio guango –
Tomo el banquito, sentándose en él; usando su mano me ayudo con la tarea que realizaba, en ese momento pensé.
- Y dice que no! y que no! si esta igual de caliente que yo! –
Usando las dos manos mi abuela logro ponerme duro de nuevo, mientras una me masturbaba la otra me agitaba los huevos.
- Eso abue! ahhh! Así abue! que sabroso la chaqueteas! Uhhh! – gemía al sentir sus manos en mi miembro –
- Eres un cabrón Eduardo! Eres como una droga! no me puedo resistir a ti! – susurro mi abuela lamiendo mi glande –
Volvió a chupármela por unos minutos, hasta que tome mi verga sacándola de su boca, le pegue en las mejillas con mi pito y dije.
- Júntate las chichis abue! y cada que salga mi pito de en medio lo lames, ok?
Ella asintió juntando sus tetas y abriéndolas un poco esperando mi verga dura en medio, sus chichis la aprisionaron en el momento en que la tuvieron cerca, el agua que caía hacia más fácil la tarea, mis manos se posaron en sus hombros y muy despacio comencé a meter y sacar mi verga de entre sus chichis.
- Abue! eres genial! Uh! Chúpame la cabeza! – dije lleno de locura –
Ella lamia mi glande cada que salía por encima de sus tetas, mis labios llegaron hasta los suyos, mientras seguía moviendo mi verga en medio de sus chichis suaves y húmedas.
- Ah! Dios! Nene! Así! Oh que rico! Te gustan las chichis de abue? hum? Dime que te gustan! – gemía la abuela –
- Me encantan! Abue! sigue apriétame mas la verga! Uh! Te gusta que coja las chichis? Abue? – pregunte gimiendo de placer –
- Aja! Me hacía falta una verga pata mi sola! Uh! Dame papi! Uh! Ya vas a acabar? – pregunto la abuela –
No tenía la menor intención de acabar de nuevo, pero una idea mejor llego a mi mente. Le seguí bombeando las chichis a mi abuela por largo rato, variando la cadencia de los movimientos, ella lanzaba su cabeza hacia atrás y por momentos me chupaba el glande al salir de sus tetas.
- Nene ya! Acaba amor! – exclamo la abuela –
- Chúpamela abuela! Para acabar rápido! – dije mientras la besaba –
Mi abuela soto sus tetas dejando libre mi verga de nuevo, para empezar a chupármela de manea asombrosa.
- Mmhhgg! Mmhhgg! Mmhhgg! Mmhhgg! Aaahhh! Mmhhgg! Mmhhgg! Mmhhgg! Mmhhgg! Aaahhh! Así nene? Te gusta que te la chupen? Dime? – mamaba y hablaba mi abuela –
La verdad es que no la entendía por un lado me pedía que ya me viniera y por otro seguía entregándose a sus deseos carnales. Para ese momento ya los efectos de la marihuana comenzaban a pasar al menos en mí.
- Si abuela! Me encantas todita! Quiero ponerte la verga en la cola, el culo y hacer porquerías todos los días! – dije ya cuerdo y sobrio –
Los ojos de la abuela me miraron por un segundo, sin dejar de mamarme la verga, un parpadeo me indico que había aceptado lo que le había dicho.
- Métetela toda! Abue! comete mi verga! – dije tomándola de los cabellos y metiéndole la verga casi por completo –
- Huuwwaggkk! Huuwwaaggkk!! Aaahhhh!! Cabrón me vas a matar! Mmhhgg! Mmgghh! Mmgghh! Ahhh! me vas a dar más leche? – volvió a decir mi abuela –
- Te voy a dar algo mejor abue! – respondí tomando mi verga –
Me masturbaba fuerte haciéndole creer a mi abuela que eyacularía de un momento a otro, pero en realidad lo que quería era estimular mi vejiga, con el sonido del agua corriendo, pocos segundos después comencé a sentir esa sensación de orinar, por lo que apunte mi verga a la cara de la abuela, esta cerro los ojos y entre abrió la boca, nunca se esperó lo que venía.
- Aahhhh!!! Nooo!! Cabrón!!! Ahhh!! Noo para! Uuhhh! Yaaa! Uuhhh!! – gemía y gritaba mi abuela al ser bañada por mi orina –
- Ya! Ya! Uhhh que rico! – dije orinándola por toda la cara y las tetas –
- Me las vas a pagar cabrón! Te lo juro! – exclamo la abuela –
Una vez que terminé de orinar sobre ella, deje que chorro del agua que caía en mi espalda la bañara lavando todo resto de mi orina. Tome el shampoo y lave su cabeza, cuerpo y pepa. Ella hizo lo mismo conmigo, la verdad es que la abuela lo disfrutaba tanto como yo solo que le gustaba alardear pidiendo clemencia. Dejamos la ducha y nos envolvimos en toallas de baño, saliendo hasta su recamara.
- Hasta aquí papito! Ni creas que vas a dormir conmigo! – dijo la abuela poniendo su mano en mi pecho –
- Está bien! Ya te hice lo que quise por esta noche! Hasta mañana! Abue! – dije besándola en los labios –
Los dos nos adentramos en nuestras habitaciones y dormimos exhaustos y frescos. Pero lo mejor estaba por venir… pero se los contare en otro relato… hasta la próxima…
Continuara…
1 comentarios - Una Familia Como Ninguna. Drogas + Abuela = Incesto