Hola. Soy Alejo de nuevo y vuelvo con la continuación de mi primer relato. Para los que no lo leyeron se los dejo aquí para que puedan entender de que se trata todo esto:
http://www.poringa.net/posts/relatos/2723179/Mi-hija-Lourdes-Primera-Parte.html
Bueno, si ya leyeron el anterior y quieren seguir conociendo mi historia vamos a continuar:
Después de un comienzo un poco excitante, decidí ordenar mis pensamientos y sacar esos pensamientos tan obscenos de mi mente. Se trataba de mi hija por favor! En que estaba pensando. El no haber compartido gran parte de su vida no cambiaba el hecho de que es mi propia sangre. Probablemente le causaría asco si supiera el sueño que tuve la noche anterior.
Cuando me levanté al día siguiente, no estaba en la casa. Enzo estaba encerrado en su cuarto con sus juegos de video y Diego ya había salido a su trabajo. Me pregunté si alguien habría escuchado algo la noche anterior. A decir verdad no reparé en esa posibilidad. Pasé a ducharme y bajo el agua volví a recordar el sueño. "Basta" me dije. Esto terminaría en ese momento.
Me preguntaba en donde estaría Lourdes. Me empecé a perseguir pensando que me había escuchado. Habré hablado dormido? Se habría dado cuenta de que me masturbé cuando vino a saludarme? Habrá notado mi erección? Todas eran posibilidades que me avergonzaban demasiado.
Me fui a trabajar con todas esas dudas rondando mi mente. Estaba muy preocupado pero tal vez ese temor que tenía era el escarmiento que necesitaba para dejar esas ideas perversas. Cerca del mediodía llamé a casa para ver como estaba todo.
- Hola viejo, que haces? Está todo bien? - me respondió Enzo
- Si pebete, quería saber como estaban - le respondí, para no ir directo al grano
- Todo bien - me super sintetizó con esa soltura de palabras que lo distingue.
- Tu hermana? - indagué un poco más
- Bien acá esta. te paso - me comentó sin darme tiempo a responder
- Hola papi como estas? - me dijo con ese tono alegre y festivo que tuvo todo el día anterior
- Bien corazón, era para saber como estaban. Hoy cuando salí ya no estabas -
- Si. Es que salí tempranito. Aproveche de bajar con Diego porque no tengo llaves. - me tiró al pasar
- Bueno querida, me quedo tranquilo, cuando vuelva hablamos. Un beso - le redondee la charla.
- Besitos pa - cerró ella.
Podía estar en paz. Mis miedos eran infundados. Pero no podía vivir así. Las horas previas habían sido un parto. Cuando salí del trabajo pasé por la cerrajería de mi amigo Juanjo y le hice un juego de llaves de la casa. Le conté las novedades exceptuando el detalle de como me calentaba la piba y quedó en pasar a conocerla un día de estos.
Finalmente llegué a casa y cuando entré me encontré a mi hija tirada en el piso boca abajo con sus dos manos en la pera mirando la tele, Movía los pies de arriba abajo, mientras su hermano estaba en el sillón simulando ver la televisión, pero con la mirada perdida en esa calza blanca que se perdía entre el culito carnoso de Lourdes. Todo el ejercicio mental que hice durante la mañana se fue al demonio.
Me dieron ganas de tirarme arriba de ella y cogerla ahí mismo, no podía tener ese culo y encima ponerse esa calcita! Era un crimen! Por suerte todavía quedaba algo de razón en mi mente y contenía esos arranques. Al cerrar la puerta los dos se percataron de mi presencia. Y la cara de Enzo salió del coma lácteo que tenía para volver a la realidad. Lourdes se dio vuelta sin moverse de su posición y me saludo con la mano y una sonrisa hermosa se le dibujó en la carita. Me esforcé para no mirarle el culo en ese momento.
Gracias al cielo se paró y me siguió a la cocina. Le entregué las llaves que le había hecho y le pedi que tenga cuidado. Como venía pasando todo el tiempo me agradeció con un abrazo fuerte y me dio un beso en la mejilla. En el abrazo sentí esos pechos apretados contra mi y los ratones en mi cabeza imaginaron miles de cosas.
Encima esta chica parecía vestir para infartarme siempre. A la calcita criminal que vi apenas entré había que sumarle una remera rosa de esas musculosas que tienen una tirita en la espalda y van bien al cuerpo. Estaba toda apretada. El abrazo fue lo más breve posible para evitar que se despierte alguien acá abajo.
- En un rato va a venir mi amiga Barbie para ir a correr un rato - me avisó. Pero no se quedó ahí
- No queres venir con nosotras? - me sugirió. Lo pensé un poco. Que iba a hacer yo a la par de dos pibas 20 años menores. Un papelón, tendría que pedir un respirador artificial. Estaba por contestar cuando sonó el portero eléctrico.
- Una tal Barbara, te busca a vos Lourdes - anunció Enzo con esa pachorra de siempre.
- Decile que suba - le pidió ella
Cuando entró la otra mina me enamoré a primera vista. No podía tener mejor puesto el nombre. Era una muñeca barbie literalmente. Rubia platinada, ojos claros una sonrisa perfecta pero todo eso era nada al lado del lomo de la pendeja. Tenía unas tetas para el quilombo y un culo duro y grande que pedía a gritos que lo claven como un churrasco tierno. Me ponen guarro estas pibitas. Encima venía enfundada con una indumentaria igual a la de Lourdes solo que toda rosa. O sea todo ese cuerpo apretadito para mis ojos.
- Vos debes ser Ale. Me hablaron mucho de vos - me dice con tono de putita cheta y se acercó a darme un beso en la mejilla. Hasta su perfume me gustaba.
- Si, recién me estaba diciendo que va a venir con nosotras a correr - comentó mi hija
- Me van a tener que esperar un poco que busque un pantalón de gimnasia - les pedi, entregado a la belleza de la pibita rubia.
- Me lo como todo, es un divino - comentó Barbie, por lo bajo. Yo pensaba como iba a hacer para disimular la calentura en pantalón de gimnasia.
Mientras me cambiaba vi mi vieja riñonera, la sacudí un poco y me la coloqué estratégicamente para tapar alguna eventual erección con esos dos infiernos de mujeres. Tenía para elegir, la rubia y la morocha. Después de todo mirando no le hacía daño a nadie y de paso iba a hacer algo por mi salud, sumando algo de ejercicio a mi aburrida rutina.
Bajé con un equipo de gimnasia que tenía hace años. Era de la marca de las tres rayas, pero de los viejos y encima la riñonera. Las chicas con todo su glamour me miraron sonrientes como aguantando la risa. No me importaba nada.
- nosotros nos vamos, bro, besito - se despidió Lourdes agachándose para despedir a su hermano. Si. Obvio que le miré el culo.
Apenas salimos empezamos a elongar las piernas y las chicas me regalaron todo tipo de tomas de esos preciosos culitos jóvenes y parados. Yo me hacía el que me estiraba.
Empezamos a correr y a la par. Creo que venían tranquilas para no humillarme. Hablaban hasta por los codos mientras yo trataba de racionar el aire todo lo posible. Cada vez que pasabamos cerca de algún tipo las desnudaban con los ojos. No era para menos. Alguno me miraba haciéndome cierta sonrisa de complicidad. Esas tetas se hacían un movimiento hipnótico por el rebote y yo acomodaba mi riñonera para ocultar la terrible carpa en mi pantalón.
Me la venía bancando recontra bien y ya estábamos volviendo. Creo que la atracción visual me distraía de la fatiga muscular pero a pocas cuadras de casa me dio un calambre en el gemelo que no me dejaba mover. Me sentí muy humillado al tener que frenar. Las chicas se frenaron y al advertir de que se trataba Barbie me estiró el pie hacia atrás mientras me masajeaba la pierna.
- A ver? Ahora te sentís mejor? - me preguntó, en cuclillas frente a mi
- si, mucho mejor esas manos son mágicas - le respondí. mientras ya la riñonera estaba por salir volando lo apretada que la tenía.
Finalmente llegue a casa como pude y pasé derecho a tomar agua. Necesitaba algo fresco para bajar tanta calentura. Las chicas tomaron otra y se fueron a la pieza de Lourdes. Me quedé un rato pensando en lo buena que estaba esa Barbie y lo bueno que iba a estar tenerla de visita seguido. La casa era puro huevo. No estábamos acostumbrados a tener mujeres acá y menos tan bellas. Diego era muy discreto con sus conquistas. Nunca las traía. Enzo por su parte tenía menos exposición social que Bin Laden.
Escuchaba las voces y las risas de las dos encerradas en el cuarto. Me asomé al pasillo y lo encontré a Enzo espiando por la mirilla mientras se frotaba por arriba de la bragueta. Me acerqué sin que me oyera y lo levanté de la oreja hasta su cuarto. Se aguantó de gritar para no delatarse. Lo miré como para matarlo y me pidió perdón con las manos juntas como rezando. Le cerré la puerta y escuché como puso la traba del otro lado.
Una vez solo senti curiosidad por saber que lo calentó tanto y espié de la misma manera. Casi me muero. Estaban las dos completamente en bolas probándose ropa. Tuve la dicha de mirar en el preciso momento en que las dos se habían sacado lo que se estaban probando. Los pezones rosados de ambas eran agasajo para la vista que buenas estaban las putitas estas, el colmo fue cuando Lourdes se giró y vi que tenía la conchita totalmente depilada. Casi me muero! Que trolita más rica! Tanto me calenté que perdí el equilibrio y me apoyé fuerte en la puerta.
Las dos miraron alertadas. Me paré rápido y golpee antes de que abrieran
- Chicas, no quieren tomar algo? - fue la primer verseada que se me ocurrió para salir del paso.
- No pa! gracias, estamos bien! - me respondió de adentro mi hija.
No podía quedarme espiando después de eso. Me fui al sillón y me puse a mirar el noticiero para sacarme la imagen de la mente. Nada como las noticias deprimentes de los noticieros para bajar la calentura. No sé como hice pero lo logre.
Al rato las chicas salieron del cuarto. Barbie se despidió con un beso en la mejilla y Lourdes con sus llaves nuevas en la mano fue a despedirla. La noche pasó sin ningún sueño erótico. Para estar seguro me hice una paja antes de dormir, cosa de sacarme la calentura.
Los días pasaron y las cosas no mejoraban. O visto de otra manera mejoraban cada día. El aspecto provocativo que había lucido mi hija los primeros días no era la excepción. Cada día me sorprendía con escotes bestiales, ropa apretada, polleras diminutas. Todo lo que se ponía parecía tallado a su cuerpo por el mismo diablo. Era demasiado sensual.
Todo eso sumado a las visitas de Barbara, era un cóctel explosivo. Tuve sueños como el de la primer noche más de una vez a causa de estas dos. En una de las tantas noches que Barbie se quedó a cenar y a dormir. Después de cenar, pasé a comentarle algo a Lourdes y las encontré a las dos como para comerlas crudas. Lourdes tenía ese babydoll rosa que me volvía loco y Barbie uno blanco que era por demás traslúcido. Se podía ver todo debajo de la tela blanca. Pude ver de nuevo esos pezones tan ricos. Traté de disimular todo lo que pude mientras le daba el mensaje a mi hija pero pude ver una sonrisa muy trola en la cara de Barbie.
Me fui a la cama pero era al pedo. No podía dormir. Eran como las tres de la mañana y me levanté a tomar algo fresco. Me bajé media caja de jugo y cuando cerré la puerta me encuentro a Barbie efundada en esa ropita de puta que tenía con toda la cara de puta.
- Que pasa Al? no podes dormir? porque yo tampoco - me dice con ese tono de cheta que tanto me calentaba
- No. Tenía un poco de sed, queres un poco de jugo? - le dije muy nervioso.
- Yo quiero otra cosa y lo sabes - me susurró mientras pasaba sus dos brazos por detras de mi cuello. No podía estar pasando. Era uno de esos sueños en los que sabes que estas dormido desde la mitad.
Aproveché el tiempo que me quedaba antes que el tirano despertador me la robe. La apreté contra mi cuerpo y sintió lo dura que se me había puesto la pija. Para aumentar aún más mi calentura me amagó besarme como dios manda, pero me esquivó y comenzó a darme besos muy calientes en el cuello. La putita tenía fuego en la boca. Esos labios y esa lengua me ponían a mil. Metió la mano en el pantalón y me empezó a masturbar sin sacar mi pija.
Este sueño era de los más placenteros hasta hoy. Mis dedos empezaron a buscar dentro de su bombachita y para mi deleite estaba mojada. Mamita! Que calentona era la trola esta. Me fue desabrochando los botones del pijama a medida que iba besando cada vez más abajo. Ya no daba más de la calentura. Cuando llegó a mi cintura me bajó el pijama y el calzoncillo y se metió toda la verga en la boca. No podía creer lo real que se sentía. Nunca había sentido una lengua hacer las cosas que me hacía esta putita.
Estaba por acabar adentro de esa boca hermosa y para asegurarme me afirme de esa melena rubia. Empecé a llenarla de leche y el gemido que me salió no podía haberlo contenido nunca. No tengo dudas que fue un orgasmo para el recuerdo. Le pedí que se levante y me muestre la leche que tenía en la boca. Sonriente me obedeció y luego la muy puta se tragó todo.
- mmm que chanchito que sos Al, te gusta verme toda enlechada? - me dice la muy puta, con los labios brillantes por el liquido blanco que se le volcaba a propósito
- Si bebota, desde la primera vez que te vi quiero verte así - le dije esperando despertar en cualquier momento. Me sonrió y se fue fue muy contenta moviendo su culito. "Este es el mejor de todos los sueños" pensé hacia mis adentros pero seguía sin despertar. Sentí un frío que me recorrió todo el cuerpo de repente. Nada de lo que había pasado era un sueño! La muy atorranta realmente me había chupado la pija en la cocina. Que hija de puta no podía ser tan trola esta piba!
Me limpié y me asomé a ver a mis hijos. Todos dormían plácidamente. Con una mezcla de calentura y miedo me asomé a la pieza de Lourdes y la vi dormida. Estaba media destapada y se le veía toda la cola. Detrás de ella con las piernas entrelazadas con ella estaba Barbara que le acariciaba los hombros, provocando algunas sonrisas en mi hija. Me miró con cara de trola y me tiró un beso.
Me fui a dormir con esa imagen cuasi lesbica que me regaló Barbie junto a mi hija. No podía creer lo que había hecho y me aterrorizaba que mi hija se entere. A su vez me preocupaba que tan parecida era Lourdes a su amiguita
No sabía que iba a pasar a partir de la mañana siguiente y eso además de asustarme me calentaba bastante...
http://www.poringa.net/posts/relatos/2723179/Mi-hija-Lourdes-Primera-Parte.html
Bueno, si ya leyeron el anterior y quieren seguir conociendo mi historia vamos a continuar:
Después de un comienzo un poco excitante, decidí ordenar mis pensamientos y sacar esos pensamientos tan obscenos de mi mente. Se trataba de mi hija por favor! En que estaba pensando. El no haber compartido gran parte de su vida no cambiaba el hecho de que es mi propia sangre. Probablemente le causaría asco si supiera el sueño que tuve la noche anterior.
Cuando me levanté al día siguiente, no estaba en la casa. Enzo estaba encerrado en su cuarto con sus juegos de video y Diego ya había salido a su trabajo. Me pregunté si alguien habría escuchado algo la noche anterior. A decir verdad no reparé en esa posibilidad. Pasé a ducharme y bajo el agua volví a recordar el sueño. "Basta" me dije. Esto terminaría en ese momento.
Me preguntaba en donde estaría Lourdes. Me empecé a perseguir pensando que me había escuchado. Habré hablado dormido? Se habría dado cuenta de que me masturbé cuando vino a saludarme? Habrá notado mi erección? Todas eran posibilidades que me avergonzaban demasiado.
Me fui a trabajar con todas esas dudas rondando mi mente. Estaba muy preocupado pero tal vez ese temor que tenía era el escarmiento que necesitaba para dejar esas ideas perversas. Cerca del mediodía llamé a casa para ver como estaba todo.
- Hola viejo, que haces? Está todo bien? - me respondió Enzo
- Si pebete, quería saber como estaban - le respondí, para no ir directo al grano
- Todo bien - me super sintetizó con esa soltura de palabras que lo distingue.
- Tu hermana? - indagué un poco más
- Bien acá esta. te paso - me comentó sin darme tiempo a responder
- Hola papi como estas? - me dijo con ese tono alegre y festivo que tuvo todo el día anterior
- Bien corazón, era para saber como estaban. Hoy cuando salí ya no estabas -
- Si. Es que salí tempranito. Aproveche de bajar con Diego porque no tengo llaves. - me tiró al pasar
- Bueno querida, me quedo tranquilo, cuando vuelva hablamos. Un beso - le redondee la charla.
- Besitos pa - cerró ella.
Podía estar en paz. Mis miedos eran infundados. Pero no podía vivir así. Las horas previas habían sido un parto. Cuando salí del trabajo pasé por la cerrajería de mi amigo Juanjo y le hice un juego de llaves de la casa. Le conté las novedades exceptuando el detalle de como me calentaba la piba y quedó en pasar a conocerla un día de estos.
Finalmente llegué a casa y cuando entré me encontré a mi hija tirada en el piso boca abajo con sus dos manos en la pera mirando la tele, Movía los pies de arriba abajo, mientras su hermano estaba en el sillón simulando ver la televisión, pero con la mirada perdida en esa calza blanca que se perdía entre el culito carnoso de Lourdes. Todo el ejercicio mental que hice durante la mañana se fue al demonio.
Me dieron ganas de tirarme arriba de ella y cogerla ahí mismo, no podía tener ese culo y encima ponerse esa calcita! Era un crimen! Por suerte todavía quedaba algo de razón en mi mente y contenía esos arranques. Al cerrar la puerta los dos se percataron de mi presencia. Y la cara de Enzo salió del coma lácteo que tenía para volver a la realidad. Lourdes se dio vuelta sin moverse de su posición y me saludo con la mano y una sonrisa hermosa se le dibujó en la carita. Me esforcé para no mirarle el culo en ese momento.
Gracias al cielo se paró y me siguió a la cocina. Le entregué las llaves que le había hecho y le pedi que tenga cuidado. Como venía pasando todo el tiempo me agradeció con un abrazo fuerte y me dio un beso en la mejilla. En el abrazo sentí esos pechos apretados contra mi y los ratones en mi cabeza imaginaron miles de cosas.
Encima esta chica parecía vestir para infartarme siempre. A la calcita criminal que vi apenas entré había que sumarle una remera rosa de esas musculosas que tienen una tirita en la espalda y van bien al cuerpo. Estaba toda apretada. El abrazo fue lo más breve posible para evitar que se despierte alguien acá abajo.
- En un rato va a venir mi amiga Barbie para ir a correr un rato - me avisó. Pero no se quedó ahí
- No queres venir con nosotras? - me sugirió. Lo pensé un poco. Que iba a hacer yo a la par de dos pibas 20 años menores. Un papelón, tendría que pedir un respirador artificial. Estaba por contestar cuando sonó el portero eléctrico.
- Una tal Barbara, te busca a vos Lourdes - anunció Enzo con esa pachorra de siempre.
- Decile que suba - le pidió ella
Cuando entró la otra mina me enamoré a primera vista. No podía tener mejor puesto el nombre. Era una muñeca barbie literalmente. Rubia platinada, ojos claros una sonrisa perfecta pero todo eso era nada al lado del lomo de la pendeja. Tenía unas tetas para el quilombo y un culo duro y grande que pedía a gritos que lo claven como un churrasco tierno. Me ponen guarro estas pibitas. Encima venía enfundada con una indumentaria igual a la de Lourdes solo que toda rosa. O sea todo ese cuerpo apretadito para mis ojos.
- Vos debes ser Ale. Me hablaron mucho de vos - me dice con tono de putita cheta y se acercó a darme un beso en la mejilla. Hasta su perfume me gustaba.
- Si, recién me estaba diciendo que va a venir con nosotras a correr - comentó mi hija
- Me van a tener que esperar un poco que busque un pantalón de gimnasia - les pedi, entregado a la belleza de la pibita rubia.
- Me lo como todo, es un divino - comentó Barbie, por lo bajo. Yo pensaba como iba a hacer para disimular la calentura en pantalón de gimnasia.
Mientras me cambiaba vi mi vieja riñonera, la sacudí un poco y me la coloqué estratégicamente para tapar alguna eventual erección con esos dos infiernos de mujeres. Tenía para elegir, la rubia y la morocha. Después de todo mirando no le hacía daño a nadie y de paso iba a hacer algo por mi salud, sumando algo de ejercicio a mi aburrida rutina.
Bajé con un equipo de gimnasia que tenía hace años. Era de la marca de las tres rayas, pero de los viejos y encima la riñonera. Las chicas con todo su glamour me miraron sonrientes como aguantando la risa. No me importaba nada.
- nosotros nos vamos, bro, besito - se despidió Lourdes agachándose para despedir a su hermano. Si. Obvio que le miré el culo.
Apenas salimos empezamos a elongar las piernas y las chicas me regalaron todo tipo de tomas de esos preciosos culitos jóvenes y parados. Yo me hacía el que me estiraba.
Empezamos a correr y a la par. Creo que venían tranquilas para no humillarme. Hablaban hasta por los codos mientras yo trataba de racionar el aire todo lo posible. Cada vez que pasabamos cerca de algún tipo las desnudaban con los ojos. No era para menos. Alguno me miraba haciéndome cierta sonrisa de complicidad. Esas tetas se hacían un movimiento hipnótico por el rebote y yo acomodaba mi riñonera para ocultar la terrible carpa en mi pantalón.
Me la venía bancando recontra bien y ya estábamos volviendo. Creo que la atracción visual me distraía de la fatiga muscular pero a pocas cuadras de casa me dio un calambre en el gemelo que no me dejaba mover. Me sentí muy humillado al tener que frenar. Las chicas se frenaron y al advertir de que se trataba Barbie me estiró el pie hacia atrás mientras me masajeaba la pierna.
- A ver? Ahora te sentís mejor? - me preguntó, en cuclillas frente a mi
- si, mucho mejor esas manos son mágicas - le respondí. mientras ya la riñonera estaba por salir volando lo apretada que la tenía.
Finalmente llegue a casa como pude y pasé derecho a tomar agua. Necesitaba algo fresco para bajar tanta calentura. Las chicas tomaron otra y se fueron a la pieza de Lourdes. Me quedé un rato pensando en lo buena que estaba esa Barbie y lo bueno que iba a estar tenerla de visita seguido. La casa era puro huevo. No estábamos acostumbrados a tener mujeres acá y menos tan bellas. Diego era muy discreto con sus conquistas. Nunca las traía. Enzo por su parte tenía menos exposición social que Bin Laden.
Escuchaba las voces y las risas de las dos encerradas en el cuarto. Me asomé al pasillo y lo encontré a Enzo espiando por la mirilla mientras se frotaba por arriba de la bragueta. Me acerqué sin que me oyera y lo levanté de la oreja hasta su cuarto. Se aguantó de gritar para no delatarse. Lo miré como para matarlo y me pidió perdón con las manos juntas como rezando. Le cerré la puerta y escuché como puso la traba del otro lado.
Una vez solo senti curiosidad por saber que lo calentó tanto y espié de la misma manera. Casi me muero. Estaban las dos completamente en bolas probándose ropa. Tuve la dicha de mirar en el preciso momento en que las dos se habían sacado lo que se estaban probando. Los pezones rosados de ambas eran agasajo para la vista que buenas estaban las putitas estas, el colmo fue cuando Lourdes se giró y vi que tenía la conchita totalmente depilada. Casi me muero! Que trolita más rica! Tanto me calenté que perdí el equilibrio y me apoyé fuerte en la puerta.
Las dos miraron alertadas. Me paré rápido y golpee antes de que abrieran
- Chicas, no quieren tomar algo? - fue la primer verseada que se me ocurrió para salir del paso.
- No pa! gracias, estamos bien! - me respondió de adentro mi hija.
No podía quedarme espiando después de eso. Me fui al sillón y me puse a mirar el noticiero para sacarme la imagen de la mente. Nada como las noticias deprimentes de los noticieros para bajar la calentura. No sé como hice pero lo logre.
Al rato las chicas salieron del cuarto. Barbie se despidió con un beso en la mejilla y Lourdes con sus llaves nuevas en la mano fue a despedirla. La noche pasó sin ningún sueño erótico. Para estar seguro me hice una paja antes de dormir, cosa de sacarme la calentura.
Los días pasaron y las cosas no mejoraban. O visto de otra manera mejoraban cada día. El aspecto provocativo que había lucido mi hija los primeros días no era la excepción. Cada día me sorprendía con escotes bestiales, ropa apretada, polleras diminutas. Todo lo que se ponía parecía tallado a su cuerpo por el mismo diablo. Era demasiado sensual.
Todo eso sumado a las visitas de Barbara, era un cóctel explosivo. Tuve sueños como el de la primer noche más de una vez a causa de estas dos. En una de las tantas noches que Barbie se quedó a cenar y a dormir. Después de cenar, pasé a comentarle algo a Lourdes y las encontré a las dos como para comerlas crudas. Lourdes tenía ese babydoll rosa que me volvía loco y Barbie uno blanco que era por demás traslúcido. Se podía ver todo debajo de la tela blanca. Pude ver de nuevo esos pezones tan ricos. Traté de disimular todo lo que pude mientras le daba el mensaje a mi hija pero pude ver una sonrisa muy trola en la cara de Barbie.
Me fui a la cama pero era al pedo. No podía dormir. Eran como las tres de la mañana y me levanté a tomar algo fresco. Me bajé media caja de jugo y cuando cerré la puerta me encuentro a Barbie efundada en esa ropita de puta que tenía con toda la cara de puta.
- Que pasa Al? no podes dormir? porque yo tampoco - me dice con ese tono de cheta que tanto me calentaba
- No. Tenía un poco de sed, queres un poco de jugo? - le dije muy nervioso.
- Yo quiero otra cosa y lo sabes - me susurró mientras pasaba sus dos brazos por detras de mi cuello. No podía estar pasando. Era uno de esos sueños en los que sabes que estas dormido desde la mitad.
Aproveché el tiempo que me quedaba antes que el tirano despertador me la robe. La apreté contra mi cuerpo y sintió lo dura que se me había puesto la pija. Para aumentar aún más mi calentura me amagó besarme como dios manda, pero me esquivó y comenzó a darme besos muy calientes en el cuello. La putita tenía fuego en la boca. Esos labios y esa lengua me ponían a mil. Metió la mano en el pantalón y me empezó a masturbar sin sacar mi pija.
Este sueño era de los más placenteros hasta hoy. Mis dedos empezaron a buscar dentro de su bombachita y para mi deleite estaba mojada. Mamita! Que calentona era la trola esta. Me fue desabrochando los botones del pijama a medida que iba besando cada vez más abajo. Ya no daba más de la calentura. Cuando llegó a mi cintura me bajó el pijama y el calzoncillo y se metió toda la verga en la boca. No podía creer lo real que se sentía. Nunca había sentido una lengua hacer las cosas que me hacía esta putita.
Estaba por acabar adentro de esa boca hermosa y para asegurarme me afirme de esa melena rubia. Empecé a llenarla de leche y el gemido que me salió no podía haberlo contenido nunca. No tengo dudas que fue un orgasmo para el recuerdo. Le pedí que se levante y me muestre la leche que tenía en la boca. Sonriente me obedeció y luego la muy puta se tragó todo.
- mmm que chanchito que sos Al, te gusta verme toda enlechada? - me dice la muy puta, con los labios brillantes por el liquido blanco que se le volcaba a propósito
- Si bebota, desde la primera vez que te vi quiero verte así - le dije esperando despertar en cualquier momento. Me sonrió y se fue fue muy contenta moviendo su culito. "Este es el mejor de todos los sueños" pensé hacia mis adentros pero seguía sin despertar. Sentí un frío que me recorrió todo el cuerpo de repente. Nada de lo que había pasado era un sueño! La muy atorranta realmente me había chupado la pija en la cocina. Que hija de puta no podía ser tan trola esta piba!
Me limpié y me asomé a ver a mis hijos. Todos dormían plácidamente. Con una mezcla de calentura y miedo me asomé a la pieza de Lourdes y la vi dormida. Estaba media destapada y se le veía toda la cola. Detrás de ella con las piernas entrelazadas con ella estaba Barbara que le acariciaba los hombros, provocando algunas sonrisas en mi hija. Me miró con cara de trola y me tiró un beso.
Me fui a dormir con esa imagen cuasi lesbica que me regaló Barbie junto a mi hija. No podía creer lo que había hecho y me aterrorizaba que mi hija se entere. A su vez me preocupaba que tan parecida era Lourdes a su amiguita
No sabía que iba a pasar a partir de la mañana siguiente y eso además de asustarme me calentaba bastante...
23 comentarios - Mi hija Lourdes. Segunda Parte
Gracias por compartir y ser parte de la comunidad!
Van puntines!!
Muy bueno. 🤤