Sin razones

Me quiso poner el forro con su boca pero se vía a la legua que no estaba canchera. Me babeo la pija y la dejaba entrar hasta su garganta pero no había caso. El forro no deslizaba. Quizás por lo gruesa que tenía mi poronga emocionado por lo que estaba sucediendo. Enfundada la cabeza del choto intento estirar el condón con las manos y solo consiguió desgarrarlo. Le alcance otro y la escena se repitió casi de la misma manera. Lo que yo pude era ver su excitación y el abandono ante el fracaso de su intento de ponerme el forro y largase a chuparme la pija desaforadamente. Su boca era una cueva pastosa, mezcla de su saliva y mi miel que hacían que el ambiente fuera muy tibio y agradable, y que realmente parecía una vagina empapada recibiendo una pija enorme.
Poco a poco me fui dejando llevar por el influjo de su frecuencia y pasión. Me puse a susurrar que iba a acabar. Y fue un cambio de actitud instantáneo. Me puso de espalda se acuclillo sobre mi verga y conduciendo con su mano firme la poronga la inserto de lleno en su concha dándole movimientos a sus caderas como para hacerme explotar como un meteorito al llegar a la atmosfera.
Sus movimientos se aceleraban y mi pija entera podía sentir esas caricias que me iban apretujando la poronga como si realmente el deseo fuera que la eyaculara por completo ahí. Pasaban por mi mente la escena de su intento fallido de ponerme el forro y de no saber cuáles habían sido las razones por las que estábamos en esta situación. Nada lo podía hacer suponer.
Esa chispa de pensamiento se borró cuando sentí en la base del nabo esa jauría que quiera correr para buscar salida. Sacudía la cabeza y su pelo y me pude dar claramente cuenta de que estaba en su clímax y que así era el momento en el que me llevaba a darle toda mi leche en su concha.
La jauría corría endemoniada cuando pude escuchar ese grito sagrado………….
-Dale hijodeputa, dale hijo mío, acaba a tu madre bien dentro de su concha……………………….!!!