Ella me seducía con palabras y anhelaba mi cuerpo, sentíamos una gran atracción,
y deseo acumulado, pero todo era virtual, anhelaba conocerla, tocar su piel, sentir su calor… primero conoci su voz…
Era muy sensual y me hice adicto a ella, empezamos a frecuentarnos telefónicamente
soñando algún día con encontrarnos… ella no venía a mi ciudad, yo no iba a la de ella…
Hasta que un día me dijo que por razones de trabajo, debía pasar por Rosario, y podría bajarse y reanudar el viaje hacia el día siguiente, hacia Paraná. Yo la conocía de fotos, deseaba su clítoris, sus pechos, que me enloquecían… pero otra cosa fue vernos…
Ella es hermosa como ninguna, su cuerpo se llama deseo y sus labios incitan al beso; fuimos hasta un hotel, esa noche mi hijo estaba ocupando mi departamento, así que era imposible ir ahí.
No llegamos ni a la puerta y ya estábamos besándonos y acariciándonos, yo no podía más, la tiré sobre la cama y empecé a quitarle su camisa, dejando su corpiño blanco, mordí cada trozo de piel y saqué sus pechos por encima del sujetador, jugué con sus pezones, mordisqueando, chupando, succionando y ella se dejaba llevar, fui bajando por su ombligo y mientras, desataba su pantalón para dejar al descubierto una tanga blanca de algodón.
Con más besos y mordiscos llegué a sus pies, me los recorrí enteros con la lengua, mientras ella, no paraba se suspirar, me pedía que parara “que tengo cosquillas”, “no, no pares que me gusta”, de nuevo fui subiendo, retiré un poco la tanga y dejé al descubierto una preciosa conchita, depiladita, que me encantó besar, sus labios se abrían dejando ver un clítoris hinchado y esa era mi ocasión, con los dientes y la lengua, empecé a masajearlo, mientras poco a poco mis dedos entraban en su interior, repartiendo sus jugos…
Notaba como cada vez se ponía más tensa y los suspiros subían de tono, por lo que empecé a masajear su culito y meter un poco la punta del dedo, era la primera impresión y quería saber hasta dónde me dejaría llegar, cuando noté que estaba a punto para acabar, metí toda la artillería, mi lengua, mis dedos en su concha y su culo, todo a la vez, me agarró del pelo y se encorvó totalmente, antes de soltar un grito y dejarse caer de golpe con unos temblores, que no sabía si asustarme o seguir con mis trabajos, me pidió que parara, por lo que busqué su boca y nos besamos intercambiando saliva y jugos, me dijo “voy a vengarme”
Se quitó el corpiño y la tanga, quedando totalmente desnuda frente a mí, se acarició los pechos y se besaba sus dedos, poco a poco me retiró la camisa, y se dedicó a mis pezones, fue bajándome el pantalón y cuando me di cuenta estaba chupándome la pija, con las manos me acariciaba el pecho, me obligó a tumbarme en la cama, con la almohada bajo los riñones, con la sábana me “ató” suavemente las manos y dijo “no puedes tocarme” y de nuevo con la boca empezó a darme placer. Ya había visto fotos de ella chupando, pero no me imaginé que podía darme tanto gozo.
Sus dedos recorrían rápidamente mis genitales y mi pecho, pensé que tenía más de tres manos, cuando le avisé que era inminente acabar, me dio una especie de pellizco entre los huevos y el culo, a la vez que succionaba de golpe, creí que me moría, nunca me habían exprimido de esa manera, su dedo estaba dentro de mi culo, yo creo que hacía fuerza por dentro de mi pija, la sensación era nueva y espectacular.
Comencé a eyacular y no pude aguantar, mientras ella seguía jugando con la lengua por mi miembro, la agarré del pelo y la atraje a mi boca, necesitaba besarla y hacerle saber que había sido mi mejor orgasmo en mucho tiempo, tras unos besos, empezamos de nuevo a jugar, necesitaba entrar dentro de ella, me puse un preservativo y cambiamos de postura, quería tenerla toda para mí, la puse sobre la misma almohada que ella usó conmigo y empecé a penetrarla, poco a poco…
Mi posición era ventajosa, pues su cadera quedaba ligeramente alzada y la penetración era más profunda, estuvimos un buen rato manteniendo el ritmo, pero ella quería mandar y terminamos cambiando, quedando ella encima de mí, de esa forma pudo controlar la profundidad y la velocidad de las embestidas, yo creo que acabó varias veces, pues de pronto cerraba los ojos, mordía sus labios y me clavaba las uñas.
En una de esas, volví con mi juego de dedos sobre su culito, y cuando pensé que llegaba al orgasmo, metí primero uno y luego dos dedos, se derrumbó sobre mi pecho con unos espasmos, me pidió un ratito de descanso y entre caricias la dije que me faltaba poco, que no me dejara con las ganas.
Intentó bajar para hacérmelo con la boca y suavemente le di la vuelta, ella entendió a la primera, pero me pidió que fuera despacio que no tenía costumbre de ser penetrada por el culo. Se colocó en cuclillas arriba mío, con sus jugos a modo de lubricante, fui metiendo la pija en su culito, primero el glande y una parada para que se acostumbrara, luego fui entrando dentro de ella, una vez toda dentro, comencé con los movimientos, en vez de ser solo mete y saca, hacía pequeños circulitos, con lo que se fue relajando y disfrutando.
Con mi mano tomé sus cabellos y levanté su cara, quería ver sus claros ojos mirándome y con la otra mano busqué su clítoris, aunque ya estaba ocupado por sus dedos, que realizaban un masaje profundo sobre su zona erógena, de nuevo me di el capricho de avisarle que llegaba al orgasmo y de nuevo sentí su mano entre mis pelotas y mi culo.
No sé cómo no se rompía con esos movimientos, lo que sí sé es que acabé con todas mis ganas y cada empujón que yo daba era respondido con un estrechamiento de su culo, lo que duplicaba mi goce, pensé que no podría sacarla del interior. Quedamos totalmente exhaustos sobre la cama, nos abrazamos y besamos, sabíamos que nos quedaba mucho tiempo para seguir disfrutando uno del otro. (continuará)
y deseo acumulado, pero todo era virtual, anhelaba conocerla, tocar su piel, sentir su calor… primero conoci su voz…
Era muy sensual y me hice adicto a ella, empezamos a frecuentarnos telefónicamente
soñando algún día con encontrarnos… ella no venía a mi ciudad, yo no iba a la de ella…
Hasta que un día me dijo que por razones de trabajo, debía pasar por Rosario, y podría bajarse y reanudar el viaje hacia el día siguiente, hacia Paraná. Yo la conocía de fotos, deseaba su clítoris, sus pechos, que me enloquecían… pero otra cosa fue vernos…
Ella es hermosa como ninguna, su cuerpo se llama deseo y sus labios incitan al beso; fuimos hasta un hotel, esa noche mi hijo estaba ocupando mi departamento, así que era imposible ir ahí.
No llegamos ni a la puerta y ya estábamos besándonos y acariciándonos, yo no podía más, la tiré sobre la cama y empecé a quitarle su camisa, dejando su corpiño blanco, mordí cada trozo de piel y saqué sus pechos por encima del sujetador, jugué con sus pezones, mordisqueando, chupando, succionando y ella se dejaba llevar, fui bajando por su ombligo y mientras, desataba su pantalón para dejar al descubierto una tanga blanca de algodón.
Con más besos y mordiscos llegué a sus pies, me los recorrí enteros con la lengua, mientras ella, no paraba se suspirar, me pedía que parara “que tengo cosquillas”, “no, no pares que me gusta”, de nuevo fui subiendo, retiré un poco la tanga y dejé al descubierto una preciosa conchita, depiladita, que me encantó besar, sus labios se abrían dejando ver un clítoris hinchado y esa era mi ocasión, con los dientes y la lengua, empecé a masajearlo, mientras poco a poco mis dedos entraban en su interior, repartiendo sus jugos…
Notaba como cada vez se ponía más tensa y los suspiros subían de tono, por lo que empecé a masajear su culito y meter un poco la punta del dedo, era la primera impresión y quería saber hasta dónde me dejaría llegar, cuando noté que estaba a punto para acabar, metí toda la artillería, mi lengua, mis dedos en su concha y su culo, todo a la vez, me agarró del pelo y se encorvó totalmente, antes de soltar un grito y dejarse caer de golpe con unos temblores, que no sabía si asustarme o seguir con mis trabajos, me pidió que parara, por lo que busqué su boca y nos besamos intercambiando saliva y jugos, me dijo “voy a vengarme”
Se quitó el corpiño y la tanga, quedando totalmente desnuda frente a mí, se acarició los pechos y se besaba sus dedos, poco a poco me retiró la camisa, y se dedicó a mis pezones, fue bajándome el pantalón y cuando me di cuenta estaba chupándome la pija, con las manos me acariciaba el pecho, me obligó a tumbarme en la cama, con la almohada bajo los riñones, con la sábana me “ató” suavemente las manos y dijo “no puedes tocarme” y de nuevo con la boca empezó a darme placer. Ya había visto fotos de ella chupando, pero no me imaginé que podía darme tanto gozo.
Sus dedos recorrían rápidamente mis genitales y mi pecho, pensé que tenía más de tres manos, cuando le avisé que era inminente acabar, me dio una especie de pellizco entre los huevos y el culo, a la vez que succionaba de golpe, creí que me moría, nunca me habían exprimido de esa manera, su dedo estaba dentro de mi culo, yo creo que hacía fuerza por dentro de mi pija, la sensación era nueva y espectacular.
Comencé a eyacular y no pude aguantar, mientras ella seguía jugando con la lengua por mi miembro, la agarré del pelo y la atraje a mi boca, necesitaba besarla y hacerle saber que había sido mi mejor orgasmo en mucho tiempo, tras unos besos, empezamos de nuevo a jugar, necesitaba entrar dentro de ella, me puse un preservativo y cambiamos de postura, quería tenerla toda para mí, la puse sobre la misma almohada que ella usó conmigo y empecé a penetrarla, poco a poco…
Mi posición era ventajosa, pues su cadera quedaba ligeramente alzada y la penetración era más profunda, estuvimos un buen rato manteniendo el ritmo, pero ella quería mandar y terminamos cambiando, quedando ella encima de mí, de esa forma pudo controlar la profundidad y la velocidad de las embestidas, yo creo que acabó varias veces, pues de pronto cerraba los ojos, mordía sus labios y me clavaba las uñas.
En una de esas, volví con mi juego de dedos sobre su culito, y cuando pensé que llegaba al orgasmo, metí primero uno y luego dos dedos, se derrumbó sobre mi pecho con unos espasmos, me pidió un ratito de descanso y entre caricias la dije que me faltaba poco, que no me dejara con las ganas.
Intentó bajar para hacérmelo con la boca y suavemente le di la vuelta, ella entendió a la primera, pero me pidió que fuera despacio que no tenía costumbre de ser penetrada por el culo. Se colocó en cuclillas arriba mío, con sus jugos a modo de lubricante, fui metiendo la pija en su culito, primero el glande y una parada para que se acostumbrara, luego fui entrando dentro de ella, una vez toda dentro, comencé con los movimientos, en vez de ser solo mete y saca, hacía pequeños circulitos, con lo que se fue relajando y disfrutando.
Con mi mano tomé sus cabellos y levanté su cara, quería ver sus claros ojos mirándome y con la otra mano busqué su clítoris, aunque ya estaba ocupado por sus dedos, que realizaban un masaje profundo sobre su zona erógena, de nuevo me di el capricho de avisarle que llegaba al orgasmo y de nuevo sentí su mano entre mis pelotas y mi culo.
No sé cómo no se rompía con esos movimientos, lo que sí sé es que acabé con todas mis ganas y cada empujón que yo daba era respondido con un estrechamiento de su culo, lo que duplicaba mi goce, pensé que no podría sacarla del interior. Quedamos totalmente exhaustos sobre la cama, nos abrazamos y besamos, sabíamos que nos quedaba mucho tiempo para seguir disfrutando uno del otro. (continuará)
8 comentarios - Unos meses de chat, y luego la realidad, el placer…
gracias pues!