Mi mujer era bastante normal en el sexo, mientras que por mi parte, soy algo fetichista.
Me gusta saborear y oler sus partes sucias, en particular su ano. Con el pasar de los años hemos llegado de un "¿qué estás haciendo?" (la primera vez que pasé mi lengua por su ano limpio) hasta ahora, que me pide que lave su hermoso y redondo culo con mi cachonda lengua.
Me encanta cuando en la mañana me deja lavar su entrepierna con mi lengua y además me sigue el juego, dominándome, obligándome y presionando mi cabeza contra sus nalgas para que la limpie mientras ella entra lentamente en calor. Sus caderas y sus jugos la acusan. Pero más me gusta cuando los fines de semana (como hoy sábado) pasa en pijama todo el día, teniendo en la tarde un culo sucio y una concha sabrosa.
Hoy he visto algo que me motiva a seguir instándola a hacer cochinadas: Se excita cada vez con mayor facilidad, al punto que le pedí que me orinara encima y accedió sin reproches (no es primera vez que lo hace, pero siempre desganada). Es más, se vio entusiasmada mientras orinaba en mi pecho y pene. Incluso me masturbó la verga llena de su orina hasta que la leche salió en potentes chorros.
En casi cuatro años se ha ido liberando de un montón de tabúes que la convertían en una mujer monótona. Sé que ahora es capaz de tomar las riendas, pero también sé que debo ser cuidadoso. Hoy descubrí sus nuevos pero ampliados límites: aún no orina en mi boca, eso le da asco (y no la culpo). Pero sin que se diera cuenta ponía mis manos bajo su caliente orina, mientras caía en mi pecho, y las llevaba a mi boca... todo un manjar de los dioses.
Tengo la esperanza que con el pasar de los mese sus límites sigan ampliándose esperando la lluvia n....ra.
Me gusta saborear y oler sus partes sucias, en particular su ano. Con el pasar de los años hemos llegado de un "¿qué estás haciendo?" (la primera vez que pasé mi lengua por su ano limpio) hasta ahora, que me pide que lave su hermoso y redondo culo con mi cachonda lengua.
Me encanta cuando en la mañana me deja lavar su entrepierna con mi lengua y además me sigue el juego, dominándome, obligándome y presionando mi cabeza contra sus nalgas para que la limpie mientras ella entra lentamente en calor. Sus caderas y sus jugos la acusan. Pero más me gusta cuando los fines de semana (como hoy sábado) pasa en pijama todo el día, teniendo en la tarde un culo sucio y una concha sabrosa.
Hoy he visto algo que me motiva a seguir instándola a hacer cochinadas: Se excita cada vez con mayor facilidad, al punto que le pedí que me orinara encima y accedió sin reproches (no es primera vez que lo hace, pero siempre desganada). Es más, se vio entusiasmada mientras orinaba en mi pecho y pene. Incluso me masturbó la verga llena de su orina hasta que la leche salió en potentes chorros.
En casi cuatro años se ha ido liberando de un montón de tabúes que la convertían en una mujer monótona. Sé que ahora es capaz de tomar las riendas, pero también sé que debo ser cuidadoso. Hoy descubrí sus nuevos pero ampliados límites: aún no orina en mi boca, eso le da asco (y no la culpo). Pero sin que se diera cuenta ponía mis manos bajo su caliente orina, mientras caía en mi pecho, y las llevaba a mi boca... todo un manjar de los dioses.
Tengo la esperanza que con el pasar de los mese sus límites sigan ampliándose esperando la lluvia n....ra.
4 comentarios - Aromas de mujer 2