Hola a toda la comunidad. Éste es mi primer relato de la serie "Verídicos".
Espero que lo disfruten y me comenten qué les pareció.
Saludos.
Hacía unos meses que me había divorciado. Desde ese momento no había estado con ninguna mujer. Entre el trabajo durante la semana y los fines de semana dedicado a mis hijos no me hacía tiempo.
Mi fuente de excitación y entretenimiento en general estaba en internet. Uno de los sitios donde tenía cuenta de e-mail, entre sus contenidos había uno dedicado al sexo en general. Visitando uno de esos contenidos sexuales vi un link de un chat. Nunca había entrado a una sala de chat orientado al sexo así que decidí probar. Traté de pensarme un nick piola y entré a diferentes salas hasta que dí con una que tenía usuarios activos. Al principio el chat era bastante aburrido, porque siempre había muchos más hombres que mujeres; pero con el tiempo empecé a encontrarle la vuelta para que me den un poco de bolilla. Una noche, varios días después de mi primera visita, me puse a charlar con una mujer de nombre Suzanne. En seguida la conversación fue bien hot. La charla, después se volvió sexo virtual. Finalmente, nos pasamos la dirección e-mail con la idea de mantener el contacto. Ya en los primeros mensajes de correo intercambiamos fotos; nada de desnudos (en ese momento la fotografia digital era para muy pocos). Resultó ser que ella vivía en el norte del país y yo en Buenos Aires. Pero ella decía ser de Buenos Aires y que se había ido a trabajar allá. De todos modos, cada tanto venía a Buenos Aires por diferentes motivos. Nos pasamos los teléfonos y hablamos algunas veces. En una de esas veces me dice que estaba por viajar a Buenos Aires y que, entonces, podíamos vernos. Yo estaba con sentimientos encontrados; por un lado estaba ansioso porque eso suceda y por el otro pensaba que eso nunca ocurriría.
Un día Suzanne me llama y me dice que en un par de días iba a estar por Buenos Aires y que íbamos a poder vernos. Obviamente le dije que sí y mi ansiedad era total. A los dos días me llama y me dice esta noche voy a tu casa. Esa noche no me podía concentrar en nada. Al llegar la medianoche me acosté con la seguridad de que Suzanne no vendría; después de todo, al día siguiente yo tenía que trabajar.
Estaba profundamente dormido cuando oigo el timbre. Me despierto, miro el reloj; "son las 2:00", y atiendo el portero eléctrico.
-Soy Suzanne
-Ya te abro
Abro la puerta y ahí estaba igual a la foto (unos diez años mayor que yo, delgada, de cabello oscuro, tetas prominentes y cola chica). Yo en un momento desconfié y mi acto reflejo fue hacerla entrar, cerrar la puerta, besarla profundamente y meter mi mano en su entrepierna. Ya sé lo que ustedes pensarán, "primero la besa y después se asegura que sea mujer?"; pero, la verdad, es lo que hice. Afortunadamente, no me encontré con ninguna sorpresa y, adicionalmente, hice que se excitara mucho.
Entramos a mi departamento, ahora más tranquilos, y charlamos brevemente. Con la excusa de la falta de muebles (por mi divorcio), pasamos al dormitorio. Allí nos tiramos en la cama y comenzamos a besarnos profundamente. Nuestras manos recorrían los cuerpos que pronto se convirtió en manoseo mutuo. Ella enseguida me acaricia la pija, que ya estaba de piedra, por sobre el pantalón. Yo tenía puesto un pantalón de jogging sin calzoncillos; era lo primero que agarré cuando sonó el timbre. Mientras yo le acariciaba el culo por sobre su pantalón, ella metió su mano y me agarró la pija; bajó un poco mi pantalón y la sacó. Ella la miraba y yo no podía creer lo que yo veía: estaba enorme, nunca la había visto tan grande!!! Luego de admirarla por unos segundos, se la metió en la boca. Ahhh, qué delicia. La chupaba deliciosamente, le pasaba la lengua por toda la cabeza, saboreando cada centímetro; lamía todo el tronco hasta los huevos como si su vida dependiera de ello. La metía en la boca y succionaba subiendo y bajando su cabeza contra mí. A todo esto, yo estaba desesperado y quería meter mano por todos lados. Acariciaba su culo a través de la tela suave del pantalón. Me las arreglé para meter una mano por la cintura del pantalón y me encontré con la sorpresa de que ella tampoco llevaba ropa interior. De esta manera, podia acariciar su culo, sentir su rayita. Logré bajarlo un poco para tener mejor acceso y poder acariciar su culo en su totalidad. Enseguida y casi sin darnos cuenta estábamos los dos desnudos. Ella no dejaba de chupar mi pija enorme (nunca la había visto tan grande), y yo la subí arriba mío quedando en 69. Tenía en primer plano su conchita depilada que era toda una tentación. Sin dudarlo un segundo pasé mi lengua a lo largo de sus labios vaginales y estaba tan mojada que mi lengua entró sin problemas. Lamí su conchita con locura, su sabor era maravilloso; fue una de las conchitas más sabrosas que probé en mi vida. La forma en que me chupaba la pija, la vista de esa conchita hermosa y ese sabor intoxicante; eran toda una invitación a lamerla sin parar. Mis manos acariciaban y separaban los cachetes de su pequeño y redondo culo, cada tanto mi lengua recorría su rayita hasta donde podía alcanzar. Cuando mi lengua rozaba el agujerito de su culito ella lanzaba un gemido profundo. Con uno de mis dedos comencé a acariciar su conchita mientras mi lengua no dejaba de lamerla y meterse adentro. Cuando mi lengua se concentró en su clítoris mi dedo se dedicó a entrar y salir cogiéndola. No sé cuanto duró eso, pero los dos estábamos encantados con la situación. La saqué suavemente de arriba mío y la acosté boca arriba, separé sus piernas y lentamente la penetré. Ella miraba con una cara de deseo que no dejaba ninguna duda del placer que estaba sintiendo. Entré lento, lento, para que sienta como mi pija gorda la iba abriendo. Ella era increíblemente estrecha; a pesar de su edad y de haber estado casada por mucho tiempo, se sentía más estrecha que novias jóvenes y vírgenes (dos) que había tenido. La cogí con suavidad al principio para que ella me sienta en toda su longitud y porque, además, se sentía delicioso. No aguanté mucho haciendo eso por lo que el ritmo, inevitablemente, aumentó transformámdose en una cogida frenética. Con cada embestida la hundía en la cama y mis huevos golpeaban su trasero. Cambiamos de posición un par de veces hasta que ella tuvo un violento orgasmo. Su concha me ordeñaba la pija con cada contracción orgásmica. Salí de adentro de ella y se fue al baño.
Cuando regresó, yo le dí un conjunto de ropa interior que había comprado para ella. Se lo puso para ver como le quedaba. La vista era excitante. Inmediatamente comenzamos de vuelta a juguetear. Ella se puso en cuatro y sin pensarlo se la metí en esa posición. Tomándola de la cintura, la cogía con intensidad, fuerte y rápido. Ella me miraba y me incitaba a cogerla más y más. Paraba bien el culo y apoyaba la cara contra el colchón. De esa manera su culo quedaba bien arriba. El espectáculo era maravilloso, me re calentaba verle el culo mientras me la cogía. Sin dudarlo, me mojé un dedo con saliva y se lo apoyé en el agujerito del culo. Presionaba suavemente y sentía como su agujerito cedía un poquito. Sin dejar de presionar, pero sin hacer fuerza para que entre, mi dedo entraba un poquito con cada movimiento de la cogida. En pocos movimientos mi dedo había entrado hasta la primer falange. Ella estaba como loca y movía su culo contra mí. La cogí un buen rato en esa posición hasta que mi dedo había entrado por completo y ya le cogía el culo. Con mi dedo dentro de su culo, podía sentir como mi pija entraba y salía de su concha. En ese momento le daba tan fuerte y la doble penetración (dedo y pija) me producía tal calentura que ya no podía aguantar. Mi orgasmo fue muy intenso, emití sonidos guturales al acabar. Ella, al sentir como mi leche invadía su interior, acabó entre gemidos y gritos. Su concha volvía a ordeñarme la pija como queriendo sacarle más leche de la que ya había recibido. Caí sobre ella, y así nos quedamos unos minutos.
Era tarde de madrugada, cada uno al día siguiente tenía sus obligaciones. Ella se fue y yo me acosté, por lo menos para descansar un poco. No faltaba mucho para la hora en la que me levantaba para irme a trabajar.
Suzanne se volvió al norte del país. A los dos días me llama por teléfono y tuvimos una charla coloquial. Le comenté que hablar con ella me la ponía dura y grande y ella me contesta -"Lo de grande ya lo sé".
Nunca más hablamos. Un día me la crucé en un shopping, pero ella no me vió. Iba con un hombre y yo ya estaba en pareja.
Espero que lo disfruten y me comenten qué les pareció.
Saludos.
Nunca tan grande!
Hacía unos meses que me había divorciado. Desde ese momento no había estado con ninguna mujer. Entre el trabajo durante la semana y los fines de semana dedicado a mis hijos no me hacía tiempo.
Mi fuente de excitación y entretenimiento en general estaba en internet. Uno de los sitios donde tenía cuenta de e-mail, entre sus contenidos había uno dedicado al sexo en general. Visitando uno de esos contenidos sexuales vi un link de un chat. Nunca había entrado a una sala de chat orientado al sexo así que decidí probar. Traté de pensarme un nick piola y entré a diferentes salas hasta que dí con una que tenía usuarios activos. Al principio el chat era bastante aburrido, porque siempre había muchos más hombres que mujeres; pero con el tiempo empecé a encontrarle la vuelta para que me den un poco de bolilla. Una noche, varios días después de mi primera visita, me puse a charlar con una mujer de nombre Suzanne. En seguida la conversación fue bien hot. La charla, después se volvió sexo virtual. Finalmente, nos pasamos la dirección e-mail con la idea de mantener el contacto. Ya en los primeros mensajes de correo intercambiamos fotos; nada de desnudos (en ese momento la fotografia digital era para muy pocos). Resultó ser que ella vivía en el norte del país y yo en Buenos Aires. Pero ella decía ser de Buenos Aires y que se había ido a trabajar allá. De todos modos, cada tanto venía a Buenos Aires por diferentes motivos. Nos pasamos los teléfonos y hablamos algunas veces. En una de esas veces me dice que estaba por viajar a Buenos Aires y que, entonces, podíamos vernos. Yo estaba con sentimientos encontrados; por un lado estaba ansioso porque eso suceda y por el otro pensaba que eso nunca ocurriría.
Un día Suzanne me llama y me dice que en un par de días iba a estar por Buenos Aires y que íbamos a poder vernos. Obviamente le dije que sí y mi ansiedad era total. A los dos días me llama y me dice esta noche voy a tu casa. Esa noche no me podía concentrar en nada. Al llegar la medianoche me acosté con la seguridad de que Suzanne no vendría; después de todo, al día siguiente yo tenía que trabajar.
Estaba profundamente dormido cuando oigo el timbre. Me despierto, miro el reloj; "son las 2:00", y atiendo el portero eléctrico.
-Soy Suzanne
-Ya te abro
Abro la puerta y ahí estaba igual a la foto (unos diez años mayor que yo, delgada, de cabello oscuro, tetas prominentes y cola chica). Yo en un momento desconfié y mi acto reflejo fue hacerla entrar, cerrar la puerta, besarla profundamente y meter mi mano en su entrepierna. Ya sé lo que ustedes pensarán, "primero la besa y después se asegura que sea mujer?"; pero, la verdad, es lo que hice. Afortunadamente, no me encontré con ninguna sorpresa y, adicionalmente, hice que se excitara mucho.
Entramos a mi departamento, ahora más tranquilos, y charlamos brevemente. Con la excusa de la falta de muebles (por mi divorcio), pasamos al dormitorio. Allí nos tiramos en la cama y comenzamos a besarnos profundamente. Nuestras manos recorrían los cuerpos que pronto se convirtió en manoseo mutuo. Ella enseguida me acaricia la pija, que ya estaba de piedra, por sobre el pantalón. Yo tenía puesto un pantalón de jogging sin calzoncillos; era lo primero que agarré cuando sonó el timbre. Mientras yo le acariciaba el culo por sobre su pantalón, ella metió su mano y me agarró la pija; bajó un poco mi pantalón y la sacó. Ella la miraba y yo no podía creer lo que yo veía: estaba enorme, nunca la había visto tan grande!!! Luego de admirarla por unos segundos, se la metió en la boca. Ahhh, qué delicia. La chupaba deliciosamente, le pasaba la lengua por toda la cabeza, saboreando cada centímetro; lamía todo el tronco hasta los huevos como si su vida dependiera de ello. La metía en la boca y succionaba subiendo y bajando su cabeza contra mí. A todo esto, yo estaba desesperado y quería meter mano por todos lados. Acariciaba su culo a través de la tela suave del pantalón. Me las arreglé para meter una mano por la cintura del pantalón y me encontré con la sorpresa de que ella tampoco llevaba ropa interior. De esta manera, podia acariciar su culo, sentir su rayita. Logré bajarlo un poco para tener mejor acceso y poder acariciar su culo en su totalidad. Enseguida y casi sin darnos cuenta estábamos los dos desnudos. Ella no dejaba de chupar mi pija enorme (nunca la había visto tan grande), y yo la subí arriba mío quedando en 69. Tenía en primer plano su conchita depilada que era toda una tentación. Sin dudarlo un segundo pasé mi lengua a lo largo de sus labios vaginales y estaba tan mojada que mi lengua entró sin problemas. Lamí su conchita con locura, su sabor era maravilloso; fue una de las conchitas más sabrosas que probé en mi vida. La forma en que me chupaba la pija, la vista de esa conchita hermosa y ese sabor intoxicante; eran toda una invitación a lamerla sin parar. Mis manos acariciaban y separaban los cachetes de su pequeño y redondo culo, cada tanto mi lengua recorría su rayita hasta donde podía alcanzar. Cuando mi lengua rozaba el agujerito de su culito ella lanzaba un gemido profundo. Con uno de mis dedos comencé a acariciar su conchita mientras mi lengua no dejaba de lamerla y meterse adentro. Cuando mi lengua se concentró en su clítoris mi dedo se dedicó a entrar y salir cogiéndola. No sé cuanto duró eso, pero los dos estábamos encantados con la situación. La saqué suavemente de arriba mío y la acosté boca arriba, separé sus piernas y lentamente la penetré. Ella miraba con una cara de deseo que no dejaba ninguna duda del placer que estaba sintiendo. Entré lento, lento, para que sienta como mi pija gorda la iba abriendo. Ella era increíblemente estrecha; a pesar de su edad y de haber estado casada por mucho tiempo, se sentía más estrecha que novias jóvenes y vírgenes (dos) que había tenido. La cogí con suavidad al principio para que ella me sienta en toda su longitud y porque, además, se sentía delicioso. No aguanté mucho haciendo eso por lo que el ritmo, inevitablemente, aumentó transformámdose en una cogida frenética. Con cada embestida la hundía en la cama y mis huevos golpeaban su trasero. Cambiamos de posición un par de veces hasta que ella tuvo un violento orgasmo. Su concha me ordeñaba la pija con cada contracción orgásmica. Salí de adentro de ella y se fue al baño.
Cuando regresó, yo le dí un conjunto de ropa interior que había comprado para ella. Se lo puso para ver como le quedaba. La vista era excitante. Inmediatamente comenzamos de vuelta a juguetear. Ella se puso en cuatro y sin pensarlo se la metí en esa posición. Tomándola de la cintura, la cogía con intensidad, fuerte y rápido. Ella me miraba y me incitaba a cogerla más y más. Paraba bien el culo y apoyaba la cara contra el colchón. De esa manera su culo quedaba bien arriba. El espectáculo era maravilloso, me re calentaba verle el culo mientras me la cogía. Sin dudarlo, me mojé un dedo con saliva y se lo apoyé en el agujerito del culo. Presionaba suavemente y sentía como su agujerito cedía un poquito. Sin dejar de presionar, pero sin hacer fuerza para que entre, mi dedo entraba un poquito con cada movimiento de la cogida. En pocos movimientos mi dedo había entrado hasta la primer falange. Ella estaba como loca y movía su culo contra mí. La cogí un buen rato en esa posición hasta que mi dedo había entrado por completo y ya le cogía el culo. Con mi dedo dentro de su culo, podía sentir como mi pija entraba y salía de su concha. En ese momento le daba tan fuerte y la doble penetración (dedo y pija) me producía tal calentura que ya no podía aguantar. Mi orgasmo fue muy intenso, emití sonidos guturales al acabar. Ella, al sentir como mi leche invadía su interior, acabó entre gemidos y gritos. Su concha volvía a ordeñarme la pija como queriendo sacarle más leche de la que ya había recibido. Caí sobre ella, y así nos quedamos unos minutos.
Era tarde de madrugada, cada uno al día siguiente tenía sus obligaciones. Ella se fue y yo me acosté, por lo menos para descansar un poco. No faltaba mucho para la hora en la que me levantaba para irme a trabajar.
Suzanne se volvió al norte del país. A los dos días me llama por teléfono y tuvimos una charla coloquial. Le comenté que hablar con ella me la ponía dura y grande y ella me contesta -"Lo de grande ya lo sé".
Nunca más hablamos. Un día me la crucé en un shopping, pero ella no me vió. Iba con un hombre y yo ya estaba en pareja.
5 comentarios - Nunca tan grande!