Con mi pareja tenemos una vida sexual muy activa y sin muchos prejuicios, nos gusta jugar y buscarnos mutuamente. Lo que no hemos llegado a hacer es introducir otras personas en nuestras relaciones, si lo hablamos y fantaseamos, nos desafiamos muchas veces comentando mirá como te mira fulano o esa amiga tuya te quiere acosar, que te parece si invitamos a tu amigo a que venga un fin de semana y hacemos una fiesta y esas cosas pero nunca pasó de ser un juego para endulzar la relación. Por ejemplo en una oportunidad en la sala de espera de un consultorio estábamos junto a dos hombres mayores y él me manda un mensaje al celular "¿Qué tal si mientras le hago el amor a la recepcionista te ocupas de los señores?". Ese era el tipo de juegos que teníamos, en realidad muy inocentes, con comentarios como "te quiero ver entre mis amigas a ver si sos tan machito" o él a mi "te voy a traer dos striper a que te den hasta fin de año".
Hace un par de semanas la cosa cambió, lo que era un juego de palabra para calentarnos y enriquecer la relación sufrió un vuelco.
Como no tuvimos vacaciones en este verano aprovechamos un fin de semana en que teníamos libre el viernes y casi sin preparativos nos fuimos a visitar a unos amigos que tienen una casa en las sierras, un lugar muy bonito y apartado del mundo.
Al no tener nada preparado en lugar de salir a la mañana salimos pasado el mediodía. El viaje era de unas diez horas pero al anochecer nos percatamos de otro descuido, no habíamos controlado que estuviese todo en orden en el auto y este empezó a fallar. Hacía un buen rato que estábamos en un camino secundario bastante solitario y como no puede ser de otra manera los celulares no tenían señal, como siempre que hacen falta para algo útil.
Ya bastante oscuro y sin haber encontrado taller, estación de servicio o alguien para revisar el auto, dejó de funcionar, nada, no arranca. Ni Beto, mi pareja, ni yo tenemos idea de mecánica.
Como a la hora de estar mirando el motor sin tocar nada escuchamos un ruido y alguien que llega
- Buenas ¿se descompuso?
- Sí, empezó a fallar y hasta acá llegó, no arranca y yo no entiendo mucho de motores - contesta Beto bastante sorprendido porque no vimos de donde salió el hombre.
- Y por aquí cerca no hay nada, ni un taller.
- Y digame ¿no tendrá usted para llamar al auxilio? Nuestros celulares no funcionan.
- No acá no hay señal, recién pasando la loma se puede hablar, son unos quince kilómetros.
- ¿Nos podría acercar así llamamos? - le pregunto yo, siempre el pedido de una mujer tiene mejor respuesta.
- Si, ni un problema, eso si, cuando aclare porque la chata de nosotros no tiene luces.
Resignados le pedimos si no tenía agua fresca, a pesar de haber anochecido hacía un rato el calor seguía apretando. Nos dijo que si, que corramos el auto fuera de la huella y lo acompañemos a la casa que nos daba agua y que algo para picar.
Yo me quería cambiar de ropa, estaba con un pantaloncito bien corto de jean y una musculosa sin sostén con toda la panza al aire pero no me dieron oportunidad, ni bien corrimos el auto el hombre nos apuró
- Vamos que mi compañero debe estar preocupado.
Y allá fuimos detrás de él a campo traviesa, no había entrada, saltamos el alambrado y medio a los tumbos lo seguimos como pudimos, se ve que él conocía el terreno y aunque tenía linterna no la prendía nunca.
Después de andar un rato entre piedras y malezas encontramos un sendero y la marcha se hizo algo más amable. Beto aprovechó para sacar conversación.
- Así que vive con un compañero ¿No tiene familia?
- No, la verdad vivo solo, él vino a traer mercadería y como no tiene luz se quedó, de paso se toma un descanso y ya se vuelve el lunes.
- Y ¿no se aburre solo?
- No, yo nací en un puesto como este y desde chico nomas ando solo de puesto en puesto, siempre en esta estancia, es muy grande sabe, ahora al menos estoy cerca del camino, he estado en los puestos de adentro, ahí si que estaba solo.
Llegamos, era una casita chica pegada a un galpón que se veía bastante grande y a un costado unos corrales.
- Pasen, como en su casa - nos dice abriendo la puerta.
Entramos y a la pasada sentí su mirada recorriéndome de arriba a abajo. Era un solo ambiente, la cocina con una mesa a un lado y del otro dos camas y un ropero, no mucho más pero eso si, todo en orden y al parecer limpio.
Sentado frente a la mesa otro hombre. Ya con luz me fijé en el que nos llevó, algo mayor que yo, tengo 22, pero joven, unos 27 o 28, flaco, de pelo castaño claro y la piel tostada por el sol. Nada mal.
El otro también flaco, la misma edad, pelo y piel más oscura. Los dos de espaldas anchas y más altos que Beto.
- El es Antonio pero le decimos Negro, yo no me presenté, Julio. - Y le pasan los dos la mano a Beto.
- Yo soy Beto y Lucía, Lu para todos.
Yo saludé con un gesto con la cabeza y ellos me miraron como sacando miles de fotos dignas de una página porno. De haber estado desnuda me hubiese sentido menos incómoda.
- Se les descompuso el auto, les dije que mañana de día los acercamos a un lugar con señal para llamar al auxilio y no tienen nada para tomar con este calor así que esta noche tenemos invitados.
- Bueno, no hay cena hecha, pero tenemos asado del mediodía y un quesito y fiambre casero.
- Por favor, con un poco de agua fresca estamos bien. - Dice Beto.
Yo muda, no me sacaban los ojos de encima.
Prepararon una picada, agua fresca, cerveza. Todo muy bien pero el centro de atención era yo, no porque me hablaran, todo lo contrario, conversaban con Beto pero me miraban a mi.
Cuando dejaron de comer se hizo un silencio algo incómodo y Beto aprovechó
- Les voy a pedir si alguno de los dos nos acompañan al auto, no creo que encontremos el camino en la oscuridad.
- Por el auto no se preocupen, nadie anda por acá a la noche, vamos a la mañana. Ahora se quedan y descansan, ya vamos y preparamos uno de los dormitorios de los peones.
- No, no se molesten, podemos descansar en el auto.
- Faltaría más, por otro lado es más molestia ir hasta el camino que acomodar una cama, vamos Negro, dame una mano en el galpón .
Antes de que Beto le conteste ya estaban saliendo. Beto me mira con una sonrisa burlona.
- Te están cogiendo con los ojos ¿Qué vamos a hacer? Me parece que en cualquier momento se te tiran.
- No se, hace mucho que no me siento tan mirada.
- ¿Mirada? Yo diría deseada, codiciada
- Bueno...
- Estás caliente, te calientan... ¿Qué pensas hacer cuando se te vayan encima? Porque se van a ir encima por más que esté yo, van a buscar el momento en que nos separemos y en cuanto se animen a mi dan un garrotazo y a vos te cogen.
- ¿Qué decís, que te van a pegar y violarme?
- Me parece...
- No, no quiero que te peguen...
- Pero si que te violen...
- No, por la fuerza no...
- ¿Entonces?
- Si vienen por la fuerza los tranquilizo y me entrego, si no nos vamos a dormir.
- Mira que jodimos veces con hacerte coger por otro y mirá como se da sin pensarlo y en el medio del campo. Eso si, yo quiero ver hasta donde es de puta mi chica.
Escuchamos el portón del galpón cuando volvían
- Yo me voy al baño.
- Me dejas sola!
- Te facilito todo, así no quedas caliente. - Y se metió en el baño justo cuando entraban.
Al entrar miran para todos lados sorprendidos de no ver a Beto y cuando se dan cuenta que estoy sola la lujuria se pintó en la cara de los dos, Julio se acerca
- ¿Y tu hombre?
Le señalo la puerta del baño.
- No sos de muchas palabras, por acá dicen que las mujeres lindas son siempre muy charlatanas.
- No, yo no... y gracias por lo de linda.
- No hace falta que lo digamos está a la vista - dice el Negro.
- ¿Que tal si mandamos a Beto al galpón y vos te quedás con nosotros? - Mientras dice esto me acaricia los hombros y yo me paro de un salto, la rapidez con que cambió la situación me tomó de sorpresa.
- Epa... tranquila... no la vas a pasar mal, te lo garantizo - y me pasa la mano por la cintura.
- No, no, no...pará!
- ¡Qué pasa acá! - Beto saliendo del baño.
- Estamos arreglando con Lu que se queda con nosotros y vos vas al galpón - dice Julio sin sacar la mano de mi cintura.
- Me parece que están pasando de vivos - dice Beto y avanza hacia nosotros pero se le cruza el Negro.
- Si te metés cobrás así que quedate tranquilo y salí para el galpón - le dice y lo empuja para el lado de la puerta.
Yo de un salto me aparto de Julio y les grito
- ¡Paren!¡Sin violencia! - La actitud de Beto me extrañó, parecía realmente enojado y dispuesto a defenderme pero cuando los otros giran para ver que hacía yo él me guiña un ojo, estaba actuando y dejaba todo en mis manos. Al ver lo que se venía me puso a mil, que excitación... Pero no quería pasar por muy puta así que me controlé y seguí la actuación.
- Sin violencia, sin hacerse los guapos si quieren que me quede.
La cara de desconcierto de los dos tipos fue un poema
- ¿Estás diciendo que te quedás con nosotros? Bueno, entonces Beto, andá para el galpón nomas, está la luz prendida y la cama lista.
- No, él se queda, yo me quedo pero él también.
Me acerco a Beto y lo llevo hasta la cabecera de la mesa y lo hago sentar, Julio se había sentado en la otra cabecera y yo voy hacia allá.
- No creo que le guste lo que vamos a hacer - yo muda me puse frente a él, no demasiado cerca pero al alcance de la mano.
- Me parece que está haciendo mucho calor para esto - y se saca la camisa, el Negro lo imita. Tienen los dos muy lindo cuerpo, no de gimnasio pero musculoso - deberías hacer lo mismo ¿no tenés calor?
Me saco la remerita y la tiro sobre la mesa pero dejo que el pelo tape mis pechos. El Negro se acerca y acaricia mis brazos subiendo y me retira el pelo sobre los hombros, las manos son distintas a las que estoy acostumbrada, son ásperas, gruesas pero al no apretar me gusta, no es bruto, firme si pero no bruto.
Toma mi cara y la gira y me besa en la boca, sólo con los labios hasta que entreabro los míos y entonces si me recorre toda la boca con la lengua y la mano baja a mi seno y dibuja todo el contorno y se concentra en el pezón, lo pellizca y lo estira endureciéndolo al máximo.
En realidad estoy algo asustada a pesar de la excitación que me provocan así que no reacciono, dejo hacer con mis brazos caídos. Las manos de Julio me toman de la cintura y me acerca a él, el Negro me deja de besar pero sigue jugando con mis pezones. Julio acaricia mi panza que se contrae y entonces él pasa un dedo por el borde del pantalón.
- ¿Qué escondes acá abajo? - dice mirando mi entrepierna. Yo no contesto.
- Creo que vamos a mirar que hay - y desprende el botón, no baja el cierre sino que mete un dedo y con el nudillo acaricia mi monte de Venus - creo que Lu tiene más sorpresas para nosotros - le dice al Negro.
Al pasar el dedo por mi pelvis notó mi depilación, el único bello que tengo es una línea en forma de flecha señalando mi sexo que no llega a los tres centímetros de largo y termina un dedo antes del comienzo de mis labios, el resto tiene depilación total, suave como la seda.
Baja el cierre y sigue con el revés de la mano, me vuelve loca pero me quedo quieta, noto que mi pasividad los calienta, sienten que se están aprovechando de mí y yo me engancho en la fantasía de estar siendo abusada, quiero cerrar los ojos y gemir pero no lo hago, sigo mi papel de entregada.
El pantalón es muy ajustado y con una mano le cuesta bajarlo, el Negro se da cuenta y lo ayuda desde atrás dejándolo a la mitad de los muslos.
- No se cual es la sorpresa ahí delante pero acá se ve muy lindo - dice pasando las manos por mi cola.
- Te cuento que esto está todo afeitadito, parece una boquita lista para comerla a besos.
Pasa la yema de los dedos por mis labios, esos dedos recios y duros contra la suavidad de mi conchita que mantengo apretada para que no se note lo mojada que está por dentro.
El Negro se apoyó contra mi cola y desde atrás vuelve a jugar con mis tetitas que no pueden estar más duras, siento su bulto contra mi cola y la respiración agitada en mi oreja, es evidente su calentura.
Julio baja de un tirón el short y levanta uno de mis pies hasta la silla, todo mi sexo que expuesto a él, pasa toda la mano desde la cola hasta el pubis.
- Te gusta que te la chupen, por eso te afeitas toda.
De repente me toma de la cintura y me levanta sentándome sobre el borde de la mesa, con las manos en mis rodillas me abre las piernas. Mi duda es si va a chuparme o se levanta y me penetra sin más trámite. Cuando lleva la cabeza hacia mi se lo que sigue. El Negro desde el costado de la mesa me recuesta y se lanza a comerme las tetas.
No puedo verlo porque está atrás mío pero se que estoy muy cerca de Beto, la mesa no es tan grande, a unos centímetros de él tengo a dos hombres que piensan se están abusando y yo lo gozo como una fantasía cumplida, dos bocas y cuatro manos llenando mi cuerpo de placer, lo disimulo, les sigo el juego un rato más pero se que no mucho más, estoy a punto de soltarme y dejarme llevar por la lujuria que está en mi naturaleza.
Aprovechando que los dos están muy entretenidos giro para mirar a Beto, me conoce y ve el placer en mis ojos, para completar el morbo de la escena se agacha y mete su lengua en mi boca y acaricia mi cara, estoy que exploto. La lengua y los dedos de Julio me tienen al borde de un orgasmo, no puedo más y mi cadera empieza a subir y bajar, los suspiros y gemidos los frena la boca de Beto que sigue besándome sin que se percaten pero mi cambio fue evidente y Julio apura la entrada y salida de sus dedos y aprieta con los labios el clítoris.
Beto siente venir mi orgasmo y se aparta para que me exprese libre y acabé en un grito.
- Ahora si estamos bien - dice Julio - empieza la diversión.
Me agarra de la mano y me lleva a la cama, me sienta a los pies y se desnudan los dos frente mío, están duros, no son grandes, quieren que los chupe pero para eso lo tienen que pedir, lo deseo tanto como ellos pero no voy a tomar ninguna iniciativa. Desde donde estoy veo por debajo de la mesa a Beto que se toca por sobre la ropa, saber que lo excita me calienta más todavía.
- Si te gusta que te la chupen sabrás chupar también - y me ponen una verga en cada mano haciendo que se las menee.
El Negro se manda primero y con una mano en mi nuca me lleva la boca a su verga, por el rabillo de ojo veo a Beto que me hace señas que le de con todo y eso me desató, les dí a los dos la chupada de sus vidas hasta que Julio me empuja acostándome para cogerme.
- Pará, yo también quiero chuparla - dice el Negro.
Julio se corre de mala gana y el Negro se tira sobre mi conchita, la mete toda dentro de la boca y con la lengua separa mis labios, parece que me coge con la lengua y cuando se hace cargo del clítoris mete los dedos hasta el fondo. Julio se acerca por el costado y juega en mis tetas con su miembro.
Al Negro no le basta mi conchita, baja la lengua al agujero de mi cola, recorre toda la vuelta, apoya los labios en un beso perfecto mientras los dedos pellizcan mi clítoris, la lengua moja mi cola y empuja para entrar. Eso es más de lo puedo soportar indiferente, con una mano agarro la verga de Julio y con la otra me aprieto las tetas.
- Te gusta, sos una puerca, chupame.
Al mismo tiempo que Julio pone la verga en mi boca el Negro me mete el dedo en el culo y otro en el fondo de mi vagina. Están entra y saca por los tres lados un buen rato, no me explico como Julio no acabó.
Cuando estaba a punto de un nuevo orgasmo Julio dice que quiere cogerme y se va encima mío apartando al Negro, se refriega en mi conchita antes de entrar y la mete y la saca una y otra vez yendo más al fondo en cada arremetida, cuando llegó al tope aceleró y me empezó a gritar al lado de la oreja
- ¡Acabá con migo! ¡Vamos, vamos!¡Grita conmigo!¡Cogeme! - y se movía cada vez más rápido y yo también sacudía mis caderas y jadeaba con la respiración a mil hasta que arquee la espalda empecé a gritar mi acabada
- ¡Eso, así! - empujó con todo y me llenó con su semen.
Se apartó de encima mío y se desparramó en la otra cama, a pesar de haber tenido un orgasmo fabuloso yo quería más, lo miraba al Negro desafiante, seguía moviendo la cadera arriba y abajo. Él me miraba y se meneaba la verga.
- Estás caliente - yo no contesté, lo retaba con la mirada - pajeate para mí - yo negué con la cabeza - quiero que te pajees para mi - me repite y pasa el glande por la planta de mi pie.
Se está masturbando en mi pie, eso me calienta, nunca nadie lo había hecho. Despacio llevo mi mano a mi clítoris y lo entro en mi conchita que esté mojada por mi jugo y el semen de Julio, el dedo así mojado gira alrededor del clítoris y estiro la cabeza hacia atrás. Se acercó por el costado y me hizo chupársela mientras sobaba mis tetas y yo seguía masturbándome, mi excitación era muy notoria y el falo de él estaba durísimo.
- Sos muy linda y ¿sabes que es lo que más me gusta? - me la saca de la boca como para que conteste pero yo seguí en mi postura de no hablar.
- Date vuelta - yo me niego con la cabeza - ¿te tengo que ayudar?
Quería mi cola, yo lo hacía ya habitualmente y me gusta pero me pareció que debía resistirme para guardar algo de mi imagen.
- Girá, quiero verte - si lo que quiere es verme es otra cosa. Me di vuelta y me hizo poner de perrito. Me masturbó un buen rato y con los dedos mojados en mí pasó a tocar mi cola, estaba tan mojada y yo tan excitada que entró en mi cola el dedo sin ninguna dificultad y otro en el clítoris. Metía los dedos por mis dos agujeros y me hacía retorcer de placer. Se acomodó y apuntó con la cabeza de su verga al agujero de mi cola, yo le hice señas de que no pero con las manos en mis caderas las levanta y abre los cachetes de mi cola, me lleva una mano a la conchita y me dice que me siga pajeando. Siento que moja su cabeza en la conchita pero vuelve a apoyar mi cola, es inminente así que me aflojo y cuando empuja ya estoy lista y entra despacio y sin dolor. No va muy rápido pero lo siento jadear y gozar desenfrenado, me empuja estirándome y se pega a mi espalda, ya no estoy en cuatro sino acostada boca abajo y él jadea en mi cuello.
- Desde que te vi sabía que tu culo era un sueño.
Sigue bombeando y masajeando mis tetas mientras yo me encargo de mi conchita, cuando sentí que acababa dentro de mi culo tuve otro orgasmo.
Como pude salí de abajo de Negro y sin decir palabra me fui al baño. Al pasar junto a la mesa vi que Beto tenía la verga en la mano y se masturbaba.
Hace un par de semanas la cosa cambió, lo que era un juego de palabra para calentarnos y enriquecer la relación sufrió un vuelco.
Como no tuvimos vacaciones en este verano aprovechamos un fin de semana en que teníamos libre el viernes y casi sin preparativos nos fuimos a visitar a unos amigos que tienen una casa en las sierras, un lugar muy bonito y apartado del mundo.
Al no tener nada preparado en lugar de salir a la mañana salimos pasado el mediodía. El viaje era de unas diez horas pero al anochecer nos percatamos de otro descuido, no habíamos controlado que estuviese todo en orden en el auto y este empezó a fallar. Hacía un buen rato que estábamos en un camino secundario bastante solitario y como no puede ser de otra manera los celulares no tenían señal, como siempre que hacen falta para algo útil.
Ya bastante oscuro y sin haber encontrado taller, estación de servicio o alguien para revisar el auto, dejó de funcionar, nada, no arranca. Ni Beto, mi pareja, ni yo tenemos idea de mecánica.
Como a la hora de estar mirando el motor sin tocar nada escuchamos un ruido y alguien que llega
- Buenas ¿se descompuso?
- Sí, empezó a fallar y hasta acá llegó, no arranca y yo no entiendo mucho de motores - contesta Beto bastante sorprendido porque no vimos de donde salió el hombre.
- Y por aquí cerca no hay nada, ni un taller.
- Y digame ¿no tendrá usted para llamar al auxilio? Nuestros celulares no funcionan.
- No acá no hay señal, recién pasando la loma se puede hablar, son unos quince kilómetros.
- ¿Nos podría acercar así llamamos? - le pregunto yo, siempre el pedido de una mujer tiene mejor respuesta.
- Si, ni un problema, eso si, cuando aclare porque la chata de nosotros no tiene luces.
Resignados le pedimos si no tenía agua fresca, a pesar de haber anochecido hacía un rato el calor seguía apretando. Nos dijo que si, que corramos el auto fuera de la huella y lo acompañemos a la casa que nos daba agua y que algo para picar.
Yo me quería cambiar de ropa, estaba con un pantaloncito bien corto de jean y una musculosa sin sostén con toda la panza al aire pero no me dieron oportunidad, ni bien corrimos el auto el hombre nos apuró
- Vamos que mi compañero debe estar preocupado.
Y allá fuimos detrás de él a campo traviesa, no había entrada, saltamos el alambrado y medio a los tumbos lo seguimos como pudimos, se ve que él conocía el terreno y aunque tenía linterna no la prendía nunca.
Después de andar un rato entre piedras y malezas encontramos un sendero y la marcha se hizo algo más amable. Beto aprovechó para sacar conversación.
- Así que vive con un compañero ¿No tiene familia?
- No, la verdad vivo solo, él vino a traer mercadería y como no tiene luz se quedó, de paso se toma un descanso y ya se vuelve el lunes.
- Y ¿no se aburre solo?
- No, yo nací en un puesto como este y desde chico nomas ando solo de puesto en puesto, siempre en esta estancia, es muy grande sabe, ahora al menos estoy cerca del camino, he estado en los puestos de adentro, ahí si que estaba solo.
Llegamos, era una casita chica pegada a un galpón que se veía bastante grande y a un costado unos corrales.
- Pasen, como en su casa - nos dice abriendo la puerta.
Entramos y a la pasada sentí su mirada recorriéndome de arriba a abajo. Era un solo ambiente, la cocina con una mesa a un lado y del otro dos camas y un ropero, no mucho más pero eso si, todo en orden y al parecer limpio.
Sentado frente a la mesa otro hombre. Ya con luz me fijé en el que nos llevó, algo mayor que yo, tengo 22, pero joven, unos 27 o 28, flaco, de pelo castaño claro y la piel tostada por el sol. Nada mal.
El otro también flaco, la misma edad, pelo y piel más oscura. Los dos de espaldas anchas y más altos que Beto.
- El es Antonio pero le decimos Negro, yo no me presenté, Julio. - Y le pasan los dos la mano a Beto.
- Yo soy Beto y Lucía, Lu para todos.
Yo saludé con un gesto con la cabeza y ellos me miraron como sacando miles de fotos dignas de una página porno. De haber estado desnuda me hubiese sentido menos incómoda.
- Se les descompuso el auto, les dije que mañana de día los acercamos a un lugar con señal para llamar al auxilio y no tienen nada para tomar con este calor así que esta noche tenemos invitados.
- Bueno, no hay cena hecha, pero tenemos asado del mediodía y un quesito y fiambre casero.
- Por favor, con un poco de agua fresca estamos bien. - Dice Beto.
Yo muda, no me sacaban los ojos de encima.
Prepararon una picada, agua fresca, cerveza. Todo muy bien pero el centro de atención era yo, no porque me hablaran, todo lo contrario, conversaban con Beto pero me miraban a mi.
Cuando dejaron de comer se hizo un silencio algo incómodo y Beto aprovechó
- Les voy a pedir si alguno de los dos nos acompañan al auto, no creo que encontremos el camino en la oscuridad.
- Por el auto no se preocupen, nadie anda por acá a la noche, vamos a la mañana. Ahora se quedan y descansan, ya vamos y preparamos uno de los dormitorios de los peones.
- No, no se molesten, podemos descansar en el auto.
- Faltaría más, por otro lado es más molestia ir hasta el camino que acomodar una cama, vamos Negro, dame una mano en el galpón .
Antes de que Beto le conteste ya estaban saliendo. Beto me mira con una sonrisa burlona.
- Te están cogiendo con los ojos ¿Qué vamos a hacer? Me parece que en cualquier momento se te tiran.
- No se, hace mucho que no me siento tan mirada.
- ¿Mirada? Yo diría deseada, codiciada
- Bueno...
- Estás caliente, te calientan... ¿Qué pensas hacer cuando se te vayan encima? Porque se van a ir encima por más que esté yo, van a buscar el momento en que nos separemos y en cuanto se animen a mi dan un garrotazo y a vos te cogen.
- ¿Qué decís, que te van a pegar y violarme?
- Me parece...
- No, no quiero que te peguen...
- Pero si que te violen...
- No, por la fuerza no...
- ¿Entonces?
- Si vienen por la fuerza los tranquilizo y me entrego, si no nos vamos a dormir.
- Mira que jodimos veces con hacerte coger por otro y mirá como se da sin pensarlo y en el medio del campo. Eso si, yo quiero ver hasta donde es de puta mi chica.
Escuchamos el portón del galpón cuando volvían
- Yo me voy al baño.
- Me dejas sola!
- Te facilito todo, así no quedas caliente. - Y se metió en el baño justo cuando entraban.
Al entrar miran para todos lados sorprendidos de no ver a Beto y cuando se dan cuenta que estoy sola la lujuria se pintó en la cara de los dos, Julio se acerca
- ¿Y tu hombre?
Le señalo la puerta del baño.
- No sos de muchas palabras, por acá dicen que las mujeres lindas son siempre muy charlatanas.
- No, yo no... y gracias por lo de linda.
- No hace falta que lo digamos está a la vista - dice el Negro.
- ¿Que tal si mandamos a Beto al galpón y vos te quedás con nosotros? - Mientras dice esto me acaricia los hombros y yo me paro de un salto, la rapidez con que cambió la situación me tomó de sorpresa.
- Epa... tranquila... no la vas a pasar mal, te lo garantizo - y me pasa la mano por la cintura.
- No, no, no...pará!
- ¡Qué pasa acá! - Beto saliendo del baño.
- Estamos arreglando con Lu que se queda con nosotros y vos vas al galpón - dice Julio sin sacar la mano de mi cintura.
- Me parece que están pasando de vivos - dice Beto y avanza hacia nosotros pero se le cruza el Negro.
- Si te metés cobrás así que quedate tranquilo y salí para el galpón - le dice y lo empuja para el lado de la puerta.
Yo de un salto me aparto de Julio y les grito
- ¡Paren!¡Sin violencia! - La actitud de Beto me extrañó, parecía realmente enojado y dispuesto a defenderme pero cuando los otros giran para ver que hacía yo él me guiña un ojo, estaba actuando y dejaba todo en mis manos. Al ver lo que se venía me puso a mil, que excitación... Pero no quería pasar por muy puta así que me controlé y seguí la actuación.
- Sin violencia, sin hacerse los guapos si quieren que me quede.
La cara de desconcierto de los dos tipos fue un poema
- ¿Estás diciendo que te quedás con nosotros? Bueno, entonces Beto, andá para el galpón nomas, está la luz prendida y la cama lista.
- No, él se queda, yo me quedo pero él también.
Me acerco a Beto y lo llevo hasta la cabecera de la mesa y lo hago sentar, Julio se había sentado en la otra cabecera y yo voy hacia allá.
- No creo que le guste lo que vamos a hacer - yo muda me puse frente a él, no demasiado cerca pero al alcance de la mano.
- Me parece que está haciendo mucho calor para esto - y se saca la camisa, el Negro lo imita. Tienen los dos muy lindo cuerpo, no de gimnasio pero musculoso - deberías hacer lo mismo ¿no tenés calor?
Me saco la remerita y la tiro sobre la mesa pero dejo que el pelo tape mis pechos. El Negro se acerca y acaricia mis brazos subiendo y me retira el pelo sobre los hombros, las manos son distintas a las que estoy acostumbrada, son ásperas, gruesas pero al no apretar me gusta, no es bruto, firme si pero no bruto.
Toma mi cara y la gira y me besa en la boca, sólo con los labios hasta que entreabro los míos y entonces si me recorre toda la boca con la lengua y la mano baja a mi seno y dibuja todo el contorno y se concentra en el pezón, lo pellizca y lo estira endureciéndolo al máximo.
En realidad estoy algo asustada a pesar de la excitación que me provocan así que no reacciono, dejo hacer con mis brazos caídos. Las manos de Julio me toman de la cintura y me acerca a él, el Negro me deja de besar pero sigue jugando con mis pezones. Julio acaricia mi panza que se contrae y entonces él pasa un dedo por el borde del pantalón.
- ¿Qué escondes acá abajo? - dice mirando mi entrepierna. Yo no contesto.
- Creo que vamos a mirar que hay - y desprende el botón, no baja el cierre sino que mete un dedo y con el nudillo acaricia mi monte de Venus - creo que Lu tiene más sorpresas para nosotros - le dice al Negro.
Al pasar el dedo por mi pelvis notó mi depilación, el único bello que tengo es una línea en forma de flecha señalando mi sexo que no llega a los tres centímetros de largo y termina un dedo antes del comienzo de mis labios, el resto tiene depilación total, suave como la seda.
Baja el cierre y sigue con el revés de la mano, me vuelve loca pero me quedo quieta, noto que mi pasividad los calienta, sienten que se están aprovechando de mí y yo me engancho en la fantasía de estar siendo abusada, quiero cerrar los ojos y gemir pero no lo hago, sigo mi papel de entregada.
El pantalón es muy ajustado y con una mano le cuesta bajarlo, el Negro se da cuenta y lo ayuda desde atrás dejándolo a la mitad de los muslos.
- No se cual es la sorpresa ahí delante pero acá se ve muy lindo - dice pasando las manos por mi cola.
- Te cuento que esto está todo afeitadito, parece una boquita lista para comerla a besos.
Pasa la yema de los dedos por mis labios, esos dedos recios y duros contra la suavidad de mi conchita que mantengo apretada para que no se note lo mojada que está por dentro.
El Negro se apoyó contra mi cola y desde atrás vuelve a jugar con mis tetitas que no pueden estar más duras, siento su bulto contra mi cola y la respiración agitada en mi oreja, es evidente su calentura.
Julio baja de un tirón el short y levanta uno de mis pies hasta la silla, todo mi sexo que expuesto a él, pasa toda la mano desde la cola hasta el pubis.
- Te gusta que te la chupen, por eso te afeitas toda.
De repente me toma de la cintura y me levanta sentándome sobre el borde de la mesa, con las manos en mis rodillas me abre las piernas. Mi duda es si va a chuparme o se levanta y me penetra sin más trámite. Cuando lleva la cabeza hacia mi se lo que sigue. El Negro desde el costado de la mesa me recuesta y se lanza a comerme las tetas.
No puedo verlo porque está atrás mío pero se que estoy muy cerca de Beto, la mesa no es tan grande, a unos centímetros de él tengo a dos hombres que piensan se están abusando y yo lo gozo como una fantasía cumplida, dos bocas y cuatro manos llenando mi cuerpo de placer, lo disimulo, les sigo el juego un rato más pero se que no mucho más, estoy a punto de soltarme y dejarme llevar por la lujuria que está en mi naturaleza.
Aprovechando que los dos están muy entretenidos giro para mirar a Beto, me conoce y ve el placer en mis ojos, para completar el morbo de la escena se agacha y mete su lengua en mi boca y acaricia mi cara, estoy que exploto. La lengua y los dedos de Julio me tienen al borde de un orgasmo, no puedo más y mi cadera empieza a subir y bajar, los suspiros y gemidos los frena la boca de Beto que sigue besándome sin que se percaten pero mi cambio fue evidente y Julio apura la entrada y salida de sus dedos y aprieta con los labios el clítoris.
Beto siente venir mi orgasmo y se aparta para que me exprese libre y acabé en un grito.
- Ahora si estamos bien - dice Julio - empieza la diversión.
Me agarra de la mano y me lleva a la cama, me sienta a los pies y se desnudan los dos frente mío, están duros, no son grandes, quieren que los chupe pero para eso lo tienen que pedir, lo deseo tanto como ellos pero no voy a tomar ninguna iniciativa. Desde donde estoy veo por debajo de la mesa a Beto que se toca por sobre la ropa, saber que lo excita me calienta más todavía.
- Si te gusta que te la chupen sabrás chupar también - y me ponen una verga en cada mano haciendo que se las menee.
El Negro se manda primero y con una mano en mi nuca me lleva la boca a su verga, por el rabillo de ojo veo a Beto que me hace señas que le de con todo y eso me desató, les dí a los dos la chupada de sus vidas hasta que Julio me empuja acostándome para cogerme.
- Pará, yo también quiero chuparla - dice el Negro.
Julio se corre de mala gana y el Negro se tira sobre mi conchita, la mete toda dentro de la boca y con la lengua separa mis labios, parece que me coge con la lengua y cuando se hace cargo del clítoris mete los dedos hasta el fondo. Julio se acerca por el costado y juega en mis tetas con su miembro.
Al Negro no le basta mi conchita, baja la lengua al agujero de mi cola, recorre toda la vuelta, apoya los labios en un beso perfecto mientras los dedos pellizcan mi clítoris, la lengua moja mi cola y empuja para entrar. Eso es más de lo puedo soportar indiferente, con una mano agarro la verga de Julio y con la otra me aprieto las tetas.
- Te gusta, sos una puerca, chupame.
Al mismo tiempo que Julio pone la verga en mi boca el Negro me mete el dedo en el culo y otro en el fondo de mi vagina. Están entra y saca por los tres lados un buen rato, no me explico como Julio no acabó.
Cuando estaba a punto de un nuevo orgasmo Julio dice que quiere cogerme y se va encima mío apartando al Negro, se refriega en mi conchita antes de entrar y la mete y la saca una y otra vez yendo más al fondo en cada arremetida, cuando llegó al tope aceleró y me empezó a gritar al lado de la oreja
- ¡Acabá con migo! ¡Vamos, vamos!¡Grita conmigo!¡Cogeme! - y se movía cada vez más rápido y yo también sacudía mis caderas y jadeaba con la respiración a mil hasta que arquee la espalda empecé a gritar mi acabada
- ¡Eso, así! - empujó con todo y me llenó con su semen.
Se apartó de encima mío y se desparramó en la otra cama, a pesar de haber tenido un orgasmo fabuloso yo quería más, lo miraba al Negro desafiante, seguía moviendo la cadera arriba y abajo. Él me miraba y se meneaba la verga.
- Estás caliente - yo no contesté, lo retaba con la mirada - pajeate para mí - yo negué con la cabeza - quiero que te pajees para mi - me repite y pasa el glande por la planta de mi pie.
Se está masturbando en mi pie, eso me calienta, nunca nadie lo había hecho. Despacio llevo mi mano a mi clítoris y lo entro en mi conchita que esté mojada por mi jugo y el semen de Julio, el dedo así mojado gira alrededor del clítoris y estiro la cabeza hacia atrás. Se acercó por el costado y me hizo chupársela mientras sobaba mis tetas y yo seguía masturbándome, mi excitación era muy notoria y el falo de él estaba durísimo.
- Sos muy linda y ¿sabes que es lo que más me gusta? - me la saca de la boca como para que conteste pero yo seguí en mi postura de no hablar.
- Date vuelta - yo me niego con la cabeza - ¿te tengo que ayudar?
Quería mi cola, yo lo hacía ya habitualmente y me gusta pero me pareció que debía resistirme para guardar algo de mi imagen.
- Girá, quiero verte - si lo que quiere es verme es otra cosa. Me di vuelta y me hizo poner de perrito. Me masturbó un buen rato y con los dedos mojados en mí pasó a tocar mi cola, estaba tan mojada y yo tan excitada que entró en mi cola el dedo sin ninguna dificultad y otro en el clítoris. Metía los dedos por mis dos agujeros y me hacía retorcer de placer. Se acomodó y apuntó con la cabeza de su verga al agujero de mi cola, yo le hice señas de que no pero con las manos en mis caderas las levanta y abre los cachetes de mi cola, me lleva una mano a la conchita y me dice que me siga pajeando. Siento que moja su cabeza en la conchita pero vuelve a apoyar mi cola, es inminente así que me aflojo y cuando empuja ya estoy lista y entra despacio y sin dolor. No va muy rápido pero lo siento jadear y gozar desenfrenado, me empuja estirándome y se pega a mi espalda, ya no estoy en cuatro sino acostada boca abajo y él jadea en mi cuello.
- Desde que te vi sabía que tu culo era un sueño.
Sigue bombeando y masajeando mis tetas mientras yo me encargo de mi conchita, cuando sentí que acababa dentro de mi culo tuve otro orgasmo.
Como pude salí de abajo de Negro y sin decir palabra me fui al baño. Al pasar junto a la mesa vi que Beto tenía la verga en la mano y se masturbaba.
3 comentarios - Esto no lo planeamos