El saber popular dice que la mujer necesita un motivo para ser infiel y el hombre sólo necesita otra mujer.
Los motivos femeninos suelen ser desamor, venganza, desatención, insatisfacción. No es mi caso, tengo en mi vida un hombre que me ama y me lo demuestra constantemente.
Como todas las parejas tuvimos nuestros baches, tenemos nuestras discusiones y nuestros malos momentos, pero nuestra relación mejora cada día.
Si me entrego a otros cuerpos es porque me gusta la variedad, en eso no coincidimos, mi marido no soporta ni la idea de verme con otros hombres. Le costó mucho acostumbrarse a que me miren en la calle, hasta que logré convencerlo de que los demás sólo miran, mentirita piadosa le dicen no?
Los otros conocen la versión editada de mi, la de la ropita sexi, la más perra en lo que dura el turno de hotel. El, mi hombre, me conoce de punta a punta, conoce mis virtudes y defectos, duerme a mi lado, me acompaña en cada paso que doy.
Mi despertar no es de novela, no amanezco con un divino peinado intacto y un rostro fresco de publicidad, sin embargo el toma mi cara entre sus manos y me besa para darme los buenos días, baja con su boca hasta mi cuello, se apodera de mi piel, soy suya, su mujer.
Sigue con el recorrido hasta uno de mis pechos, su lengua se encuentra con un pezón ansioso de ser besado, sus manos en mi espalda me acercan aún más a su cuerpo, siento su erección en mi pierna y la busco con mi mano, esta duro, excitado, caliente, es mio, mi marido.
-perdón, no te molesto más, seguro querés seguir durmiendo...
Me dice conociendo la respuesta
-ya me despertaste, ahora no me vas a dejar así!
Nos besamos, nos mordemos, nos reímos, nos abrazamos, nos enredamos, jugamos y quedo arriba suyo. Como en un rompecabezas las piezas encajan perfectamente, su miembro erecto entre los labios de mi sexo, acariciando sin pudor mi clítoris.
Me muevo lento y sensual, lo utilizo para mi placer, lo miro, veo su sonrisa victoriosa, sus ojos llenos de lujuria.
-si mi amor! Pajeate,usame y bañame!
Obedezco sus ordenes, me muevo con más intensidad, me inclino y le doy a su boca la oportunidad de unirse a mis pechos. Sigo frotándome, más intenso, más húmedo. En el momento exacto toma mis pechos y los besa, su lengua baila en un pezón, luego en el otro, de nuevo uno, y el otro...
Entre espasmos y gemidos le doy lo que quería, disfruto complaciendolo y me desplomo en su pecho.
-te amo! Sos hermosa!
Otra vez las bocas, las manos, la piel y volvemos a rodar amándonos, ahora él está encima mío. Se aleja con la promesa de volver pronto, y sin mas preámbulo se adentra con su lengua a explorar mi entrepierna, dispuesto a beberme, a saborearme, a ver en primer plano la repetición de un delicioso orgasmo.
-si mi amor! Comeme así!!!
Me recupero y en dos rapidos movimientos quedo arrodillada frente a él, ahora me toca a mi degustar su virilidad, utilizar hábilmente mi boca para sentir como se endurece más todavía.
Lo escucho balbucear palabras de aprobación, palabras que tratan de describir lo que le hago sentir.
-no aguanto más... Me dice su costado salvaje, me retira de mi placentera labor y hace que me recueste, toma mis pies, los besa, separa mis piernas y se acomoda entre ellas, me besa de nuevo.
- te amo... Te deseo
Los cuerpos se funden y se confunden, él en mi interior, pero mucho más allá de mi vagina. Yo abrigandolo, recibiendo sus impulsos, sus ganas. Mesclados, enroscados, muriendo y volviendo a nacer una y otra vez.
Bañados en transpiración damos paso a ese momento sublime en el que nos desarmamos en bestiales orgasmos que se convierten en uno sólo, nos quedamos abrazados, nos amamos.
Esto me hace más infiel o más puta que las demas? No me detengo a pensarlo...
Los motivos femeninos suelen ser desamor, venganza, desatención, insatisfacción. No es mi caso, tengo en mi vida un hombre que me ama y me lo demuestra constantemente.
Como todas las parejas tuvimos nuestros baches, tenemos nuestras discusiones y nuestros malos momentos, pero nuestra relación mejora cada día.
Si me entrego a otros cuerpos es porque me gusta la variedad, en eso no coincidimos, mi marido no soporta ni la idea de verme con otros hombres. Le costó mucho acostumbrarse a que me miren en la calle, hasta que logré convencerlo de que los demás sólo miran, mentirita piadosa le dicen no?
Los otros conocen la versión editada de mi, la de la ropita sexi, la más perra en lo que dura el turno de hotel. El, mi hombre, me conoce de punta a punta, conoce mis virtudes y defectos, duerme a mi lado, me acompaña en cada paso que doy.
Mi despertar no es de novela, no amanezco con un divino peinado intacto y un rostro fresco de publicidad, sin embargo el toma mi cara entre sus manos y me besa para darme los buenos días, baja con su boca hasta mi cuello, se apodera de mi piel, soy suya, su mujer.
Sigue con el recorrido hasta uno de mis pechos, su lengua se encuentra con un pezón ansioso de ser besado, sus manos en mi espalda me acercan aún más a su cuerpo, siento su erección en mi pierna y la busco con mi mano, esta duro, excitado, caliente, es mio, mi marido.
-perdón, no te molesto más, seguro querés seguir durmiendo...
Me dice conociendo la respuesta
-ya me despertaste, ahora no me vas a dejar así!
Nos besamos, nos mordemos, nos reímos, nos abrazamos, nos enredamos, jugamos y quedo arriba suyo. Como en un rompecabezas las piezas encajan perfectamente, su miembro erecto entre los labios de mi sexo, acariciando sin pudor mi clítoris.
Me muevo lento y sensual, lo utilizo para mi placer, lo miro, veo su sonrisa victoriosa, sus ojos llenos de lujuria.
-si mi amor! Pajeate,usame y bañame!
Obedezco sus ordenes, me muevo con más intensidad, me inclino y le doy a su boca la oportunidad de unirse a mis pechos. Sigo frotándome, más intenso, más húmedo. En el momento exacto toma mis pechos y los besa, su lengua baila en un pezón, luego en el otro, de nuevo uno, y el otro...
Entre espasmos y gemidos le doy lo que quería, disfruto complaciendolo y me desplomo en su pecho.
-te amo! Sos hermosa!
Otra vez las bocas, las manos, la piel y volvemos a rodar amándonos, ahora él está encima mío. Se aleja con la promesa de volver pronto, y sin mas preámbulo se adentra con su lengua a explorar mi entrepierna, dispuesto a beberme, a saborearme, a ver en primer plano la repetición de un delicioso orgasmo.
-si mi amor! Comeme así!!!
Me recupero y en dos rapidos movimientos quedo arrodillada frente a él, ahora me toca a mi degustar su virilidad, utilizar hábilmente mi boca para sentir como se endurece más todavía.
Lo escucho balbucear palabras de aprobación, palabras que tratan de describir lo que le hago sentir.
-no aguanto más... Me dice su costado salvaje, me retira de mi placentera labor y hace que me recueste, toma mis pies, los besa, separa mis piernas y se acomoda entre ellas, me besa de nuevo.
- te amo... Te deseo
Los cuerpos se funden y se confunden, él en mi interior, pero mucho más allá de mi vagina. Yo abrigandolo, recibiendo sus impulsos, sus ganas. Mesclados, enroscados, muriendo y volviendo a nacer una y otra vez.
Bañados en transpiración damos paso a ese momento sublime en el que nos desarmamos en bestiales orgasmos que se convierten en uno sólo, nos quedamos abrazados, nos amamos.
Esto me hace más infiel o más puta que las demas? No me detengo a pensarlo...
12 comentarios - Las cosas como son
saludos Misko
gracias por compartir
Saludos 😘 😘
Poringa venia decayendo con relatos de pendejas que inventan historias de maratones sexuales con negros, totalmente inverosimiles y sacadas de peliculas pornos baratas. Tu relato es un placer y un oasis en este desierto de pelotudeces que se leen ultimamente.
Felicitaciones. Van puntos. Si te animas contá un poquito mas.......................que te motiva a estar con otros.........como los elegis.....................que es lo que buscas...........leerte es siempre un placer.