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Un dato incontrastable

Cuando conocí a Graciela, fue una pasión incontrolable. Ambos dejamos nuestro hogar y nos fuimos a vivir juntos.
La primera escapada fue a Merlo, Provincia de San Luis. No recuerdo haber tenido una relación pasional con una mujer como la he tenido con ella ya que disfrutaba todo sin tener que pedir nada. Yo no era un pibe, pero este estado removía todas las emociones que parecían haberme transportado a la adolescencia. La pija al palo, cabalgado a esta mujer como a una verdadera perra, su placer en recibir mi leche, en la boca, en la concha, en el culo. Lo extraño que no había refractariedad, por años nos reciclábamos y cogíamos como los dioses.
Debo decir que Graciela luego de separarse de su marido y debido a la diferencia de edad conmigo asumió la tenencia compartida de su hija Flor.
Con el desarrollo de los días Flor iba y venía a la casa de su padre normalmente hasta que por razones que desconozco el vínculo con su padre se fue haciendo cada día más denso hasta que se vino a vivir con nosotros.
No soy psicólogo ni pretendo aquí explicar nada que no sé. Pero si lo que fui aprendiendo que me convertí sin quererlo en la figura masculina más cercana a Flor. Flor aprovecho mis conocimientos para que la ayude a estudiar, y hacer tareas de la secundaria e inclusive. Lo cual nos dio en la vida diaria un desarrollo normal y confiable del vínculo, mientras yo con su madre seguí ligado con esa pasión inexplicable que nos hacía mejorar cada día mejor nuestro sexo.
Puedo poner como ejemplo esa imagen de estar dándole por el culo de atrás y ver sus manos apretar las sabanas y gozando cuando la penetraba a fondo. Puedo poner como ejemplo a ella peleándome para recibir mi leche en sus tetas enormes y en su boca. Cosas que son parte de esa historia.
Todo paso bien y los años pasaron bajo este clima. Un día Flor en una charla de estudios se puso a hablar conmigo y la conversación derivo a su discurso sobre que optaría por el lesbianismo. Ya tenía 18 años y se había convertido en una mujer muy atractiva.
Desde ese entonces las charlas sobre sexualidad se hicieron costumbre y asumí, por una errónea interpretación, que estaba educando a mi hija cuando ella no lo era.
Por aquel entonces tenía un amigo que era Psicólogo y le consulte, y me marco bien el fino límite entre la seducción y la ayuda.
Tengo claro que lo asumí al concepto y derive en las charlas sobre este principio. No podía evaluar que por este camino no tenía formada opinión sobre lo que Flor pensaba de ellas.
Estudiábamos en una mesa larga y no sentábamos a la par, ella ya había cumplido 19 años, en un momento se cayó un lápiz o una birome, no recuerdo, sí, que estábamos solos, y cuando ella se agacho debajo de la mesa busco el cierre relámpago de mi jean y mi pija respondió de inmediato, sentí su boca lamiéndome y me di cuenta que había perdido el marco que me había marcado mi amigo el psicólogo.
Nada me resulto raro, me deje llevar por su boca ansiosa, que era una verdadera garganta profunda. La sensación de tener mi pija en su boca era realmente extraña, no sabía si conocía el tema de mamar, pero si me daba cuenta de su ansiedad y ganas con que me la chupaba. No atine a hacer nada solo dejarme llevar. Siguió imperturbable hasta que un tremendo chorro de leche inundo su boca dando un poco de arcadas. Luego se tragó el semen, se levantó debajo de la mesa y me empezó a besar con su boca llena de mi semen. Siguió Flor inalterable en perseguir su placer. Me saco el cinturón y bajo mis pantalones, ella luego poniéndose de espaldas empezó a franelear mi pija muerta. Al ver su culo decido me puse al palo de nuevo y fue así como se dio vuelta, volvió a chuparla, escupió el tronco de mi pija hasta empaparla y luego se dio vuelta de nuevo y la guio hasta la puerta de su culo. El glande sintió su virola y fue a fondo sin restricciones y sin comentarios.
Flor luego me confirmo que algunas de las cosas que había hecho no era consecuencia de ser ella experta sino que eran resultado de las cosas que habíamos hablado. Y que no había decidido que la penetrara, ya que no teníamos condones ni ella tomaba pastilla alguna. Fue así que me puse a chuparle la concha y jugar con mis dedos en su cueva hasta que a repetición largaba gemidos y gritos con orgasmos terribles.
Lo interesante de este asunto que no había perdido de vista mis comportamientos sexuales con Graciela pero acoplaba a esta tarea servir a los deseos de Flor.
Seguí sin pensar en que en un momento los caminos se cruzarían. Ese afán que tenemos los hombres de querer todo.
Con el crecimiento la relación de Flor con Graciela se hizo competitiva, agresiva y tormentosa. Suponía que era parte de la evolución de esta mujer y en ningún caso que Flor tenia razones para competir con su madre.
En ningún momento me plantee nada de eso. Pero la pasión es siempre parte de un juego de poder y más allá de Madre-hija estaba en el medio. No creo que como sujeto de sus deseos, sino como su apropiación de lo que sus pasiones les dictaban.
No fue raro para mi sentir el alivio de que Flor tenía un novio. Supuse que había canalizado su potencial hacia otro hombre y me vería relevado de sus demandas.
Otro error. El noviazgo resulto ser una cobertura para demandarme más sexo y su comportamiento era cada vez más lascivo. Flor crecía mientras su madre se retraía.
No me di cuenta, estaba a centímetros de la encrucijada y me iba a dar el golpe que supongo que ambas imaginaban que me merecía.
Mi relación con Graciela entro en un cono de sombra. Y Flor cada día requería más sexo, quería mi leche con más asiduidad que lo que era capaz de abastecerla.
Los planetas chocaron, los conflictos de pasiones no tienen riesgo de caer en problemas morales. Ninguna entre ellas despejo las razones en las que me vi involucrado. La relación madre e hija llena de conflictos siguió con sus dilemas cotidianos. Era obvio que para ambas el problema era yo.
Luego de casi nueve años de convivencia y ante ambas sin que saliera a luz mi vínculo con las dos me manifestó que debía irme de la casa.
Cualquier cosa que pudiera haber dicho o quisiera investigar iría en contra de mí mismo. Hice los petates y me fui.
Debo reconocer que los últimos tres meses de convivencia juntos había sido todo insoportable.


PD: para Santo74

3 comentarios - Un dato incontrastable

dorasanchez52090
muy bueno me gusto muchi
gracoas
perchacubo
Gracias por leerme un gusto que te haya gustado
soymrbean
Un lujo Percha!!!una historia erotica o un relato erotico con historia,de diez!!!
perchacubo
Gracias @soymrbean. Gracias por leerme, sinceramente.
faos00
Una locura
perchacubo
Gracias por leerme y espero que te haya sido consistente. Gracias