Ayudándole a mi hermana hasta con su marido.
Hace unas pocas semanas mi hermana me pidió que la acompañara en su casa una semana o semana y media para ayudarle con algunas cosas de la casa. Acaba de tener a su primer hijo y se había lastimado el tobillo, así que mi mamá cuidaría del bebé y yo le echaría la mano con algunas cosas de la casa, el súper, etc. Erika es la única de nosotras que es casada; Bety y yo, todavía no nos animamos.
Eri y su esposo –Antonio y por supuesto el nuevo bebé- no viven cerca de mi casa, así que no tuve que quedarme con ellos para no estar dando vueltas de mi casa a su casa al trabajo a su casa y a mi casa. Debido a la carga de trabajo hacia el fin de año estuve dedicada totalmente al trabajo por al menos tres semanas, así que me vi obligada a suspender mi vida social y aparentemente una semana más de abstinencia me esperaba. Por suerte no fue así a fin de cuentas.
Tanto mi hermana como mi cuñado trabajan mucho y casi no están en casa, claro que ahora sí estaría Eri, pero a Toño casi no lo veía. Sólo una noche me pareció que alguien me espiaba mientras me cambiaba y otra ocasión en la mañana al salir de la regadera y arreglarme para ir a la oficina. Toño y yo habíamos tenido algunos coqueteos desde que mi hermana y él eran novios; incluso en su boda me dio un par de arrimones y alguno que otro toqueteo travieso, pero desde entonces nos habíamos visto relativamente poco y el coqueteo ya era sólo verbal. La verdad me parece un tipo atractivo, alto, moreno, con buen cuerpo, pero lo que más me excita es cogerme al esposo de mi hermana y que me diga lo buena que estoy y lo rico que cojo, que me como su reata; que cojo mejor que mi hermana y entonces follármelo cada que se me antoje. Eso es lo que me calienta.
Una noche, ya tarde, no podía de la calentura, de las ganas de coger, así que me empecé a masturbar metiendo mis dedos bajo mi panty y pellizcando mis pezones. En eso estaba cuando escuché que estaba llegando Toño, así que me levanté me quité mis pantys quedándome solamente en mi blanca y corta bata de dormir semi transparente que apenas cubría mis redondas nalgas. Bajé a la cocina y en la oscuridad me serví un vaso de agua para justificar mi presencia ahí y provocar la atención de Toño por los ruidos en la cocina. Me paré de espaldas a la puerta de la cocina para invitarlo a sorprenderme y así lo hizo.
- Hola cuñadita –me dijo arrimándome su paquete es mis visibles nalgas y me dijo al oído…- qué haces despierta a esta hora?
- ¡Ay, Toño! Me espantaste –intenté falsamente quitármelo de encima- Tenía sed.
- Y no prefieres leche calientita para que duermas bien, cuñadita? –seguía restregándome su endurecido paquete en las nalgas.
- Hueles a alcohol, Toño. Estás borracho, verdad?
- Sólo un poquito cuñadita…Qué rica te ves con esta batita, Tere.
- Gracias…ya vamos a subirnos, Toño, mi hermana te está esperando.
- Hasta crees, tu hermana cuando se duerme, se muere. Nunca se entera a qué hora llego. Además quiero seguir disfrutando de esta vista, de este culo que muero por comerme, cuñadita –me acarició las nalgas bajo la bata- Cuando me empedo me pongo bien caliente, cuñadita y se me antoja más este rico culo que el de tu hermana –me volvió a arrimar su paquete y puso sus manos en mis tetas.
- No, Toño, cómo crees, es mi hermana…
- Si ya sé que te vale madres, cuñada. Bien que me tiras tus calzonazos y bien que te dejaste meter mano en la boda, pinche Tere –sus caricias eran más fuertes y apasionadas; su paquete se sentía más y más duro.
- ¡Nos van a oir, Toño!
- Ya ves como tú también quieres. Si el pedo es que nos oigan no te preocupes –me puso un trapo de la cocina en la boca, se sacó el palo y me penetró salvajemente. Yo recostada en la barra de la cocina y él bombeándome duro.
- Mm…mm…mm…mmm…
- Ay, no chingues qué rica estás, pinche Tere. Hazte más para atrás –me haló hacia atrás, me levantó un poco la bata para descubrirme totalmente las nalgas y agarrarme de la cintura; me dio un par de nalgadas que me fascinaron.
- (Escupí el trapo que tenía en la boca) Ssshhhh, nos van a oir…-susurré-. Ay, qué rico, síguele, Toño…métemela hasta adentro, así así…mmm…mmmm
- Estás buenísima, cuñada, qué ganas tenía de reventarte el culo, pinche Tere.
- Dame, papi, dame…así…ay, qué rica verga tienes, cuñado –sentí cómo su verga comenzaba a bombear e hincharse, así que antes de que terminara le dije que me subiera a unos de los bancos de la barra; así los hizo, me abrió las piernas y me la metió de un empujón. Lo veía a los ojos, me excitaba estarme cogiendo al esposo de mi hermanita en su propia casa, me excitaba su mirada lujuriosa y medio perdida por la borrachera-. Te gusto, cuñadito? Te gusta cómo me coges?
- Me encantas, cuñada…me calienta cómo coges, cómo se mueven tus tetas..
- Qué rica verga, cuñado…cógeme, cógeme, cógeme…-lo apreté con mi conchita para calentarlo más-.
- Tú si sabes coger como una golfa, Teresita.
- Llévame a un lugar a solas y hazme todo lo que quieras, cuñado… para que veas los golfa que puedo ser, Toñito.
- Me voy a venir…
- Dónde quieres darme tu lechita, cuñado? Dónde quieres venirte? –sin decir palabra, me bajó del banco me volteó y me vació su lechita en las nalgas, embarrándome su leche en mis nalgas.
- Aaaaaahhhhhhhhhhhh…
- Qué rico, sí, échame tu lechita, cuñadito…qué rica verga tienes, Toñito.
- Sabía que estabas más buena que tu hermanita y tú sí eres bien güila.
- Qué rico…voy al baño y luego a la camita –le di un besito y salí de la cocina mientras él guardaba su herramienta.
Un par de días después encontré una correo electrónico de mi cuñado que decía “Mañana me cumples lo de hazme todo lo que quieras…cuñadita”. Y así fue.
Hace unas pocas semanas mi hermana me pidió que la acompañara en su casa una semana o semana y media para ayudarle con algunas cosas de la casa. Acaba de tener a su primer hijo y se había lastimado el tobillo, así que mi mamá cuidaría del bebé y yo le echaría la mano con algunas cosas de la casa, el súper, etc. Erika es la única de nosotras que es casada; Bety y yo, todavía no nos animamos.
Eri y su esposo –Antonio y por supuesto el nuevo bebé- no viven cerca de mi casa, así que no tuve que quedarme con ellos para no estar dando vueltas de mi casa a su casa al trabajo a su casa y a mi casa. Debido a la carga de trabajo hacia el fin de año estuve dedicada totalmente al trabajo por al menos tres semanas, así que me vi obligada a suspender mi vida social y aparentemente una semana más de abstinencia me esperaba. Por suerte no fue así a fin de cuentas.
Tanto mi hermana como mi cuñado trabajan mucho y casi no están en casa, claro que ahora sí estaría Eri, pero a Toño casi no lo veía. Sólo una noche me pareció que alguien me espiaba mientras me cambiaba y otra ocasión en la mañana al salir de la regadera y arreglarme para ir a la oficina. Toño y yo habíamos tenido algunos coqueteos desde que mi hermana y él eran novios; incluso en su boda me dio un par de arrimones y alguno que otro toqueteo travieso, pero desde entonces nos habíamos visto relativamente poco y el coqueteo ya era sólo verbal. La verdad me parece un tipo atractivo, alto, moreno, con buen cuerpo, pero lo que más me excita es cogerme al esposo de mi hermana y que me diga lo buena que estoy y lo rico que cojo, que me como su reata; que cojo mejor que mi hermana y entonces follármelo cada que se me antoje. Eso es lo que me calienta.
Una noche, ya tarde, no podía de la calentura, de las ganas de coger, así que me empecé a masturbar metiendo mis dedos bajo mi panty y pellizcando mis pezones. En eso estaba cuando escuché que estaba llegando Toño, así que me levanté me quité mis pantys quedándome solamente en mi blanca y corta bata de dormir semi transparente que apenas cubría mis redondas nalgas. Bajé a la cocina y en la oscuridad me serví un vaso de agua para justificar mi presencia ahí y provocar la atención de Toño por los ruidos en la cocina. Me paré de espaldas a la puerta de la cocina para invitarlo a sorprenderme y así lo hizo.
- Hola cuñadita –me dijo arrimándome su paquete es mis visibles nalgas y me dijo al oído…- qué haces despierta a esta hora?
- ¡Ay, Toño! Me espantaste –intenté falsamente quitármelo de encima- Tenía sed.
- Y no prefieres leche calientita para que duermas bien, cuñadita? –seguía restregándome su endurecido paquete en las nalgas.
- Hueles a alcohol, Toño. Estás borracho, verdad?
- Sólo un poquito cuñadita…Qué rica te ves con esta batita, Tere.
- Gracias…ya vamos a subirnos, Toño, mi hermana te está esperando.
- Hasta crees, tu hermana cuando se duerme, se muere. Nunca se entera a qué hora llego. Además quiero seguir disfrutando de esta vista, de este culo que muero por comerme, cuñadita –me acarició las nalgas bajo la bata- Cuando me empedo me pongo bien caliente, cuñadita y se me antoja más este rico culo que el de tu hermana –me volvió a arrimar su paquete y puso sus manos en mis tetas.
- No, Toño, cómo crees, es mi hermana…
- Si ya sé que te vale madres, cuñada. Bien que me tiras tus calzonazos y bien que te dejaste meter mano en la boda, pinche Tere –sus caricias eran más fuertes y apasionadas; su paquete se sentía más y más duro.
- ¡Nos van a oir, Toño!
- Ya ves como tú también quieres. Si el pedo es que nos oigan no te preocupes –me puso un trapo de la cocina en la boca, se sacó el palo y me penetró salvajemente. Yo recostada en la barra de la cocina y él bombeándome duro.
- Mm…mm…mm…mmm…
- Ay, no chingues qué rica estás, pinche Tere. Hazte más para atrás –me haló hacia atrás, me levantó un poco la bata para descubrirme totalmente las nalgas y agarrarme de la cintura; me dio un par de nalgadas que me fascinaron.
- (Escupí el trapo que tenía en la boca) Ssshhhh, nos van a oir…-susurré-. Ay, qué rico, síguele, Toño…métemela hasta adentro, así así…mmm…mmmm
- Estás buenísima, cuñada, qué ganas tenía de reventarte el culo, pinche Tere.
- Dame, papi, dame…así…ay, qué rica verga tienes, cuñado –sentí cómo su verga comenzaba a bombear e hincharse, así que antes de que terminara le dije que me subiera a unos de los bancos de la barra; así los hizo, me abrió las piernas y me la metió de un empujón. Lo veía a los ojos, me excitaba estarme cogiendo al esposo de mi hermanita en su propia casa, me excitaba su mirada lujuriosa y medio perdida por la borrachera-. Te gusto, cuñadito? Te gusta cómo me coges?
- Me encantas, cuñada…me calienta cómo coges, cómo se mueven tus tetas..
- Qué rica verga, cuñado…cógeme, cógeme, cógeme…-lo apreté con mi conchita para calentarlo más-.
- Tú si sabes coger como una golfa, Teresita.
- Llévame a un lugar a solas y hazme todo lo que quieras, cuñado… para que veas los golfa que puedo ser, Toñito.
- Me voy a venir…
- Dónde quieres darme tu lechita, cuñado? Dónde quieres venirte? –sin decir palabra, me bajó del banco me volteó y me vació su lechita en las nalgas, embarrándome su leche en mis nalgas.
- Aaaaaahhhhhhhhhhhh…
- Qué rico, sí, échame tu lechita, cuñadito…qué rica verga tienes, Toñito.
- Sabía que estabas más buena que tu hermanita y tú sí eres bien güila.
- Qué rico…voy al baño y luego a la camita –le di un besito y salí de la cocina mientras él guardaba su herramienta.
Un par de días después encontré una correo electrónico de mi cuñado que decía “Mañana me cumples lo de hazme todo lo que quieras…cuñadita”. Y así fue.
2 comentarios - Las cuñadas también quieren.....
gracias