Intento abrir los ojos, la luz que hay en la habitación me ha despertado. Aún estoy en esa fase que no se sabe si estás aquí o andas aún por el otro mundo, todos los huesos que se desmontan cuando te duermes, cada vez les cuesta más ponerse en su sitio cuando despierto. Estoy fatal, no sé qué he hice ayer pero hoy lo estoy pagando muy caro. No sé dónde estoy, pero seguro que en mi pequeño apartamento del centro no, nunca ha habido tanta luz en mi habitación. Finalmente consigo abrir los ojos, definitivamente no estoy en mi apartamento, esta habitación es prácticamente más grande que todo el.
Dirijo mi mirada hacia donde procede la luz, una enorme ventana que da a una especie de gran jardín, y en el centro de él, un magnífico cerezo en flor. Estoy encantada, estas vistas son un auténtico lujo, si no fuera que no consigo conectar como es debido mis neuronas, sería un despertar perfecto.
Me quedo embobada mirando por la ventana, calentita dentro de la cama y sin ningunas ganas de salir de mi estado de ensoñación.
Finalmente oigo una voz femenina detrás de mí.
- ¡Buenos días dormilona! Ya creía que no despertarías nunca. Te traigo un café y unos bollos.
El olorcito a café parece que pone finalmente mis neuronas a funcionar, me doy la vuelta hacia donde procede la voz de la chica, y me quedo con la boca abierta. ¡Por dios!, de donde ha salido esa afrodita moderna. Una resplandeciente sonrisa acompaña a un bomboncito pelirrojo. Siempre he tenido debilidad por las pelirrojas, de hecho, cuando me cruzo con una, le entro aun sabiendo que es hetero, ... ¡es superior a mí! Y esta sin duda cumplía perfectamente con el prototipo de chica de mis sueños húmedos. Alta, delgadita, muy pelirroja, con la piel muy blanca y la cara llena de una suaves pecas. ¡Uf que subidón!, Ataviada solo con una escueta camisa de dormir de satén que le llega poco más abajo de las caderas, dejando poco para la imaginación, debajo va completamente desnuda, al final del camisón se le ve perfectamente el pubis y en el centro una rajita completamente rasurada. De golpe tomo consciencia que yo también estoy completamente desnuda debajo de las sabanas. Cada vez tengo más claro que ayer paso algo grande, muy grande.
Consigo farfullar unos buenos días, pero no consigo recordar aún su nombre.
- Anda, tómate el café que te necesito despierta. Ayer me prometiste una segunda parte....
En cuando me acerca el café, noto su suave aroma de recién duchada, a lavanda o algo así en todo caso un perfume muy natural. Tomo un sorbito del negro brebaje, el amargo sabor recorre mi garganta activando como por arte de magia todo aquello que ya creía perdido del todo. Cristina, se llama Cristina... gracias Dios... justo a tiempo.
- Gracias Cristina, la verdad es que sin un café no soy nadie. Perdona un momento, tengo que ir al baño.
Salgo de la cama y obviando que voy como mi madre me trajo al mundo, tampoco es ahora el mejor momento de ponerse modosita, salgo disparada hacia el baño. Ella va como si la afrodita que es, acabase de salir de la espuma del mar, y yo, seguro que voy como una zorrona. Me miro al espejo y ¡por favor que cara llevo!, parezco un cuadro de Picasso en su época negra, todo el rímel corrido y restos de maquillaje por el resto de rostro. Me meto deprisa en la ducha, y aunque sea rápida, seguro que me va bien. No es el mejor momento de dejar a mi diosa como Cristina esperando mucho rato.
El agua calentita me activa les neuronas que aún se hacían las remolonas, y o, madre mía, ahora empiezo a recordar la noche... salí a cenar con las amigas, después a mover el culo en la disco con la aparición estelar de Cristina en la pista de baile. Y como no, cada vez que veo una pelirroja, mi coño manda una orden a mi cerebro que anula cualquier pensamiento racional y como no me lancé a ella, como una gata en celo. Y entendía, vaya que si entendía. Arrimada de cine en la pista, metida de mano en el baño y final en su casa de las afueras, con sexo, mucho sexo, y del bueno, del muy muy bueno.
Salgo del baño envuelta en una toalla, no me apetece de nuevo repetir el numerito de correr de un sitio a otro en bolas, y me la encuentro sentada en la cama, y su semidesnudez, pese a ser primera hora de la mañana, repite la mágica conexión entre cerebro y coño, ¡no tengo remedio!. La bata de dormir en vez de tapar más cada vez que la veo tapa menos. El tirantito de la derecha ha sucumbido a la ley de la gravedad haciendo que la parte superior de la camisa haya bajado su punto de equilibrio, dejado al descubierto la parte superior del pecho.
Está comiendo alguna cosa, me siento a su lado y sin pensar mucho mis palabras le suelto.
- Me das de comer uno... un bollo me refiero....
Noto mi torpeza al hablar y el no poder dejar de mirar el pecho tampoco ayuda nada en la situación y aumenta la sensación de mala película de humor, en estos momentos mi cara debe de haber mudado a la fase rosa de Picasso.
- En vez de un bollito creo que prefieres uno de estos.
Se baja el poco tirante que queda en la espalda y con la mano coge el pecho ofreciéndomelo. Una magnifica aureola coronándolo, aureola que ella misma acaricia con el pulgar endureciéndola de inmediato. Una sacudida en el coño me hace acercarme a ella, no lo puedo remediar, acerco mi boca a ese magnífico manjar que me ofrece, y empiezo a besarlo suavemente, después a lamerlo suavemente, despacio, lo succiono ligeramente haciendo que sobresalga y cuando veo que el pezón alcanza una rigidez más que considerable paso los dientes por encima pero sin apretar, como un amago de mordisco. Oigo un gemido, y que no tengo claro si es suyo o mío, me gusta mucho chupar esta teta.
Me impongo un poco de cordura, estoy tan caliente que le arrancaría la camisa de golpe y me la follaria sin miramientos, pero soy una dama y tengo que moderarme un poco y no dejarme llevar tanto por mis alteradísimas hormonas. Dejo mí amada teta para más tarde y me incorporo un poco, todo y que la cara de lujuria de Cristina me nubla de nuevo la mente. Parece que esta tan caliente o más que yo.
Nos besamos apasionadamente, nuestras lenguas se enredan jugando al escondite, le lamo los labios, los dientes, le beso la cara, todas y cada una de las pecas, paso al cuello y nuestra lujuria coge un "in crecendo" considerable. Bajo por su cuello, y me veo dirigiéndome hacia estos magníficos pechos que he dejado antes. Sin darme cuenta, mi toalla a desaparecido y estoy completamente desnuda ante ella, me encanta sentir su cuerpo contra el mío, el suave roce de su camisa de satén está poniendo mis tetas en posición de ataque, ella se separa un poco de mí y dejándome sin poder alcanzar sus tesoros con mi boca empieza a acariciarme las tetas.
-Oye, porque no nos tumbamos en la cama, estaremos más cómodas.
Dicho y hecho, me tumbo en la cama y ella se queda detrás mío, se queda pegadita a mi espalda mientras con la boca me ataca por detrás del cuello, sus manos acarician suavemente mis tetas y empieza a bajar sus manos hacia la barriga y no para hasta ponerse a jugar con el vello de mi sexo, que a estas horas ya está del todo encharcado.
Se vuelve a acercar a la parte de detrás del cuello y me susurra al oído
-¿Quieres que te presente a Pilar?, ¡ayer te lo prometí…!.
Me quedo sorprendida, no recuerdo que ayer habláramos de hacer un trio, pero una siempre está abierta a nuevas experiencias.
-¡Como quieras!, todo y que no contaba ahora con nadie más.
-Jejejeje…. Ya veo que no te acuerdas de lo que te conté ayer.
Pues no, no recordaba ayer que me contara que tuviera a ninguna novia y menos que se llamara Pilar. Se separa de mí y se acerca a su mesilla de noche, de la que saca un enorme dildo rosa acompañado por un arnés.
-¿Pilar? ¿A eso le llamas Pilar?
-¡Pues claro!, ¿Cómo la voy a llamar? A mí no me folla nunca ningún hombre, y esta es mi querida pollita Pilar.
Entiendo que pueda llamarla Pilar, pero “pollita” no sería el termino más adecuado, aquello es del tamaño XL como mínimo.
-Pilar está grandecita ¿no? No sé si a mí me van tan grandes.
La verdad es que mi “azulito” no le llegaba a “Pilar” ni a la altura de los zapatos, creo que fuera de alguna peli, no había visto una de tan grande en vivo y en directo en mi vida.
-No te preocupes, Pilar es una buena chica y siempre deja satisfecha a todo el mundo. ¿Quieres jugar con ella o no?
-Como queras pero con cuidadín, que una no está acostumbrada a chicas tan grandotas.
-Es cuestión de tiempo. No te preocupes. Lo primero que tenemos que hacer es lubricar bien a Pilar para que las presentaciones sean menos duras.
Sin casi tiempo a reaccionar Cristina se tumba boca arriba, abre las piernas y acerca a Pilar a su lampiña y mojada rajita.
-¿Me ayudas a lubricarla o no?
Mi cara de sorpresa debe de ser más que evidente, por lo que con una sonrisa picarona en su cara empieza a jugar con Pilar conmigo de espectadora de piedra.
Abre los labios con los dedos y acerca la cabeza de Pilar a la entrada de la rajita, y como quien no quiere la cosa, ya se la ha metido un poco dentro, la empieza a mover despacito y veo que el coño de Cristina se va abriendo cada vez más, la va acogiendo, mojándola. Un magnífico espectáculo, al que al fin me decido a participar. Substituyo las manos de Cristina por las mías y me dedico a meter y a sacar a Pilar, acerco mi lengua a ese coño tan dilatado pasándola por los labios mientras la voy metiendo y sacando. Incremento el ritmo mientras Cristina acompasa su respiración con los envistes, creo que está a punto y paso a friccionar su hinchadísimo clítoris con mi pulgar con lo que llega a un espectacular orgasmo. Cuando consigue recuperar el aliento me dice medio enfurruñada.
-¡¡Esta no era la idea!! Ahora solo teníamos que lubricar un poco a Pilar.
-Lubricada sí que ha quedado, ¡¡si señora!!
-Pues si ya crees que está lista… ¡ahora te toca a ti!
Se levanta de golpe, ¡qué capacidad tiene esta chica a reponerse! sin demasiados problemas se ajusta el arnés y pone a Pilar a la cabeza de la expedición.
-¿Qué? ¿Preparada?
-Sigo sin tenerlo muy claro.
-No te preocupes, veras como te gusta. Ven aquí, a Pilar también le gusta que la mimen un poco.
Me coge la cara y me la acerca a ese enorme dildo, huele a coño y eso siempre me resulta alentador … intento metérmelo en la boca pero es muy grande y no sé si podré, por lo que me decido primero a lamerlo. Es un gusto entre silicona y coño. La situación me está poniendo muy cachonda, Cristina me tiene agarrada la cara y no deja moverme demasiado, finalmente consigo meterme la punta de Pilar en la boca, el gusto a coño es intenso, estar poseída de esta manera tiene su puntazo.
-Creo que Pilar ya está a punto, ahora te toca a ti, túmbate en la cama.
Sin dudar decido acatar sus órdenes y me tumbo en la cama con las piernas bien abiertas, se acerca y se pone entre medio de ellas, empieza primero a besar mi vientre, y va bajando lentamente hacia mi coño, me lo besa sin reparos, golosamente, pasando su lengua por todos los rincones, acerca primero un dedito y me lo mete dentro, lo mueve suavemente en círculos, después otro dedo, y otro, moviéndolos sin dejar de pasar su lengua por todos los rincones de la cuevecita. Como continúe así Pilar se va a quedar con las ganas.
-Creo que ya estas lista.
Se tumba encima de mí poniendo a Pilar apoyada en mi coñito, se mueve un poco pero sin intención de metérmela aun, está muy rico. Noto la suave fricción, estoy muy mojada empiezo a querer que me la meta de una vez, estoy entre las ganas de notarla toda dentro y el miedo ante su enorme tamaño.
Acerca la puntita a mi agujerito y empieza a presionar para entrar, mi coño se va abriendo, va entrando despacito y me voy abriendo como una campeona, finalmente y con un último enviste me la mete toda dentro. Ohhhhhh! ¡¡¡Enorme!!! Es maravilloso tenerla toda. Cristina empieza a moverse, a follarme, primero suave y después va cogiendo ritmo. Ya no tengo dudas de que Pilar es capaz de dejar satisfecha a todas. Cuando mi coño prácticamente se pone a rugir como un león Cristina se para de golpe.
-Ahora por atrás cariño.
Me da la vuelta y me pone con el culo en pompa, sin demasiadas preparaciones más, me mete a Pilar hasta el fondo, me siento como una caliente yegua montada por una preciosa amazona. De reojo, y a través del espejo del armario, la veo como me folla como una posesa con sus hermosa tetas moviéndose en cada enviste, y no sé si es por esa visión o porque que Pilar está haciendo estragos en lo más hondo de mi coño que consigue que tenga un orgasmo arrasador, que se apodera de mí, de todo mi ser y que me deja exhausta.
Cuando consigo recuperarme, veo de nuevo por la ventana a esa magnifico cerezo con sus florecillas rosadas, pero esta vez no tengo claro si esa es la visión más magnifica para levantarse por la mañana o la resplandeciente sonrisa de Cristina. Creo que tendremos tiempo para dilucidarlo
Dirijo mi mirada hacia donde procede la luz, una enorme ventana que da a una especie de gran jardín, y en el centro de él, un magnífico cerezo en flor. Estoy encantada, estas vistas son un auténtico lujo, si no fuera que no consigo conectar como es debido mis neuronas, sería un despertar perfecto.
Me quedo embobada mirando por la ventana, calentita dentro de la cama y sin ningunas ganas de salir de mi estado de ensoñación.
Finalmente oigo una voz femenina detrás de mí.
- ¡Buenos días dormilona! Ya creía que no despertarías nunca. Te traigo un café y unos bollos.
El olorcito a café parece que pone finalmente mis neuronas a funcionar, me doy la vuelta hacia donde procede la voz de la chica, y me quedo con la boca abierta. ¡Por dios!, de donde ha salido esa afrodita moderna. Una resplandeciente sonrisa acompaña a un bomboncito pelirrojo. Siempre he tenido debilidad por las pelirrojas, de hecho, cuando me cruzo con una, le entro aun sabiendo que es hetero, ... ¡es superior a mí! Y esta sin duda cumplía perfectamente con el prototipo de chica de mis sueños húmedos. Alta, delgadita, muy pelirroja, con la piel muy blanca y la cara llena de una suaves pecas. ¡Uf que subidón!, Ataviada solo con una escueta camisa de dormir de satén que le llega poco más abajo de las caderas, dejando poco para la imaginación, debajo va completamente desnuda, al final del camisón se le ve perfectamente el pubis y en el centro una rajita completamente rasurada. De golpe tomo consciencia que yo también estoy completamente desnuda debajo de las sabanas. Cada vez tengo más claro que ayer paso algo grande, muy grande.
Consigo farfullar unos buenos días, pero no consigo recordar aún su nombre.
- Anda, tómate el café que te necesito despierta. Ayer me prometiste una segunda parte....
En cuando me acerca el café, noto su suave aroma de recién duchada, a lavanda o algo así en todo caso un perfume muy natural. Tomo un sorbito del negro brebaje, el amargo sabor recorre mi garganta activando como por arte de magia todo aquello que ya creía perdido del todo. Cristina, se llama Cristina... gracias Dios... justo a tiempo.
- Gracias Cristina, la verdad es que sin un café no soy nadie. Perdona un momento, tengo que ir al baño.
Salgo de la cama y obviando que voy como mi madre me trajo al mundo, tampoco es ahora el mejor momento de ponerse modosita, salgo disparada hacia el baño. Ella va como si la afrodita que es, acabase de salir de la espuma del mar, y yo, seguro que voy como una zorrona. Me miro al espejo y ¡por favor que cara llevo!, parezco un cuadro de Picasso en su época negra, todo el rímel corrido y restos de maquillaje por el resto de rostro. Me meto deprisa en la ducha, y aunque sea rápida, seguro que me va bien. No es el mejor momento de dejar a mi diosa como Cristina esperando mucho rato.
El agua calentita me activa les neuronas que aún se hacían las remolonas, y o, madre mía, ahora empiezo a recordar la noche... salí a cenar con las amigas, después a mover el culo en la disco con la aparición estelar de Cristina en la pista de baile. Y como no, cada vez que veo una pelirroja, mi coño manda una orden a mi cerebro que anula cualquier pensamiento racional y como no me lancé a ella, como una gata en celo. Y entendía, vaya que si entendía. Arrimada de cine en la pista, metida de mano en el baño y final en su casa de las afueras, con sexo, mucho sexo, y del bueno, del muy muy bueno.
Salgo del baño envuelta en una toalla, no me apetece de nuevo repetir el numerito de correr de un sitio a otro en bolas, y me la encuentro sentada en la cama, y su semidesnudez, pese a ser primera hora de la mañana, repite la mágica conexión entre cerebro y coño, ¡no tengo remedio!. La bata de dormir en vez de tapar más cada vez que la veo tapa menos. El tirantito de la derecha ha sucumbido a la ley de la gravedad haciendo que la parte superior de la camisa haya bajado su punto de equilibrio, dejado al descubierto la parte superior del pecho.
Está comiendo alguna cosa, me siento a su lado y sin pensar mucho mis palabras le suelto.
- Me das de comer uno... un bollo me refiero....
Noto mi torpeza al hablar y el no poder dejar de mirar el pecho tampoco ayuda nada en la situación y aumenta la sensación de mala película de humor, en estos momentos mi cara debe de haber mudado a la fase rosa de Picasso.
- En vez de un bollito creo que prefieres uno de estos.
Se baja el poco tirante que queda en la espalda y con la mano coge el pecho ofreciéndomelo. Una magnifica aureola coronándolo, aureola que ella misma acaricia con el pulgar endureciéndola de inmediato. Una sacudida en el coño me hace acercarme a ella, no lo puedo remediar, acerco mi boca a ese magnífico manjar que me ofrece, y empiezo a besarlo suavemente, después a lamerlo suavemente, despacio, lo succiono ligeramente haciendo que sobresalga y cuando veo que el pezón alcanza una rigidez más que considerable paso los dientes por encima pero sin apretar, como un amago de mordisco. Oigo un gemido, y que no tengo claro si es suyo o mío, me gusta mucho chupar esta teta.
Me impongo un poco de cordura, estoy tan caliente que le arrancaría la camisa de golpe y me la follaria sin miramientos, pero soy una dama y tengo que moderarme un poco y no dejarme llevar tanto por mis alteradísimas hormonas. Dejo mí amada teta para más tarde y me incorporo un poco, todo y que la cara de lujuria de Cristina me nubla de nuevo la mente. Parece que esta tan caliente o más que yo.
Nos besamos apasionadamente, nuestras lenguas se enredan jugando al escondite, le lamo los labios, los dientes, le beso la cara, todas y cada una de las pecas, paso al cuello y nuestra lujuria coge un "in crecendo" considerable. Bajo por su cuello, y me veo dirigiéndome hacia estos magníficos pechos que he dejado antes. Sin darme cuenta, mi toalla a desaparecido y estoy completamente desnuda ante ella, me encanta sentir su cuerpo contra el mío, el suave roce de su camisa de satén está poniendo mis tetas en posición de ataque, ella se separa un poco de mí y dejándome sin poder alcanzar sus tesoros con mi boca empieza a acariciarme las tetas.
-Oye, porque no nos tumbamos en la cama, estaremos más cómodas.
Dicho y hecho, me tumbo en la cama y ella se queda detrás mío, se queda pegadita a mi espalda mientras con la boca me ataca por detrás del cuello, sus manos acarician suavemente mis tetas y empieza a bajar sus manos hacia la barriga y no para hasta ponerse a jugar con el vello de mi sexo, que a estas horas ya está del todo encharcado.
Se vuelve a acercar a la parte de detrás del cuello y me susurra al oído
-¿Quieres que te presente a Pilar?, ¡ayer te lo prometí…!.
Me quedo sorprendida, no recuerdo que ayer habláramos de hacer un trio, pero una siempre está abierta a nuevas experiencias.
-¡Como quieras!, todo y que no contaba ahora con nadie más.
-Jejejeje…. Ya veo que no te acuerdas de lo que te conté ayer.
Pues no, no recordaba ayer que me contara que tuviera a ninguna novia y menos que se llamara Pilar. Se separa de mí y se acerca a su mesilla de noche, de la que saca un enorme dildo rosa acompañado por un arnés.
-¿Pilar? ¿A eso le llamas Pilar?
-¡Pues claro!, ¿Cómo la voy a llamar? A mí no me folla nunca ningún hombre, y esta es mi querida pollita Pilar.
Entiendo que pueda llamarla Pilar, pero “pollita” no sería el termino más adecuado, aquello es del tamaño XL como mínimo.
-Pilar está grandecita ¿no? No sé si a mí me van tan grandes.
La verdad es que mi “azulito” no le llegaba a “Pilar” ni a la altura de los zapatos, creo que fuera de alguna peli, no había visto una de tan grande en vivo y en directo en mi vida.
-No te preocupes, Pilar es una buena chica y siempre deja satisfecha a todo el mundo. ¿Quieres jugar con ella o no?
-Como queras pero con cuidadín, que una no está acostumbrada a chicas tan grandotas.
-Es cuestión de tiempo. No te preocupes. Lo primero que tenemos que hacer es lubricar bien a Pilar para que las presentaciones sean menos duras.
Sin casi tiempo a reaccionar Cristina se tumba boca arriba, abre las piernas y acerca a Pilar a su lampiña y mojada rajita.
-¿Me ayudas a lubricarla o no?
Mi cara de sorpresa debe de ser más que evidente, por lo que con una sonrisa picarona en su cara empieza a jugar con Pilar conmigo de espectadora de piedra.
Abre los labios con los dedos y acerca la cabeza de Pilar a la entrada de la rajita, y como quien no quiere la cosa, ya se la ha metido un poco dentro, la empieza a mover despacito y veo que el coño de Cristina se va abriendo cada vez más, la va acogiendo, mojándola. Un magnífico espectáculo, al que al fin me decido a participar. Substituyo las manos de Cristina por las mías y me dedico a meter y a sacar a Pilar, acerco mi lengua a ese coño tan dilatado pasándola por los labios mientras la voy metiendo y sacando. Incremento el ritmo mientras Cristina acompasa su respiración con los envistes, creo que está a punto y paso a friccionar su hinchadísimo clítoris con mi pulgar con lo que llega a un espectacular orgasmo. Cuando consigue recuperar el aliento me dice medio enfurruñada.
-¡¡Esta no era la idea!! Ahora solo teníamos que lubricar un poco a Pilar.
-Lubricada sí que ha quedado, ¡¡si señora!!
-Pues si ya crees que está lista… ¡ahora te toca a ti!
Se levanta de golpe, ¡qué capacidad tiene esta chica a reponerse! sin demasiados problemas se ajusta el arnés y pone a Pilar a la cabeza de la expedición.
-¿Qué? ¿Preparada?
-Sigo sin tenerlo muy claro.
-No te preocupes, veras como te gusta. Ven aquí, a Pilar también le gusta que la mimen un poco.
Me coge la cara y me la acerca a ese enorme dildo, huele a coño y eso siempre me resulta alentador … intento metérmelo en la boca pero es muy grande y no sé si podré, por lo que me decido primero a lamerlo. Es un gusto entre silicona y coño. La situación me está poniendo muy cachonda, Cristina me tiene agarrada la cara y no deja moverme demasiado, finalmente consigo meterme la punta de Pilar en la boca, el gusto a coño es intenso, estar poseída de esta manera tiene su puntazo.
-Creo que Pilar ya está a punto, ahora te toca a ti, túmbate en la cama.
Sin dudar decido acatar sus órdenes y me tumbo en la cama con las piernas bien abiertas, se acerca y se pone entre medio de ellas, empieza primero a besar mi vientre, y va bajando lentamente hacia mi coño, me lo besa sin reparos, golosamente, pasando su lengua por todos los rincones, acerca primero un dedito y me lo mete dentro, lo mueve suavemente en círculos, después otro dedo, y otro, moviéndolos sin dejar de pasar su lengua por todos los rincones de la cuevecita. Como continúe así Pilar se va a quedar con las ganas.
-Creo que ya estas lista.
Se tumba encima de mí poniendo a Pilar apoyada en mi coñito, se mueve un poco pero sin intención de metérmela aun, está muy rico. Noto la suave fricción, estoy muy mojada empiezo a querer que me la meta de una vez, estoy entre las ganas de notarla toda dentro y el miedo ante su enorme tamaño.
Acerca la puntita a mi agujerito y empieza a presionar para entrar, mi coño se va abriendo, va entrando despacito y me voy abriendo como una campeona, finalmente y con un último enviste me la mete toda dentro. Ohhhhhh! ¡¡¡Enorme!!! Es maravilloso tenerla toda. Cristina empieza a moverse, a follarme, primero suave y después va cogiendo ritmo. Ya no tengo dudas de que Pilar es capaz de dejar satisfecha a todas. Cuando mi coño prácticamente se pone a rugir como un león Cristina se para de golpe.
-Ahora por atrás cariño.
Me da la vuelta y me pone con el culo en pompa, sin demasiadas preparaciones más, me mete a Pilar hasta el fondo, me siento como una caliente yegua montada por una preciosa amazona. De reojo, y a través del espejo del armario, la veo como me folla como una posesa con sus hermosa tetas moviéndose en cada enviste, y no sé si es por esa visión o porque que Pilar está haciendo estragos en lo más hondo de mi coño que consigue que tenga un orgasmo arrasador, que se apodera de mí, de todo mi ser y que me deja exhausta.
Cuando consigo recuperarme, veo de nuevo por la ventana a esa magnifico cerezo con sus florecillas rosadas, pero esta vez no tengo claro si esa es la visión más magnifica para levantarse por la mañana o la resplandeciente sonrisa de Cristina. Creo que tendremos tiempo para dilucidarlo
4 comentarios - Empalada por Pilar o el cerezo en flor.