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Veterana (1)

La inmensa mayoría de lo que voy a contar aquí es real, salvo nombres y alguna cosa menor.
Esto ocurrió en los tiempos en los que todavía no todo el mundo tenía facebook. Todavía existía (y se usaba) el msn y hasta había salas de chat donde uno podía ver qué salía. Básicamente, en una sala de chat había 70 tipos queriendo ponerla, 20 tipos que querían que se la pongan, 5/6 tipos que se hacían pasar por minas y unas 5/6 mujeres que constituían, por la lógica de la oferta y la demanda, el bien escaso más apetecible. Así, cuando aparecía una, nos avalanzábamos sobre ellas en forma de ventanitas de chat preguntándoles el nombre (para cerciorarnos, dentro de lo posible, de su género), de dónde eran (porque ya de movida estábamos fantaseando un encuentro) y su edad (para ver si la cosa era más o menos acorde como para ponerla). Cuestión que consigo una que me dice Verónica, Berazategui (o algún lugar equivalente, no recuerdo y no curto nada del conurbano pero entendí que era un lugar más accesible que, ponele, la Base Marambio) y 49. Esto último me hizo dudar, yo tenía 20 años menos que ella y me parecía al menos raro, pensaba eso de “podría ser mi madre” y demás giladas. Pero en fin, el chat era más o menos inocuo, hablamos de nada pero cada palabra tenía un doble sentido más que evidente, nos pasamos al msn y ahí, en una ventanita, vi algo cercano a una foto que, supuse, era de ella. Estaba parada junto a una moto, algo así. Era una visión general y había mucho margen de error, pero se podía apreciar que, al menos, mantenía las cosas en su lugar. Nos tiroteamos inocentemente durante un par de semanas, nada muy explícito, yo quería (quizás ella también) mantener cierta ambigüedad porque los 20 años de diferencia me parecían una razón de peso para poder hacerme, llegado el caso, el pelotudo y salir con elegancia. Pero la cosa se puso insostenible con el paso del tiempo y tuvimos que acordar un encuentro. Es admirable lo prácticas que pueden ser las mujeres con experiencia para estas cosas, las reglas eran: el encuentro sería en La Plata, a cinco cuadras de un telo que ella conocía. Teníamos esas 5 cuadras para caminarlas juntos, si nos gustábamos lo suficiente como para garchar en esas 5 cuadras, entrábamos. Si no, seguíamos de largo, tomábamos un café o nos íbamos cada uno por su lado. Nos pasamos los celulares y la seguimos por SMS (en esa época existían, che).
Cuestión que viajo a La Plata, espero en el lugar acordado, esos fatídicos minutos en los que uno piensa que todo puede ser joda, que en realidad no iba a venir, que se estaría cagando de risa en algún lado. Pero no, aparece: era la de la foto, pelirroja, pelo corto, mirada pícara, la cara y la voz de fumadora le delataba un poco las casi 5 décadas, pero el cuerpo estaba más que entrable. Las tetas no eran muy grandes, pero a primera vista se dejaba imaginar un culo interesante debajo de los jeans ajustados. Además, se había arreglado, maquillaje, perfume, una musculosa negra tras la camperita roja, en fin, le había puesto onda. Por mí, el asunto estaba más que aprobado, había que ver si para ella pasaba lo mismo. Cuestión me contó del viaje hasta ahí o del clima o del laburo o de qué sé yo qué, yo decía a todo que sí o aportaba algún dato de color totalmente irrelevante, yo, como un bobo, me preguntaba qué pensaría la gente que nos veía, ¿y si me encuentro a algún conocido? La verdad ¿quién me va a conocer a mí en La Plata? y además, ¿qué importaba? Si ella no se hacía problema, ¿por qué iba a hacérmelo yo? Cuestión que llegamos a la puerta del lugar que nos convocaba.
- ¿Entramos? – le dije, dándole oportunidad para arrepentirse.
- Sí – dijo.
Entramos. El telo era un tugurio como tantos otros, pedí una habitación con hidromasaje (también eso estaba en los arreglos previos) y entramos allí sin habernos todavía tocado en forma alguna. En mi cabeza seguía la idea ridícula de que estaba pasando una barrera de algún tipo. Ojo, yo tampoco era un niño ni mucho menos, pero me parecía rara la situación. Entonces, un hilo de sabiduría pasó por mi mente y me dijo: “Primero cojé y después arrepentite”. Y de sopetón le empecé a comer la boca y a desvestirla a lo bestia. Ella respondió con ganas al desafío y se tiró en la cama. La desnudé sin haberme yo quitado todavía nada, tenía un cuerpo mejor que el de muchas jovencitas, delataba gimnasio tres veces por semana o algo por el estilo. Bajé con la lengua por su cuello, le mordí despacito los pezones y le chupe las tetas en forma circular. Seguí bajando, bajando, bajando y separé sus piernas. Ella gemía como respuesta y me presionaba los hombros acompañándome hasta abajo. La concha hermosa, depiladita para la ocasión, empecé a envolver su clítoris con mi saliva y a probar de meterle un dedo cuando la sentí bien mojada. Ella directamente gritaba, me sorprendió lo rápido que acabó, paré sólo un segundo pero de inmediato redoblé los esfuerzos, me fascinó que se mojase tanto, llegó al segundo orgasmo presionándome la cabeza. Entonces me retiré, me quité la ropa y me puse un forro, todo en 5 segundos mientras ella se refregaba en la cama con una expresión de perra que no podía más. Me puse encima suyo, mi pija entró de un golpe y ella dio un suspiro de aprobación. Empecé a entrar y salir, cada vez más rápido, cada vez más profundo, ella estaba sacada, gritaba y gemía,
- Así, rompeme toda, pendejo – me decía, y yo le daba cada vez más duro. Puse sus piernas sobre mis hombros y seguí, se sentía el ruido del choque de nuestros cuerpos a cada impacto, más fuerte y más fuerte. Acabó de nuevo y fue una señal para cambiar de posición, ella se puso encima mío, yo le acariciaba el culo y las tetas. Decidí probar subir un poco los decibeles.
- ¿Te gusta, puta? – le pregunté, probando más que nada si le iba que le dijese así. Ella puso sus manos sobre mi pecho y empezó a cabalgar más rápido mientras se deshacía en un “Sí” largo que terminó con un gemido. Me encantó sentirla acabar así, la puse en cuatro y le tomé las muñecas, obligándola a poner la cara contra la almohada mientras entraba en ella. Tenía todo su culo a la vista, golpeaba contra él a cada embestida, le empecé a dar chirlos en la cola que retumbaban en toda la habitación y ella me decía a todo que sí, que todo le gustaba, que quería que me la coja así y más fuerte. Estaba durísimo, mi pija era un hierro que latía, sentí que ella llegaba de nuevo y aceleré el movimiento, puse el dedo índice en la entrada de su culito, con el movimiento se acercaba más y más, apenas la yema del dedo, pero no alcancé a hacerlo entrar, no aguanté las ganas y acabé todo.
Me desplomé encima de ella, nos quedamos un rato así, en la cama, con la mente en blanco, quizás hablamos de algo, fuimos al hidromasaje, ella había traído una botella de vino y un sacacorchos, empezamos a tomar vino del pico mientras nos bañábamos, yo me llenaba la boca y se lo daba a ella que lo tragaba, obediente. O le tiraba vino en los pechos y después lo bebía de ahí, ella ronroneaba y me dijo que era su turno de hacerme mimitos. Me puse en el borde de la pileta y ella me empezó a chupar la pija que de inmediato estaba lista para un nuevo round. Lo hacía muy bien, primero se ocupaba de la cabeza, después pasaba su lengua por los costados, jugaba con mis huevos, “Mirame”, le dije, y me clavó los ojos sin dejar de chuparme con la boca bien abierta. “¿Así?” me preguntaba, haciéndose la que no se daba cuenta de cómo me ponía. La posición no era muy cómoda para ella, así que nos secamos a las apuradas e hizo que me siente de nuevo a la cama, ella de rodillas siguió con su faena, se la metía hasta el fondo, yo le dije “Escupila” y ella la llenó de saliva. “Me gusta que me lo pidas”, me dijo mientras se hundía de vuelta ahí. Se subió a la cama y me empezó a besar, yo manoteé un forro de la mesa de luz y estaba listo para seguir. Ella se sentó encima y muy despacio empezó a balancearse, le puse las manos en la cintura y subí un poco el ritmo, ella me decía cómo le gustaba eso, era una máquina de acabar la veterana, enseguida se sobresaltó, tembló y sentí cómo su concha se derretía en mi pija. Entonces probé poner nuevamente un dedo en la entrada de su culo, “¿Querés?”, le pregunté. “No sé, no sé”, dijo ella, haciéndose la nena. “Querés”, afirmé. “Un poquito”, concedió ella. Le metí un dedo y jugué adentro de su culo, se notaba apretadito. “Me muero de ganas de hacértelo, putita”, le rogué. “¿Y si lo dejamos para la próxima?” me dijo. Yo pensé en el viaje a La Plata, en los 20 años de diferencia y consideré que, en una de esas, podía no haber próxima. O que, al menos, había que sacar todo el provecho de este momento. Sin decir palabra, la puse boca abajo y empecé a besarle la espalda, le pasaba la lengua por los omóplatos y luego bajaba casi hasta su cola. Después de un rato, ella solita empezó a elevarla, a ponerla a tiro para mí. Le comí ese culo que me había calentado desde que la vi por primera vez, luego volví a meterle un dedo y después otro. “Pará”, me dijo, pero yo no pensaba parar. Ella agarró algo de la cartera y me lo pasó. Aceite para bebé. Johnson’s baby. Me volvió loco eso, pensé un segundo en la escena, ella en la farmacia eligiendo con qué le iba yo a romper el orto. Le pasé el líquido tibio por el culo, mis dedos entraban cada vez más fácil, ella estaba más que lista, se puso en cuatro, coloqué la punta de mi pija ahí y ella misma se la fue metiendo entre gemidos míos y suyos. Se sintió perfecto al entrar, la dejé un instante para que se acostumbre y empecé a penetrarla despacio. Ella me dijo “Gozalo, pendejo” y le empecé a dar más fuerte, mientras ella se masturbaba y repetía “Gozalo” una y otra vez. "Qué perra que estás", le dije. "Hoy soy tu puta. Es toda para vos", respondió. Aguanté un buen rato, ella acabó tocándose antes que yo y me pidió por favor que saliese. Lo hice, aunque me moría de ganas de seguir adentro. Le mostré que todavía estaba al palo y que le correspondía hacerse cargo, “Te voy a llenar la boca de leche, puta, ¿sabés?”, le dije. Ella sonrió. Me quitó el forro y se puso nuevamente de rodillas al borde de la cama. Me la chupó con todo, no se hizo problema por el sabor del preservativo ni por pensar que hacía nada mi pija había estado rompiéndole el culo. Se llenó la boca hasta la garganta, entraba y salía a más no poder, sentía mi pija hirviendo, la había recorrido completa y ahora iba a hacer que se la tome toda. La aparté unos centímetros y me pajeé frente a sus ojos. Ella, con la boquita abierta, esperaba su recompensa. Apunté ahí, la tomé de la nuca y le largué media docena de chorros que hizo desaparecer en su lengua, “Qué rico”, me dijo mientras se pasaba la lengua por la comisura de los labios. Me la siguió chupando, pero a mí se me pone muy sensible después de acabar y tuvo que parar.
Nos quedamos nuevamente acostados, mirando nuestra imagen reflejada en los espejos del techo, charlamos algo, nos reímos, ella fumó, ninguno de los dos sabíamos si íbamos a repetir, pero la experiencia había estado bien. Nos avisaron que el turno se había terminado, salimos, la acompañé al bondi, le di un pico que ella agradeció y me volví en el largo viaje hasta Capital con mucho que pensar.

8 comentarios - Veterana (1)

guillotegonzalez
Las veteranas son un viaje de ida...
juangarcha
gracias por la lectura, después el tema se puso más raro y sí, fue un viaje de ida. abrazo.
ellocoamor33
es asi maestro las maduras son sin vueltas
juangarcha
las que saben, saben
vaan28
Muy buen relato. Tengo ganas d saber q paso después si hubo algo mas con. La vete. Van puntos amigo.
juangarcha
gracias por la buena onda, sí, pasó más, ya contaré en algún otro post.
luchiano666
bien ahi! una vez q probas una veterana no queres volver!
juangarcha
Jaja, no sé si como para no volver, pero son otra cosa, sí.
kramalo
muy buen relato..!! las vetes, son lo más....!!
Gavriel78
El 90%de minas que me comi historicamente fueron mas grandes que yo... Las vete son espectaculares
juangarcha
Las que saben...saben.
RiFF_2010
Excelente relato. Cuanta nostalgia al evocar aquellos levantes de chat...y tambien xq me toco conocer vetes fogosas de la misma manera..van puntos... Que paso después? Xq se puso mas raro? Continua con la narración de esas aventuras. Éxitos y feliz año
juangarcha
Ya está la parte 2, fijate en mis posts. Gracias por tu lectura, la verdad es muy alentador sentir que otros se identifican con lo que uno escribe.
Lady_GodivaII
Muy bien escrito e interesantes las dudas de tu personaje
juangarcha
¡Muchas gracias!