Volví con un relato dedicado a @ahector2k4 que me inspiró haciendome compañía en la cocina...
Cada vez que voy al mercadito del barrio su dueño me come con la mirada. Cuando voy sola y se da la oportunidad me dice algo en doble sentido y se ofrece para ayudarme a llevar la compra a mi casa. Su mujer que a veces está en el negocio, me mira con mala cara y es muy antipática conmigo, obviamente yo me hago la desentendida.
Ese día en particular tenia mil cosas que hacer, entre ellas una gran compra en el mercado. Se me ocurrió aprovecharme de la calentura del tipo y rogando que su mujer no estuviese dando vueltas fui derecho a la caja, me incliné un poco exagerando mi escote y lo salude
-buen dia Hector, como esta?
-buen dia señora, ahora con tanta belleza estoy mucho mejor
-Hector, necesito pedirle un favor grande... muy grande.
-quiere algo grande señora? Dijo con picardía
-si, por favor. Contesté sonriendo -tengo un día ocupadisimo hoy, le puedo dejar la lista de todo lo q necesito y usted me lo prepara? Yo lo paso a buscar a la una, antes que cierre.
-no, de ninguna manera... Yo se lo preparo y se lo llevo después de la una
-seguro? No quiero abusar de su amabilidad.
-seguro señora, no se preocupe, déjeme la lista y la dirección que yo me encargo.
Me estiré un poco mas y le di un beso en la mejilla, muy cerca de la boca.
-Gracias! Yo dejo a los chicos en la escuela y a la una estoy de nuevo en casa esperandolo...
Después de una mañana agotadora, un almuerzo apurado y dejar a mis hijos en el colegio, volví a mi casa. Esa noche teníamos una cena con amigos, así que me dispuse a preparar todo temprano.
Sonó el timbre, Hector estaba en la vereda con unas cuantas bolsas
-muchas gracias! No sabe como me salvó!
-no pensará que la voy a dejar sola haciendo fuerza con todo esto, yo se lo dejo adentro...
Sonreí aceptando su comentario y le dejé la puerta abierta.
-pase por acá, yo tengo que seguir en la cocina, disculpe.
Fue dejando los víveres donde le había indicado mientras me daba charla, se acercó hasta donde yo estaba y me preguntó
-que esta cocinando?
-estoy condimentando carne para cocinarla mas tarde.
-huele muy bien! Aunque no tanto como vos...
Cuando dijo la última frase tenia su nariz en mi cuello, sus manos me rodeaban y su incipiente erección se apoyaba entre mis nalgas.
Hacía meses que histeriqueabamos, y aunque para mi era sólo un juego, tenía que reconocer que la situación me calentaba mucho. Incliné mi cabeza y le entregué el cuello. Sus besos no tardaron en llegar, intensos, calientes. Sus manos subieron hasta mis pechos y los acariciaron sobre la ropa.
Me soltó de repente, me dio vuelta, me miro con deseo y me besó con desesperación. Yo me aferré a su espalda y comencé a tironear su ropa, el hizo lo propio y se deshizo de mi remera, volvió a perder sus manos en mis senos, esta vez solo sobre el corpiño.
Segundos después ya nada impedía el contacto entre sus manos y mis pezones.
Su boca no tardó en encontrarse con ellos y yo no pude contener un suspiro.
-tenés unos pechos divinos Cami, tantas veces los imaginé...
Mis manos empujaban su cabeza contra mi cuerpo que ya vibraba de placer.
El resto de la ropa desapareció de la escena, estábamos ahí, en mi cocina, completamente desnudos, dispuestos a todo.
Me tomó de la cola y me hizo apoyar en la mesada donde momentos antes yo cocinaba para mi familia.
Volvió a ocuparse de mis pechos, lengua, boca, dientes, besos, succión, lamidas... Era como estar en el paraíso, o en el mas exquisito infierno.
Bajó por mi panza combinando besos con caricias hasta llegar al centro de mis piernas.
Acarició los pliegues de mi entrepierna mirándome provocativamente, sus dedos encontraron mi humedad, separaron mis labios y acariciaron mi clitoris haciendo circulos. Me recoste sobre mis codos disfrutando de sus hábil contacto, movía instintivamente la cadera invitándolo a darme mas.
Acercó su boca, la apoyo en mi vibrante sexo e inició un recorrido con la lengua en cada milímetro de mi vulva. Sus dedos se metieron en mi interior ayudandolo a complacerme.
Totalmente descontrolada me desarmé en un orgasmo que me hizo arquear y gemir en forma incesante. Hector se quedó en su posición degustando el producto de su labor.
Con la cara empapada se acercó nuevamente a mi boca y me beso dejándome impregnada de mi propio sabor. Acomodó su hinchadisimo miembro entre mis piernas y lo usó para acariciarme de nuevo, era dolorosamente placentero.
Se introdujo en mi tan despacio q me desesperaba, necesitaba sentirlo, quería estar completamente llena de él. Mi posición no me permitía acelerar la penetración, solo me quedaba esperar, esperar y disfrutar.
Cuando estuvo completamente en mi se quedo inmovil, me tomó de la nuca y me beso mordiéndome el labio inferior.
Lo atrapé con mis piernas, empezó a bombearme con fuerza, me hacia gritar, gemir, suspirar.
-abrazame, me ordenó
Sin salir de mi, me levantó y girando me apoyó bruscamente sobre la heladera, siguió con su ritmo agarrándome de la cola, así estuvo un rato hasta que me hizo bajar.
Ahora era el quien se apoyaba en la heladera y me ponía dándole la espalda, me agache un poco para mejorar el ángulo y me penetró otra vez.
Lo sentía latir, lo escuchaba respirar entrecortado, me calentaba cada vez más.
Sin mediar palabras me retiré y me puse de frente, me agache sugerentemente y quede arrodillada, con su miembro empapado de mis jugos a la altura de mi boca.
Sin dejar de mirarlo con cara de viciosa la fui refugiando entre mis labios, lo saboreaba cada vez con más ganas a medida que lo escuchaba decirme cuanto le gustaba.
-quedate así, por favor quedate así.
Se acomodó atrás mio, arrodillado en el piso, transpirados, excitados, deseosos de más.
Me llenó de nuevo mientras una de sus manos fue derecho a mi clítoris y lo estimuló hasta hacerme acabar otra vez. Aprovechó mi estado de éxtasis total y usando los jugos que me había hecho brotar, lubricó y dilato el orificio de mi cola.
Quería poseer cada parte de mi cuerpo, apoyó el glande y fue presionando despacio, mi cuerpo reaccionó dejándolo entrar, así cada centímetro, suave, lento pero profundo.
Cuando se acomodó en mi cola no se pudo contener, su costado mas salvaje se apoderó de la situación, me agarró fuerte de la cadera y arremetió con grandes embestidas.
-mmmmm que hermoso culo! Siempre lo supe! Que te encantaba asiiii!!
-siiii me encanta!
Lo sentí palpitar, agitarse y por fin emanar fuertes chorros de semen.
Nos acostamos en el piso abrazados tratando de recuperarnos. Esto era una locura, pero nos encantaba.
Cuando se fue acomodé la escena del crimen, me bañé y seguí con mis tareas, de más esta decir que no me cobró la compra, por lo menos no con plata.
Cada vez que voy al mercadito del barrio su dueño me come con la mirada. Cuando voy sola y se da la oportunidad me dice algo en doble sentido y se ofrece para ayudarme a llevar la compra a mi casa. Su mujer que a veces está en el negocio, me mira con mala cara y es muy antipática conmigo, obviamente yo me hago la desentendida.
Ese día en particular tenia mil cosas que hacer, entre ellas una gran compra en el mercado. Se me ocurrió aprovecharme de la calentura del tipo y rogando que su mujer no estuviese dando vueltas fui derecho a la caja, me incliné un poco exagerando mi escote y lo salude
-buen dia Hector, como esta?
-buen dia señora, ahora con tanta belleza estoy mucho mejor
-Hector, necesito pedirle un favor grande... muy grande.
-quiere algo grande señora? Dijo con picardía
-si, por favor. Contesté sonriendo -tengo un día ocupadisimo hoy, le puedo dejar la lista de todo lo q necesito y usted me lo prepara? Yo lo paso a buscar a la una, antes que cierre.
-no, de ninguna manera... Yo se lo preparo y se lo llevo después de la una
-seguro? No quiero abusar de su amabilidad.
-seguro señora, no se preocupe, déjeme la lista y la dirección que yo me encargo.
Me estiré un poco mas y le di un beso en la mejilla, muy cerca de la boca.
-Gracias! Yo dejo a los chicos en la escuela y a la una estoy de nuevo en casa esperandolo...
Después de una mañana agotadora, un almuerzo apurado y dejar a mis hijos en el colegio, volví a mi casa. Esa noche teníamos una cena con amigos, así que me dispuse a preparar todo temprano.
Sonó el timbre, Hector estaba en la vereda con unas cuantas bolsas
-muchas gracias! No sabe como me salvó!
-no pensará que la voy a dejar sola haciendo fuerza con todo esto, yo se lo dejo adentro...
Sonreí aceptando su comentario y le dejé la puerta abierta.
-pase por acá, yo tengo que seguir en la cocina, disculpe.
Fue dejando los víveres donde le había indicado mientras me daba charla, se acercó hasta donde yo estaba y me preguntó
-que esta cocinando?
-estoy condimentando carne para cocinarla mas tarde.
-huele muy bien! Aunque no tanto como vos...
Cuando dijo la última frase tenia su nariz en mi cuello, sus manos me rodeaban y su incipiente erección se apoyaba entre mis nalgas.
Hacía meses que histeriqueabamos, y aunque para mi era sólo un juego, tenía que reconocer que la situación me calentaba mucho. Incliné mi cabeza y le entregué el cuello. Sus besos no tardaron en llegar, intensos, calientes. Sus manos subieron hasta mis pechos y los acariciaron sobre la ropa.
Me soltó de repente, me dio vuelta, me miro con deseo y me besó con desesperación. Yo me aferré a su espalda y comencé a tironear su ropa, el hizo lo propio y se deshizo de mi remera, volvió a perder sus manos en mis senos, esta vez solo sobre el corpiño.
Segundos después ya nada impedía el contacto entre sus manos y mis pezones.
Su boca no tardó en encontrarse con ellos y yo no pude contener un suspiro.
-tenés unos pechos divinos Cami, tantas veces los imaginé...
Mis manos empujaban su cabeza contra mi cuerpo que ya vibraba de placer.
El resto de la ropa desapareció de la escena, estábamos ahí, en mi cocina, completamente desnudos, dispuestos a todo.
Me tomó de la cola y me hizo apoyar en la mesada donde momentos antes yo cocinaba para mi familia.
Volvió a ocuparse de mis pechos, lengua, boca, dientes, besos, succión, lamidas... Era como estar en el paraíso, o en el mas exquisito infierno.
Bajó por mi panza combinando besos con caricias hasta llegar al centro de mis piernas.
Acarició los pliegues de mi entrepierna mirándome provocativamente, sus dedos encontraron mi humedad, separaron mis labios y acariciaron mi clitoris haciendo circulos. Me recoste sobre mis codos disfrutando de sus hábil contacto, movía instintivamente la cadera invitándolo a darme mas.
Acercó su boca, la apoyo en mi vibrante sexo e inició un recorrido con la lengua en cada milímetro de mi vulva. Sus dedos se metieron en mi interior ayudandolo a complacerme.
Totalmente descontrolada me desarmé en un orgasmo que me hizo arquear y gemir en forma incesante. Hector se quedó en su posición degustando el producto de su labor.
Con la cara empapada se acercó nuevamente a mi boca y me beso dejándome impregnada de mi propio sabor. Acomodó su hinchadisimo miembro entre mis piernas y lo usó para acariciarme de nuevo, era dolorosamente placentero.
Se introdujo en mi tan despacio q me desesperaba, necesitaba sentirlo, quería estar completamente llena de él. Mi posición no me permitía acelerar la penetración, solo me quedaba esperar, esperar y disfrutar.
Cuando estuvo completamente en mi se quedo inmovil, me tomó de la nuca y me beso mordiéndome el labio inferior.
Lo atrapé con mis piernas, empezó a bombearme con fuerza, me hacia gritar, gemir, suspirar.
-abrazame, me ordenó
Sin salir de mi, me levantó y girando me apoyó bruscamente sobre la heladera, siguió con su ritmo agarrándome de la cola, así estuvo un rato hasta que me hizo bajar.
Ahora era el quien se apoyaba en la heladera y me ponía dándole la espalda, me agache un poco para mejorar el ángulo y me penetró otra vez.
Lo sentía latir, lo escuchaba respirar entrecortado, me calentaba cada vez más.
Sin mediar palabras me retiré y me puse de frente, me agache sugerentemente y quede arrodillada, con su miembro empapado de mis jugos a la altura de mi boca.
Sin dejar de mirarlo con cara de viciosa la fui refugiando entre mis labios, lo saboreaba cada vez con más ganas a medida que lo escuchaba decirme cuanto le gustaba.
-quedate así, por favor quedate así.
Se acomodó atrás mio, arrodillado en el piso, transpirados, excitados, deseosos de más.
Me llenó de nuevo mientras una de sus manos fue derecho a mi clítoris y lo estimuló hasta hacerme acabar otra vez. Aprovechó mi estado de éxtasis total y usando los jugos que me había hecho brotar, lubricó y dilato el orificio de mi cola.
Quería poseer cada parte de mi cuerpo, apoyó el glande y fue presionando despacio, mi cuerpo reaccionó dejándolo entrar, así cada centímetro, suave, lento pero profundo.
Cuando se acomodó en mi cola no se pudo contener, su costado mas salvaje se apoderó de la situación, me agarró fuerte de la cadera y arremetió con grandes embestidas.
-mmmmm que hermoso culo! Siempre lo supe! Que te encantaba asiiii!!
-siiii me encanta!
Lo sentí palpitar, agitarse y por fin emanar fuertes chorros de semen.
Nos acostamos en el piso abrazados tratando de recuperarnos. Esto era una locura, pero nos encantaba.
Cuando se fue acomodé la escena del crimen, me bañé y seguí con mis tareas, de más esta decir que no me cobró la compra, por lo menos no con plata.
14 comentarios - El placer de cocinar.
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