Parte tres: Desollador
Desperté cuando del cuello me apretaba con sus manos, me levanté y descubrí estar atado en mis extremos sobre unas viejas cañerías de aquel sótano. Me encontraba casi de pie, sucio, mojado, y con mi alma desganada. De golpe la acerca a ella agarrándola de la cuerda que sujetaba sus manos por detrás, Casi arrastrándola la pone delante mio en posición como para mamar de mi verga. Le ata el cuello a mi cuerpo y su cabeza queda debajo de mi pene. Me obligaba a que la meara en la cara riéndose lo disfrutaba. Yo me desistí no por no animarme mas bien por no realizar sus deseos. Nos dijo que íbamos a quedarnos allí de por vida hasta que hagamos su voluntad.
Encendió una luz dentro de aquel sótano que me hizo ver por primera vez mas allá de aquel pequeño ventanal sucio. Lo que había allí abajo... de todo tipo relacionado al sexo, estábamos ante un verdadero enfermo, se podía hallar cualquier objeto que a la sexualidad este relacionado.
Temí el estar allí, no mi mujer que no podía ver mas que mis testículos y mi verga encima de su rostro.
Se acercó con un consolador y al incumplimiento mio de mearla rápidamente la levantó y se lo introdujo en su ano haciéndola sentar nuevamente. ¿Queres ver sufrir a tu mujer por no obedecer sumiso? me replicó mientras que con sus manos sobre el hombro de ella la empujaba hacia abajo y ella se quejaba de dolor. Veo que eres egoísta vamos a ver si funciona contigo - me dijo y trajo otro consolador con visibles espinas en su forma. Empezó a manosearme mi trasero y a meter sus dedos en mi. Luego lo empezó a introducir y sentía la punta del objeto como me iba abriendo por dentro hasta que mi mujer me dijo que lo hiciera que la meara así esto terminaría.
Afirme que lo haría y acercó de la mesa una jarra en la cual me sirvió una gaseosa blanca y me la puso en la boca para que orinara mas rápido. Luego de tomarla me enseñó que tenia espermas congelados de varias personas y que siempre guarda y colecciona de aquellos con las que estuvo.
Era tan desagradable pero empecé a orinar, le brotaba por el rostro de ella y él, abriéndole su boca para que tomara todo lo mas posible. - buen trabajo zorra - Le dijo a ella y la alejó de mi para subirla y atarla a la mesa. Contándonos una leyenda sacó una especie de collar con perlas gigantes, me dijo que este seria el segundo juego a realizar...
Con su fuerza acercó la mesa junto con ella claro, hasta mí. Agarró el collar con perlas y me ató su extremidad en mis testículos y la otra parte se los empezó a introducir dentro de su vagina, una por una. Ella golpeaba su cabeza contra la mesa de dolor y mordía el trapo que tenia en su boca. Le había metido mas de diez perlas del mismo collar. Me ordenó que con mi cuerpo, retire las perlas de su concha una por una dejando la ultima dentro de ella. Si lo haría bien nos dejaría tranquilos y sino seguiría sus juegos.
Estaba el collar atado a mi testículo ya rojo el cual me dolía con solo pensarlo pero no lo logré hacer bien y le quité todas las perlas de su vagina rápidamente con solo tirar con mi cuerpo.
Abrió un viejo estante de aquel sótano y sacó unos cable con pinzas agarra papeles y una batería. Nos miramos y temimos lo peor. Él no solo era un sádico sino tenia elementos de tortura. Uno de los peores dolores que he sentido fue cuando puso su pinza sobre mi pene, sujetándolo, me tubo que amordazar para que no se me escuchara. A ella no le fue mucho mejor ya que el otro extremo del cable poseía otras dos pinzas de las cuales sujetaba sus pezones. El cable que nos unía tenia un adaptador en el medio el cual, con nuestros cuerpos y atados, debíamos llevarlo hasta la batería que estaba a un costado e introducirlo en uno de los polos, no en el otro sino nos daría corriente. Nos amenazó que aquel que fracasara iba a sufrir una pena muy grande y el otro una menor, pero el incumplimiento seria realmente desagradable.
Comenzamos de a poco a tratar de mover aquel cable, nos desanimábamos, ella lloraba yo no soportaba mas el dolor de aquella pinza apretando mi verga pero aquel nos alentaba con insultos y amenazas. yo me movía y empujaba la cuerda cuyos pezones de ella se estiraban y trataba de emitir un quejido desgarrador, estábamos por lograr mover la soga pero en un mal movimiento, brusco de ella, tocamos el polo opuesto recibiendo una descarga eléctrica que nos sacudió hacia atrás, soltando una pinza de uno de sus pezones y ambos desmayados.
Me despertó tirándome un liquido en la cara, estaba atado y boca abajo arrodillado en la pared detrás de una cañería y ella justo enfrente mio de la misma forma pero aun mas desganada.
- No lo pudieron conseguir, pero ella evidentemente hizo todo lo posible para que no se lograra, por eso yo te castigo - argumentó el enfermo levantándola como a un trapo toda desnuda y tirándola en la mesa que se hallaba en el medio del sótano... subió las escaleras abriendo la puerta y en segundos dejó entrar a dos o tres hombres que, inmediatamente al bajar comenzaron a abusar de ella. Me taparon la cabeza y entre los gritos de ella recibí un golpe que me noqueo nuevamente.
Desperté cuando del cuello me apretaba con sus manos, me levanté y descubrí estar atado en mis extremos sobre unas viejas cañerías de aquel sótano. Me encontraba casi de pie, sucio, mojado, y con mi alma desganada. De golpe la acerca a ella agarrándola de la cuerda que sujetaba sus manos por detrás, Casi arrastrándola la pone delante mio en posición como para mamar de mi verga. Le ata el cuello a mi cuerpo y su cabeza queda debajo de mi pene. Me obligaba a que la meara en la cara riéndose lo disfrutaba. Yo me desistí no por no animarme mas bien por no realizar sus deseos. Nos dijo que íbamos a quedarnos allí de por vida hasta que hagamos su voluntad.
Encendió una luz dentro de aquel sótano que me hizo ver por primera vez mas allá de aquel pequeño ventanal sucio. Lo que había allí abajo... de todo tipo relacionado al sexo, estábamos ante un verdadero enfermo, se podía hallar cualquier objeto que a la sexualidad este relacionado.
Temí el estar allí, no mi mujer que no podía ver mas que mis testículos y mi verga encima de su rostro.
Se acercó con un consolador y al incumplimiento mio de mearla rápidamente la levantó y se lo introdujo en su ano haciéndola sentar nuevamente. ¿Queres ver sufrir a tu mujer por no obedecer sumiso? me replicó mientras que con sus manos sobre el hombro de ella la empujaba hacia abajo y ella se quejaba de dolor. Veo que eres egoísta vamos a ver si funciona contigo - me dijo y trajo otro consolador con visibles espinas en su forma. Empezó a manosearme mi trasero y a meter sus dedos en mi. Luego lo empezó a introducir y sentía la punta del objeto como me iba abriendo por dentro hasta que mi mujer me dijo que lo hiciera que la meara así esto terminaría.
Afirme que lo haría y acercó de la mesa una jarra en la cual me sirvió una gaseosa blanca y me la puso en la boca para que orinara mas rápido. Luego de tomarla me enseñó que tenia espermas congelados de varias personas y que siempre guarda y colecciona de aquellos con las que estuvo.
Era tan desagradable pero empecé a orinar, le brotaba por el rostro de ella y él, abriéndole su boca para que tomara todo lo mas posible. - buen trabajo zorra - Le dijo a ella y la alejó de mi para subirla y atarla a la mesa. Contándonos una leyenda sacó una especie de collar con perlas gigantes, me dijo que este seria el segundo juego a realizar...
Con su fuerza acercó la mesa junto con ella claro, hasta mí. Agarró el collar con perlas y me ató su extremidad en mis testículos y la otra parte se los empezó a introducir dentro de su vagina, una por una. Ella golpeaba su cabeza contra la mesa de dolor y mordía el trapo que tenia en su boca. Le había metido mas de diez perlas del mismo collar. Me ordenó que con mi cuerpo, retire las perlas de su concha una por una dejando la ultima dentro de ella. Si lo haría bien nos dejaría tranquilos y sino seguiría sus juegos.
Estaba el collar atado a mi testículo ya rojo el cual me dolía con solo pensarlo pero no lo logré hacer bien y le quité todas las perlas de su vagina rápidamente con solo tirar con mi cuerpo.
Abrió un viejo estante de aquel sótano y sacó unos cable con pinzas agarra papeles y una batería. Nos miramos y temimos lo peor. Él no solo era un sádico sino tenia elementos de tortura. Uno de los peores dolores que he sentido fue cuando puso su pinza sobre mi pene, sujetándolo, me tubo que amordazar para que no se me escuchara. A ella no le fue mucho mejor ya que el otro extremo del cable poseía otras dos pinzas de las cuales sujetaba sus pezones. El cable que nos unía tenia un adaptador en el medio el cual, con nuestros cuerpos y atados, debíamos llevarlo hasta la batería que estaba a un costado e introducirlo en uno de los polos, no en el otro sino nos daría corriente. Nos amenazó que aquel que fracasara iba a sufrir una pena muy grande y el otro una menor, pero el incumplimiento seria realmente desagradable.
Comenzamos de a poco a tratar de mover aquel cable, nos desanimábamos, ella lloraba yo no soportaba mas el dolor de aquella pinza apretando mi verga pero aquel nos alentaba con insultos y amenazas. yo me movía y empujaba la cuerda cuyos pezones de ella se estiraban y trataba de emitir un quejido desgarrador, estábamos por lograr mover la soga pero en un mal movimiento, brusco de ella, tocamos el polo opuesto recibiendo una descarga eléctrica que nos sacudió hacia atrás, soltando una pinza de uno de sus pezones y ambos desmayados.
Me despertó tirándome un liquido en la cara, estaba atado y boca abajo arrodillado en la pared detrás de una cañería y ella justo enfrente mio de la misma forma pero aun mas desganada.
- No lo pudieron conseguir, pero ella evidentemente hizo todo lo posible para que no se lograra, por eso yo te castigo - argumentó el enfermo levantándola como a un trapo toda desnuda y tirándola en la mesa que se hallaba en el medio del sótano... subió las escaleras abriendo la puerta y en segundos dejó entrar a dos o tres hombres que, inmediatamente al bajar comenzaron a abusar de ella. Me taparon la cabeza y entre los gritos de ella recibí un golpe que me noqueo nuevamente.
0 comentarios - desollando lagrimas de placer