Me llamo Liza, soy una chica lesbiana de 24 años, este es el segundo post que redacto y después de haber redactado el primero, no podía quedarme callada, tenía la necesidad de hacer esto, de contarlo todo. A pesar del tipo de relato que les narré en mi primer post, y este que leerán, tengo que decirles que ninguno es falso, si me llamo Liza, si tengo 24 años, si soy lesbiana, y si, tengo una hermana que se llama Paola, con la cual mantengo una relación sexual a escondidas de todos.
Esta es mi manera de expresarlo todo, de compartirlo con ustedes, de lograr de cierta manera, que sientan lo que yo sentí antes, durante y después de todo, sin ataduras, sin miedo a que me señalen, o que me critiquen, porque aquí soy yo misma, aquí soy la chica que se acuesta con su hermana y se lo cuenta a todos, así que aquí va; este relato de cierta manera va ligado al primero, pero no necesariamente tiene que ser leído el anterior para poder leer este. También intentaré ser mas breve que con el anterior.
Paola tiene 19 años, después de lo que pasó aquella noche, no puedo dejar de pensar en ella aunque se que es inmoral, indecente, nada propio, incluso enfermo, pero también es excitante, electrificante, es perfecto.
Tras aquella noche, la que les conté cuando empezó todo, ese 9 de diciembre que se convirtió en mi única y mas venerada fecha del año, no puedo dejar de pensar en ella, me masturbo frecuentemente en la bañera, o en mi cama por las noches, cuando Paola ya está durmiendo, o cuando se hace la dormida. Ella sabe como me siento, me provoca, incluso me mira masturbándome por las noches, no hace nada mas que mirar, y eso me provoca hacerlo aún mas intenso, a veces se quita las sábanas mientras lo hago, para provocarme aún mas, me muestra sus senos, tan firmes, tan perfectos, o separa las piernas y se baja la tanga o la pijama. No puedo hacer nada mas que mirarla, no me atrevo a tocarla con mis padres en casa.
Últimamente le ha dado por chantajearme con lo sucedido, me pide que haga cosas que son su responsabilidad, y si no accedo, me empieza a provocar ahí donde estemos, sin importar donde o con quien, por supuesto no de manera descarada, sino con pequeñas muestras, se sienta a un lado mío en la mesa y si trae un vestido lo recoge para que la vea, o hace como que va a levantar algo para quedar empinada frente a mi. Todo lo que hace, algunas cosas mas directas que otras, depende de con quien estemos, y donde estemos, pero siempre tiene éxito, termino haciendo lo que ella quiere, y su recompensa no me basta, es hora de invertir los papeles.
Se que es lo que ella quiere, porque es lo mismo que yo quiero, lo que necesito, tenerla a ella a voluntad, y pienso aprovechar que mis padres saldrán, se van el fin de semana a visitar a la familia y no volverán durante todo el fin de semana.
Me dispuse a hacer los preparativos, mis padres se fueron por la mañana y ahora estoy sola, ya que Paola salió con sus amigos y regresará hasta tarde, así tengo libertad para andar por la casa sin mayor problema. Después de un baño con agua caliente, donde no pude evitar masturbarme pensando en lo que pasaría, me dispuse a cambiarme, ya son las 9 pm y Paola no tardará en llegar.
Como quiero provocarla me vestí lo mas sexy que pude: una tanga roja, muy pequeña de hilo, totalmente transparente que se pega a mi vagina y deja ver todo, un sostén tambien rojo, de media copa y encaje, apenas y cubre mis pezones, que ya estan duros de excitación, medias negras. encima un pantalón negro, muy pegado y a la cadera, resalta mis nalgas y se mete un poco, y una blusa entallada también, color rojo, casi ombliguera. tacones muy altos color rojo. Para rematar, me maquillé y me peiné para verme muy guapa, labial rojo, delineador, cabello suelto, apenas ondulado. en mi cama dejé algunas cosas, un par de cinturones que planeo usar para atarla, chocolate líquido, y mi propio consolador, mismo que Paola conoce muy bien, pues la he visto usándolo para darse placer cuando piensa que no estoy cerca.
Paola justo llega cuando termino los preparativos, son 10:30 pm, justo a tiempo ella abre la puerta cuando voy bajando la escalera hacia la puerta.
-Hola Lai, ya llegué. Exclamó ella al punto que cerraba la puerta. no se dio cuenta de que yo estaba en el primer escalón, esperándola. Me moría de excitación, ella se veía muy sexy, había salido a cenar con unos amigos y se había arreglado muy bien: vestido corto para salir, color azul y ajustado, no se usa sostén con esos vestidos pues se ve muy mal, así que podía notar un poquito sus pezones, duros por el frío tal vez. llevaba unos tacones altos igual azules, y también medias negras, muy transparentes. Con los tacones y las medias sus piernas se veían increíblemente perfectas.
Al voltear a verme, se quedó callada unos segundos, recorriendome con la mirada, lo cual me excitó mas aún, pero se recompuso rápidamente.
-A donde vas tan arreglada Lai? Preguntó mientras se acercaba lentamente a saludarme.
-No voy a ningún lado, solo quería tu opinión sobre mi outfit, respondí, mientras notaba como miraba mis senos.
-Oh, pues, si... Te ves muy bien, luces hermosa, te queda bien el pantalón, a ver si un día me lo prestas vale? Respondió Paola, algo evasiva. Notaba como se sonrojaba al tiempo que yo me daba una vuelta para que me viera las nalgas.
-Que bueno que te guste, me vestí así para ti, le respondí. Justo al tiempo bajé el último escalón y caminé 2 pasos para quedar junto a ella, Paola me había dado la espalda, y hacía como que buscaba algo en su bolso, sin atreverse a contestarme. yo la abracé por detrás, tomándola de la cintura, le susurré:
-
Me has estado chantajeando mucho, y ahora eres mía.
Paola estaba congelada, respiraba agitada, con la boca ligeramente abierta, como queriendo contestar, pero no decía nada. Quité mis manos de su cintura, y las fui recorriendo suavemente a sus senos, los tomé firmemente con mis manos, ella dejó caer su bolsa al momento, exclamó un ligero "ah", muy suave, justo la reacción que necesitaba para continuar.
Seguí susurrando a su oído:
-Ven, te tengo una sorpresa hoy. Ella solo pudo asentir con la cabeza, la tomé de una mano y subimos a la habitación.
Cuando entramos, la habitación estaba iluminada por un par de velas nada más, en la cama, solo se notaban dos cinturones amarrados cada uno a los lados de la cabecera, y mi consolador en medio de la cama, junto al jarabe de chocolate.
Paola se quedó totalmente congelada al ver lo que le había preparado, estaba totalmente sonrojada cuando vió el juguete sexual.
-Que es todo esto? Contestó tras unos minutos, estaba parada en la puerta, nerviosa.
-Es para ti, todo, hoy vas a hacerme caso en todo lo que te diga, contesté.
-Pero, y eso? Contestó señalando hacia el juguete.
-Es mío, y se que tu también lo has usado, te he visto antes, así que hoy lo podrás usar, frente a mi.
Paola se quedó sin poder decir nada, obviamente pensó que nadie la había visto jamás usando el vibrador. En ese momento la hice avanzar hacia el borde de la cama, me senté justo frente a ella y le dije que se quitara el vestido. Paola me hizo caso e inmediatamente se lo quitó, mi sorpresa fue grande al ver lo que llevaba puesto: una especie de tanga, que no era como las tradicionales, esta era en todo normal, pero no había nada que cubriera su vagina, en lugar de eso estaba abierta justo en medio, se veía muy sexy, era color negra, con algunos detalles de encaje. Le dije que no se la quitara, ni las medias y tampoco los tacones, pues se veía increíblemente sexy así.
me recosté en la cama, tomé el vibrador y se lo di, ella lo tomó y se quedó ahi parada, sin saber que hacer, entonces le dije:
-Tócate, quiero que te masturbes con eso frente a mi, así de pie. Paola se quedó congelada, sonrojada y al principio no hizo nada, pero insistí: Tócate, se que lo haces siempre, pero ahora quiero verte bien.
Paola comenzó a tocar sus senos con una mano, rozándose, mientras sostenía el vibrador con la otra. Yo me acariciaba suavemente todo el cuerpo por encima de la ropa, no la dejaría ver nada hasta que me rogara. Poco después, ella separó ligeramente sus piernas, y comenzó a rozar el vibrador contra su vagina, aun sin introducirlo. Podía escuchar su respiración, agitada, ya no estaba tan nerviosa, la veía muy cómoda haciendo todo lo que yo le decía.
-Ya jugaste mucho, ahora mételo, lento. Le dije después de unos minutos.
-Así, de pie? Me preguntó.
-Si, yo te diré cuando te acuestes.
Paola comenzó a frotar el juguete contra su vagina, mientras gemía muy suavemente, al poco rato lo introdujo en su vagina, primero muy poco, haciendo movimientos lentos y suaves, pero pronto lo metió todo en su interior, comenzó a gemir un poco mas duro, mientras yo me quité la parte de arriba, solo para dejarle ver mis senos a través del sostén, cuando me vió así acostada y tocándome encima de la ropa comenzó a usar el vibrador mas rápido, gemía cada vez mas fuerte, ella no podía dejar de verme ni yo a ella. Yo me sentía muy excitada, pero no iba a dejar que me viera desnuda hasta que me rogara por ello.
Me levanté de la cama, acto seguido me paré detrás de ella y tome el vibrador, que estaba adentro de ella, quité su mano y comencé a poner mi propio ritmo, Paola no dejaba de gemir, pidiendo más. Tras unos minutos de darle placer, retiré el juguete, la acosté en la cama, boca arriba y le até las manos en una posición cómoda, ella se veía muy excitada, a veces separaba un poco las piernas, o movía las caderas, como pidiendo mas.
-Quítate la ropa. Me dijo con una voz de lujuria total.
-Tu no decides nada hoy, es tu castigo. Le contesté.
Ella siguió diciéndome que me quitara la ropa, y estuve muy tentada, pero quería que fuera una noche muy excitante y sensual, así que reuní fuerzas y no lo hice. En lugar de eso, tomé el vibrador y se lo introduje en la vagina, ella gimió. Después, le dejé el juguete dentro de su vagina, y tomé el jarabe de chocolate, Paola me veía con cara entre sorprendida y excitada. destapé el envase y vertí un poco en sus pezones, me acosté a un lado de ella y comencé a lamerlos lentamente, mientras que con la otra mano tomé el vibrador y me puse a masturbarla, al principio lento, luego mas rápido.
En este punto Paola no paraba de gemir, yo estaba muy excitada, muy mojada, me tocaba como podía encima de la ropa, y ella me imploraba que me desvistiera. Después de lo que yo calculo fueron unos 10 minutos de juguetear con ella, finalmente accedí, me paré en la cama y comencé a quitarme el pantalón, poco a poco y con cuidado pues estaba en tacones y el pantalón de por si estaba entallado. Cuando quedé en lencería encima de ella, me sentía muy excitada, nunca me había sentido tan mojada y ella lo notaba perfectamente, su cara al ver mi tanga transparente y tan pequeña se encendió, forcejeaba para soltarse las manos, yo comencé a tocarme, primero solo los senos, los acariciaba suavemente, de vez en vez soltaba algún pequeño gemido para provocarla aun más. Luego bajé mis manos, por mi abdomen, hasta llegar a mi vagina, me tocaba por encima de la tanga, pasaba solo un dedo para que mi mano no le tapara el espectáculo a Paola, quien estaba como loca diciéndome que la dejara tocarme, pero no le hacía caso.
Después de unos minutos de masturbarme frente a ella, ya no podía mas, moría de excitación y ya no podía tenerla atada, quería sentir sus manos tocándome. Me bajé de la cama, me quité el sostén y comencé a desatar sus manos, primero la izquierda, luego la derecha, ella no movió sus manos, las dejó en la misma posición, contemplándome. Acto seguido, se levantó muy despacio de la cama, yo me quedé en mi lugar, junto a la cabecera. Paola se acercó a mi, tomó suavemente mi cara con ambas manos y me besó; me hizo llegar a las estrellas y regresar así de rápido, así con tan poco, después me tomó de ambas manos, las levantó y me pegó suave pero firme contra la pared, me siguió besando, primero la boca, luego el cuello, luego los senos, yo estaba muy excitada, cerraba las piernas, sentía mis fluidos mojar mi tanga, luego mi ingle. Paola me soltó las manos, se puso de rodillas y separó mis piernas, comenzó a juguetear con su lengua encima de mi tanga, yo ya no sabía que hacer, gemía, le pegaba la vagina a su boca, ella continuaba a su ritmo.
Se levantó después de un rato, me bajó la tanga de un jalón, me metió la mano entre las piernas y lentamente me hizo caminar hacia la cama, mientras me tocaba suavemente. Me puso en cuatro sobre la cama, me separó las piernas, quería que las tuviera muy abiertas, y lo hice. Tomó el chocolate líquido y lo vertió encima de mis nalgas y mi vagina, lo cerró rápidamente y lo tiró al suelo al momento que se puso a lamerlo muy lentamente de mis nalgas. Yo gemía fuerte, apretaba las sábanas con mis manos, y ella seguía bajando. Cuando llegó a mi vagina yo no paraba de gemir y de implorarle por mas, ella se dejó llevar y comenzó a hacerme sexo oral muy rápido, comiendo el chocolate que había tirado sobre mi minutos antes. Yo por mi parte tenía orgasmo tras orgasmo, cuando no pude más, me quité de esa posición, jalé a Paola hacia la cama y nos comimos a besos, ella tomó el vibrador y lo introdujo en mi vagina, nada de empezar lento, lo metía y sacaba rápidamente y yo intentaba seguir besándola entre mis gemidos.
Por último, me tiro boca arriba en la cama, y se puso encima de mi, hicimos un 69, yo comiendo su vagina, tomándola de la cadera para empujarla hacia mi boca, ella por su parte, me metía y sacaba el vibrador tan rápido como podía mientras lamía mi clítoris. Terminamos con un orgasmos explosivo, gimiendo y respirando muy agitadas las dos.
Al final, nos metimos en las cobijas y nos quedamos dormidas abrazadas, ella con su tanga abierta de la vagina, yo totalmente desnuda. A la mañana siguiente me haría el amor antes de levantarnos, pero será tema de otra historia.
Esta es mi manera de expresarlo todo, de compartirlo con ustedes, de lograr de cierta manera, que sientan lo que yo sentí antes, durante y después de todo, sin ataduras, sin miedo a que me señalen, o que me critiquen, porque aquí soy yo misma, aquí soy la chica que se acuesta con su hermana y se lo cuenta a todos, así que aquí va; este relato de cierta manera va ligado al primero, pero no necesariamente tiene que ser leído el anterior para poder leer este. También intentaré ser mas breve que con el anterior.
Paola tiene 19 años, después de lo que pasó aquella noche, no puedo dejar de pensar en ella aunque se que es inmoral, indecente, nada propio, incluso enfermo, pero también es excitante, electrificante, es perfecto.
Tras aquella noche, la que les conté cuando empezó todo, ese 9 de diciembre que se convirtió en mi única y mas venerada fecha del año, no puedo dejar de pensar en ella, me masturbo frecuentemente en la bañera, o en mi cama por las noches, cuando Paola ya está durmiendo, o cuando se hace la dormida. Ella sabe como me siento, me provoca, incluso me mira masturbándome por las noches, no hace nada mas que mirar, y eso me provoca hacerlo aún mas intenso, a veces se quita las sábanas mientras lo hago, para provocarme aún mas, me muestra sus senos, tan firmes, tan perfectos, o separa las piernas y se baja la tanga o la pijama. No puedo hacer nada mas que mirarla, no me atrevo a tocarla con mis padres en casa.
Últimamente le ha dado por chantajearme con lo sucedido, me pide que haga cosas que son su responsabilidad, y si no accedo, me empieza a provocar ahí donde estemos, sin importar donde o con quien, por supuesto no de manera descarada, sino con pequeñas muestras, se sienta a un lado mío en la mesa y si trae un vestido lo recoge para que la vea, o hace como que va a levantar algo para quedar empinada frente a mi. Todo lo que hace, algunas cosas mas directas que otras, depende de con quien estemos, y donde estemos, pero siempre tiene éxito, termino haciendo lo que ella quiere, y su recompensa no me basta, es hora de invertir los papeles.
Se que es lo que ella quiere, porque es lo mismo que yo quiero, lo que necesito, tenerla a ella a voluntad, y pienso aprovechar que mis padres saldrán, se van el fin de semana a visitar a la familia y no volverán durante todo el fin de semana.
Me dispuse a hacer los preparativos, mis padres se fueron por la mañana y ahora estoy sola, ya que Paola salió con sus amigos y regresará hasta tarde, así tengo libertad para andar por la casa sin mayor problema. Después de un baño con agua caliente, donde no pude evitar masturbarme pensando en lo que pasaría, me dispuse a cambiarme, ya son las 9 pm y Paola no tardará en llegar.
Como quiero provocarla me vestí lo mas sexy que pude: una tanga roja, muy pequeña de hilo, totalmente transparente que se pega a mi vagina y deja ver todo, un sostén tambien rojo, de media copa y encaje, apenas y cubre mis pezones, que ya estan duros de excitación, medias negras. encima un pantalón negro, muy pegado y a la cadera, resalta mis nalgas y se mete un poco, y una blusa entallada también, color rojo, casi ombliguera. tacones muy altos color rojo. Para rematar, me maquillé y me peiné para verme muy guapa, labial rojo, delineador, cabello suelto, apenas ondulado. en mi cama dejé algunas cosas, un par de cinturones que planeo usar para atarla, chocolate líquido, y mi propio consolador, mismo que Paola conoce muy bien, pues la he visto usándolo para darse placer cuando piensa que no estoy cerca.
Paola justo llega cuando termino los preparativos, son 10:30 pm, justo a tiempo ella abre la puerta cuando voy bajando la escalera hacia la puerta.
-Hola Lai, ya llegué. Exclamó ella al punto que cerraba la puerta. no se dio cuenta de que yo estaba en el primer escalón, esperándola. Me moría de excitación, ella se veía muy sexy, había salido a cenar con unos amigos y se había arreglado muy bien: vestido corto para salir, color azul y ajustado, no se usa sostén con esos vestidos pues se ve muy mal, así que podía notar un poquito sus pezones, duros por el frío tal vez. llevaba unos tacones altos igual azules, y también medias negras, muy transparentes. Con los tacones y las medias sus piernas se veían increíblemente perfectas.
Al voltear a verme, se quedó callada unos segundos, recorriendome con la mirada, lo cual me excitó mas aún, pero se recompuso rápidamente.
-A donde vas tan arreglada Lai? Preguntó mientras se acercaba lentamente a saludarme.
-No voy a ningún lado, solo quería tu opinión sobre mi outfit, respondí, mientras notaba como miraba mis senos.
-Oh, pues, si... Te ves muy bien, luces hermosa, te queda bien el pantalón, a ver si un día me lo prestas vale? Respondió Paola, algo evasiva. Notaba como se sonrojaba al tiempo que yo me daba una vuelta para que me viera las nalgas.
-Que bueno que te guste, me vestí así para ti, le respondí. Justo al tiempo bajé el último escalón y caminé 2 pasos para quedar junto a ella, Paola me había dado la espalda, y hacía como que buscaba algo en su bolso, sin atreverse a contestarme. yo la abracé por detrás, tomándola de la cintura, le susurré:
-
Me has estado chantajeando mucho, y ahora eres mía.
Paola estaba congelada, respiraba agitada, con la boca ligeramente abierta, como queriendo contestar, pero no decía nada. Quité mis manos de su cintura, y las fui recorriendo suavemente a sus senos, los tomé firmemente con mis manos, ella dejó caer su bolsa al momento, exclamó un ligero "ah", muy suave, justo la reacción que necesitaba para continuar.
Seguí susurrando a su oído:
-Ven, te tengo una sorpresa hoy. Ella solo pudo asentir con la cabeza, la tomé de una mano y subimos a la habitación.
Cuando entramos, la habitación estaba iluminada por un par de velas nada más, en la cama, solo se notaban dos cinturones amarrados cada uno a los lados de la cabecera, y mi consolador en medio de la cama, junto al jarabe de chocolate.
Paola se quedó totalmente congelada al ver lo que le había preparado, estaba totalmente sonrojada cuando vió el juguete sexual.
-Que es todo esto? Contestó tras unos minutos, estaba parada en la puerta, nerviosa.
-Es para ti, todo, hoy vas a hacerme caso en todo lo que te diga, contesté.
-Pero, y eso? Contestó señalando hacia el juguete.
-Es mío, y se que tu también lo has usado, te he visto antes, así que hoy lo podrás usar, frente a mi.
Paola se quedó sin poder decir nada, obviamente pensó que nadie la había visto jamás usando el vibrador. En ese momento la hice avanzar hacia el borde de la cama, me senté justo frente a ella y le dije que se quitara el vestido. Paola me hizo caso e inmediatamente se lo quitó, mi sorpresa fue grande al ver lo que llevaba puesto: una especie de tanga, que no era como las tradicionales, esta era en todo normal, pero no había nada que cubriera su vagina, en lugar de eso estaba abierta justo en medio, se veía muy sexy, era color negra, con algunos detalles de encaje. Le dije que no se la quitara, ni las medias y tampoco los tacones, pues se veía increíblemente sexy así.
me recosté en la cama, tomé el vibrador y se lo di, ella lo tomó y se quedó ahi parada, sin saber que hacer, entonces le dije:
-Tócate, quiero que te masturbes con eso frente a mi, así de pie. Paola se quedó congelada, sonrojada y al principio no hizo nada, pero insistí: Tócate, se que lo haces siempre, pero ahora quiero verte bien.
Paola comenzó a tocar sus senos con una mano, rozándose, mientras sostenía el vibrador con la otra. Yo me acariciaba suavemente todo el cuerpo por encima de la ropa, no la dejaría ver nada hasta que me rogara. Poco después, ella separó ligeramente sus piernas, y comenzó a rozar el vibrador contra su vagina, aun sin introducirlo. Podía escuchar su respiración, agitada, ya no estaba tan nerviosa, la veía muy cómoda haciendo todo lo que yo le decía.
-Ya jugaste mucho, ahora mételo, lento. Le dije después de unos minutos.
-Así, de pie? Me preguntó.
-Si, yo te diré cuando te acuestes.
Paola comenzó a frotar el juguete contra su vagina, mientras gemía muy suavemente, al poco rato lo introdujo en su vagina, primero muy poco, haciendo movimientos lentos y suaves, pero pronto lo metió todo en su interior, comenzó a gemir un poco mas duro, mientras yo me quité la parte de arriba, solo para dejarle ver mis senos a través del sostén, cuando me vió así acostada y tocándome encima de la ropa comenzó a usar el vibrador mas rápido, gemía cada vez mas fuerte, ella no podía dejar de verme ni yo a ella. Yo me sentía muy excitada, pero no iba a dejar que me viera desnuda hasta que me rogara por ello.
Me levanté de la cama, acto seguido me paré detrás de ella y tome el vibrador, que estaba adentro de ella, quité su mano y comencé a poner mi propio ritmo, Paola no dejaba de gemir, pidiendo más. Tras unos minutos de darle placer, retiré el juguete, la acosté en la cama, boca arriba y le até las manos en una posición cómoda, ella se veía muy excitada, a veces separaba un poco las piernas, o movía las caderas, como pidiendo mas.
-Quítate la ropa. Me dijo con una voz de lujuria total.
-Tu no decides nada hoy, es tu castigo. Le contesté.
Ella siguió diciéndome que me quitara la ropa, y estuve muy tentada, pero quería que fuera una noche muy excitante y sensual, así que reuní fuerzas y no lo hice. En lugar de eso, tomé el vibrador y se lo introduje en la vagina, ella gimió. Después, le dejé el juguete dentro de su vagina, y tomé el jarabe de chocolate, Paola me veía con cara entre sorprendida y excitada. destapé el envase y vertí un poco en sus pezones, me acosté a un lado de ella y comencé a lamerlos lentamente, mientras que con la otra mano tomé el vibrador y me puse a masturbarla, al principio lento, luego mas rápido.
En este punto Paola no paraba de gemir, yo estaba muy excitada, muy mojada, me tocaba como podía encima de la ropa, y ella me imploraba que me desvistiera. Después de lo que yo calculo fueron unos 10 minutos de juguetear con ella, finalmente accedí, me paré en la cama y comencé a quitarme el pantalón, poco a poco y con cuidado pues estaba en tacones y el pantalón de por si estaba entallado. Cuando quedé en lencería encima de ella, me sentía muy excitada, nunca me había sentido tan mojada y ella lo notaba perfectamente, su cara al ver mi tanga transparente y tan pequeña se encendió, forcejeaba para soltarse las manos, yo comencé a tocarme, primero solo los senos, los acariciaba suavemente, de vez en vez soltaba algún pequeño gemido para provocarla aun más. Luego bajé mis manos, por mi abdomen, hasta llegar a mi vagina, me tocaba por encima de la tanga, pasaba solo un dedo para que mi mano no le tapara el espectáculo a Paola, quien estaba como loca diciéndome que la dejara tocarme, pero no le hacía caso.
Después de unos minutos de masturbarme frente a ella, ya no podía mas, moría de excitación y ya no podía tenerla atada, quería sentir sus manos tocándome. Me bajé de la cama, me quité el sostén y comencé a desatar sus manos, primero la izquierda, luego la derecha, ella no movió sus manos, las dejó en la misma posición, contemplándome. Acto seguido, se levantó muy despacio de la cama, yo me quedé en mi lugar, junto a la cabecera. Paola se acercó a mi, tomó suavemente mi cara con ambas manos y me besó; me hizo llegar a las estrellas y regresar así de rápido, así con tan poco, después me tomó de ambas manos, las levantó y me pegó suave pero firme contra la pared, me siguió besando, primero la boca, luego el cuello, luego los senos, yo estaba muy excitada, cerraba las piernas, sentía mis fluidos mojar mi tanga, luego mi ingle. Paola me soltó las manos, se puso de rodillas y separó mis piernas, comenzó a juguetear con su lengua encima de mi tanga, yo ya no sabía que hacer, gemía, le pegaba la vagina a su boca, ella continuaba a su ritmo.
Se levantó después de un rato, me bajó la tanga de un jalón, me metió la mano entre las piernas y lentamente me hizo caminar hacia la cama, mientras me tocaba suavemente. Me puso en cuatro sobre la cama, me separó las piernas, quería que las tuviera muy abiertas, y lo hice. Tomó el chocolate líquido y lo vertió encima de mis nalgas y mi vagina, lo cerró rápidamente y lo tiró al suelo al momento que se puso a lamerlo muy lentamente de mis nalgas. Yo gemía fuerte, apretaba las sábanas con mis manos, y ella seguía bajando. Cuando llegó a mi vagina yo no paraba de gemir y de implorarle por mas, ella se dejó llevar y comenzó a hacerme sexo oral muy rápido, comiendo el chocolate que había tirado sobre mi minutos antes. Yo por mi parte tenía orgasmo tras orgasmo, cuando no pude más, me quité de esa posición, jalé a Paola hacia la cama y nos comimos a besos, ella tomó el vibrador y lo introdujo en mi vagina, nada de empezar lento, lo metía y sacaba rápidamente y yo intentaba seguir besándola entre mis gemidos.
Por último, me tiro boca arriba en la cama, y se puso encima de mi, hicimos un 69, yo comiendo su vagina, tomándola de la cadera para empujarla hacia mi boca, ella por su parte, me metía y sacaba el vibrador tan rápido como podía mientras lamía mi clítoris. Terminamos con un orgasmos explosivo, gimiendo y respirando muy agitadas las dos.
Al final, nos metimos en las cobijas y nos quedamos dormidas abrazadas, ella con su tanga abierta de la vagina, yo totalmente desnuda. A la mañana siguiente me haría el amor antes de levantarnos, pero será tema de otra historia.
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