Parte 1
En los días que siguieron, me fui conociendo con el barman. El pendejo tenía 19 años (yo 20) y era colombiano; así que podíamos hablar en español. Después de un par de noches de charlas, me lo comí ahí en la barra.
Me dijo de acompañarlo hasta su casa, pero el hecho que viviera un poco lejos del hotel, y con otros 2 amigos mucho no me gustó la idea. Aunque tenía unas ganas bárbaras de cogermelo. En el hotel estaba complicado, porque siempre había movimiento de gente y yo compartía la habitación con mi hermano.
Una noche, estábamos como de costumbre charlando en uno de sus descansos. Nos fuimos a la playa, y el asuntito empezó a irse un poco de las manos. Yo estaba en bikini, cosa que el pendejo aprovechó bastante para meterme mano por todos lados. Yo me empecé a calentar y mis manos solitas le arrancaron la camisa y se metieron por debajo de sus ropas para tocar su cuerpo duro y marcado. Bajé hasta su entrepierna y por encima del pantalón le toqué la pija. Fácil, le llegaba hasta la mitad del muslo. Se me hizo agua la boca... entre otras cosas.
Corrió mis manos y se desabrochó el pantalón. Volvió a besarme y no dudé en meter mi mano y sacar su pija. Con dificultad pude hacer asomar la mitad del tronco y pajearlo. Me detuve a mirarla. Mis ojos se desorbitaban y la quería adentro ya. Sus manos ya habían corrido mi parte de arriba del bikini y manoseaban mis tetas.
De pronto, desde el hotel se escuchan gritos. El encargado lo estaba buscando, porque su turno se había terminado. Se tuvo que ir! Me despidió con un beso y se fue corriendo. Yo me quedé en la playa sola, tratando que bajara mi calentura.
Al rato volví y me despedí del pibe con un beso y me fui a mi habitación. Mi hermano todavía no había llegado. Me desvestí y me acosté en la cama, tapada. Con mis manos rocé mi cuerpo, desde mis hombros bajando por el costado de mis pechos hasta mi panza para subir y agarrar mis tetas y jugar con mis pezones.
De inmediato sentí como mi concha se empapaba nuevamente. Bajé una mano hasta mi concha y mojé los dedos metiéndolos hasta el fondo. Los saqué y empecé a pajearme con fuerza. Alternaba meterme los dedos con tocarme el clítoris. Estaba por explotar... cuando siento la puerta abrirse. Mi hermano había vuelto.
Me hice la dormida, y esperé a que mi hermano se acostara. Sentí que me llamaba, para saber si estaba dormida, pero no le contesté. Podía sentir como mi concha latía de la calentura. Me quedé esperando para terminar mi trabajo, pero me quedé dormida primero. Me levanté al otro día, media pierna destapada. Mi hermano ya se había despertado e ido a desayunar. Me quedó siempre la duda de saber si se habrá dado cuenta de que esa noche dormí desnuda.
En la playa me puse a tomar sol. El solo rozar una pierna con la otra me excitaba. Todavía tenía una calentura terrible de la franeleada con el pendejo y la paja a media hacer de la noche. Por la tarde, se armó escuelita de baile brasilero en la playa. Yo había ido ya a un par de clases. El profe era un morochón hermoso (no negro) grandote que se partía en bueno. Ese día lo veía y no podía dejar de pensar como toda esa humanidad me destrozaría con cada embestida. Si, estaba súper alzada ese viaje.
Ni bien terminó la clase, nos quedamos un rato charlando con otros de los alumnos, era re buena onda el chabón. Después de un rato, dijo que se tenía que ir y nos invitó a que vayamos cuando quisiéramos a visitarlo a la casa que estaba justo en frente de la playa. Nos despedimos y volví a mi reposera a tomar sol. Pero no podía estar, mi cuerpo hervía de la calentura. Me paré y me fui a la casa del profe.
Cuando llego, pude ver como otra de las alumnas entraba a la casa con él. La puta madre! pensé. No es mi día.
Cuando estaba volviendo para la playa, me cruzo a uno de los pibes de la clase que me invitó a tomar algo al bar. Este era brasilero, vivía ahí y tenía su día libre por eso aprovechaba para ir a la playa. Ya para ese entonces al menos podía comunicarme muy básico.
Le conté que estaba sola y no dudó en invitarme esa noche a un bar donde pasaban toda música brasilera, con la excusa de "seguir practicando". Él iba a ir con los amigos, pero insistió y entre quedarme a franelear con el colombiano y eso, prefería salir.
Esa noche me puse la pollerita más corta que tenía y me fui (no era lejos del hotel, por suerte). Lo encontré al brasilero con dos amigos, sentados en una mesa. Uno de los dos estaba pero 10 veces mejor que el que yo conocía. Me miró toda la noche. A propósito, me levanté para ir al baño como 2 veces y les movía la cola para que me miraran.
La segunda vez, mientras me levantaba lo miré fijo al loco con una pequeña sonrisa. El chabón se levantó atrás mío y me encaró en la puerta del baño. Me agarró fuerte de la cintura y empezó a decir cosas que no entendía. Le dije que no, que estaba con el amigo. Me lo terminé tranzando ahí. Me metí en el baño, no sin antes mirarlo y decirle que la próxima noche le tocaba a él (cosa que efectivamente, hice)
Me había tomado dos caipis. Pegan mal esas cosas, ojo! Me fui a la pista a bailar con el brasuca (el de la playa) y nos pegamos una franeleada terrible. El chabón no perdía el tiempo y su mano me levantaba la pollera hasta la cintura. No me importó que estuviera en el medio de la pista y la gente mirando. Lo dejé tocarme toda. Me di vuelta y le apoyé la cola en el bulto. La movía al ritmo de la música. Ya se notaba bien duro.
Giré y agarrándole la cabeza le comí la boca, mientras una mano bajaba a su pija. Me arrastró hasta el pasillo que van a los baños (que ya había conocido antes), donde había poca luz. Me arrinconó contra la pared y directamente me dejó en bolas. Me subió la pollera y metió su mano en mi concha (así de una). Yo con lo que tenía acumulado volaba y dejé que me hiciera lo que quisiera. Mientras me tocaba a mi, se fue desvistiendo él.
Se desabrochó el jean y sacó su pija. Agarrando una de mis manos la apoyó en su tronco y lo comencé a pajear. Me empujó la cabeza hacia abajo, para que se la chupara, pero hasta ahí llegó mi amor. Enojada le dije "acá no". Vamos a otro lado por favor!! gritaba para mi. Me agarró de la mano y sin despedirse de nadie arrancamos para su casa.
Llegamos y solo al cerrar la puerta me le tiré encima. Lo empujé contra una pared y le arranqué la ropa (literal, le rompí todos los botones de la camisa y el del jean casi). Me arrodillé y sacando su pija totalmente erecta me la metí en la boca. Le pasé la lengua desde las bolas hasta la cabeza. La escupí. La pajeaba mientras me comía la cabeza. Le hice de todo. Estaba desatadísima.
El chabón me paró y me quiso llevar para la pieza, pero lo agarré y le dije "cogeme aca", mientras apoyaba mis manos en la pared y tiraba mi cola para atrás. Sin dudarlo, me clavó de una. Pegué un grito de desahogo terrible mientras le pedía que me cogiera con fuerza. El loco me tenía agarrada de la cintura y me estaba pegando una cogida fenomenal pero sentía que no me alcanzaba.
Yo también empecé a mover mis piernas y levantar más mi cola hasta que sentí que venía y vino... me hizo acabar de una manera tan violenta que mis piernas empezaron a temblar y no me pude mantener en pie. Cuando me estaba por caer, el brasuca me agarró de la panza, me sostuvo y siguió cogiendome de manera bestial, lo que me hizo acabar de nuevo. El flaco sacó su pija para acomodarme bien contra la pared. Sentí como por mi pierna chorreaba mi acabada. Me puso al palo de nuevo y volví a sentir que mi cuerpo temblaba.
Me agarró de los pelos y me tiró al piso. Me puso en 4 y poniéndose arriba mío arrancó una cabalgada impresionante. No soporté las embestidas y caí rendida al piso. Él en ningún momento sacó su pija de adentro y se dejó caer conmigo, siguiendo con la cogida. Levantaba mi cola al ritmo que él me ponía y sacaba ferozmente su verga.
De pronto la sacó y empezó a pajearse. Me di vuelta y le mostré donde quería la leche tocándome las tetas y la panza. Apuntó su pija contra mi cuerpo y empezó a largar chorros y chorros de leche espesa y caliente. Uno de ellos me cayó en la frente y el pelo, el resto en mis tetas y mi panza. No paraba más de salir. Me desparramé toda la leche por mi cuerpo, me arrodillé y terminé de limpiar la pija. Se la chupé hasta que la dejé limpita.
Todavía seguía dura... le pregunté si quería seguir cogiendo, y no lo dudó. Era lo que necesitaba, dos polvazos al hilo. Ahora si, me levantó y me llevó a su habitación donde me garchó 2 veces más.
Cuando salgo, sorpresa! sus amigos estaban en la casa. Nos quedamos charlando los 4 un rato, hasta que se hizo tarde y les pedí que me dieran indicaciones para volver al hotel. Mi amigo me dio plata para un taxi. Como él estaba semidesnudo, uno de sus amigos me acompañó hasta la puerta. Por supuesto, fue el que me había comido en el bar.
Ya bajando las escaleras empezó a agarrarme. Al principio me resistí un poco, pero unos escaloncitos nomás. Terminé en un descanso apretando con el chabón ese también. Otra vez, mi ligerez (?) de ropa ayudó a que las manos del loco se movieran con facilidad por mi cuerpo.
Al rato estaba arrodillada chupándole la pija ahí mismo, y un rato más tarde agarrada de la baranda con una pierna en un escalón y la otra 3 escalones más arriba y el loco cogiéndome con fuerza por atrás. Por suerte estaba contra el lado de la pared, porque con la violencia que me penetraba me veía en el piso.
Me tenía agarrada de la cintura, bien fuerte. Bajé una de mis manos a mi clítoris y el paraíso se me presentó. Acabé otra vez más (había perdido la cuenta ya de cuántas veces me había hecho acabar el otro pibe). El loco siguió un poco más hasta que sacó su pija y me llenó de leche la espalda.
Terminamos de bajar y nos saludamos con un beso. Cuando apoyé mi espalda en el asiento pude sentir como se me pegoteaba toda la leche del brasuca en la remera. Me moví un poco, como rascándome contra el asiento para secarme mientras con una sonrisa de satisfacción y morbo le decía la dirección del hotel al taxista.
Al otro día, en la playa, me senté a tomar sol hiper super relajada. Mi mamá me llama y me dice: "Juli, que te pasó?" señalándome la cintura. Me miro y tenía terrible moretón (de lo fuerte que me habían agarrado la noche anterior). "Ni idea má... capaz me golpeé en la banana ayer" le contesté. "Ahh puede ser... te dije que era medio violento ese paseo!". Y la verdad que si. Fue muy violento. Pero así es como me gusta a mi.
Parte 3
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En los días que siguieron, me fui conociendo con el barman. El pendejo tenía 19 años (yo 20) y era colombiano; así que podíamos hablar en español. Después de un par de noches de charlas, me lo comí ahí en la barra.
Me dijo de acompañarlo hasta su casa, pero el hecho que viviera un poco lejos del hotel, y con otros 2 amigos mucho no me gustó la idea. Aunque tenía unas ganas bárbaras de cogermelo. En el hotel estaba complicado, porque siempre había movimiento de gente y yo compartía la habitación con mi hermano.
Una noche, estábamos como de costumbre charlando en uno de sus descansos. Nos fuimos a la playa, y el asuntito empezó a irse un poco de las manos. Yo estaba en bikini, cosa que el pendejo aprovechó bastante para meterme mano por todos lados. Yo me empecé a calentar y mis manos solitas le arrancaron la camisa y se metieron por debajo de sus ropas para tocar su cuerpo duro y marcado. Bajé hasta su entrepierna y por encima del pantalón le toqué la pija. Fácil, le llegaba hasta la mitad del muslo. Se me hizo agua la boca... entre otras cosas.
Corrió mis manos y se desabrochó el pantalón. Volvió a besarme y no dudé en meter mi mano y sacar su pija. Con dificultad pude hacer asomar la mitad del tronco y pajearlo. Me detuve a mirarla. Mis ojos se desorbitaban y la quería adentro ya. Sus manos ya habían corrido mi parte de arriba del bikini y manoseaban mis tetas.
De pronto, desde el hotel se escuchan gritos. El encargado lo estaba buscando, porque su turno se había terminado. Se tuvo que ir! Me despidió con un beso y se fue corriendo. Yo me quedé en la playa sola, tratando que bajara mi calentura.
Al rato volví y me despedí del pibe con un beso y me fui a mi habitación. Mi hermano todavía no había llegado. Me desvestí y me acosté en la cama, tapada. Con mis manos rocé mi cuerpo, desde mis hombros bajando por el costado de mis pechos hasta mi panza para subir y agarrar mis tetas y jugar con mis pezones.
De inmediato sentí como mi concha se empapaba nuevamente. Bajé una mano hasta mi concha y mojé los dedos metiéndolos hasta el fondo. Los saqué y empecé a pajearme con fuerza. Alternaba meterme los dedos con tocarme el clítoris. Estaba por explotar... cuando siento la puerta abrirse. Mi hermano había vuelto.
Me hice la dormida, y esperé a que mi hermano se acostara. Sentí que me llamaba, para saber si estaba dormida, pero no le contesté. Podía sentir como mi concha latía de la calentura. Me quedé esperando para terminar mi trabajo, pero me quedé dormida primero. Me levanté al otro día, media pierna destapada. Mi hermano ya se había despertado e ido a desayunar. Me quedó siempre la duda de saber si se habrá dado cuenta de que esa noche dormí desnuda.
En la playa me puse a tomar sol. El solo rozar una pierna con la otra me excitaba. Todavía tenía una calentura terrible de la franeleada con el pendejo y la paja a media hacer de la noche. Por la tarde, se armó escuelita de baile brasilero en la playa. Yo había ido ya a un par de clases. El profe era un morochón hermoso (no negro) grandote que se partía en bueno. Ese día lo veía y no podía dejar de pensar como toda esa humanidad me destrozaría con cada embestida. Si, estaba súper alzada ese viaje.
Ni bien terminó la clase, nos quedamos un rato charlando con otros de los alumnos, era re buena onda el chabón. Después de un rato, dijo que se tenía que ir y nos invitó a que vayamos cuando quisiéramos a visitarlo a la casa que estaba justo en frente de la playa. Nos despedimos y volví a mi reposera a tomar sol. Pero no podía estar, mi cuerpo hervía de la calentura. Me paré y me fui a la casa del profe.
Cuando llego, pude ver como otra de las alumnas entraba a la casa con él. La puta madre! pensé. No es mi día.
Cuando estaba volviendo para la playa, me cruzo a uno de los pibes de la clase que me invitó a tomar algo al bar. Este era brasilero, vivía ahí y tenía su día libre por eso aprovechaba para ir a la playa. Ya para ese entonces al menos podía comunicarme muy básico.
Le conté que estaba sola y no dudó en invitarme esa noche a un bar donde pasaban toda música brasilera, con la excusa de "seguir practicando". Él iba a ir con los amigos, pero insistió y entre quedarme a franelear con el colombiano y eso, prefería salir.
Esa noche me puse la pollerita más corta que tenía y me fui (no era lejos del hotel, por suerte). Lo encontré al brasilero con dos amigos, sentados en una mesa. Uno de los dos estaba pero 10 veces mejor que el que yo conocía. Me miró toda la noche. A propósito, me levanté para ir al baño como 2 veces y les movía la cola para que me miraran.
La segunda vez, mientras me levantaba lo miré fijo al loco con una pequeña sonrisa. El chabón se levantó atrás mío y me encaró en la puerta del baño. Me agarró fuerte de la cintura y empezó a decir cosas que no entendía. Le dije que no, que estaba con el amigo. Me lo terminé tranzando ahí. Me metí en el baño, no sin antes mirarlo y decirle que la próxima noche le tocaba a él (cosa que efectivamente, hice)
Me había tomado dos caipis. Pegan mal esas cosas, ojo! Me fui a la pista a bailar con el brasuca (el de la playa) y nos pegamos una franeleada terrible. El chabón no perdía el tiempo y su mano me levantaba la pollera hasta la cintura. No me importó que estuviera en el medio de la pista y la gente mirando. Lo dejé tocarme toda. Me di vuelta y le apoyé la cola en el bulto. La movía al ritmo de la música. Ya se notaba bien duro.
Giré y agarrándole la cabeza le comí la boca, mientras una mano bajaba a su pija. Me arrastró hasta el pasillo que van a los baños (que ya había conocido antes), donde había poca luz. Me arrinconó contra la pared y directamente me dejó en bolas. Me subió la pollera y metió su mano en mi concha (así de una). Yo con lo que tenía acumulado volaba y dejé que me hiciera lo que quisiera. Mientras me tocaba a mi, se fue desvistiendo él.
Se desabrochó el jean y sacó su pija. Agarrando una de mis manos la apoyó en su tronco y lo comencé a pajear. Me empujó la cabeza hacia abajo, para que se la chupara, pero hasta ahí llegó mi amor. Enojada le dije "acá no". Vamos a otro lado por favor!! gritaba para mi. Me agarró de la mano y sin despedirse de nadie arrancamos para su casa.
Llegamos y solo al cerrar la puerta me le tiré encima. Lo empujé contra una pared y le arranqué la ropa (literal, le rompí todos los botones de la camisa y el del jean casi). Me arrodillé y sacando su pija totalmente erecta me la metí en la boca. Le pasé la lengua desde las bolas hasta la cabeza. La escupí. La pajeaba mientras me comía la cabeza. Le hice de todo. Estaba desatadísima.
El chabón me paró y me quiso llevar para la pieza, pero lo agarré y le dije "cogeme aca", mientras apoyaba mis manos en la pared y tiraba mi cola para atrás. Sin dudarlo, me clavó de una. Pegué un grito de desahogo terrible mientras le pedía que me cogiera con fuerza. El loco me tenía agarrada de la cintura y me estaba pegando una cogida fenomenal pero sentía que no me alcanzaba.
Yo también empecé a mover mis piernas y levantar más mi cola hasta que sentí que venía y vino... me hizo acabar de una manera tan violenta que mis piernas empezaron a temblar y no me pude mantener en pie. Cuando me estaba por caer, el brasuca me agarró de la panza, me sostuvo y siguió cogiendome de manera bestial, lo que me hizo acabar de nuevo. El flaco sacó su pija para acomodarme bien contra la pared. Sentí como por mi pierna chorreaba mi acabada. Me puso al palo de nuevo y volví a sentir que mi cuerpo temblaba.
Me agarró de los pelos y me tiró al piso. Me puso en 4 y poniéndose arriba mío arrancó una cabalgada impresionante. No soporté las embestidas y caí rendida al piso. Él en ningún momento sacó su pija de adentro y se dejó caer conmigo, siguiendo con la cogida. Levantaba mi cola al ritmo que él me ponía y sacaba ferozmente su verga.
De pronto la sacó y empezó a pajearse. Me di vuelta y le mostré donde quería la leche tocándome las tetas y la panza. Apuntó su pija contra mi cuerpo y empezó a largar chorros y chorros de leche espesa y caliente. Uno de ellos me cayó en la frente y el pelo, el resto en mis tetas y mi panza. No paraba más de salir. Me desparramé toda la leche por mi cuerpo, me arrodillé y terminé de limpiar la pija. Se la chupé hasta que la dejé limpita.
Todavía seguía dura... le pregunté si quería seguir cogiendo, y no lo dudó. Era lo que necesitaba, dos polvazos al hilo. Ahora si, me levantó y me llevó a su habitación donde me garchó 2 veces más.
Cuando salgo, sorpresa! sus amigos estaban en la casa. Nos quedamos charlando los 4 un rato, hasta que se hizo tarde y les pedí que me dieran indicaciones para volver al hotel. Mi amigo me dio plata para un taxi. Como él estaba semidesnudo, uno de sus amigos me acompañó hasta la puerta. Por supuesto, fue el que me había comido en el bar.
Ya bajando las escaleras empezó a agarrarme. Al principio me resistí un poco, pero unos escaloncitos nomás. Terminé en un descanso apretando con el chabón ese también. Otra vez, mi ligerez (?) de ropa ayudó a que las manos del loco se movieran con facilidad por mi cuerpo.
Al rato estaba arrodillada chupándole la pija ahí mismo, y un rato más tarde agarrada de la baranda con una pierna en un escalón y la otra 3 escalones más arriba y el loco cogiéndome con fuerza por atrás. Por suerte estaba contra el lado de la pared, porque con la violencia que me penetraba me veía en el piso.
Me tenía agarrada de la cintura, bien fuerte. Bajé una de mis manos a mi clítoris y el paraíso se me presentó. Acabé otra vez más (había perdido la cuenta ya de cuántas veces me había hecho acabar el otro pibe). El loco siguió un poco más hasta que sacó su pija y me llenó de leche la espalda.
Terminamos de bajar y nos saludamos con un beso. Cuando apoyé mi espalda en el asiento pude sentir como se me pegoteaba toda la leche del brasuca en la remera. Me moví un poco, como rascándome contra el asiento para secarme mientras con una sonrisa de satisfacción y morbo le decía la dirección del hotel al taxista.
Al otro día, en la playa, me senté a tomar sol hiper super relajada. Mi mamá me llama y me dice: "Juli, que te pasó?" señalándome la cintura. Me miro y tenía terrible moretón (de lo fuerte que me habían agarrado la noche anterior). "Ni idea má... capaz me golpeé en la banana ayer" le contesté. "Ahh puede ser... te dije que era medio violento ese paseo!". Y la verdad que si. Fue muy violento. Pero así es como me gusta a mi.
Parte 3
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38 comentarios - Brazil Trilogy. Parte 2
graicas por pasar!
pocas disfruto tanto como leer tus relatos mientras me toco hasta acabar..
+10
gracias por pasar!
te sigo leyendo pq, me calientas tus relatos como siempre 😉
gracias por pasar!
gracias por pasar
gracias por pasar! 🙂
gracias porpasar
con estas historias te traemos para aca sin dudas
solo tenes q prometer hacer de las tuyas en Philly
gracias por pasar!
Me re calentaste, espero ansioso el final para ver como acaba la saga. Besos!
gracias por comentar!
Me pones a full!!!
Excelente!
Gracias por compartir
gracias por pasar!
gracias por comentar!
No puedo con mi genio, si tenés ganas de corregi: párrafo 10 hay un "vayaramos", calculo que es "vayamos", perdón, es más fuerte que yo jaja😅😅
Gracias por estimular mi imaginación, con los relatos y con los shouts también 😘😘