Prostituta amante

Hace 15 años mas o menos frecuentaba una chica en la zona roja, una brasilera de 30 años mas o menos que siempre "cumplía", esto es, una chupada de pija asi nomas, con forro y luego se tiraba en la cama para que yo la cojiera.
Una noche la vi (yo era cliente de varias chicas) y la invite "a salir". Se sentó e inusualmente me recibió con un beso en la boca.
-Hola, no vayamos al telo - me dijo - agarrá para el centro
Seguí por la calle donde venía y ella se subió la mini dejandome ver su tanga. Al toque le metí los dedos en la concha y en 10 min llegamos a un depto que no era donde ella vivía, claro está. Fui al baño pero antes ella me paró y me dio otro chupón larguísimo...
-dale, apurate...

Cuando volví ella estaba desnuda, hermosa, como siempre. Nos besamos como dos verdaderos amantes, yo haciendo caso omiso a aquello que jamás hay que besar en la boca a un puta...
Su mano, una vez más agarró mi poronga para empezar a masturbarme.

-Si acabás no importa. Tenemos tiempo

Puso mi pija que estaba hecha un fierro entre sus tetas.¿Era mucho? No! le quise poner la verga en su boca y no lo hizo: Se dio vuelta y quedamos en posición de 69. Me puse loco, nunca me había sucedido. Jugueteé un poco con mis dedos en su concha pero al mismo tiempo que sentía el húmedo calor de su boca, bajó su peluda cajeta hacia mi boca y me la pasó por toda la cara. Yo quería chuparsela, pero su ritmo alocado no me dejaba.
Se sacaba la poronga de la boca y me pajeaba con la mano, pero tan fuerte que parecía que me quería arrancar la chota.
Acabé. En su cara.

-No importa, espero a esa pija un instante

Se puso sobre mi y me seguía besando, no tardé mucho tiempo en estar al palo otra vez. Ella se dio vuelta nuevamente para que pudieramos coger, pero yo viendo esa concha y ese hermoso ojete yendo hacia arriba y hacia abajo.
Yo no dije nada, y ella solita sacó mi pija de la concha y la fue acomodando en su ano. Yo no daba más. Deseaba esa cola y ahi estaba... en un embate ella se da vuelta, me mea y se sale... Yo quedé ahi. Ella vino enseguida y me pajeó hasta acabar.
Cuando comenzó a vestirse, se limpió la concha con la tanga y me la pasó por la cara. Le pagué y me pidió que la llevara de vuelta a la esquina, lo que me valió otra paja y un piquito al bajar.