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Una noche diferente

Una noche diferente
Un domingo a la noche fuimos de cenar. En la ida me hizo poner la balita vibradora y esconder el control de velocidad dentro del bolsillo de mi jean. Llegamos a una cervecería de Pichicha, nos sentamos a la mesa, me pidió el control y empezó a jugar. Primero despacio, empezó mi placer y luego muy fuerte haciéndome estremecer. Y así estuvo durante toda la cena. En medio de una charla interesante subía la velocidad con todo, yo me desconcentraba y perdía el hilo de la conversación. Y el me mostraba su media sonrisa socarrona, le encanta. A nuestro alrededor había gente y la moza que iba y venía trayéndonos la comida. Nunca sabré si alguien pudo darse cuenta de nuestro excitante y divertido juego.
Cuando nos estábamos yendo en su auto con vidrios sin polarizar me pidió que me saque la balita vibradora y que me baje el pantalón. Me acariciaba, primero dulcemente, después fue buscando su objetivo. Bajó su mano por mi ombligo, llegó a mi concha y comenzó a jugar con mi clítoris mientras yo me retorcía de placer. Siguió así hasta llegar a mi depto, calentándome, prometiéndome lo que luego haría. Íbamos entrando al edificio, yo intenté ir hacia el ascensor pero me tomó por detrás del cuello y me dirigió de los pelos hacia la escalera. Subimos un par de pisos, nos detuvimos a la mitad de uno. Me bajó el jean, me hizo poner en cuatro, bajo el cierre de su pantalón, sacó su gran pija dura y de un golpe empezó a cogerme, fuerte. Yo lo disfrutaba muchísimo, pero me daba miedo que algún vecino apurado por no conseguir el ascensor optara por ir por las escaleras y nos viera allí, al mismo tiempo me daba mucho morbo y excitación… por el mismo motivo. Quería gemir pero no podía porque me escucharían, igual lo hice entre susurros y suspiros. También lo escuché a él. En el momento de máximo placer se detuvo, me agarró del brazo y me llevó a mi depto, yo con el jean a medio subir. Si a mi vecino del frente se le ocurría salir o mirar por la mirilla de la puerta me hubiera visto en ese estado, medio en bolas, con el culo al aire, despeinada y colorada. Seguramente se iba a dar cuenta de lo que habíamos hecho.
Entramos al depto, me puso contra la pared, me besó y me tocó apasionadamente. Sus manos llegaron a todos los rincones de mi cuerpo, apretándolos. Luego me agaché sobre un baúl, Dani se puso detrás de mí y siguió cogiéndome, fuerte, duro, desenfrenadamente. Me tomaba de mis caderas para darse impulso, yo ayudaba moviéndome al compás. Metía sus dedos en mi culo dándome mas placer. Y acabamos una y otra vez por la gran excitación de todo aquel momento. Quedamos exhaustos, sedientos, acalorados, muertos de tanto placer…

4 comentarios - Una noche diferente

zurdo73
Muy buen juego y excelente situacion ...bien caliente!!!, besos y sigan disfrutando.
elgranjj
Muy buen relato!!! el placer de lo prohibido en publico es genial!
leproso96
me vuelvo loco! excelente excelete, excelente tus relatos!