Siempre tuve debilidad por los colectiveros (no como algunos se comportan en el tránsito...je) ya que el conjunto, máquina, hombre, actividad me parece muy sexy. Desde ya que, como en todo orden de la vida, hay excepciones, algunos no me gustan; pero otros me excitan y mucho.
Ese fin de semana, como Sebastián no tenía que trabajar, tenía la casa sola y, estábamos sumamente calientes, seguimos la "fiesta".
El sábado me despierto a las 8:15 porque ya no tenía sueño, pero él, le siguió pegando duro y parejo hasta casi las 11:30. No lo quise joder, porque verdaderamente se notaba cansado.
Lo único que podía hacer, era contemplarlo y puta si valía la pena hacerlo. Completamente desnudo, dejando ver ese físico fibroso que tenía, y recordar el buen momento vivido esa madrugada.
Me voy para la cocina a boludear, y aunque sea ver algo de televisión.
Cuando se levanta, viene hacia mi y me dice: "-loco, quedé hecho mierda, pero que bien que la pasamos, jajaja"; a lo que le respondo simplemente "-seeeee...jajajaj".
Va hacia la heladera, y saca un jugo de naranja, mientras se prende un faso. Lo único que llevaba puesto, era un short de fútbol del Real Madrid, con lo que ya se me empezó a encender el motor.
Hacía tiempo que quería intentar algo que en los videos me excitaba y era la lluvia dorada, tenía ganas de hacerlo.
Igualmente, lo que mas se me venía en mente en ese momento, era ponerla si o si. Esperé a que termine su desayuno (jugo de naranja y faso) y lo agarro para empezar la franela.
Cuando ya estábamos suficientemente calientes, lo llevo al dormitorio, lo tiro boca abajo, me pongo el forro y lo penetro muy despacio, para que disfrutemos el momento. Mientras tanto, yo le levantaba la cabeza agarrándolo del mentón, haciendo que el cuerpo se le curvara hacia arriba.
Llega el momento de eyacular, la saco, me quito el forro y él, dándose vuelta hacia mi, me hace una paja muy corta (como estaba, solo hacía falta el contacto de los dedos para que acabara), logrando que todo el semen le salte en la cara. En ese estado, se lleva mi pija a la boca y me la empieza a chupar.
Le comento cual era mi fantasía y, caliente como estaba me dice "-no importa, ahora quiero que me hagas lo que te venga en ganas". Como mi morbo, había hecho que juntase las ganas de ir al baño, lo bajo de la cama (no era cuestión de mojarla) y empiezo para largarle la orina en la cara, y en el pecho; algún que otro chorro le fue a la boca.
Era excitante a mas no poder, ver lo mojado que estaba, parecía como si hubiese salido de una pileta. La cara de placer de este chico, era indescriptible.
Bien, eso fue a grandes rasgos, lo principal de ese fin de semana salvaje de sexo y placer.
En esos dos días, el sexo siguió; pero este relato, llegó a su fin.
Ese fin de semana, como Sebastián no tenía que trabajar, tenía la casa sola y, estábamos sumamente calientes, seguimos la "fiesta".
El sábado me despierto a las 8:15 porque ya no tenía sueño, pero él, le siguió pegando duro y parejo hasta casi las 11:30. No lo quise joder, porque verdaderamente se notaba cansado.
Lo único que podía hacer, era contemplarlo y puta si valía la pena hacerlo. Completamente desnudo, dejando ver ese físico fibroso que tenía, y recordar el buen momento vivido esa madrugada.
Me voy para la cocina a boludear, y aunque sea ver algo de televisión.
Cuando se levanta, viene hacia mi y me dice: "-loco, quedé hecho mierda, pero que bien que la pasamos, jajaja"; a lo que le respondo simplemente "-seeeee...jajajaj".
Va hacia la heladera, y saca un jugo de naranja, mientras se prende un faso. Lo único que llevaba puesto, era un short de fútbol del Real Madrid, con lo que ya se me empezó a encender el motor.
Hacía tiempo que quería intentar algo que en los videos me excitaba y era la lluvia dorada, tenía ganas de hacerlo.
Igualmente, lo que mas se me venía en mente en ese momento, era ponerla si o si. Esperé a que termine su desayuno (jugo de naranja y faso) y lo agarro para empezar la franela.
Cuando ya estábamos suficientemente calientes, lo llevo al dormitorio, lo tiro boca abajo, me pongo el forro y lo penetro muy despacio, para que disfrutemos el momento. Mientras tanto, yo le levantaba la cabeza agarrándolo del mentón, haciendo que el cuerpo se le curvara hacia arriba.
Llega el momento de eyacular, la saco, me quito el forro y él, dándose vuelta hacia mi, me hace una paja muy corta (como estaba, solo hacía falta el contacto de los dedos para que acabara), logrando que todo el semen le salte en la cara. En ese estado, se lleva mi pija a la boca y me la empieza a chupar.
Le comento cual era mi fantasía y, caliente como estaba me dice "-no importa, ahora quiero que me hagas lo que te venga en ganas". Como mi morbo, había hecho que juntase las ganas de ir al baño, lo bajo de la cama (no era cuestión de mojarla) y empiezo para largarle la orina en la cara, y en el pecho; algún que otro chorro le fue a la boca.
Era excitante a mas no poder, ver lo mojado que estaba, parecía como si hubiese salido de una pileta. La cara de placer de este chico, era indescriptible.
Bien, eso fue a grandes rasgos, lo principal de ese fin de semana salvaje de sexo y placer.
En esos dos días, el sexo siguió; pero este relato, llegó a su fin.
3 comentarios - Mi historia con un colectivero 3