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Primeros encuentros

Después de chatear unos días y promesas intercambiadas decidimos encontrarnos para tomar algo. Yo, una chica de unos 30 sin mucha experiencia en el sexo pero con muchas ganas de experimentar; el, un cincuentón con varias (muchas) experiencias. Hasta ese momento me había seducido con sus palabras escritas en una pantalla, quería más.
Llegué primero al bar, no esperé mucho, al rato llegó él. En esos pocos minutos de espera me pasaron mil cosas por la cabeza: lo apresurado del encuentro, mi nueva locura de encontrarme con alguien a quien no había visto nunca, quién sería, cómo sería, tantas cosas… Y en el enredo de pensamientos, entró un hombre (no sabía si era él) y se acercó a mí (también supuso que era yo). Lo vi con tanta presencia, tanta seguridad, tan alto que me sentí chiquita. Se sentó en frente mío, pidió algo para tomar y empezamos a charlar. Hablamos de nosotros, de nuestros gustos, de nuestra vida y en un momento la charla se puso caliente. De repente me acarició el brazo, se erizó mi piel, me corrió una electricidad por el cuerpo. Sentí que entró de forma intempestiva a mi cuerpo y a mi vida. No pidió permiso, no dudó y eso fue lo que hizo que me decidiera a darnos la oportunidad de intentar algo, lo que se diera, una próxima vez, un nuevo encuentro. Pero esta vez la cita fue en otro lugar, mas escondido, más caliente…
A los pocos días pasó a buscarme por mi depto. Supuse a donde iríamos y estaba en lo cierto, a un telo. En el camino empezaron a surgir los nervios. Estábamos entrando y yo no podía más porque no imaginaba cómo sería. Una vez en la habitación me ordenó que me desvistiera frente a él, eso hice. Me saqué despacio el jean, la remera. Quede en ropa interior, que también ordenó que me saque, primero el corpiño, luego la tanga. Me miró un rato, me puso contra una mesa, me acarició la cola pasando su mano por entre mis muslos y empezó a darme unos chirlos. Subía la intensidad y más me mojaba, lo que controló metiendo dos de sus dedos en mi concha, adentro y afuera, cada vez más fuerte. Y en eso sentí algo grueso y caliente que entraba y salía, muy duro, que me hacía delirar. Más me calentaban sus jadeos en mi oído, sus manos acariciando mis tetas, tocándolas, apretándolas. En eso los dos explotamos de placer en un tremendo orgasmo.
Después el se acostó en la cama, me pidió que ponga una silla en frente y que me masturbe. Obedecí. Con mis ojos cerrados escuchaba que el también se pajeaba, una situación que me calentó un montón. Yo también gemía. De repente me tiró en la cama y me amarró con una soga. Yo inmóvil y el haciendo lo que quería conmigo. Con sus dedos golpeaba mi clítoris, yo me excitaba tanto. Volvió a cogerme tan fuerte, tan rico… Terminamos agotados los dos, recostados en la cama, descansando, tomando algo, charlando de lo que pasó.
Con esta segunda vez terminó de convencerme que era él a con quien quería seguir compartiendo experiencias como esta.

4 comentarios - Primeros encuentros

gerchu0
buen relato..esperamos mas! 😃
06bale
uff atada a la cama..
maurosaiyagin
Mmm atada ala cama q buena cogida te pegaría