La conocen desde hace años, nadie cuenta bien qué es lo que hace, creo que les da vergüenza. Coge por placer, por morbo y por algún tipo de venganza a su marido. Tiene 42 años, un cuerpo agradable y algo curtido, atendiendo el almacén del barrio de sol a sol, a veces su marido se desaparece por semanas y la vemos trabajosamente cerrar sola la cortina metálica, su pelo algo desgreñado, mal teñido de rubio, los hombros grandes y la espalda ancha, los brazos musculosos de cargar cajones y fundas de bebida, las tetas grandes, firmes aún, una bonita panza de milf que calma su ansiedad sexual con golosinas mientras espera que se haga la hora de cierre. También fuma mucho. Ella baja la cortina hasta agacharse, el corto vestido gastado, las piernas con várices y fuertes tobillos. Mira a los costados, busca. A veces tiene suerte, y alguno se ha quedado esperando en la esquina.
Nos turnamos sin decirlo. En el barrio todos lo saben, nadie comenta por miedo al escándalo. Ayer fui yo el que quise sacarme la curiosidad. La miro, me mira seria. Tengo 20 años, y apenas he tenido sexo con mi novia. Necesito probarla. me acerco "Está abierto?" "No, ya ves..." responde agriamente. vacilo. "Puedo pasar?". hace un calor infernal. Por primera vez sonríe. "bueno, pero rápido"
Sube la cortina y siento mi erección en aumento. "Al fondo" me dice. me toma de la mano y la sigo. Al fondo del pasillo, entre mercadería y envases vaciós, hay una cama de una plaza. La luz es amarillenta, casi verdosa. "Sentate" me ordena.
Yo balbuceo "Yo... yo..."
"Shhhh...." me dice poniendo un dedo sobre mis labios y bajando la cremallera del pantalón con la otra mano. Tiene olor a sudor, a trabajo, a fiambre y queso del negocio. "Mirá que a mi me gusta hacer muchas cositas....".
En silencio, sudando, veo como me baja los pantalones. Está de rodillas en el suelo. Ambos estamos sucios, transpirados. Cierra los ojos y se mete entera mi verga en la boca húmeda. Mueve sabrosamente la lengua por la base y por los huevos. La saliva chorrea y ella goza, disfrutando con una mano que se mueve en su entrepierna. Está haciendo esto por ella, no por mí.
Su garganta es mojada, viscosa, tose un poco, da media vuelta la cabeza, escupe y vuelve a continuar. Con una mano aprieta mis huevos. Puedo sentir mi pene venoso dejándose abrazar por su boca tibia. es todo un pegajoso enchastre de saliva y gotas de semen. deja mi pene, lame mis bolas, baja la cabeza y con sus brazotes levanta mis piernas en U hasta arriba, dejando mi culo peludo abierto para su placer.
No me resisto: Lame primero, luego mete la punta de la lengua en el ano, me pajea la pija latiendo, chupa, chupa con hambre mi culo de hombre en pleno verano, se regodea de verme retorcer, levanta la cabeza, y traga de nuevo la pija entera, metiéndome su dedo índice en el orto. Me coge, me chupa, me aprieta las caderas y me deja agitarme violentamente en su garganta hasta quew largo mi esperma agresivo, en chorros que me hacen temblar. La mujer gime, saborea, traga. me deja unos instantes terminar mi goteo. me sube los pantalones, me levanto y camino trabajosamente hasta el portón. Ella abre, dice hasta luego sin mirarme. me voy fumando un cigarrillo mientras siento mi orto abierto y mi miembro enflaquecido. Volveré sin dudas a buscar a la chupaculos.
Nos turnamos sin decirlo. En el barrio todos lo saben, nadie comenta por miedo al escándalo. Ayer fui yo el que quise sacarme la curiosidad. La miro, me mira seria. Tengo 20 años, y apenas he tenido sexo con mi novia. Necesito probarla. me acerco "Está abierto?" "No, ya ves..." responde agriamente. vacilo. "Puedo pasar?". hace un calor infernal. Por primera vez sonríe. "bueno, pero rápido"
Sube la cortina y siento mi erección en aumento. "Al fondo" me dice. me toma de la mano y la sigo. Al fondo del pasillo, entre mercadería y envases vaciós, hay una cama de una plaza. La luz es amarillenta, casi verdosa. "Sentate" me ordena.
Yo balbuceo "Yo... yo..."
"Shhhh...." me dice poniendo un dedo sobre mis labios y bajando la cremallera del pantalón con la otra mano. Tiene olor a sudor, a trabajo, a fiambre y queso del negocio. "Mirá que a mi me gusta hacer muchas cositas....".
En silencio, sudando, veo como me baja los pantalones. Está de rodillas en el suelo. Ambos estamos sucios, transpirados. Cierra los ojos y se mete entera mi verga en la boca húmeda. Mueve sabrosamente la lengua por la base y por los huevos. La saliva chorrea y ella goza, disfrutando con una mano que se mueve en su entrepierna. Está haciendo esto por ella, no por mí.
Su garganta es mojada, viscosa, tose un poco, da media vuelta la cabeza, escupe y vuelve a continuar. Con una mano aprieta mis huevos. Puedo sentir mi pene venoso dejándose abrazar por su boca tibia. es todo un pegajoso enchastre de saliva y gotas de semen. deja mi pene, lame mis bolas, baja la cabeza y con sus brazotes levanta mis piernas en U hasta arriba, dejando mi culo peludo abierto para su placer.
No me resisto: Lame primero, luego mete la punta de la lengua en el ano, me pajea la pija latiendo, chupa, chupa con hambre mi culo de hombre en pleno verano, se regodea de verme retorcer, levanta la cabeza, y traga de nuevo la pija entera, metiéndome su dedo índice en el orto. Me coge, me chupa, me aprieta las caderas y me deja agitarme violentamente en su garganta hasta quew largo mi esperma agresivo, en chorros que me hacen temblar. La mujer gime, saborea, traga. me deja unos instantes terminar mi goteo. me sube los pantalones, me levanto y camino trabajosamente hasta el portón. Ella abre, dice hasta luego sin mirarme. me voy fumando un cigarrillo mientras siento mi orto abierto y mi miembro enflaquecido. Volveré sin dudas a buscar a la chupaculos.
3 comentarios - La chupaculos