En el club donde jugaba al hockey, mantenía una cierta reputación de "niña bien". Aunque ya me había mandado algunas, estaba considerada entre las mas "santitas", por asi decirlo.
En todos los años que estuve en el club, tuve pocos derrapes.
- El primero, no lo conté, no tiene mucha importancia.
- El segundo en una previa
- El tercero fue mi primer trio, en el club durante un tercer tiempo
- Después en una semana, me mandé dos.. aunque no tuvieron mucha trascendencia... uno porque no convenía que se supiera nada de lo que pasó (la despedida de soltera) y el otro porque lo hice más de calladita y no se dio cuenta nadie (el casamiento).
Y llegamos a este momento.
En mis últimos años como jugadora del club, empecé a ayudar como profe en las divisiones menores (aca fue que me paso lo que conté al final de este relato). La historia en cuestión, comienza cuando empiezo a notar que algunas de las chicas los lunes no venían a entrenar. Otras, venían pero me decían que no podían correr. Cuando preguntaba que les había pasado, no sabían (o no querían, mejor dicho) explicarme. Una vez, cuando hablaba con una de las chicas al costado de la cancha, pasaron corriendo las que estaban haciendo la entrada en calor y una grita "Preguntele a Emi, profe!!".
La pendeja se puso de todos los colores. Emi era un chico que jugaba al rugby en el club, de la misma edad que ellas, hermano de Sebastián (que es de mi edad, y con el que tuve mi primer trio, años atrás).
"Qué pasó con Emi", le pregunté a la pibita. Cuando me contó no lo podía creer. El finde, había garchado con él, y parece que el chabón tenía una pija monstruosa. Y el pendejo al parecer se las cogía con una brutalidad que estaban dos o tres días que no podían ni moverse. "No seas boluda, decile que te garche más despacio!! Tenés que disfrutar, no quedar inválida!".
La cuestión es que el pendejito se había hecho la fama de pijudo y estaba cepillándose a todo el equipo, que lo buscaban por curiosidad. Un día, fui al cumple de una de mis chicas. Estábamos todos reunidos en el living del departamento, los chicos por un lado, y yo estaba con la profe con la que trabajaba. Cuando Emiliano (el pendejo pijudo, que estaba invitado) se levantó para ir al baño, esperé un rato y fui a esperarlo en la puerta (haciendo como que estaba esperando turno). Cuando salió, lo agarré del brazo y lo paré.
- Me estás lesionando a todas, Emi... aflojá un poco! - le dije guiñándole el ojo
- Y que querés que haga?? Ellas me buscan! - típico pendejo creído y soberbio...
- Tan grande la vas a tener? - le dije haciéndome la superada
- Si. - me dijo con una sonrisa que empezaba a dibujarse en su rostro. Miré para todos lados, si había alguien cerca.
- Vení...- le dije agarrándolo del brazo y llevándolo a un costado del pasillo, donde estaba la entrada a una de las habitaciones. - A ver...- le dije desafiante
El pendejo se desabrochó el pantalón y peló un terrible (pero terrible) pedazo de pija. Estaba totalmente dormida, pero así y todo era mucho más grande que muchas pijas duras al 100%. Lo que más sobresaltaba era el ancho. Por un momento me quedé re estúpida mirando sin poder decir nada. "Aaaaahhhh ahora entiendo!". El hermano también tenía una buena pija (aunque no tanto como la de él).
- Guardala! ya está!
- No la querés ver dura?
- Ya está Emi, acá no!! - le dije empujándolo para el living. Yo me metí al baño. Me miré en el espejo, todavía tenía los ojos como platos por lo que había visto. "Tan chiquito con tanta pija!!" no lo podía creer!! Había tratado de hacerme la que no me había sorprendido pero al ver mi cara desencajada en el espejo me di cuenta que no había salido muy bien.
Volví a mi casa y me fui a acostar. No podía sacarme de la cabeza esa pija!!! Cómo sería totalmente dura?? una monstruosidad! Menos mal que mi primera vez no fue con una bestia de esas, pensaba... Sin darme cuenta, mi mano empezó a tocar mi concha. Con la otra, rozaba mis tetas por arriba de la remera. Puf... que calentura tenía! Me saqué la remera, me bajé la tanguita hasta los tobillos y dejé volar la imaginación. De solo verla, esa pija me había hecho mojar a full.
Rozaba mis dedos sobre mi clítoris, bajaba hasta la entrada de mi cola, y en la subida lo enterraba lo más profundo que pudiera. Repetía esto mientras masajeaba mis tetas. Me concentré en mi clítoris, tocándolo en círculos bien rápido. Pequeños gemidos salían e mi boca, lo más despacio posible para no despertar a nadie.
Hasta que acabé. Mi cuerpo se estremeció, levanté mi cola y quedé suspendida en el aire, mientras metía 2 dedos adentro de mi concha y sentía como me latía por dentro. Saqué mis dedos chorreando y los limpié con mi boca. Pendejo del orto, no podía haberme calentado tanto!! Me quedé dormida, así desnuda como estaba.
Un par de semanas después, fui a uno de los terceros tiempos de la primera de rugby. Y estaba el pendejo (el hermano jugaba en primera en ese entonces). Me acerqué y le hablé.
- Me seguiste lesionando jugadoras... - Emi se rio sin decir nada. - vamos a hacer una cosa. En un rato, anda para afuera. Te espero en la entrada a los vestuarios.
A esa hora, de noche, nadie va para esa zona y en general están abiertos. Como el lugar donde hacían los terceros tiempos tiene baños adentro, nadie va para los de afuera.
Apenas lo vi llegar, lo metí de un empujón adentro del vestuario de mujeres (ya me había asegurado que no haya nadie). Le comí la boca mientras con mi mano no dejaba de masajearle la pija. Desabroché su pantalón y se lo bajé.
La bestia que tenía de pija todavía estaba dormida. La agarré con mis manos (así dormida, de casualidad llegaba a rodearla con mis dedos) y me la fui metiendo en la boca. Lo pajeaba y chupaba y sentía como iba creciendo en mi boca y en mis manos. Cuando miraba para arriba, veía como el pendejo tenía una sonrisa de satisfacción en su rostro. Odiaba esa carita de agrandado, sabiendo que se cogía a todas las del equipo y hasta la profe no se aguantó a probar su verga.
Cuando estuvo totalmente parada, necesité mis dos manos para poder rodearla. Estaba atónita, no lo podía creer. "Tan grande la vas a tener", solté desde el alma luego de otro intento de meterla en mi boca sin éxito
Como pude, seguí chupando su pija. Me levanté y agarrándolo del cuello, lo llevé hasta donde estaban los bancos (esos largos, bajitos sin respaldo). Me senté y bajando mis pantalones agarré su cabeza y se la puse entre mis piernas. Con un poco de temor e inexperiencia empezó a chuparme la concha. Cuando empezó a agarrar un poco más de ritmo y chupaba donde tenía que chupar, me recosté y disfruté. "Ahi nene, ahiii" susurraba agarrándole los pelos.
Me senté y le di un beso, sintiendo en su lengua el sabor de mi conchita mojada. Agarré su pija, y mientras lo pajeaba le dije "haceme lo que le haces a mis nenas pendejo..." y volví a acostarme. Me clavó de una el salvaje boludo. "Tenés que darte cuenta de todo lo que tenés... empezá despacio" le decía tratando de hacerlo entrar en razón. Lo que rozaba esa pija no tiene nombre... Sentí que perdía la virginidad de nuevo.
Emi era una bestia. Lo tenía arriba mío, mis piernas levantadas y él apoyado en el piso. El banco se iba moviendo para todos lados de lo fuerte que me la metía. En cualquier momento terminábamos en el piso. Me levante, y entre los dos llevamos el banco contra una pared.
Me volví a acostar, pero ahora, boca abajo con mis piernas y brazos colgando. Levanté mi cola y le volví a recordar que la fuera metiendo despacio. Sentí la punta de su cabeza y me aflojé. Mi concha se iba dilatando con cada empujón, ahora más suaves, hasta que hizo tope y no fue más. "Ahora si, dale.." le ordené y siguió cogiéndome a un ritmo salvaje hermoso. El guacho me agarró las manos y me las puso en mi espalda. Sentirme tan penetrada e inmovilizada me hizo explotar. Acabé como una loca, como dos veces casi seguidas. No daba más!
No podía creer el aguante que tenía el pendejo... Seguía cogiendo sin parar! Me di vuelta, y lo acosté contra el banco. Me puse sobre sus piernas, agarré el monstruo y me empecé a sentar arriba. Ya tenía mi conchita acostumbrada, porque no costó mucho enterrarla. Con mis manos en su pecho, tomaba fuerza para levantarme y luego dejarme caer. No tardé mucho en acabar de nuevo, y él como si nada. Su pija salía chorreada de mis jugos.
Tiré mi cuerpo para adelante y agarrando su mano llené de saliva sus dedos. Se los llevé hasta mi cola y le dije que me los metiera. Los iba metiendo despacio... "Boludo... el garrote que tenés lo metés de una sin asco y un dedo estás mil años dando vueltas!", le grité. "Es que nunca lo hice..". Puse cara de fastidiosa, le agarré los dedos de nuevo los chupé y los fui llevando hasta la entrada de mi colita.
"Ahí... así... mmm.. sii... movelo un poquito.. más adentro.. ahí... bueno, ahora quedate así!". Me empecé a mover, despacio, con sus deditos en mi cola y su pijón en mi conchita... "aaahhh la concha de tu madre me vas hacer acabar de nuevo hijo de putaaaa" le gritaba mientras aceleraba el ritmo. Me movía tan rápido que sus dedos se salieron, pero no podía parar.. ya estaba cerca... hasta que llegó. Terrible acabada me pegué otra vez arriba del pijón del pibe.
Lo agarré de la cara y le di un beso. "La puta que te parió" le dije, con bronca. Me levanté y me quedé mirando su pija apoyada contra su panza. No era tan larga, pero era muy zarpada en ancho... pero muy, demasiado. La agarré y me la metí en la boca de nuevo. Le chupé la pija, las bolas, lo pajeaba... hasta que empezó a largar chorros de leche para todos lados. Una manguera era, terrible! Seguía pajeandolo mientras seguía chorreando. Cuando dejó de escupir leche, solté su pija que cayó de golpe contra su cuerpo. Me levanté y me cambié.
Entendí porqué a pesar de que las hacía mierda, todas las pendejas querían coger con este animal de nuevo. Además de tener terrible pijón, sabía hacerte delirar.
Me asomé a la puerta. No había nadie. "Dale, Emi salí ahora!" le ordené. Me quiso despedir con un beso pero me negué. "Tené cuidado con las pibas boludo, o no me cogés más", fue lo último que le dije. Esperé un rato y salí yo, pero me fui directo a mi casa, sin pasar de nuevo por el salón. Me fui a dormir, pero otra vez, esa pija monstruosa invadió mi cabeza. Y otra vez, bajé mi tanguita hasta los tobillos.
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Indice
En todos los años que estuve en el club, tuve pocos derrapes.
- El primero, no lo conté, no tiene mucha importancia.
- El segundo en una previa
- El tercero fue mi primer trio, en el club durante un tercer tiempo
- Después en una semana, me mandé dos.. aunque no tuvieron mucha trascendencia... uno porque no convenía que se supiera nada de lo que pasó (la despedida de soltera) y el otro porque lo hice más de calladita y no se dio cuenta nadie (el casamiento).
Y llegamos a este momento.
En mis últimos años como jugadora del club, empecé a ayudar como profe en las divisiones menores (aca fue que me paso lo que conté al final de este relato). La historia en cuestión, comienza cuando empiezo a notar que algunas de las chicas los lunes no venían a entrenar. Otras, venían pero me decían que no podían correr. Cuando preguntaba que les había pasado, no sabían (o no querían, mejor dicho) explicarme. Una vez, cuando hablaba con una de las chicas al costado de la cancha, pasaron corriendo las que estaban haciendo la entrada en calor y una grita "Preguntele a Emi, profe!!".
La pendeja se puso de todos los colores. Emi era un chico que jugaba al rugby en el club, de la misma edad que ellas, hermano de Sebastián (que es de mi edad, y con el que tuve mi primer trio, años atrás).
"Qué pasó con Emi", le pregunté a la pibita. Cuando me contó no lo podía creer. El finde, había garchado con él, y parece que el chabón tenía una pija monstruosa. Y el pendejo al parecer se las cogía con una brutalidad que estaban dos o tres días que no podían ni moverse. "No seas boluda, decile que te garche más despacio!! Tenés que disfrutar, no quedar inválida!".
La cuestión es que el pendejito se había hecho la fama de pijudo y estaba cepillándose a todo el equipo, que lo buscaban por curiosidad. Un día, fui al cumple de una de mis chicas. Estábamos todos reunidos en el living del departamento, los chicos por un lado, y yo estaba con la profe con la que trabajaba. Cuando Emiliano (el pendejo pijudo, que estaba invitado) se levantó para ir al baño, esperé un rato y fui a esperarlo en la puerta (haciendo como que estaba esperando turno). Cuando salió, lo agarré del brazo y lo paré.
- Me estás lesionando a todas, Emi... aflojá un poco! - le dije guiñándole el ojo
- Y que querés que haga?? Ellas me buscan! - típico pendejo creído y soberbio...
- Tan grande la vas a tener? - le dije haciéndome la superada
- Si. - me dijo con una sonrisa que empezaba a dibujarse en su rostro. Miré para todos lados, si había alguien cerca.
- Vení...- le dije agarrándolo del brazo y llevándolo a un costado del pasillo, donde estaba la entrada a una de las habitaciones. - A ver...- le dije desafiante
El pendejo se desabrochó el pantalón y peló un terrible (pero terrible) pedazo de pija. Estaba totalmente dormida, pero así y todo era mucho más grande que muchas pijas duras al 100%. Lo que más sobresaltaba era el ancho. Por un momento me quedé re estúpida mirando sin poder decir nada. "Aaaaahhhh ahora entiendo!". El hermano también tenía una buena pija (aunque no tanto como la de él).
- Guardala! ya está!
- No la querés ver dura?
- Ya está Emi, acá no!! - le dije empujándolo para el living. Yo me metí al baño. Me miré en el espejo, todavía tenía los ojos como platos por lo que había visto. "Tan chiquito con tanta pija!!" no lo podía creer!! Había tratado de hacerme la que no me había sorprendido pero al ver mi cara desencajada en el espejo me di cuenta que no había salido muy bien.
Volví a mi casa y me fui a acostar. No podía sacarme de la cabeza esa pija!!! Cómo sería totalmente dura?? una monstruosidad! Menos mal que mi primera vez no fue con una bestia de esas, pensaba... Sin darme cuenta, mi mano empezó a tocar mi concha. Con la otra, rozaba mis tetas por arriba de la remera. Puf... que calentura tenía! Me saqué la remera, me bajé la tanguita hasta los tobillos y dejé volar la imaginación. De solo verla, esa pija me había hecho mojar a full.
Rozaba mis dedos sobre mi clítoris, bajaba hasta la entrada de mi cola, y en la subida lo enterraba lo más profundo que pudiera. Repetía esto mientras masajeaba mis tetas. Me concentré en mi clítoris, tocándolo en círculos bien rápido. Pequeños gemidos salían e mi boca, lo más despacio posible para no despertar a nadie.
Hasta que acabé. Mi cuerpo se estremeció, levanté mi cola y quedé suspendida en el aire, mientras metía 2 dedos adentro de mi concha y sentía como me latía por dentro. Saqué mis dedos chorreando y los limpié con mi boca. Pendejo del orto, no podía haberme calentado tanto!! Me quedé dormida, así desnuda como estaba.
Un par de semanas después, fui a uno de los terceros tiempos de la primera de rugby. Y estaba el pendejo (el hermano jugaba en primera en ese entonces). Me acerqué y le hablé.
- Me seguiste lesionando jugadoras... - Emi se rio sin decir nada. - vamos a hacer una cosa. En un rato, anda para afuera. Te espero en la entrada a los vestuarios.
A esa hora, de noche, nadie va para esa zona y en general están abiertos. Como el lugar donde hacían los terceros tiempos tiene baños adentro, nadie va para los de afuera.
Apenas lo vi llegar, lo metí de un empujón adentro del vestuario de mujeres (ya me había asegurado que no haya nadie). Le comí la boca mientras con mi mano no dejaba de masajearle la pija. Desabroché su pantalón y se lo bajé.
La bestia que tenía de pija todavía estaba dormida. La agarré con mis manos (así dormida, de casualidad llegaba a rodearla con mis dedos) y me la fui metiendo en la boca. Lo pajeaba y chupaba y sentía como iba creciendo en mi boca y en mis manos. Cuando miraba para arriba, veía como el pendejo tenía una sonrisa de satisfacción en su rostro. Odiaba esa carita de agrandado, sabiendo que se cogía a todas las del equipo y hasta la profe no se aguantó a probar su verga.
Cuando estuvo totalmente parada, necesité mis dos manos para poder rodearla. Estaba atónita, no lo podía creer. "Tan grande la vas a tener", solté desde el alma luego de otro intento de meterla en mi boca sin éxito
Como pude, seguí chupando su pija. Me levanté y agarrándolo del cuello, lo llevé hasta donde estaban los bancos (esos largos, bajitos sin respaldo). Me senté y bajando mis pantalones agarré su cabeza y se la puse entre mis piernas. Con un poco de temor e inexperiencia empezó a chuparme la concha. Cuando empezó a agarrar un poco más de ritmo y chupaba donde tenía que chupar, me recosté y disfruté. "Ahi nene, ahiii" susurraba agarrándole los pelos.
Me senté y le di un beso, sintiendo en su lengua el sabor de mi conchita mojada. Agarré su pija, y mientras lo pajeaba le dije "haceme lo que le haces a mis nenas pendejo..." y volví a acostarme. Me clavó de una el salvaje boludo. "Tenés que darte cuenta de todo lo que tenés... empezá despacio" le decía tratando de hacerlo entrar en razón. Lo que rozaba esa pija no tiene nombre... Sentí que perdía la virginidad de nuevo.
Emi era una bestia. Lo tenía arriba mío, mis piernas levantadas y él apoyado en el piso. El banco se iba moviendo para todos lados de lo fuerte que me la metía. En cualquier momento terminábamos en el piso. Me levante, y entre los dos llevamos el banco contra una pared.
Me volví a acostar, pero ahora, boca abajo con mis piernas y brazos colgando. Levanté mi cola y le volví a recordar que la fuera metiendo despacio. Sentí la punta de su cabeza y me aflojé. Mi concha se iba dilatando con cada empujón, ahora más suaves, hasta que hizo tope y no fue más. "Ahora si, dale.." le ordené y siguió cogiéndome a un ritmo salvaje hermoso. El guacho me agarró las manos y me las puso en mi espalda. Sentirme tan penetrada e inmovilizada me hizo explotar. Acabé como una loca, como dos veces casi seguidas. No daba más!
No podía creer el aguante que tenía el pendejo... Seguía cogiendo sin parar! Me di vuelta, y lo acosté contra el banco. Me puse sobre sus piernas, agarré el monstruo y me empecé a sentar arriba. Ya tenía mi conchita acostumbrada, porque no costó mucho enterrarla. Con mis manos en su pecho, tomaba fuerza para levantarme y luego dejarme caer. No tardé mucho en acabar de nuevo, y él como si nada. Su pija salía chorreada de mis jugos.
Tiré mi cuerpo para adelante y agarrando su mano llené de saliva sus dedos. Se los llevé hasta mi cola y le dije que me los metiera. Los iba metiendo despacio... "Boludo... el garrote que tenés lo metés de una sin asco y un dedo estás mil años dando vueltas!", le grité. "Es que nunca lo hice..". Puse cara de fastidiosa, le agarré los dedos de nuevo los chupé y los fui llevando hasta la entrada de mi colita.
"Ahí... así... mmm.. sii... movelo un poquito.. más adentro.. ahí... bueno, ahora quedate así!". Me empecé a mover, despacio, con sus deditos en mi cola y su pijón en mi conchita... "aaahhh la concha de tu madre me vas hacer acabar de nuevo hijo de putaaaa" le gritaba mientras aceleraba el ritmo. Me movía tan rápido que sus dedos se salieron, pero no podía parar.. ya estaba cerca... hasta que llegó. Terrible acabada me pegué otra vez arriba del pijón del pibe.
Lo agarré de la cara y le di un beso. "La puta que te parió" le dije, con bronca. Me levanté y me quedé mirando su pija apoyada contra su panza. No era tan larga, pero era muy zarpada en ancho... pero muy, demasiado. La agarré y me la metí en la boca de nuevo. Le chupé la pija, las bolas, lo pajeaba... hasta que empezó a largar chorros de leche para todos lados. Una manguera era, terrible! Seguía pajeandolo mientras seguía chorreando. Cuando dejó de escupir leche, solté su pija que cayó de golpe contra su cuerpo. Me levanté y me cambié.
Entendí porqué a pesar de que las hacía mierda, todas las pendejas querían coger con este animal de nuevo. Además de tener terrible pijón, sabía hacerte delirar.
Me asomé a la puerta. No había nadie. "Dale, Emi salí ahora!" le ordené. Me quiso despedir con un beso pero me negué. "Tené cuidado con las pibas boludo, o no me cogés más", fue lo último que le dije. Esperé un rato y salí yo, pero me fui directo a mi casa, sin pasar de nuevo por el salón. Me fui a dormir, pero otra vez, esa pija monstruosa invadió mi cabeza. Y otra vez, bajé mi tanguita hasta los tobillos.
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Comentarios Destacados
63 comentarios - Me desvirgaron de nuevo!
gracias por comentar!
Excelente historia y muy bien relatada 👏
Gracias por compartir 👍
Besos como siempre la mejor !
gracias por comentar 🙂
Saludos.
jajajaja... me dejo re caliente el relato!!
gracias por pasar! 🙂
gracias por pasar!
Muuuy caliente!!
Gracias por compartir
gracias por comentar! 🙂
gracias por comentar!
eso por la cola, ni loca... tengo que estar muuuuuuuuuuuuuy mentalizada y muy tranqui 😛
Besotes, nena!
Muy bueno, te cogería sin cesar, ahora me anoto a rugby que lo tengo a 7 cuadras de casa ahh jaja
graicas por pasar!
Terrible puta sos...