Esto es más una fantasía que un relato, espero poder cumplirla con alguien de acá:
Desde hace años que quería probar una pija, desde hace años que me excitaba imaginando lamerla, que me golpeen en la cara con ella, que me la den para chupar hasta hartarme; no pudiendo más con el deseo, publiqué por fin lo que buscaba y vaya que lo conseguí.
Dejé bien claro que sólo quería verga, no buscaba amor, no buscaba besos en la boca, solamente una verga en todo su largo y grosor... Llegaron algunas propuestas, ni me interesaba de quien, siempre y cuando fuese hombre, tuviese lugar cerca, nada más. Contesté todos y cada uno por MP, sino tenían lugar rechazados de una, me excitaba sobremanera imaginarme que me estuviese mandando mensajes con el macho que me iba a rellenar por detrás, se me paraba al instante y empezaba a latir. Por fin uno se animó lo suficiente para responder los mensajes y quedar para ése mismo día, si bien no estaba cerca, ofreció venir a buscarme.
Quedamos para la tarde de aquel domingo, él me pasaría buscando; hay cierto grado de riesgo quedar con alguien completamente desconocido, pero mi culo lo exigía, su virginidad tenía las horas contadas. Nos encontramos, me había dado las señas del auto, me subí, le saludé, no usamos nombres, me daba un morbo tremendo el no siquiera saber cómo se llamaba quien me iba a meter todo su pene dentro, convirtiéndome en su hembrita.
Amo las mujeres, pero estaba desquiciado por probar una pija, por eso me animé y ahí estaba con aquel desconocido que me iba a dar lo que buscaba. Estaba muy excitado, quería mandarme sobre su ingle, abrirle el pantalón, sacar al niño y empezar a lamerlo... Se jactaba de unos 18cms, no pude más y le manoteé el paquete. Sentir que crecía bajo mis caricias me ponía aún peor, quería que me cogiera ya, no sabía ni dónde estábamos (creo que había mencionado Palermo), sólo tenía ojos para eso que crecía, que empezaba a asomarse fuera del short y bóxer que llevaba; cuando estaba apunto de abrirle el pantalón y tocarla directamente me dijo que habíamos llegado.
Me costó detenerme, se tuvo que arreglar su herramienta que según me había dado cuenta, si tenía un tamaño importante. Bajamos, le cedí el paso para que me guiara, entramos a un edificio de pocos pisos, yo no veía nada más salvo ese cuerpo masculino que se movía delante de mi. Llegamos frente a una puerta: 69D, "que conveniente" - pensé, trataría de recordarlo a ver si se animaba.
Educadamente me ofreció algo de tomar, me acerqué, le miré a los ojos y sintiéndome la puta que esa tarde quería ser, me arrodillé delante de él, le bajé short y bóxer al mismo tiempo, encontrándome con esa deliciosidad que pronto tendría en mi boca. Me quedé admirando semejante belleza, venosa, húmeda y sobretodo firme, muy firme luego de mis toqueteos. Era algo más grande que la mía, la quería medir pero con el culo. La agarré, parecía un caballo brioso, era muy extraño agarrar una verga que no fuese la mía; corrí el prepucio descubriendo el groso glande, le di un besito en toda la punta y fue mi perdición.
Un hilo de humedad quedó conectando mis labios con esa cabeza; excitado, hambriento y con ganas de más, rehice el camino, solté esa divina herramienta y le di una lamida desde las bolas hasta llegar a esa punta que se antojaba mejor que cualquier manjar. Fue en ése momento que me di cuenta, que si bien aquella era mi primera vez, no sería por asomo la última. Si mi víctima me habló, no escuché nada... Todos mis sentidos estaban totalmente concentrados en aquel fierro de carne.
Mi lengua se transformó, cada terminación nerviosa de mi piel parecía haberse mudado a ella, entonces tuve la dicha de sentir cada vena, cada latido, cada mm en demasía; hasta me pareció sentir que de lo excitado que estaba había acabado... No me importaba, mi vida había empezado desde que vi aquel ídolo fálico. Me podría pasar medio día describiendo lo que hice y sentí mientras se la chupaba, pero acá quiero dejar constancia de cómo me abrió y se alojó en donde yo quería, en ése lugar que jamás pensé que me daría tanto placer.
Chupé, chupé y chupé desesperadamente, mi macho me da un vergazo cosa que me hace espabilar un poco, me toma del brazo, me hace ponerme en pie, baja mi pantalón y bóxer, me da la vuelta bruscamente, me empuja de manera tal que quedo como una L y con una sola lamida me hizo suyo. Sentí que desde ése momento le pertenecía, no podía tener una verga tan rica y chuparme el culo de esa manera, casi me hace acabar otra vez de lo buen que me chupaba el culo, lo hacia de una manera magistral, arrancándome gemidos de nena, haciéndome sentir aún más putita luego de cómo se la mamé.
De pronto se separa, siento un líquido frío en el ano, supongo que me hizo caso y se había apertrechado de lubricante, con su ayuda ya había metido un desodorante en aerosol hasta el fondo, sin llegar a acabar solo con la estimulación anal, siempre me terminaba masturbando. Primero me mandó un dedo, inmediatamente sentí otro, supongo que al darse cuenta de lo distendido que lo tenía quería apurar el trámite, cosa que agradecí enormemente. Sentía una leve molestia, nada comparado con las ganas de que me rompiera el culo, gemí, ronroneé y se lo pedí: que me la diera, que me rompiera... Metió otro dedo, éste si me dolió un poco más, los movió en todas direcciones, retiró los dedos ya listo para cogerme.
Fue entonces cuando lo detuve y le recordé que quería que mi desvirgue fuese acostado boca abajo sometido por el peso de mi macho de turno, hablé entrecortado pero me entendió... Tomó mi mano y me llevó al altar de sacrificios, donde entregaría el único agujero cogible que me quedaba virgen...
(Continuará)
Desde hace años que quería probar una pija, desde hace años que me excitaba imaginando lamerla, que me golpeen en la cara con ella, que me la den para chupar hasta hartarme; no pudiendo más con el deseo, publiqué por fin lo que buscaba y vaya que lo conseguí.
Dejé bien claro que sólo quería verga, no buscaba amor, no buscaba besos en la boca, solamente una verga en todo su largo y grosor... Llegaron algunas propuestas, ni me interesaba de quien, siempre y cuando fuese hombre, tuviese lugar cerca, nada más. Contesté todos y cada uno por MP, sino tenían lugar rechazados de una, me excitaba sobremanera imaginarme que me estuviese mandando mensajes con el macho que me iba a rellenar por detrás, se me paraba al instante y empezaba a latir. Por fin uno se animó lo suficiente para responder los mensajes y quedar para ése mismo día, si bien no estaba cerca, ofreció venir a buscarme.
Quedamos para la tarde de aquel domingo, él me pasaría buscando; hay cierto grado de riesgo quedar con alguien completamente desconocido, pero mi culo lo exigía, su virginidad tenía las horas contadas. Nos encontramos, me había dado las señas del auto, me subí, le saludé, no usamos nombres, me daba un morbo tremendo el no siquiera saber cómo se llamaba quien me iba a meter todo su pene dentro, convirtiéndome en su hembrita.
Amo las mujeres, pero estaba desquiciado por probar una pija, por eso me animé y ahí estaba con aquel desconocido que me iba a dar lo que buscaba. Estaba muy excitado, quería mandarme sobre su ingle, abrirle el pantalón, sacar al niño y empezar a lamerlo... Se jactaba de unos 18cms, no pude más y le manoteé el paquete. Sentir que crecía bajo mis caricias me ponía aún peor, quería que me cogiera ya, no sabía ni dónde estábamos (creo que había mencionado Palermo), sólo tenía ojos para eso que crecía, que empezaba a asomarse fuera del short y bóxer que llevaba; cuando estaba apunto de abrirle el pantalón y tocarla directamente me dijo que habíamos llegado.
Me costó detenerme, se tuvo que arreglar su herramienta que según me había dado cuenta, si tenía un tamaño importante. Bajamos, le cedí el paso para que me guiara, entramos a un edificio de pocos pisos, yo no veía nada más salvo ese cuerpo masculino que se movía delante de mi. Llegamos frente a una puerta: 69D, "que conveniente" - pensé, trataría de recordarlo a ver si se animaba.
Educadamente me ofreció algo de tomar, me acerqué, le miré a los ojos y sintiéndome la puta que esa tarde quería ser, me arrodillé delante de él, le bajé short y bóxer al mismo tiempo, encontrándome con esa deliciosidad que pronto tendría en mi boca. Me quedé admirando semejante belleza, venosa, húmeda y sobretodo firme, muy firme luego de mis toqueteos. Era algo más grande que la mía, la quería medir pero con el culo. La agarré, parecía un caballo brioso, era muy extraño agarrar una verga que no fuese la mía; corrí el prepucio descubriendo el groso glande, le di un besito en toda la punta y fue mi perdición.
Un hilo de humedad quedó conectando mis labios con esa cabeza; excitado, hambriento y con ganas de más, rehice el camino, solté esa divina herramienta y le di una lamida desde las bolas hasta llegar a esa punta que se antojaba mejor que cualquier manjar. Fue en ése momento que me di cuenta, que si bien aquella era mi primera vez, no sería por asomo la última. Si mi víctima me habló, no escuché nada... Todos mis sentidos estaban totalmente concentrados en aquel fierro de carne.
Mi lengua se transformó, cada terminación nerviosa de mi piel parecía haberse mudado a ella, entonces tuve la dicha de sentir cada vena, cada latido, cada mm en demasía; hasta me pareció sentir que de lo excitado que estaba había acabado... No me importaba, mi vida había empezado desde que vi aquel ídolo fálico. Me podría pasar medio día describiendo lo que hice y sentí mientras se la chupaba, pero acá quiero dejar constancia de cómo me abrió y se alojó en donde yo quería, en ése lugar que jamás pensé que me daría tanto placer.
Chupé, chupé y chupé desesperadamente, mi macho me da un vergazo cosa que me hace espabilar un poco, me toma del brazo, me hace ponerme en pie, baja mi pantalón y bóxer, me da la vuelta bruscamente, me empuja de manera tal que quedo como una L y con una sola lamida me hizo suyo. Sentí que desde ése momento le pertenecía, no podía tener una verga tan rica y chuparme el culo de esa manera, casi me hace acabar otra vez de lo buen que me chupaba el culo, lo hacia de una manera magistral, arrancándome gemidos de nena, haciéndome sentir aún más putita luego de cómo se la mamé.
De pronto se separa, siento un líquido frío en el ano, supongo que me hizo caso y se había apertrechado de lubricante, con su ayuda ya había metido un desodorante en aerosol hasta el fondo, sin llegar a acabar solo con la estimulación anal, siempre me terminaba masturbando. Primero me mandó un dedo, inmediatamente sentí otro, supongo que al darse cuenta de lo distendido que lo tenía quería apurar el trámite, cosa que agradecí enormemente. Sentía una leve molestia, nada comparado con las ganas de que me rompiera el culo, gemí, ronroneé y se lo pedí: que me la diera, que me rompiera... Metió otro dedo, éste si me dolió un poco más, los movió en todas direcciones, retiró los dedos ya listo para cogerme.
Fue entonces cuando lo detuve y le recordé que quería que mi desvirgue fuese acostado boca abajo sometido por el peso de mi macho de turno, hablé entrecortado pero me entendió... Tomó mi mano y me llevó al altar de sacrificios, donde entregaría el único agujero cogible que me quedaba virgen...
(Continuará)
1 comentarios - Crónica de un desvirgue anal (1era parte)