Nos conocimos en la fiesta de cumpleaños de la novia de uno de mis mejores amigos. Salimos en pareja y aunque nunca hicimos intercambios, si compartíamos habitación en hoteles . Yo en ese tiempo sentía lo húmeda , profunda y ‘rica’ que era su concha , aunque debo agregar que ya muy excitada notaba como se dilataba su vagina en ocasiones y eso me excitaba sobremanera. Una vez mi amigo nos espió e hizo la “broma” de abrir de golpe la puerta , pese a las supuestas ‘protestas’ de su novia, y nos vio justo cuando mi esposa, novia en ese entonces, me estaba montando, así que le vio las nalgas y el culo y mi verga ensartada en su concha.
Mi amigo me confesó, que le había fascinado mi esposa , novia en aquel tiempo, siempre, y que el verla así esa noche , lo había hecho que se cogiera a su novia, amiga de mi esposa, imaginando que era mi esposa a la que penetraba. Que de vez en cuando se había hecho alguna paja recordándola. Me reí y le dije que era un descarado, pero que lo entendía y le hice un par de bromas, pues sé muy bien que mujer tengo la suerte de llamar esposa. Al contarle esto a mi mujer, ella se sorprendió mucho y no podía creer que ella le gustase tanto a nuestro amigo. Me confeso que de no haber sido novio de su amiga, quizás hubiese sido novia de él y no mía. Pero las cosas se dieron como se dieron y estaba muy feliz y dichosa de nuestro matrimonio y familia.
Después del primer año de casados , ella empezó a cambiar un poco , empezó a arreglarse cada vez mas sensual, a hacer salidas imprevistas y ha llegar tarde de su trabajo . Logicamente yo me empecé a preocupar y durante meses estaba atento muy ansioso y encima de ella, buscando que me dijera o manifestara que ocurría.Cierto día ella regersó muy tarde de su trabajo , yo estaba sumamente contrariado y ella al llegar me invitó a caminar , por la ciudad de noche.
Muy despacio, casi como empezando con miedo , me contó como se la cojía un ex amante llamado Manuel, su jefe durante años , un hombre maduro , tenía unos 20 años mas que ella , pero según ellla tenía todo lo que debía tener para aquietar su sed de sexo .Se la cojía casi de adolescente ,desde los 19 años , que solo había aguantado sin coger con él , los primeros 14 meses de nuestro matrimonio .Yo por supuesto me quedé atónito , paralizado . Al llegar a casa , yo la sumamente nervioso por que si bien yo algo sospechado aquella era abrasador , abrumante y la hostigué, calumnié ,injurié .Fue la peor noche de mi vida , no podía quitarme las palabras de ella : ella decía que me quería , pero no podía reemplazar la necesidad de tener sexo con su jefe, aún casada conmigo .Y si yo quería que el matrimonio continuase debía tener presente aquello y por supuesto tolerarlo. Era una especie de ultimatúm, ella me decía llorando que lo lamentaba, que piense que era una basura , que había intentado todo pero que era imposible contenerse.Estuvimos días sin hablar cada uno evitaba al otro , ella cgustiado y muy on cara de angustiada y muy triste .
Yo preocupado, cabizbajo y pensativo hasta que una noche luego de una cena sin mirarnos yo le pregunté que por que al menos no me contaba todo y comenzamos a beber un licor y en la sobremesa me dijo :-Cuando te conocí yo sólo había estado con dos hombres. El primero y quien me desvirgo fue Ricardo mi novio de la adolescencia con quien había tenido un romance de años , un buen chico tenía “un penecito rico, rosadito y siempre olía a jaboncito” . Con él descubrí el sexo siempre acababa y tenía orgasmos ricos y ni siquiera necesitaba frotarme el clítoris, es decir, no necesitaba masturbarse durante la cogida para llegar. La primera cojida fue a mis 15 años de edad, dos días después de mi cumple. Al cumplir los 17 años, las cosas no iban bien económicamente en casa y comencé a trabajar medio tiempo por las tardes en la inmobiliaria de Manuel Iriarte .La verdad que poco a poco fue descargando vivencias, cosa de la vida en los oídos de mi jefe y propietario del negocio, un hombre grueso (que no gordo), casado, de 37 años. A su esposa, una regordeta blanca que en su tiempo estuvo buena pero se había dejado engordar y el carácter se le había amargado…
-Asi fue cuando falleció el padre de mi esposa, el novio no la contuvo , el que la escucho y cuido en esos días fue su jefe. Él le decía que él la ayudaría toda la vida y que con él no tendría carencias de ningún tipo. Ella empezó a acercárcele tiernamente sin hacerse de alguna idea , y eso si cuando él se el acercaba carnalmente y le insinuaba algo ella lo rechazaba. Al pasar el tiempo , quizás en el fondo por agradecimiento,en un viaje a otra ciudad para ver un negocio inmobiliario acepto ir con él a cenar, bebiero bastante .
Luego en el camino de regreso le dijo que él estaba totalmente perdido por ella , que no dormía por pensar en su belleza. Ella aceptó sus besos cuando él paró el vehículo en un monte a un costado de la ruta. Ella me contó que quedó vibrando , que aunque en la obscuridad no se la logro ver, sintió que la poronga de su jefe la partía en dos! Tanto así, que mientras se la metía y ella se quejaba, él le empezó a decir que era una mentirosa, que no había cogido con nadie y que lo de su novio era mentira para que él, su jefe, le diera atención. Tan apretadita le sentía su cueva . Y ella le dijo que no, que lo que pasaba es que tenía la verga muy grande. Entonces le dijo: “Mamita rica, así de estrechita como esta me va a sacar los chorros muy rápido! Me voy a poner un forro.” El la trataba de “usted”. Y así lo hizo, de debajo del alfombrado del piso del coche, saco una cajita de Camaron aplastada (¡ se ve que siempre andaba preparado!). Abrió uno y saco la pija para ponérselo. Dice que al sacarle aquella vara, sintió como quedaba vacía, abierta, y con ardor en la entrada de su cueva, que ni la primera cogida que le dio su novio le había dolido. Con el forro puesto, su jefe hizo hacia atrás el respaldo del asiento, la tomó de las caderas hacia si para que quedara a la orilla del asiento con las nalgas colgando, le abrió las piernas y se las levanto en “V” y así se la volvió a empezar a meter. Ahora si sentía ella como que en verdad la estaban desvirgando con aquella vara de carne caliente dentro del forro entrándole y saliéndole! Más que placer, sentía dolor y pasaron varios minutos hasta que cuando pensaba que no acababa nunca, ese hombre que era su jefe le dio tres estocadas finales fuertes (aunque no hasta el fondo porque dice que no recuerda haberle sentido los huevos) y se vino. Luego se desplomó sobre ella y le dijo lo rica que estaba, que ahora sería su muñequita, su princesa, y que la próxima vez se la iba a coger más rico en un hotel. Con el pasar del tiempo y debido al trabajo de mi esposa y sus estudios, salían cada vez que podían , incluso aun después de que ella se rompiera con con su novio pues a él si lo quería y cuando ella empezó noviar conmigo Ella me contó que en nuestro noviazgo ella tenía encuentros con él una o dos veces a la semana . Incluso una vez en la parte de atrás del negocio mientras yo la esperaba en la entrada a que se “arreglara” (¿ muy caliente , no?) .
Así entre algún trago y alguna pausa me fue contando que se asustó la primera vez que vio la gran verga de su jefe; no podía creer que TODO ESO le había entrado en su concha ¡aquella noche! , la segunda vez que salió con él.Se la vio cuando él se fue a duchar rápido y salió del baño en toalla y en el camino se la quitó para que le viera. Le vio aquella tremenda pieza de carne morena y cabeza roja muy dura y horizontal, apuntando hacia el frente, pero que cuando se paró frente a ella y él se la empezó a mover, le creció más de verle la cara de sorpresa a mi esposa, se le puso dura por completo y apuntaba ahora hacia arriba. Al fin le tomó la mano y se la puso en la verga y ella se la acarició un rato sin salir de su asombro. Era pues, apenas la segunda salida y la primera que la veía en pleno. De los huevos ni se diga. Dice que los tenía grandes, le colgaban como péndulos y calientes. No se la mamó, no se atrevió dice. Así que fue ahí cuando él se dedicó a darle caricias, a mamarle la concha y la volvió a hacer despatarrarse en “V” mientras le mamaba la conchita, el clítoris y le acariciaba las nalgas por abajo. Le pregunté qué le decía su jefe mientras se lo hacía, y dice que era: “Mi niña, que rica y cerradita se le ve su conchita” Y: “Con razón me apretaba tan rico la otra noche!”. Luego la puso en cuatro hincada al borde de la cama, y me dice que fue la primera vez que le mamaron el culo a ella. Al principio dice haber sentido mucha pena, hasta raro, pero conforme pasaron unos cuantos lengüetazos notó que se sentía riquísimo y la barba crecida de él le raspaba las nalgas y el ojete muy rico. Se la quiso meter así pero ella le dijo que no, que la lastimaría, así que la giró, la abrió de piernas y le empezó a frotar aquella pija enorme por toda la conchita abierta y a castigarle el clítoris. De esta manera ella sentía que casi se corría, pero de pronto él se detuvo, tomo un forro, le lamió la entrada de su cueva y el clítoris por unos segundos, y como la notó a punto, se la metió. La experiencia fue casi como la primera vez, con dolor al sentir cómo la llenaba por completo por dentro. Primero la cabezota caliente y luego el tronco grueso de la pija. Aunque esta vez estaba mejor lubricada por la mamada de culo y coño que le habían dado. La lamida de culo que le dió la había mojado aún más, así que poco a poco, aunque aún con dolor, se concentró en tratar de disfrutar el mete-saca. Le pregunté: “¿Y te gustó?” Extrañamente, dice que lo empezó a disfrutar cuando comenzó a sentir los huevotes del macho de su jefe estrellándose contra su culo, entre sus nalgas. Le dijo: “Prepárese mi amor que hoy si se la voy a meter toda, hasta los huevos, oyó?” Y así hizo, cuando creyó ella que no podía más, se la dejo ir hasta la base del tronco… fuerte, aunque con cuidado a la vez. Al menos su jefe supo controlar eso y no lastimarla más. Después de un rato el se vino vaciándose por completo en el forro, pero ella no. Así que en el baño, mientras se aseaba, dice que pensó: “No puede ser que me acaba de partir tremenda verga y me voy a quedar con las ganas?! Ah no, eso no!” Y con ardor de concha y todo, se masturbó frotándose el clítoris hasta que acabó muy sabroso. Durante las próximas cogidas le tomaron el “punto” a la cogida; ella encontró como acabar y lograr unos buenos orgasmos en algunas posiciones. Ya se atrevió a montarlo, a cabalgar aquella verga dura y en base a su descripción, simplemente GRANDE , gruesa, cabezona, de venas gruesas, con un tremendo par de huevotes y olía a “macho”. Había aprendido a masturbarse mientras se la cogía Manuel, quien empezó a definirsele como su macho, y así el dolor era más soportable e incluso encontraba que se podía correr sabroso cuando se acostaba boca abajo y el por detrás se la metía por la concha mientras chocaba su pelvis contra sus nalgas. “Es que el ruido de mis nalgas aplaudiendo mientras me las golpeteaba con cada empujón me excitaba” -me confesó. Para entonces ya su conchita se había ido convirtiendo en una buena concha, más usada, más madura e inclusive, ya se habían aventurado en un par de ocasiones a coger más de una vez en su sesión sexual. Ya del todo desvirgada en fin, y bien abierta. Y así lo comprobé yo cuando tuvimos sexo por primera vez . Me confesó llorisqueando que aquella que estuvimos cojiendo en su casa aprovechando que sus padres no estaban ella se sintió preocupada al ver que mi verga no era lo suficientemente abultada y se dijo que todo estaría bien. Cuando acostada se abrió de piernas y se preparó para recibir mi embestida. Pella se sorprendió que entró de una embestida sin resistencia alguna, se fue de una sola vez hasta el fondo! No hizo más que hundirse toda en mi concha y no me llenó. Ella noto lo que pasaba, y me preguntó si yo me había dado cuenta que ella ya no era la mujer scon poc sexo que decía ser o haber tenido , que su concha era muy agrandada .Le respondí que el fragor y el deseo de aquella noche no me di cuenta ya no estaba como la había dejado. Ella de inmediato, para no hacerme sentir mal, me comentó que se le ocurrió decirme: “Um que rico mi amor… que rico sentí, me tienes muy excitada.”
Y así me dijo que desde nuestro compromiso y casamiento, pese a que continuó siendo la empleada de él, mantuvo su distancia y no había tenido relaciones, pese a que en su inconsciente lo deseaba.Mi mujer me digo que el reinicio con su jefe luego de dos años asi de no tener sexo con él , le dio la cogida de su vida.Aquí mi esposa hizo una pausa en su relato, suspiro y luego dijo: "Y pues, ya te imaginarás lo demás". Yo le pregunté: "¿Qué es "lo demás"?" - Pues lo hicimos -respondió ella. - Pero ¿cómo ? -Pregunté yo. - ¿Quieres saber los detalles? -Me advirtió ella. - Todos. -Le respondí. Al notar que había en mí cierta excitación, comenzó a narrarme detalladamente: Pues hacía tiempo que andavamos calientes, se notaba en nuestras miradas ardientes , en su bulto y mis pezones que aprecían escapar del vestido .Habíamos hecho una apusa y llovía mucho, el por los robos había cerrado al inmobilirai y nos disponáimos a bebr un café, ni siquiera a tomarnos el café llegamos. La verdad es que apenas nos sentamos en la sala contigua a la atención de lso clientes, estallamos comenzamos a besarnos y a manosearnos. Luego él me desabrochó el vestido lque traía y comenzó a acariciarme los senos suavemente mientras me besaba el cuello. Luego me quitó el vestido en su aprte de arriba y comenzó a besarme y lamerme los senos, mientras me acariciaba la vagina por encima de mi mini. - ¿Y tú qué hacías mientras? -La interrumpí. - Yo le acariciaba su pene por encima de su pantalones. - ¿Qué tal lo tiene? -Volví a interrumpir. - ¿De verdad quieres saber eso también? -Preguntó. - Ya te dije que quiero saber todos los detalles. -Respondí un poco alterado. - Pues la verdad es que la tiene muy grande, enorme y gorda, un poco curva hacia arriba. Le metí la mano por debajo de su pantalones y comencé a acariciarle su pija, a lo que él correspondió acariciando mi concha por debajo de mi mini y mi tanguita. Hizo una pausa y luego prosiguió: - Después de un rato de estarnos masturbando mutuamente, él tomó mi cabeza y me la dirigió hacia su pene, por lo que comencé a chupárselo. Mientras, él por encima de mi espalda extendía su brazo para seguir acariciándome la vagina. - ¿Te gustó? -Le pregunté. - La verdad es que me encantó. -Respondió ella.Yo a medida que ella me contaba aquellso detalles me sentía muy excitado. - ¿Y luego qué más? -Dije yo. - Luego él me dijo que le tocaba a él hacer lo propio y me quitó mi pants con todo y mi tanga, me colocó en el sillón bocarriba, me abrió las piernas y comenzó a chuparme en la vagina. Luego me metió uno o dos dedos -ya no recuerdo- mientras me seguía chupando el clítoris. - ¿Y qué tal? -Volví a interrumpir. -Con decirte que hasta me vine en su boca. -Me respondió ella. Luego continuó: - Después de un rato que me estuvo haciendo así, aprovechó la posición en la que estaba para echárseme encima, me acarició un poco la vagina con su pene y poco a poco comenzó a penetrarme. Me estuvo bombeando así un buen rato y luego se sentó él a un lado acariciando su pene y me dijo que lo montara. Yo se lo monté poco a poco porque la verdad es que me lastimaba, al menos al principio. Luego ya no reparaba en nada. Ahí tuve otro orgasmo. Ya para finalizar, me colocó sobre el sillón en cuatro puntos y comenzó a penetarme por detrás. - ¿Anal? -Pregunté yo sorprendido. - No, anal no, al menos esa ocasión, sino por la vagina pero... bueno, de a perrito, para que me entiendas. - ¿O sea que en otra ocasión sí te penetró analmente? -La cuestioné. - Sí -aceptó ella-, pero quieres que termine de contarte o no esta ocasión? - Está bien, termina. -Dije yo resignado pero ya con una gran erección que apenas podía ocultar. - Pues luego, mientras me seguía haciendo de a perrito, como dices tú, Manuel me preguntó que si podía terminar en mi boca. Le dije que sí. Continuó un rato y luego me sacó su pene, me senté en frente de él y terminó en mi boca. Luego nos tomamos el café que le había prometido. Le dije que tenía que ir a casa que ya era tarde; que me había encantado y que esperaba que no fuera la única vez. Le respondí que a mi también me había encantado como siempre y que esperaba que se repitiera pronto. Acabamos el café, me besó muy apasionadamente y se se ofreció a tarerme a casa en su auto. Lo disfruté, gocé de la enorme pija de Manuel e, con dolor siempre, pero que me hizo acabar a puro cogérsela, sin que ella se masturbara. Me sentía llena No cabe duda que mi cocnha esta amoldada a la envergadura de su buen pedazo.Espero que no te duela esta verdad. Yo ya no aguantaba el coraje pero tampoco la excitación. - ¿Pero fuiste con él esa noche que llegaste tan tarde o no? - Sí -respondió ella. - Yo le dí las gracias por su sinceridad y le pregunté que si él era el único con quien me había engañado o había otros y ella me respondió que,- efectivamente, sólo lo había hecho con Manuel .
Con todo y todo, note que se excito y yo estaba muy caliente y comenzamos a coger. No quiso que le hiciera mucho preámbulo, casi de inmediato me pidió que se la metiera, pero justo antes de hacerlo le dije: “Ok, pero al menos déjame vértela como la tienes y se giró sobre su costado dándome la espalda y levanto la pierna izquierda, dejándome que con una mano le abriera las nalgas y se le separaran los labio de la concha. WOW! Me le quede viendo a aquel agujero rico, húmedo, algo abierto, y que olía tan rico a mujer, a su perfume que me encanta, a sexo y “a jaboncito”, pues mi esposa es súper limpia. Rasurado por completo su Monte de Venus. Casi no me contengo, pero antes de ensartarle la verga de golpe, se me ocurrió algo. Me agarre la verga con mi mano izquierda y puse mi dedo índice pegado a lo largo del tronco, con la punta justo detrás del borde de mi cabeza caliente, la sentía como palpitaba, y así le dije: “Mi amor, te voy a coger más rico hoy, vas a ver” “Ah sí?” Me dijo ella. “Ok pues, dale, hazme rico que tengo muchas ganas…” Obviamente, se había excitado con su confesión . Que delicia sentir como le iba entrando mi verga junto con mi dedo! Que caliente y mojado, con un poco más de resistencia pero sabroso, pues nunca se lo había hecho así. No paso mucho tiempo, y sé que se dio cuenta que le estaba dando duro no solo con la pija pero además con un dedo, pero se corrió sabrosísimo, hacía tiempo no la veía tornar los ojos hacia atrás de esa manera y sacar la lengua y con la punta relamerse el labio superior así de lado a lado, con tanta lujuria… Que sensación sentir los espasmos de su vagina apretarme la verga y mi dedo, mmm! Después de la cogida y de haberme derramado a chorros dentro de su ahora más amplia concha, casi me arrancó de ella y sin decir nada solo apretando los dientes, me paso la pierna por detrás de mí cuello y prácticamente me puso a comerle su muy abierta concha , con el clítoris aun sensible y palpitándole. Poco falto para que se corriera de nuevo, pero me empujó, haciéndome a un lado, me acostó asegurándose de quedar con el culo apuntando a la ventana , y me montó de golpe dándome la espalda, cabalgando como máquina de gozar, viéndole yo como sus nalgas de mujer se estrellaban contra mi pelvis, haciendo ese sonido fuerte de piel golpeteándose entre sí. Tengo la imagen viva de como se le abrían y cerraban las nalgas en ese subir y bajar frenético, dejándome verle el culo rico cada instante que se le separaban. “Te gusta como se ve, mi amor? Ves cómo me coges? Te gusta? Dime,asi me cojo con él te gusta?” me decía en su trance. La sentía “amplia”, mas a sus anchas. Como relámpago, se dio vuelta y quedo montándome dándome golpes con sus ricas tetas por toda la cara. Era tan evidente que estaba imaginándose la escena de nuevo de cuando su jefe la montaba . A punto de acabarle dentro de nuevo, entre dientes alcance a escuchar que murmuraba algo así como “Así, pero quiero más verga… quiero que me DEN más!” Y como pude le dije: “Que te DEN más, quienes?” ”Tonto, TU, que me des más, ay así, así, que rico, ay mi amor me vengo, ah, ah…” Ni que decir queda que fue una buena acabada la que le llené de leche de nuevo en su cueva de placer. Había ocurrido algo nuevo entrenostros , más que puro deseo sexual, había ternura, apego. Pero al mismo tiempo había morbo y una nueva manera de ser esposo se empezóa instalar en mi.
autor : desconocido
Mi amigo me confesó, que le había fascinado mi esposa , novia en aquel tiempo, siempre, y que el verla así esa noche , lo había hecho que se cogiera a su novia, amiga de mi esposa, imaginando que era mi esposa a la que penetraba. Que de vez en cuando se había hecho alguna paja recordándola. Me reí y le dije que era un descarado, pero que lo entendía y le hice un par de bromas, pues sé muy bien que mujer tengo la suerte de llamar esposa. Al contarle esto a mi mujer, ella se sorprendió mucho y no podía creer que ella le gustase tanto a nuestro amigo. Me confeso que de no haber sido novio de su amiga, quizás hubiese sido novia de él y no mía. Pero las cosas se dieron como se dieron y estaba muy feliz y dichosa de nuestro matrimonio y familia.
Después del primer año de casados , ella empezó a cambiar un poco , empezó a arreglarse cada vez mas sensual, a hacer salidas imprevistas y ha llegar tarde de su trabajo . Logicamente yo me empecé a preocupar y durante meses estaba atento muy ansioso y encima de ella, buscando que me dijera o manifestara que ocurría.Cierto día ella regersó muy tarde de su trabajo , yo estaba sumamente contrariado y ella al llegar me invitó a caminar , por la ciudad de noche.
Muy despacio, casi como empezando con miedo , me contó como se la cojía un ex amante llamado Manuel, su jefe durante años , un hombre maduro , tenía unos 20 años mas que ella , pero según ellla tenía todo lo que debía tener para aquietar su sed de sexo .Se la cojía casi de adolescente ,desde los 19 años , que solo había aguantado sin coger con él , los primeros 14 meses de nuestro matrimonio .Yo por supuesto me quedé atónito , paralizado . Al llegar a casa , yo la sumamente nervioso por que si bien yo algo sospechado aquella era abrasador , abrumante y la hostigué, calumnié ,injurié .Fue la peor noche de mi vida , no podía quitarme las palabras de ella : ella decía que me quería , pero no podía reemplazar la necesidad de tener sexo con su jefe, aún casada conmigo .Y si yo quería que el matrimonio continuase debía tener presente aquello y por supuesto tolerarlo. Era una especie de ultimatúm, ella me decía llorando que lo lamentaba, que piense que era una basura , que había intentado todo pero que era imposible contenerse.Estuvimos días sin hablar cada uno evitaba al otro , ella cgustiado y muy on cara de angustiada y muy triste .
Yo preocupado, cabizbajo y pensativo hasta que una noche luego de una cena sin mirarnos yo le pregunté que por que al menos no me contaba todo y comenzamos a beber un licor y en la sobremesa me dijo :-Cuando te conocí yo sólo había estado con dos hombres. El primero y quien me desvirgo fue Ricardo mi novio de la adolescencia con quien había tenido un romance de años , un buen chico tenía “un penecito rico, rosadito y siempre olía a jaboncito” . Con él descubrí el sexo siempre acababa y tenía orgasmos ricos y ni siquiera necesitaba frotarme el clítoris, es decir, no necesitaba masturbarse durante la cogida para llegar. La primera cojida fue a mis 15 años de edad, dos días después de mi cumple. Al cumplir los 17 años, las cosas no iban bien económicamente en casa y comencé a trabajar medio tiempo por las tardes en la inmobiliaria de Manuel Iriarte .La verdad que poco a poco fue descargando vivencias, cosa de la vida en los oídos de mi jefe y propietario del negocio, un hombre grueso (que no gordo), casado, de 37 años. A su esposa, una regordeta blanca que en su tiempo estuvo buena pero se había dejado engordar y el carácter se le había amargado…
-Asi fue cuando falleció el padre de mi esposa, el novio no la contuvo , el que la escucho y cuido en esos días fue su jefe. Él le decía que él la ayudaría toda la vida y que con él no tendría carencias de ningún tipo. Ella empezó a acercárcele tiernamente sin hacerse de alguna idea , y eso si cuando él se el acercaba carnalmente y le insinuaba algo ella lo rechazaba. Al pasar el tiempo , quizás en el fondo por agradecimiento,en un viaje a otra ciudad para ver un negocio inmobiliario acepto ir con él a cenar, bebiero bastante .
Luego en el camino de regreso le dijo que él estaba totalmente perdido por ella , que no dormía por pensar en su belleza. Ella aceptó sus besos cuando él paró el vehículo en un monte a un costado de la ruta. Ella me contó que quedó vibrando , que aunque en la obscuridad no se la logro ver, sintió que la poronga de su jefe la partía en dos! Tanto así, que mientras se la metía y ella se quejaba, él le empezó a decir que era una mentirosa, que no había cogido con nadie y que lo de su novio era mentira para que él, su jefe, le diera atención. Tan apretadita le sentía su cueva . Y ella le dijo que no, que lo que pasaba es que tenía la verga muy grande. Entonces le dijo: “Mamita rica, así de estrechita como esta me va a sacar los chorros muy rápido! Me voy a poner un forro.” El la trataba de “usted”. Y así lo hizo, de debajo del alfombrado del piso del coche, saco una cajita de Camaron aplastada (¡ se ve que siempre andaba preparado!). Abrió uno y saco la pija para ponérselo. Dice que al sacarle aquella vara, sintió como quedaba vacía, abierta, y con ardor en la entrada de su cueva, que ni la primera cogida que le dio su novio le había dolido. Con el forro puesto, su jefe hizo hacia atrás el respaldo del asiento, la tomó de las caderas hacia si para que quedara a la orilla del asiento con las nalgas colgando, le abrió las piernas y se las levanto en “V” y así se la volvió a empezar a meter. Ahora si sentía ella como que en verdad la estaban desvirgando con aquella vara de carne caliente dentro del forro entrándole y saliéndole! Más que placer, sentía dolor y pasaron varios minutos hasta que cuando pensaba que no acababa nunca, ese hombre que era su jefe le dio tres estocadas finales fuertes (aunque no hasta el fondo porque dice que no recuerda haberle sentido los huevos) y se vino. Luego se desplomó sobre ella y le dijo lo rica que estaba, que ahora sería su muñequita, su princesa, y que la próxima vez se la iba a coger más rico en un hotel. Con el pasar del tiempo y debido al trabajo de mi esposa y sus estudios, salían cada vez que podían , incluso aun después de que ella se rompiera con con su novio pues a él si lo quería y cuando ella empezó noviar conmigo Ella me contó que en nuestro noviazgo ella tenía encuentros con él una o dos veces a la semana . Incluso una vez en la parte de atrás del negocio mientras yo la esperaba en la entrada a que se “arreglara” (¿ muy caliente , no?) .
Así entre algún trago y alguna pausa me fue contando que se asustó la primera vez que vio la gran verga de su jefe; no podía creer que TODO ESO le había entrado en su concha ¡aquella noche! , la segunda vez que salió con él.Se la vio cuando él se fue a duchar rápido y salió del baño en toalla y en el camino se la quitó para que le viera. Le vio aquella tremenda pieza de carne morena y cabeza roja muy dura y horizontal, apuntando hacia el frente, pero que cuando se paró frente a ella y él se la empezó a mover, le creció más de verle la cara de sorpresa a mi esposa, se le puso dura por completo y apuntaba ahora hacia arriba. Al fin le tomó la mano y se la puso en la verga y ella se la acarició un rato sin salir de su asombro. Era pues, apenas la segunda salida y la primera que la veía en pleno. De los huevos ni se diga. Dice que los tenía grandes, le colgaban como péndulos y calientes. No se la mamó, no se atrevió dice. Así que fue ahí cuando él se dedicó a darle caricias, a mamarle la concha y la volvió a hacer despatarrarse en “V” mientras le mamaba la conchita, el clítoris y le acariciaba las nalgas por abajo. Le pregunté qué le decía su jefe mientras se lo hacía, y dice que era: “Mi niña, que rica y cerradita se le ve su conchita” Y: “Con razón me apretaba tan rico la otra noche!”. Luego la puso en cuatro hincada al borde de la cama, y me dice que fue la primera vez que le mamaron el culo a ella. Al principio dice haber sentido mucha pena, hasta raro, pero conforme pasaron unos cuantos lengüetazos notó que se sentía riquísimo y la barba crecida de él le raspaba las nalgas y el ojete muy rico. Se la quiso meter así pero ella le dijo que no, que la lastimaría, así que la giró, la abrió de piernas y le empezó a frotar aquella pija enorme por toda la conchita abierta y a castigarle el clítoris. De esta manera ella sentía que casi se corría, pero de pronto él se detuvo, tomo un forro, le lamió la entrada de su cueva y el clítoris por unos segundos, y como la notó a punto, se la metió. La experiencia fue casi como la primera vez, con dolor al sentir cómo la llenaba por completo por dentro. Primero la cabezota caliente y luego el tronco grueso de la pija. Aunque esta vez estaba mejor lubricada por la mamada de culo y coño que le habían dado. La lamida de culo que le dió la había mojado aún más, así que poco a poco, aunque aún con dolor, se concentró en tratar de disfrutar el mete-saca. Le pregunté: “¿Y te gustó?” Extrañamente, dice que lo empezó a disfrutar cuando comenzó a sentir los huevotes del macho de su jefe estrellándose contra su culo, entre sus nalgas. Le dijo: “Prepárese mi amor que hoy si se la voy a meter toda, hasta los huevos, oyó?” Y así hizo, cuando creyó ella que no podía más, se la dejo ir hasta la base del tronco… fuerte, aunque con cuidado a la vez. Al menos su jefe supo controlar eso y no lastimarla más. Después de un rato el se vino vaciándose por completo en el forro, pero ella no. Así que en el baño, mientras se aseaba, dice que pensó: “No puede ser que me acaba de partir tremenda verga y me voy a quedar con las ganas?! Ah no, eso no!” Y con ardor de concha y todo, se masturbó frotándose el clítoris hasta que acabó muy sabroso. Durante las próximas cogidas le tomaron el “punto” a la cogida; ella encontró como acabar y lograr unos buenos orgasmos en algunas posiciones. Ya se atrevió a montarlo, a cabalgar aquella verga dura y en base a su descripción, simplemente GRANDE , gruesa, cabezona, de venas gruesas, con un tremendo par de huevotes y olía a “macho”. Había aprendido a masturbarse mientras se la cogía Manuel, quien empezó a definirsele como su macho, y así el dolor era más soportable e incluso encontraba que se podía correr sabroso cuando se acostaba boca abajo y el por detrás se la metía por la concha mientras chocaba su pelvis contra sus nalgas. “Es que el ruido de mis nalgas aplaudiendo mientras me las golpeteaba con cada empujón me excitaba” -me confesó. Para entonces ya su conchita se había ido convirtiendo en una buena concha, más usada, más madura e inclusive, ya se habían aventurado en un par de ocasiones a coger más de una vez en su sesión sexual. Ya del todo desvirgada en fin, y bien abierta. Y así lo comprobé yo cuando tuvimos sexo por primera vez . Me confesó llorisqueando que aquella que estuvimos cojiendo en su casa aprovechando que sus padres no estaban ella se sintió preocupada al ver que mi verga no era lo suficientemente abultada y se dijo que todo estaría bien. Cuando acostada se abrió de piernas y se preparó para recibir mi embestida. Pella se sorprendió que entró de una embestida sin resistencia alguna, se fue de una sola vez hasta el fondo! No hizo más que hundirse toda en mi concha y no me llenó. Ella noto lo que pasaba, y me preguntó si yo me había dado cuenta que ella ya no era la mujer scon poc sexo que decía ser o haber tenido , que su concha era muy agrandada .Le respondí que el fragor y el deseo de aquella noche no me di cuenta ya no estaba como la había dejado. Ella de inmediato, para no hacerme sentir mal, me comentó que se le ocurrió decirme: “Um que rico mi amor… que rico sentí, me tienes muy excitada.”
Y así me dijo que desde nuestro compromiso y casamiento, pese a que continuó siendo la empleada de él, mantuvo su distancia y no había tenido relaciones, pese a que en su inconsciente lo deseaba.Mi mujer me digo que el reinicio con su jefe luego de dos años asi de no tener sexo con él , le dio la cogida de su vida.Aquí mi esposa hizo una pausa en su relato, suspiro y luego dijo: "Y pues, ya te imaginarás lo demás". Yo le pregunté: "¿Qué es "lo demás"?" - Pues lo hicimos -respondió ella. - Pero ¿cómo ? -Pregunté yo. - ¿Quieres saber los detalles? -Me advirtió ella. - Todos. -Le respondí. Al notar que había en mí cierta excitación, comenzó a narrarme detalladamente: Pues hacía tiempo que andavamos calientes, se notaba en nuestras miradas ardientes , en su bulto y mis pezones que aprecían escapar del vestido .Habíamos hecho una apusa y llovía mucho, el por los robos había cerrado al inmobilirai y nos disponáimos a bebr un café, ni siquiera a tomarnos el café llegamos. La verdad es que apenas nos sentamos en la sala contigua a la atención de lso clientes, estallamos comenzamos a besarnos y a manosearnos. Luego él me desabrochó el vestido lque traía y comenzó a acariciarme los senos suavemente mientras me besaba el cuello. Luego me quitó el vestido en su aprte de arriba y comenzó a besarme y lamerme los senos, mientras me acariciaba la vagina por encima de mi mini. - ¿Y tú qué hacías mientras? -La interrumpí. - Yo le acariciaba su pene por encima de su pantalones. - ¿Qué tal lo tiene? -Volví a interrumpir. - ¿De verdad quieres saber eso también? -Preguntó. - Ya te dije que quiero saber todos los detalles. -Respondí un poco alterado. - Pues la verdad es que la tiene muy grande, enorme y gorda, un poco curva hacia arriba. Le metí la mano por debajo de su pantalones y comencé a acariciarle su pija, a lo que él correspondió acariciando mi concha por debajo de mi mini y mi tanguita. Hizo una pausa y luego prosiguió: - Después de un rato de estarnos masturbando mutuamente, él tomó mi cabeza y me la dirigió hacia su pene, por lo que comencé a chupárselo. Mientras, él por encima de mi espalda extendía su brazo para seguir acariciándome la vagina. - ¿Te gustó? -Le pregunté. - La verdad es que me encantó. -Respondió ella.Yo a medida que ella me contaba aquellso detalles me sentía muy excitado. - ¿Y luego qué más? -Dije yo. - Luego él me dijo que le tocaba a él hacer lo propio y me quitó mi pants con todo y mi tanga, me colocó en el sillón bocarriba, me abrió las piernas y comenzó a chuparme en la vagina. Luego me metió uno o dos dedos -ya no recuerdo- mientras me seguía chupando el clítoris. - ¿Y qué tal? -Volví a interrumpir. -Con decirte que hasta me vine en su boca. -Me respondió ella. Luego continuó: - Después de un rato que me estuvo haciendo así, aprovechó la posición en la que estaba para echárseme encima, me acarició un poco la vagina con su pene y poco a poco comenzó a penetrarme. Me estuvo bombeando así un buen rato y luego se sentó él a un lado acariciando su pene y me dijo que lo montara. Yo se lo monté poco a poco porque la verdad es que me lastimaba, al menos al principio. Luego ya no reparaba en nada. Ahí tuve otro orgasmo. Ya para finalizar, me colocó sobre el sillón en cuatro puntos y comenzó a penetarme por detrás. - ¿Anal? -Pregunté yo sorprendido. - No, anal no, al menos esa ocasión, sino por la vagina pero... bueno, de a perrito, para que me entiendas. - ¿O sea que en otra ocasión sí te penetró analmente? -La cuestioné. - Sí -aceptó ella-, pero quieres que termine de contarte o no esta ocasión? - Está bien, termina. -Dije yo resignado pero ya con una gran erección que apenas podía ocultar. - Pues luego, mientras me seguía haciendo de a perrito, como dices tú, Manuel me preguntó que si podía terminar en mi boca. Le dije que sí. Continuó un rato y luego me sacó su pene, me senté en frente de él y terminó en mi boca. Luego nos tomamos el café que le había prometido. Le dije que tenía que ir a casa que ya era tarde; que me había encantado y que esperaba que no fuera la única vez. Le respondí que a mi también me había encantado como siempre y que esperaba que se repitiera pronto. Acabamos el café, me besó muy apasionadamente y se se ofreció a tarerme a casa en su auto. Lo disfruté, gocé de la enorme pija de Manuel e, con dolor siempre, pero que me hizo acabar a puro cogérsela, sin que ella se masturbara. Me sentía llena No cabe duda que mi cocnha esta amoldada a la envergadura de su buen pedazo.Espero que no te duela esta verdad. Yo ya no aguantaba el coraje pero tampoco la excitación. - ¿Pero fuiste con él esa noche que llegaste tan tarde o no? - Sí -respondió ella. - Yo le dí las gracias por su sinceridad y le pregunté que si él era el único con quien me había engañado o había otros y ella me respondió que,- efectivamente, sólo lo había hecho con Manuel .
Con todo y todo, note que se excito y yo estaba muy caliente y comenzamos a coger. No quiso que le hiciera mucho preámbulo, casi de inmediato me pidió que se la metiera, pero justo antes de hacerlo le dije: “Ok, pero al menos déjame vértela como la tienes y se giró sobre su costado dándome la espalda y levanto la pierna izquierda, dejándome que con una mano le abriera las nalgas y se le separaran los labio de la concha. WOW! Me le quede viendo a aquel agujero rico, húmedo, algo abierto, y que olía tan rico a mujer, a su perfume que me encanta, a sexo y “a jaboncito”, pues mi esposa es súper limpia. Rasurado por completo su Monte de Venus. Casi no me contengo, pero antes de ensartarle la verga de golpe, se me ocurrió algo. Me agarre la verga con mi mano izquierda y puse mi dedo índice pegado a lo largo del tronco, con la punta justo detrás del borde de mi cabeza caliente, la sentía como palpitaba, y así le dije: “Mi amor, te voy a coger más rico hoy, vas a ver” “Ah sí?” Me dijo ella. “Ok pues, dale, hazme rico que tengo muchas ganas…” Obviamente, se había excitado con su confesión . Que delicia sentir como le iba entrando mi verga junto con mi dedo! Que caliente y mojado, con un poco más de resistencia pero sabroso, pues nunca se lo había hecho así. No paso mucho tiempo, y sé que se dio cuenta que le estaba dando duro no solo con la pija pero además con un dedo, pero se corrió sabrosísimo, hacía tiempo no la veía tornar los ojos hacia atrás de esa manera y sacar la lengua y con la punta relamerse el labio superior así de lado a lado, con tanta lujuria… Que sensación sentir los espasmos de su vagina apretarme la verga y mi dedo, mmm! Después de la cogida y de haberme derramado a chorros dentro de su ahora más amplia concha, casi me arrancó de ella y sin decir nada solo apretando los dientes, me paso la pierna por detrás de mí cuello y prácticamente me puso a comerle su muy abierta concha , con el clítoris aun sensible y palpitándole. Poco falto para que se corriera de nuevo, pero me empujó, haciéndome a un lado, me acostó asegurándose de quedar con el culo apuntando a la ventana , y me montó de golpe dándome la espalda, cabalgando como máquina de gozar, viéndole yo como sus nalgas de mujer se estrellaban contra mi pelvis, haciendo ese sonido fuerte de piel golpeteándose entre sí. Tengo la imagen viva de como se le abrían y cerraban las nalgas en ese subir y bajar frenético, dejándome verle el culo rico cada instante que se le separaban. “Te gusta como se ve, mi amor? Ves cómo me coges? Te gusta? Dime,asi me cojo con él te gusta?” me decía en su trance. La sentía “amplia”, mas a sus anchas. Como relámpago, se dio vuelta y quedo montándome dándome golpes con sus ricas tetas por toda la cara. Era tan evidente que estaba imaginándose la escena de nuevo de cuando su jefe la montaba . A punto de acabarle dentro de nuevo, entre dientes alcance a escuchar que murmuraba algo así como “Así, pero quiero más verga… quiero que me DEN más!” Y como pude le dije: “Que te DEN más, quienes?” ”Tonto, TU, que me des más, ay así, así, que rico, ay mi amor me vengo, ah, ah…” Ni que decir queda que fue una buena acabada la que le llené de leche de nuevo en su cueva de placer. Había ocurrido algo nuevo entrenostros , más que puro deseo sexual, había ternura, apego. Pero al mismo tiempo había morbo y una nueva manera de ser esposo se empezóa instalar en mi.
autor : desconocido
4 comentarios - el diario de mis cuernos