Con los primeros calores del año una quiere verse bien para el verano y si, yo no soy la excepción. Apenas empezó a picar el sol que anuncia la cercanía del verano, decidí ponerme el bikini y subir a la terraza de mi edificio a tomar sol. Como soy muy blanca tengo que tomar mucho sol para agarrar algo de color y tiene que ser de a poco porque sino me pongo roja como un tomate. Por eso empiezo bien temprano.
Como dije antes no tengo la piel ideal para un bronceado perfecto, así que trato de ayudar un poco con un toque extra. Me pongo aceite bronceador en todo el cuerpo, me desprendo la parte de arriba de la bikini para no tener marcas y me acuesto en mi reposera plástica a recibir el calor del sol, la mitad del tiempo boca abajo y la otra mitad boca arriba. Sola obviamente.
Una de esas tardes calurosas, llegué de un almuerzo familiar y me puse mi bikini para acostarme al sol, me hice un rodete en el pelo y me fui con un vestido de verano que me tapaba justo hasta donde termina la curva de la cola. Cuando subí al ascensor vi a un par de tipos que no parecían del edificio. Con ropa bastante desarreglada y manchada no sé de que. Los dos con gorras y zapatillas llamativas.
Por un momento me asusté. Yo llevaba las llaves de mi casa y el celular en la mano. Pensé que tenían intención de robarme. Mientras pensaba todo eso llegamos a la terraza. Se bajaron detrás mío, seguramente para verme de atrás pensé. Pero apenas di unos pasos, vi al arquitecto Gancedo, del 5to A y eso me tranquilizó. Con su pinta tan clásica. De mocasines, pantalon de jean, una chomba clarita, sus gruesos anteojos y el cabello con mucho fijador hacia el costado, se acercó a la puerta muy sonriente.
-Buenas tarde señorita- me dijo mi vecino apenas me vio salir yo lo saludé moviendo la mano con una sonrisa
-a ver muchachos, vengas por acá- les dijo a los otros y se llevó a los desconocidos hacia otro sector de la terraza. Yo me recosté en la reposera sin quitarme la parte de arriba del bikini y los espiaba disimuladamente. Pude ver que les daba indicaciones, al parecer quería hacer alguna reforma y había contratado a esos dos como albañiles.
Al rato los dos jóvenes bajaron solos y murmurando. Unos segundos después Gancedo se me acercó. Yo estaba boca abajo con el celular en la mano, me di cuenta de su presencia por su sombra y me llamó la atención.
-Disculpe, no quería asustarla- me dijo un poco sorprendido.
-Ay no, por favor, es solo que estaba distraída y estoy acostumbrada a estar sola a esta hora acá arriba.
-Si, justo de eso quería hablarle- me dijo mientras se acomodaba los lentes - Los muchachos van a estar trabajando las próximas semanas para hacer un asador de aquel lado, así que nos va a ver seguido por aquí- me comentó después.
-Ah bueno, voy a tratar de no molestarlos- le dije yo
-De ninguna manera podría ser usted una molestia- dijo, mirando mi cola brillante por el bronceador.
En ese momento le sonó el celular y al atender se retiró saludándome con la mano.
Me resultó simpático que el tipo fuera tan ingenuo para mirar. Fue demasiado obvio y apenas se fue, me empecé a reír sola. Lo segundo que hice apenas se retiró fue quitarme la parte superior del bikini para broncearme pareja y pasarme un poco de aceite. Me recosté boca arriba y al poco tiempo escuché sonar nuevamente el celular del arquitecto. Y al sentarme pude ver su sombra del otro detrás de la pared que rodea los tanques de agua.
-Olvidó decirme algo?- le grité sin moverme de mi lugar.
-Por dios que vergüenza señorita- me dijo al salir de su escondite - esto es un mal entendido - trató de disfrazar la situación. Yo lo miraba aguantándome la risa.
-Eso de ahí también es un mal entendido señor?- le dije con tono sarcástico señalando su pantalón que había tomado volumen en el frente.
-Esto es muy humillante. Mil disculpas, le pido por favor que no hable con nadie sobre esto- me suplicó ya que somos del mismo edificio, se donde vive y conozco a su esposa.
-Sabe que pasa Gancedo? yo ahora quiero ver también. Por qué no se baja el cierre y me deja ver eso que esta tan apretado- le sugerí mordiendome la punta del dedo indice.
Me miró doblemente sorprendido pero me hizo caso. Miró para todos lados y se bajó el cierre del pantalón. Metió la mano adentro y la sacó con una considerable pija. Yo me mordí el labio y lo miré con mi típica cara de gatita caliente. Ese gesto hizo que empezara a mover su mano. El tipo se estaba pajeando para mí. Mis pechos desnudos, mi cuerpo aceitado y mi cara de calentura viendo su pija lo habían excitado sobremanera.
Al ver eso le dije -quiero probarla ahora- y acto seguido abrí la boca sacando la lengua y cerré los ojos. Pasaron unos segundos y las dos manos del arquitecto tomaron mi cabeza y sentí la pija pasar suavemente por mi lengua y meterse dentro de mi boca. Apenas sentí el contacto, le apoye los labios y el movimiento lo aportó él. Empujaba mi cabeza delirando con el placer que le daba mi boca.
-Que atorranta sos pendeja mmmm segui haciendo eso con la lengua por dios!- me pedía entre gemidos. Mientras yo giraba mi lengua por la cabeza de su pija.
-Te gusta? tu mujer te la chupa así?- le pregunté en un instante que me la saqué de la boca.
-No nena, nunca estuve tan caliente como ahora- me respondió con una mano acariciando mi teta. Yo le respondí con una sonrisa picara y mi lengua deslizandose de costado por todo el largo de su verga.
Esto lo puso mucho mas hot de lo que venía. se tiro de cabeza a mis pechos y empezó a chuparlos y a lamer descontrolado. Yo seguía pajeandolo con mi mano izquierda y con el brazo derecho me abrazaba para que no se separe de mis tetas. Ante cada movimiento de mi mano sentía la respuesta de su boca en mis pezones. Chupaba con una desesperación que me estaba excitando mucho a pesar de no ser un hombre atractivo ya me tenía mojada. El sabor de su pija, la transpiración de los dos y el perfume del bronceador eran una combinación que francamente me gustaba mucho.
Lo agarre de la cabeza y lo fui llevando para abajo, sentía sus besos por toda mi panza y su respiración agitada al acercarce a mi entrepierna. Moví un poco el bikini y se deleitó con lo que vio.
-Esta toda depilada, que delicia- exclamó y empezó a besar mis labios vaginales con una pasión que me obligó a cruzar mi pierna detras de su cuello para apretarlo más.
-Si dale papi meteme la lengua mas adentro!me encanta!- le pedí como si no fuera a hacerlo de todos modos. Obvio que obedeció y mientras tanto sus manos apretaban mis nalgas como si fuera la última mujer del mundo.
-Que conchita más linda tenes, esto te gusta?- preguntaba, metiéndome dos dedos adentro. Yo lo tire de la remera y lo traje para arriba y nos comimos la boca, mientras me metía los dedos y yo lo masturbaba con fuerza.
Mi lengua en la suya y mis labios mucha más abiertos que los suyos hacía que le besara hasta la pera.
-Esto es demasiado! No aguanto más!- me grito en medio del placer. Sacó sus dedos de mi interior y me acostó boca abajo. Me metí su pija adentro de la boca y le di una buena acelerada a la mamada, sentía como apretaba mis nalgas estirándose como tratando de aprovechar sus últimas fuerzas y entonces llegó lo mejor. La leche bien caliente y cuantiosa adentro de mi boca. Acompañada de un gemido de los más largos que escuché.
-Ahora si tenemos un secreto que guardar- le dije con su leche derramándose por los costados de mi boca y cayendo por mi cuello.
-Si, creo que si, sos una diosa. Desde que te veía volver de la escuela hace años que sueño con esto como algo platónico, pero fue mucho más de lo que imaginaba- se sinceró Gancedo. De haber sabido que me tiene ganas hace años, me hubiera divertido más provocando a este tipo. La verdad es que ni lo registraba como hombre.
-Vení para acá que te limpio- le dije y le lamí un poco mas la pija. Después se acomodó y se fue agradeciéndome una y otra vez. Me resultó de lo más divertido.
Los días pasaron y era de lo más excitante ver a los muchachos trabajando con el calor, yo tomaba sol cada vez que estaba lindo el día y me hacía la dormida. A veces los veía apuntarme con sus celulares o frotarse la entrepierna. Después de todo me tenían semidesnuda a unos metros. El arquitecto los vigilaba bastante, entre celoso y temeroso de que yo hablara. Pero un par de veces a la semana podían verme así brillante por el aceite y con los pezones mirando al sol.
Una tarde poco antes de que terminen la obra me acerqué a hablarles con la excusa de ver como estaba quedando el asador. Estaban hipnotizados viendo mi cuerpo.
-ay perdón chicos, les molesta que esté así?- les pregunté con cara de trola mirandolos por arriba del hombro.
-No no- contestaron los dos a coro.
-Que bueno que podamos hacer asados acá. A mi me encanta la carne- les tiré a ver si agarraban el centro
-Si, tenes cara de golosa vos- me dijo entre risas uno de los dos. Eran casi iguales, los dos con esos cortes de pelo estilo cumbieros y con bermudas y zapatillas colorinches.
-Queres comer carne guacha?- me dijo el otro apoyando la mano en mi cintura. Ya los dos estaban casi pegados a mi. Así que no podía echarme atrás.
-Me encanta, son insaciable- les dije y le pase la lengua por la mejilla a uno de los dos. Al toque me agarró y me empezo a dar un beso de lengua bien zarpado mientras el otro se agachaba para chuparme las tetas. Todo muy rápido y grosero. Los dos me metieron la mano entre las piernas y me frotaban con fuerza.
Los dos se bajaron las bermudas y me pusieron agachada con las piernas extendidas. Uno se chupo la mano y me la pasó por la concha y me penetró con fuerza. Yo empecé a gemir y a gritar pero rápido el otro me agarro del pelo y me metió la pija en la boca.
-Que puta que sos chetita como te gusta la pija!- me decía el q tenía atrás. El de adelante solo miraba para arriba y me la metía hasta la garganta. Los dos me daban con fuerza y tenían un buen ritmo.
El que tenía atrás me dijo -Tenes un culito re zarpado mami- y en ese momento, me acomodaron entre los dos, parada con las piernas abiertas y mientras su amigo me penetraba la concha y tenía su cara entre mis tetas, el otro empezó a metérmela por el culo. Me estaban haciendo un sándwich. Sentía las dos pijas adentro mío, las manos de los dos resbalando por todo mi cuerpo por mi sudor y el aceite, las bocas y las lenguas de ambos recorriendome mientras me penetraban fuerte.
En ese momento me colgué con las dos piernas del que tenía en frente y ambos me sostenían. De la cola uno y de las piernas el otro. Las embestidas empezaron a ser más rápidas y con todo eso tuve un orgasmo glorioso. En medio de mi gemido, me empezaron a bajar y me pusieron una pija a cada lado dela cara. Entendí el mensaje y empece a chupar rápido cada pija. Mientras se la chupaba al que me cogió el culo sentí como me golpeaba la mejilla y cerca del ojo, la acabada del otro, que rápido de reflejos agarró mi cabeza para depositar el resto dentro de mi boca. Al instante su compañero lo imitó, puso su pija bien adentro de mi boca y largó una acabada deliciosa que me trague casi completa.
Apenas terminamos con nuestro trío, me puse de nuevo mi ropa, le di un piquito a cada uno de los albañiles y me fui para mi departamento. Antes de llegar a mi piso subieron el arquitecto y su esposa que me miró muy despectiva por mi aspecto. Yo me aguanté para no reirme de ella en su cara, pero antes de bajar le guiñe un ojo a su marido. No volví a ver a Gancedo hasta que me golpeó la puerta una noche, luego de ver salir a mi familia y me dijo -desde que te crucé esa tarde con ese olor a sexo en la piel que me muero por hacer esto- cerró la puerta y tras un beso intenso nos fuimos derecho a mi cuarto donde lo hice gozar con lo que su amargada esposa nunca le va a entregar: un culito carnoso en el que acabó toda la leche que me había guardado desde nuestro primer encuentro, con el sol como testigo silencioso.
Como dije antes no tengo la piel ideal para un bronceado perfecto, así que trato de ayudar un poco con un toque extra. Me pongo aceite bronceador en todo el cuerpo, me desprendo la parte de arriba de la bikini para no tener marcas y me acuesto en mi reposera plástica a recibir el calor del sol, la mitad del tiempo boca abajo y la otra mitad boca arriba. Sola obviamente.
Una de esas tardes calurosas, llegué de un almuerzo familiar y me puse mi bikini para acostarme al sol, me hice un rodete en el pelo y me fui con un vestido de verano que me tapaba justo hasta donde termina la curva de la cola. Cuando subí al ascensor vi a un par de tipos que no parecían del edificio. Con ropa bastante desarreglada y manchada no sé de que. Los dos con gorras y zapatillas llamativas.
Por un momento me asusté. Yo llevaba las llaves de mi casa y el celular en la mano. Pensé que tenían intención de robarme. Mientras pensaba todo eso llegamos a la terraza. Se bajaron detrás mío, seguramente para verme de atrás pensé. Pero apenas di unos pasos, vi al arquitecto Gancedo, del 5to A y eso me tranquilizó. Con su pinta tan clásica. De mocasines, pantalon de jean, una chomba clarita, sus gruesos anteojos y el cabello con mucho fijador hacia el costado, se acercó a la puerta muy sonriente.
-Buenas tarde señorita- me dijo mi vecino apenas me vio salir yo lo saludé moviendo la mano con una sonrisa
-a ver muchachos, vengas por acá- les dijo a los otros y se llevó a los desconocidos hacia otro sector de la terraza. Yo me recosté en la reposera sin quitarme la parte de arriba del bikini y los espiaba disimuladamente. Pude ver que les daba indicaciones, al parecer quería hacer alguna reforma y había contratado a esos dos como albañiles.
Al rato los dos jóvenes bajaron solos y murmurando. Unos segundos después Gancedo se me acercó. Yo estaba boca abajo con el celular en la mano, me di cuenta de su presencia por su sombra y me llamó la atención.
-Disculpe, no quería asustarla- me dijo un poco sorprendido.
-Ay no, por favor, es solo que estaba distraída y estoy acostumbrada a estar sola a esta hora acá arriba.
-Si, justo de eso quería hablarle- me dijo mientras se acomodaba los lentes - Los muchachos van a estar trabajando las próximas semanas para hacer un asador de aquel lado, así que nos va a ver seguido por aquí- me comentó después.
-Ah bueno, voy a tratar de no molestarlos- le dije yo
-De ninguna manera podría ser usted una molestia- dijo, mirando mi cola brillante por el bronceador.
En ese momento le sonó el celular y al atender se retiró saludándome con la mano.
Me resultó simpático que el tipo fuera tan ingenuo para mirar. Fue demasiado obvio y apenas se fue, me empecé a reír sola. Lo segundo que hice apenas se retiró fue quitarme la parte superior del bikini para broncearme pareja y pasarme un poco de aceite. Me recosté boca arriba y al poco tiempo escuché sonar nuevamente el celular del arquitecto. Y al sentarme pude ver su sombra del otro detrás de la pared que rodea los tanques de agua.
-Olvidó decirme algo?- le grité sin moverme de mi lugar.
-Por dios que vergüenza señorita- me dijo al salir de su escondite - esto es un mal entendido - trató de disfrazar la situación. Yo lo miraba aguantándome la risa.
-Eso de ahí también es un mal entendido señor?- le dije con tono sarcástico señalando su pantalón que había tomado volumen en el frente.
-Esto es muy humillante. Mil disculpas, le pido por favor que no hable con nadie sobre esto- me suplicó ya que somos del mismo edificio, se donde vive y conozco a su esposa.
-Sabe que pasa Gancedo? yo ahora quiero ver también. Por qué no se baja el cierre y me deja ver eso que esta tan apretado- le sugerí mordiendome la punta del dedo indice.
Me miró doblemente sorprendido pero me hizo caso. Miró para todos lados y se bajó el cierre del pantalón. Metió la mano adentro y la sacó con una considerable pija. Yo me mordí el labio y lo miré con mi típica cara de gatita caliente. Ese gesto hizo que empezara a mover su mano. El tipo se estaba pajeando para mí. Mis pechos desnudos, mi cuerpo aceitado y mi cara de calentura viendo su pija lo habían excitado sobremanera.
Al ver eso le dije -quiero probarla ahora- y acto seguido abrí la boca sacando la lengua y cerré los ojos. Pasaron unos segundos y las dos manos del arquitecto tomaron mi cabeza y sentí la pija pasar suavemente por mi lengua y meterse dentro de mi boca. Apenas sentí el contacto, le apoye los labios y el movimiento lo aportó él. Empujaba mi cabeza delirando con el placer que le daba mi boca.
-Que atorranta sos pendeja mmmm segui haciendo eso con la lengua por dios!- me pedía entre gemidos. Mientras yo giraba mi lengua por la cabeza de su pija.
-Te gusta? tu mujer te la chupa así?- le pregunté en un instante que me la saqué de la boca.
-No nena, nunca estuve tan caliente como ahora- me respondió con una mano acariciando mi teta. Yo le respondí con una sonrisa picara y mi lengua deslizandose de costado por todo el largo de su verga.
Esto lo puso mucho mas hot de lo que venía. se tiro de cabeza a mis pechos y empezó a chuparlos y a lamer descontrolado. Yo seguía pajeandolo con mi mano izquierda y con el brazo derecho me abrazaba para que no se separe de mis tetas. Ante cada movimiento de mi mano sentía la respuesta de su boca en mis pezones. Chupaba con una desesperación que me estaba excitando mucho a pesar de no ser un hombre atractivo ya me tenía mojada. El sabor de su pija, la transpiración de los dos y el perfume del bronceador eran una combinación que francamente me gustaba mucho.
Lo agarre de la cabeza y lo fui llevando para abajo, sentía sus besos por toda mi panza y su respiración agitada al acercarce a mi entrepierna. Moví un poco el bikini y se deleitó con lo que vio.
-Esta toda depilada, que delicia- exclamó y empezó a besar mis labios vaginales con una pasión que me obligó a cruzar mi pierna detras de su cuello para apretarlo más.
-Si dale papi meteme la lengua mas adentro!me encanta!- le pedí como si no fuera a hacerlo de todos modos. Obvio que obedeció y mientras tanto sus manos apretaban mis nalgas como si fuera la última mujer del mundo.
-Que conchita más linda tenes, esto te gusta?- preguntaba, metiéndome dos dedos adentro. Yo lo tire de la remera y lo traje para arriba y nos comimos la boca, mientras me metía los dedos y yo lo masturbaba con fuerza.
Mi lengua en la suya y mis labios mucha más abiertos que los suyos hacía que le besara hasta la pera.
-Esto es demasiado! No aguanto más!- me grito en medio del placer. Sacó sus dedos de mi interior y me acostó boca abajo. Me metí su pija adentro de la boca y le di una buena acelerada a la mamada, sentía como apretaba mis nalgas estirándose como tratando de aprovechar sus últimas fuerzas y entonces llegó lo mejor. La leche bien caliente y cuantiosa adentro de mi boca. Acompañada de un gemido de los más largos que escuché.
-Ahora si tenemos un secreto que guardar- le dije con su leche derramándose por los costados de mi boca y cayendo por mi cuello.
-Si, creo que si, sos una diosa. Desde que te veía volver de la escuela hace años que sueño con esto como algo platónico, pero fue mucho más de lo que imaginaba- se sinceró Gancedo. De haber sabido que me tiene ganas hace años, me hubiera divertido más provocando a este tipo. La verdad es que ni lo registraba como hombre.
-Vení para acá que te limpio- le dije y le lamí un poco mas la pija. Después se acomodó y se fue agradeciéndome una y otra vez. Me resultó de lo más divertido.
Los días pasaron y era de lo más excitante ver a los muchachos trabajando con el calor, yo tomaba sol cada vez que estaba lindo el día y me hacía la dormida. A veces los veía apuntarme con sus celulares o frotarse la entrepierna. Después de todo me tenían semidesnuda a unos metros. El arquitecto los vigilaba bastante, entre celoso y temeroso de que yo hablara. Pero un par de veces a la semana podían verme así brillante por el aceite y con los pezones mirando al sol.
Una tarde poco antes de que terminen la obra me acerqué a hablarles con la excusa de ver como estaba quedando el asador. Estaban hipnotizados viendo mi cuerpo.
-ay perdón chicos, les molesta que esté así?- les pregunté con cara de trola mirandolos por arriba del hombro.
-No no- contestaron los dos a coro.
-Que bueno que podamos hacer asados acá. A mi me encanta la carne- les tiré a ver si agarraban el centro
-Si, tenes cara de golosa vos- me dijo entre risas uno de los dos. Eran casi iguales, los dos con esos cortes de pelo estilo cumbieros y con bermudas y zapatillas colorinches.
-Queres comer carne guacha?- me dijo el otro apoyando la mano en mi cintura. Ya los dos estaban casi pegados a mi. Así que no podía echarme atrás.
-Me encanta, son insaciable- les dije y le pase la lengua por la mejilla a uno de los dos. Al toque me agarró y me empezo a dar un beso de lengua bien zarpado mientras el otro se agachaba para chuparme las tetas. Todo muy rápido y grosero. Los dos me metieron la mano entre las piernas y me frotaban con fuerza.
Los dos se bajaron las bermudas y me pusieron agachada con las piernas extendidas. Uno se chupo la mano y me la pasó por la concha y me penetró con fuerza. Yo empecé a gemir y a gritar pero rápido el otro me agarro del pelo y me metió la pija en la boca.
-Que puta que sos chetita como te gusta la pija!- me decía el q tenía atrás. El de adelante solo miraba para arriba y me la metía hasta la garganta. Los dos me daban con fuerza y tenían un buen ritmo.
El que tenía atrás me dijo -Tenes un culito re zarpado mami- y en ese momento, me acomodaron entre los dos, parada con las piernas abiertas y mientras su amigo me penetraba la concha y tenía su cara entre mis tetas, el otro empezó a metérmela por el culo. Me estaban haciendo un sándwich. Sentía las dos pijas adentro mío, las manos de los dos resbalando por todo mi cuerpo por mi sudor y el aceite, las bocas y las lenguas de ambos recorriendome mientras me penetraban fuerte.
En ese momento me colgué con las dos piernas del que tenía en frente y ambos me sostenían. De la cola uno y de las piernas el otro. Las embestidas empezaron a ser más rápidas y con todo eso tuve un orgasmo glorioso. En medio de mi gemido, me empezaron a bajar y me pusieron una pija a cada lado dela cara. Entendí el mensaje y empece a chupar rápido cada pija. Mientras se la chupaba al que me cogió el culo sentí como me golpeaba la mejilla y cerca del ojo, la acabada del otro, que rápido de reflejos agarró mi cabeza para depositar el resto dentro de mi boca. Al instante su compañero lo imitó, puso su pija bien adentro de mi boca y largó una acabada deliciosa que me trague casi completa.
Apenas terminamos con nuestro trío, me puse de nuevo mi ropa, le di un piquito a cada uno de los albañiles y me fui para mi departamento. Antes de llegar a mi piso subieron el arquitecto y su esposa que me miró muy despectiva por mi aspecto. Yo me aguanté para no reirme de ella en su cara, pero antes de bajar le guiñe un ojo a su marido. No volví a ver a Gancedo hasta que me golpeó la puerta una noche, luego de ver salir a mi familia y me dijo -desde que te crucé esa tarde con ese olor a sexo en la piel que me muero por hacer esto- cerró la puerta y tras un beso intenso nos fuimos derecho a mi cuarto donde lo hice gozar con lo que su amargada esposa nunca le va a entregar: un culito carnoso en el que acabó toda la leche que me había guardado desde nuestro primer encuentro, con el sol como testigo silencioso.
32 comentarios - Con el sol como testigo silencioso
Me encanto!!!
Gracias por comparitr
besitos 😘
Te mando besos en esas tetas y esa colita mi amor! 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤
besitos 😘
besitos 😘
besitos 😘
besitos 😘
besitos 😘