Tengo una vida tranquila y a la vez un poco complicada, ya que vivo con mi mujer y mis dos hijos. Ella es una hembra hermosa, de ese tipo de mujer que en cuanto la ves, la deseas. Muy activa, inteligente y trabajadora, dulce y cariñosa. Ella es una persona de buen corazón. Tierna, de buenas y valiosas costumbres, de ese tipo de mujer que no te topas muy amenudo. Tiene una cabellera abundante, de color negro, ya con una que otra cana en el tope. De contextura esbelta, de pocas, pero deliciosas carnes. Con unas piernas torneadas y fuertes. Ella es una mujer de fuertes escrúpulos en la cama, me excita el solo tenerle cerca. Me sube a mil los latidos del corazón, ella es toda una señora perra.
Ya saliendo de mi trabajo a eso de las tres de la tarde pasadas, camino directamente a la parada para tomar el bus. Esperando, he de recordar la silueta femenina de mi mujer, me excita la polla, me pone caliente el solo imaginar el momento en que se pone toda hambrienta de sexo y me come el pene; con tantas ganas que hasta jadea como una perra cuando corre. Mientras mi cabeza vuela imaginando todas esas cosas retorcidas que recuerdo cuando estamos haciendo el amor, mis entrecerrados ojos ven cerca la dichosa cazadora que ha de llevarme hasta mi hogar, donde está esa deliciosa mujer a la que ansío ver.
Rumbo a mi casa, como, es de costumbre subir esa larga y empinada cuesta, veo a lo lejos las verjas de mi hogar, un lugar donde me gusta estar, donde descanso y veo a mi familia. Poniendo la llave en el cerrojo y abriendo la puerta siento un leve aroma a mujer, a mi mujer. Entro en la sala, busco tan atrevida fragancia, pero no veo a nadie. Asomo mi ojo por la hendidura de la puerta y la veo. Sin dejar de mirar está ella, cambiando sus ropas de casa, por unas mas sensuales anhelando mi llegada. Continuo observando aquella piel, suave y humectada, humedecida por ese calor que se agota conforme termina la tarde. Observo cada prenda que se desliza por aquel cuerpo, como cae su interior deslizándose por entre sus piernas. Teñidas de sol, con una tonalidad parcialmente morena. Muy bien torneadas, fuertes y diligentes para mi. Observo entre sus nalgas una sombra, al inclinarse para levantar sus ropas, veo eso, sí eso que tanto deseo comer, ese pequeño, pero interminable manjar, con una poca cantidad de bello púbico que recién crece. Jugosa y despampanante es su vagina, llena de libido, de jugos con sabor a sexo, de placer pir la noche. Descubriendo sus pechos, dejando caer su sostén. Acaricia su piel de manera sensual haciéndome pensar, que no sabe que su hombre la ve, la desea, escondido atrás de la puerta de su alcoba. Eso la exita, la llena de morbo. Humecta su cuerpo con aceite y pone sus nuevas prendas con intenciones de provocarme aún más, me pone duro el pene, siento que quiero tirar la puerta, cogerla por la fuerza y masturbarla, poner a que me coma la polla y lloré y escupa y moje cada ves mas mi cuerpo. Se encuentra tan caliente que comienza a rozar su piel con las manos. Entre pasa sus dedos por cada centímetro de su cuerpo. Frota sus pezones con la humedad de su boca y hace un tenue, pero afirmativo sonido desde adentro de su cuerpo; el cual me afirma e invita a pasar y cumplir las fantasías de ambos. Camino lentamente hacia ella y reclamo ferozmente su cuerpo, hago que sus nalgas sientan atraves de mi pantalón, el miembro que tanto anhela en el interior de su vientre. Respiro lentamente sobre su nuca, aire caliente, aire de deseo; exploro sus orejas con mi húmeda y caliente lengua, abrazo con mis manos sus brazos, y hago que su piel se erice al sentir el calor de mi respiración sobre su espalda. Lentamente comienzo a sentir sus blandos y pequeños senos, que al querer lamerlos, entran con suavidad en mi boca, saliendo de ella cuando yo lo desee. Comienzo a comer su cuello, aumento la fuerza de mis brazos y manos, acaricio su abundante cabellera y halo de ella suavemente y llevo su cuerpo contra la pared de la alcoba. Ahí comienzo a lamer su espalda con suavidad, llevándola a un nivel de agitación parecido al de una hembra cuando jadea, al de una puta al coger, al de una mujer cuando folla, al de mi mujer cuando me exige que culee su sexo. Pasando mis manos por su boca, humedeciendo mis dedos con su saliva voy bajando sobre su abdomen, delicadamente, haciendola sentir escalofríos cada ves que me hacerco más a su vagina. Casi acariciando su clítoris, rodeandolo, tocando muy cerca del punto sin retorno, se estremese cada ves mas, con sus manos revolotea su cabello, toca sus tetas, baja y abre con sus manos esas nalgas que la hacen tan distinguida; justo cuando desciendo a la altura de su ano, chupo con fervor lo mas profundo de su cuerpo, saboreo y anhelo llegar aún mas a fondo. Llegando al punto que deseaba, toco su humedad; y a la ves que humedezco su culo con mi lengua, a cada momento con mas hambre, froto con suaves movimientos esa concha, esa deliciosa panocha que tanto me gusta. Ella jime de placer, me dice " cogeme " y jime aún más fuerte, jadea y muerde sus labios con fuerza. Después de sentir el sabor de sus flujos, he de levantarme y comienzo a frotar con la cabeza de mi polla el interior de sus nalgas, seguido toco de a poco su coño, cada vez adentrando aún mas, mi gran miembro. Finalmente mi mujer se inclina hacia atrás forzando la penetración abruptamente, y comienza un delicioso va y ven, que en cada momento se torna con mas fuerza. Sujeto su manos, cojo su pelo y cada ves la penetro mas duro, solo exclamaciones de placer salen de su boca, diciéndome " papi rico, golpeame, cojeme mas duro, hala mi cabello, nalgueame, soy tú perra ". Yo sin mas, continuo follando a mi mujer, sudando y agitado, una hembra que te pide mas y mas, me he vinido unas tres veces, la primera llené su boquita todita de leche y las demas sobre su ano. Dormidos y exhaustos de dar y recibir tanto placer, pasan los minutos y me encuentro dormitando y su hermoso cuerpo sobre el mío...
...CONTINUARA
1 comentarios - Que título le pondrías...?