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Mi odioso y viejo vecino se folla a mi esposa II

Según pasaban los días, la presión a la que me sometía Oscar llegó a resultar insoportable, llamadas a cualquier hora, mensajes, wasaps siempre haciendo referencia a su deseo de follarse a mi esposa Alba. Sus peticiones y humillaciones fueron creciendo. Tuve que contarle con pelos y señales como follaba mi mujer, luego tuve que entregarle un conjunto de sujetador y tanga de mi esposa para su deleite, llegándome a mandar Oscar una foto de su abundante corrida sobre la ropa íntima de Alba, incluso tuve que sacar fotos a mi esposa desnuda en la ducha y mandárselas a mi degenerado vecino, todo con la intención de que no subiese a internet las fotos y vídeos de Alba y mías.

Pero cuando más desesperado estaba y las amenazas de Oscar eran más frecuentes, la situación dio un giro radical …….

Un día coincidimos en el portal de casa Oscar, yo y mi esposa dispuestos a coger el ascensor.

-Buenas tardes vecinitos, hola Albita cada día estas más guapa y apetecible.

-Buenas tardes salude yo lacónicamente.

Mi esposa ni siquiera le saludó, simplemente le dirigió una mirada llena de desprecio.

Pasamos al ascensor, Oscar y yo al fondo y mi esposa delante de nosotros. Oscar se pegó literalmente a la espalda de Alba debido a la estrechez del elevador. Accionamos el aparato, durante el trayecto me percaté que mi esposa se agitó un par de veces, al llegar a nuestra planta Oscar se despidió de nosotros con un hasta luego parejita, ya nos veremos más tranquilamente.

Cuando entramos en casa, Alba se tiró encima mío y comenzó a comerme la boca. Su mano se deslizo hasta mi pantalón y comenzó a apretarme con mucha fuerza mi paquete. Su mano soltó el botón de mis vaqueros y comenzó a acariciar mi polla por dentro del slip.

-Ultimamente me tienes bastante abandonada, quiero que me folles como cuando éramos novios dijo Alba.

La cogí en bolandas y fuimos a nuestro dormitorio, me desnudé dejando a la vista mi erección, la besé introduciendo mi lengua dentro de su boca mientras mis manos acariciaban su culo por encima de la minifalda a tablas que llevaba mi esposa. Introduje mis manos por debajo de su mini y sobé a conciencia los cachetes del culito de Alba que dejaban al descubierto su tanga. La desnudé rápidamente dejando solamente a la vista su tanguita azul, uno de mis preferidos por cierto.

Nos tumbamos en la cama, y mi mano fue subiendo por sus piernas hasta alcanzar sus muslos, puse mi mano encima de su tanga. Estaba totalmente mojado, lo retiré hacia un lado e introduje dos dedos en el empapadísimo coño de mi mujer.

Ella por su parte tampoco estaba ociosa, con su mano agarró mi verga, bajó el glande y empezó a masturbarme acariciándome tanto mi húmeda polla como mis huevos.

-Estas muy caliente putita le dije.

-¿Putita?, contestó Alba jadeando.

-Si, eres una putita y zorra barata, ¿te gusta que te diga estas cosas?.

-Si por favor, continúa dijo Alba, nunca lo habías hecho y me excita mucho, estoy muy caliente fóllame.

-Las zorras como tu siempre están calientes y deseosas de polla le dije, ¿Qué te ha puesto tan caliente puta?.

-Me has punteado las nalgas con tu polla, y metido mano en el ascensor, me has sobado el culo delante del degenerado de Oscar, al sentir tus manos en mi culo me he mojado entera, la idea de que el vecino haya podido vernos me ha empapado dijo mi mujer.

Por un instante me quedé anonadado y me sentí preso de la excitación más absoluta. Oscar, el desgraciado de mi vecino, había metido mano a mi esposa en mi presencia y yo como un imbécil sin darme cuenta.

-No fui yo le dije a Alba, fue Oscar quien puso su polla en tu culo, fue él quien te magreó las nalgas en el ascensor, le dije a mi mujer.

Alba hizo ademán de levantarse, pero incrementé el ritmo de la masturbación a mi esposa, pellizqué con una mano sus duros y tiesos pezones y con la otra acaricié a conciencia el clítorix de mi mujer, arrancando de ella grandes gemidos y jadeos.

-Te has dejado meter mano por el asqueroso vecino y no has dicho nada zorra asquerosa, le dije a mi mujer. No eres más que una puta barata.

Acto seguido me incorporé y de un solo golpe introduje mi verga, de un solo golpe y hasta los huevos, en el coño de mi esposa. Mi esposa gemía de placer, sus tetas se bamboleaban a cada embestida mía, Alba jadeaba como una verdadera zorra.

-¿Te gusta puta?, ¿te gusta que te la metan hasta los huevos? dije.

-Si soy una zorra que quiere polla, fóllame cabrón contestó Alba.

-Así que te excita calentar a los vecinos, ¿verdad puta?.

-Si gemía mi esposa, soy una puta llegó a decir.

-¿Cómo es la polla de Oscar?, ¿la sentiste en tu culo?.

-Si contestó Alba, era muy grande, gorda y dura, mucho más que la tuya.

-Zorra asquerosa, le dije, estás deseosa de que te folle el vecino, dilo puta.

-Si contestó jadeando Alba.

-¿si que?, perra.

-Si, quiero que me folle Oscar, que me parta con su enorme verga. Fóllame Oscar, dame duro, haz un cornudo a mi marido.

-Zorra dije yo, y en ese instante Alba se corrió en un brutal orgasmo, se arqueó y posteriormente sus piernas rodearon mi espalda mientras mi mujercita gritaba Oscar, Oscar, Oscar fóllame y préñame. Al oir sus palabras me corrí como un cerdo, la mayor corrida de mi vida inundó las entrañas del coño de mi mujer.

Saqué mi verga de su coño y ordené a mi esposa: limpia la verga puta barata, acaba tu trabajo como lo hacen las zorras. Alba se arrodilló delante de mí y mirándome a los ojos, con una cara de vicio que nunca antes había visto, empezó a limpiar mi polla, primero lamió el glande y luego se la introdujo en su boca mientras que con sus manos masajeaba mis testículos.

Al poco rato mi polla estaba nuevamente empalmada. Mi esposa me tumbó en la cama y comenzó a pajearme. Sus manos acariciaban mi verga y mis huevos.

-¿Te excita que otro hombre haya metido mano a tu mujercita delante tuyo?, dijo Alba.

-Si me gusta, contesté jadeando como un perro.

-¿Sabes que Oscar tiene una verga más grande y dura que la tuya?, continuó ella. ¿te gustaría que nuestro odioso vecino me follase y me diese lo que tu no sabes darme?.

-Si contesté.

-Si ¿Qué?.

-Quiero ver como Oscar te folla, quiero ver como te mete su polla hasta los huevos y se corre dentro de ti.

-¿Te gustaría que Oscar te hiciese cornudo?, preguntó Alba.

En ese instante me corrí por segunda vez como un verdadero animal, grandes borbotones de leche cayeron sobre mi torso. Esa fue la mejor respuesta que supe darle a mi mujer.

Después del mejor polvo de nuestras vidas nos duchamos juntos, yo intenté nuevamente follar con Alba, mi grado de calentura y excitación era tremendo. Tenemos que hablar dijo mi esposa mientras nos enjabonábamos y el agua caliente corría sobre nuestros cuerpos.

- ¿No te habrás enfadado con lo que te he dicho?, dijo mi mujer.

-Por supuesto que no cariño, contesté.

Y acto seguido mi esposa me hizo una confesión para mi sorprendente.

Quiero que no me interrumpas mientras hablo, por favor dijo Alba, ¿lo prometes?.

-Si mi amor, contesté.

Una de mis mayores fantasías que nunca te he contado es que me excita tremendamente pensar en que otro hombre en tu presencia me folle, no pienses que soy una degenerada, pero es así. Quiero que sepas que nunca te he engañado pero es una fantasía que hace que me moje.

En ese instante mi verga comenzó a ponerse dura de nuevo. Por otro lado continuó Alba, nunca me habías llamado puta y zorra mientras tenemos sexo, pero escuchar esas palabras de tu boca me han hecho sentir cosas y sensaciones desconocidas, quizás te parezca una degenerada pero me ha gustado y excitado que me trates así en la cama.

Ya se que Oscar es un ser despreciable y odioso, pero no se porqué me excita, cuando clava sus ojos en mí y me desnuda con la mirada hace que me moje entera, y cuando me has dicho que ha sido él quien me ha metido mano en el ascensor y no tú, y que me ha punteado el culo con su tremenda verga, me he excitado como nunca lo había hecho. Por favor no ten enfades, finalizó.

-No me enfado Alba, todo lo contrario. Debo reconocerte que alguna vez he fantaseado y masturbado pensando que te sorprendía con Oscar follando en nuestra cama. Me he dado cuenta de cómo te mira ese viejo verde y aunque me molesta no deja de excitarme. ¿Te has dado cuenta que desde su terraza se ve directamente la nuestra?. Estoy convencido que te ha visto haciendo topless e incluso desnuda y se ha masturbado viendo tu cuerpo.

Tras esta confesión nuestros cuerpos se fundieron en un abrazo y por segunda vez en el mismo día follamos como locos.

A partir de ese instante nuestra vida sexual cambió totalmente, cuando follábamos fantaseábamos con Oscar, el degenerado y odioso vecino, en nuestra fantasía Alba deseaba que Oscar la follase con su tremendo miembro, que la tratase como a una verdadera puta, zorra y perra, y yo con que Oscar me hiciese un gran cornudo follándose a mi querida mujercita.

Se había dado un gran paso …….

CONTINUARA

1 comentarios - Mi odioso y viejo vecino se folla a mi esposa II

danyandrea
uyyyyyyy. seguí ... seguí!!!! me llevas al palo con este relato!!