Mis primeros cuernos (III)
Hola a todos, aquí les dejo la tercer y última parte de este relato. Cuando pueda les iré contando como fue evolucionando nuestra relación Ama-esposo sumiso y cornudo.
Llegamos cuando estaba oscurito a las cabañas y al toque Sebastián nos saludó y se bajó, lo único que nos dijo fue:
-Me avisan chicos, si se arrepienten, aquí no pasó nada- le dio un beso a Moni y a mí me guiño el ojo
Nosotros bajamos y entramos en nuestra cabaña, yo estaba en un estado de nerviosismo, excitación, como celoso, todo transpirado. Pensaba, cuando Moni me había mostrado sus genitales humedecidos, que habían tenido sexo durante esa hora que habían desaparecido de mi vista.
-Cogieron Moni? Como tan rápido te animaste, no entiendo- Mónica me miraba medio enojada, medio pícara, cuando se sacó la toalla vi de nuevo la mancha en la entrepierna.
-Que pasa Antonio? Vamos a seguir así con este histeriquito, o sea queres que pase, no quieres que pase. Queres ser cornudo no queres. Explícame. Me haces la cabeza, me haces calentar diciéndome lo que te excita. Después que no, que sí.
-Sí, sí quiero, es que justo no sé, te parece Sebastián, que paso ahí? Ya cogieron?- le pregunté de nuevo. Moni se había sentado en los pies de la cama y se había sacado las zapatillas y se estaba sacando los cortos.
-No, no cogimos amor. O sea, hablamos y un poco nos tocamos- se había puesto colorada, pero seguía desvistiéndose, se sacó la remera y también la bombacha
-Cómo tocamos? Apretaron?
-Franeleamos un poco, sí. Amor yo estaba a mil ya desde antes de bajar. No sé, estoy re caliente. Mira como estoy- y se pasó los dedos por los labios de la concha y se llevó el pegote a la boca.
Eso me calentó tanto que me empecé a desvestir con intenciones de coger con ella
-Te quiero Moni mía, perdóname vamos a hacerlo- le dije, pero Moni ya tenía otros planes ya había decidido ir hasta el final y poner a prueba todo lo que habíamos hablado y probar si yo estaba o no listo para que ella lo hiciera con otro
-No, no vamos a coger. Vamos a hablar. Veni acá a oler como estoy, pero no te desvistas- y me señaló su conchita.
Yo me arrodille apurado para intentar lamerla y probarla, pero me hizo tomar cierta distancia
-No, sentí el olor, veni.- me dijo y yo largue un suspiro y sentí que ya no podía pensar y de vuelta quería ser cornudo. La deseaba y cuando quise nuevamente lamerla me separo con el pie.
-Por favor, hagamos lo que vos quieras Moni. Que queres hacer?-
-Anda y avisale que venga dentro de una hora o dos horas, no sé, Sebastián espera que le avisemos. Yo quiero hacerlo hoy, o nos dejamos de pensar en esto- me advirtió mientras yo veía el juguito ese que destila cuando está caliente y deseaba tragármelo todo.
Fui entonces medio con vergüenza, con miedo, o celos, pensando cómo le iba a decir que fuera, si iban a estar los hijos, etc. Cuando llegue, golpee la puerta y apareció la piba, llamo a
Sebastián y el me saco como para el auto haciendo que hablaba conmigo algo que habíamos visto en la Cumbrecita.
-Decime Antonio- me dijo eso seco y me quedó mirando.
-Nada, este, Moni y yo queremos que pase esta noche- le dije mirando para el piso y nervioso
-Y yo también quiero, va a estar todo bien, quédate tranquilo que la voy a cuidar y tratar como se lo merece- me tranquilizo poniéndome las manos en los hombros. A mi medio que se me caían las lágrimas. Quedamos que iba en una hora o un poco más. Me dijo de nuevo iba a estar todo bien
Cuando volví Moni ya se estaba bañando y me puse la bombacha en la nariz. Ella ya había preparado un vestidito. Cuando entre al baño la vi toda enjabonada y de nuevo me desespere por meterme con ella pero me contuve. Me miro y vio con la bombacha en la mano.
-Te gusta el olorcito de tu nena, papi? Que quiere mi papi que siempre me dice?-me preguntó jugando un jueguito que siempre hacíamos cuando nos ratoneabamos con los cuernos
-Quiero que me hagas cornudo Moni, que cojas con un macho. Porfa, haceme cornudo- yo ya estaba entregado y deseaba también que pasara todo. Poneme los cuernos con Sebastián por favor.
-Y capaz que no le guste a el- me dijo haciendo pucheritos
Mientras se cambiaba yo me di una ducha rápida y salí.
-Que hago Moni, me voy?- le pregunte mientras le ayudaba un poco a ordenar la habitación y abrir la ventana que daba a un parque del complejo
-Y anda a Risen o al Potrerillo, no sé, pero danos tiempo porfa. Hagamos como lo pensamos tantas veces.- Así que me termine de cambiar le di unos besos y como que la abrace mucho y no la soltaba.
Al final me fui. Me arme de valor y me fui al centro de Villa Gral. Belgrano en el auto. Pero no había terminado de estacionar que se me ocurrió una idea de la que me arrepiento. Pensé en volver a pie y acercarme a nuestra cabaña y al menos desde fuera tratar de escuchar o ver. (Lo de ver no estaba seguro porque no creía que Mónica dejara luces prendidas)
Mientras regresaba pensaba que quien me iba a ver, que si se escuchaba a ellos haciéndolo y alguien me veía fuera se daría cuenta que era otro, etc. etc., pero la realidad que para cuando yo llegue eran como las diez de la noche y si alguien caminaba o estaba comiendo un asado en alguna cabaña, nadie se fijó en quien iba o venia.
Me fui acercando a la cabaña sintiendo que cada pisada se sentía hasta buenos aires. Cuando llegue a la ventana me quede al costado un rato bien largo sin atreverme a asomarme. Al principio no podía escuchar nada, después me di cuenta que estaban como hablando, por ahí Moni respondía algo o Sebastián hablaba. Por ahí escuche algo tipo “hermosa” o “yo también” o “si” pero no sabía que pasaba.
El tiempo pasaba y yo estaba como tieso, sin atreverme a nada, de pronto creía sentir los ruidos que se dan cuando dos se están besando o algún gemido, pero después empecé a escucharlos más cerca y fuerte y ahí me di cuenta que antes estaban en la cocina o lejos de la cama.
-Que tetas que tenes, sos hermosa. Sos perfecta- le decía Sebastián y se escuchaban ya mejor los gemiditos y los ruidos que me decían que estaban manoseándose o desvistiéndose.
En un momento escuche a Sebastián
-ahhh si, si Mónica, así si ahhh- y entendí que Moni se la estaba chupando, escuchaba los ruiditos y los gemiditos de ella y la gozada de Sebastián y en ese momento me agarró un estado tan raro que me orine completamente encima. Sentía como me chorreaba toda la meada por las piernas, no paraba de salir el orín.
Tenía una sensación tan rara que en esos momentos no sabía que era. Una emoción que quería ir y besarlos a los dos y agradecerles todo, no sé. Después empecé a escucharla a Moni gemir y gozar cada vez más fuerte, hasta que de pronto me di cuenta que no la había escuchado nunca así.
Repetía una y otra vez “si, si, dale dale” con la voz cada vez más grave. Le reconocí las primeras dos o no sé tres acabadas que tuvo Moni pero después era otra mujer
-Más fuerte dame, más fuerte ¡por favor más!- le pidió Mónica
-Ponete en cuatro- le pidió Sebastián
-Sí, así partirme, así no pares así-no aguanté más y me asome por la ventana estaba ya desesperado, quería verla al menos un segundo. Y entonces los vi, la luz llegaba medio floja desde la cocina y un poco entraba por la ventana y, si bien no se veía del todo, Moni estaba en cuatro en los pies de la cama, con la cara apoyada en la cama y mirando para la ventana no le pude ver los ojos pero automáticamente me volví a esconder. La gozada de ambos y los gemidos siguieron como si nada y ahí me avive que estaban en otra o, si Moni me había visto, no iba a parar por eso.
Entonces me volví a asomar y los mire, Sebastián al lado de Moni era inmenso, parecía que se la estaba montando un oso. La barriga era inmensa, pero era como un gigante, y se la estaba poniendo a un ritmo que yo ni en sueños. La agarraba como de la altura de las costillas al costado de las tetas y cada vez que empatía para delante la traía con esos brazos para él. Moni gozaba, gemía y hablaba de una manera que yo jamás hubiese imaginado.
Después cambiaron de nuevo y él se sentó en la cama y Moni se montó de un salto y lo abrazo con los brazos y los pies. Sebastián le agarro con las dos manazas los cachetes y la ensarto. La subía y la bajaba, la subía y la bajaba de una manera que como brutal. Emitía unos gruñidos como roncos y se chuponeaban desesperadamente.
De pronto Sebastián le empezó a lamer como desesperado el cuello y se le prendió en un chupón vampirezco. Yo jamás la marque a Moni porque lo odiaba, o sea no le gustaba y la avergonzaba.
-Chúpame toda la sangre hijo de puta ahhhhhhhhh-y se pegó una acabada que la deben haber escuchado en todas las cabañas. Sebastián empezó a gruñir y se acabó también gruñendo como una bestia. Yo me di cuenta que estaba todo chorreado de orín y líquido seminal, pero no me había acabado.
Yo me separe de nuevo de la ventana. Y al rato, los escuche empezar de a poco de nuevo. Le escuche varias acabadas a Moni. Ya no iguales a la del chupón, pero garcharon un rato bien largo más.
Yo no me volví a asomar. Más tarde se ducharon, después charlaron y un rato bastante más tarde Sebastián se fue. Yo ni pensaba ir a buscar el auto, iba a hacer un tiempo para entrar pero Moni me llamó despacito
-Entra amor, no te escondas- Entré y estaba toda desparramada en la cama.
-Perdóname que te espié Moni, es que yo…me hice pichí- le dije cuando me di cuenta que me estaba mirando el pantalón
-Pobre mi papi. Esta triste él? No quiere más esto que pase?. Venga vamos al baño a que se lave mi papito
-Perdóname Moni, yo quiero que pase- le dije mientras me empezaba a sacar los pantalones todos empapados. Quiero ser siempre tu viejito cornudo. Tu papito cornudo y fiel.
-Yo también quiero mi cornudin. Mira, mira lo que tu nena te guardó para que veas- y en el bidet del baño había dos profilácticos con una cantidad de leche que yo no podía creer
-Ah lo hicieron con forros- le dije medio gimiendo
-Sí, mi tontin, si con forrito siempre. Pero que quería mi papi siempre. Que me decía que quería hacer después que pasara, cuando se fuera el macho de su nena?- me pregunto mientras subía una pierna en el bidet para que se le abriera la concha y me iba empujando para que me arrodillara.
-Ahhhh…ay, Mi Moni, sentir los gustitos tuyos y…
-Míos y me de mi macho? Bueno dale! Agáchate más, más dale, papi dale- y cuando quise acordar tenía la cara dentro del bidet, con los forros pegotes en la nariz y en los labios. Había un olor fuerte a todo, concha, leche, pija. Empecé a lamer los forros mientras Moni se masturbaba y empezaba a gemir.
-No se te ocurra pajearte papi, mañana va a pasar de nuevo con Sebastián y recién después por ahí vas a poder cogerte a tu nenita, eh?
Yo asentí todo desesperado lamiendo los forros, la acabada de Moni, la leche
Entonces Mónica hizo lo que yo le había dicho tantas veces y ella le daba vergüenza hasta de hablar, me orino todo…
Bueno, espero que les haya gustado. Más adelante les contare otras anécdotas de cornudismo, sumisión, etc. Un beso!!!
Hola a todos, aquí les dejo la tercer y última parte de este relato. Cuando pueda les iré contando como fue evolucionando nuestra relación Ama-esposo sumiso y cornudo.
Llegamos cuando estaba oscurito a las cabañas y al toque Sebastián nos saludó y se bajó, lo único que nos dijo fue:
-Me avisan chicos, si se arrepienten, aquí no pasó nada- le dio un beso a Moni y a mí me guiño el ojo
Nosotros bajamos y entramos en nuestra cabaña, yo estaba en un estado de nerviosismo, excitación, como celoso, todo transpirado. Pensaba, cuando Moni me había mostrado sus genitales humedecidos, que habían tenido sexo durante esa hora que habían desaparecido de mi vista.
-Cogieron Moni? Como tan rápido te animaste, no entiendo- Mónica me miraba medio enojada, medio pícara, cuando se sacó la toalla vi de nuevo la mancha en la entrepierna.
-Que pasa Antonio? Vamos a seguir así con este histeriquito, o sea queres que pase, no quieres que pase. Queres ser cornudo no queres. Explícame. Me haces la cabeza, me haces calentar diciéndome lo que te excita. Después que no, que sí.
-Sí, sí quiero, es que justo no sé, te parece Sebastián, que paso ahí? Ya cogieron?- le pregunté de nuevo. Moni se había sentado en los pies de la cama y se había sacado las zapatillas y se estaba sacando los cortos.
-No, no cogimos amor. O sea, hablamos y un poco nos tocamos- se había puesto colorada, pero seguía desvistiéndose, se sacó la remera y también la bombacha
-Cómo tocamos? Apretaron?
-Franeleamos un poco, sí. Amor yo estaba a mil ya desde antes de bajar. No sé, estoy re caliente. Mira como estoy- y se pasó los dedos por los labios de la concha y se llevó el pegote a la boca.
Eso me calentó tanto que me empecé a desvestir con intenciones de coger con ella
-Te quiero Moni mía, perdóname vamos a hacerlo- le dije, pero Moni ya tenía otros planes ya había decidido ir hasta el final y poner a prueba todo lo que habíamos hablado y probar si yo estaba o no listo para que ella lo hiciera con otro
-No, no vamos a coger. Vamos a hablar. Veni acá a oler como estoy, pero no te desvistas- y me señaló su conchita.
Yo me arrodille apurado para intentar lamerla y probarla, pero me hizo tomar cierta distancia
-No, sentí el olor, veni.- me dijo y yo largue un suspiro y sentí que ya no podía pensar y de vuelta quería ser cornudo. La deseaba y cuando quise nuevamente lamerla me separo con el pie.
-Por favor, hagamos lo que vos quieras Moni. Que queres hacer?-
-Anda y avisale que venga dentro de una hora o dos horas, no sé, Sebastián espera que le avisemos. Yo quiero hacerlo hoy, o nos dejamos de pensar en esto- me advirtió mientras yo veía el juguito ese que destila cuando está caliente y deseaba tragármelo todo.
Fui entonces medio con vergüenza, con miedo, o celos, pensando cómo le iba a decir que fuera, si iban a estar los hijos, etc. Cuando llegue, golpee la puerta y apareció la piba, llamo a
Sebastián y el me saco como para el auto haciendo que hablaba conmigo algo que habíamos visto en la Cumbrecita.
-Decime Antonio- me dijo eso seco y me quedó mirando.
-Nada, este, Moni y yo queremos que pase esta noche- le dije mirando para el piso y nervioso
-Y yo también quiero, va a estar todo bien, quédate tranquilo que la voy a cuidar y tratar como se lo merece- me tranquilizo poniéndome las manos en los hombros. A mi medio que se me caían las lágrimas. Quedamos que iba en una hora o un poco más. Me dijo de nuevo iba a estar todo bien
Cuando volví Moni ya se estaba bañando y me puse la bombacha en la nariz. Ella ya había preparado un vestidito. Cuando entre al baño la vi toda enjabonada y de nuevo me desespere por meterme con ella pero me contuve. Me miro y vio con la bombacha en la mano.
-Te gusta el olorcito de tu nena, papi? Que quiere mi papi que siempre me dice?-me preguntó jugando un jueguito que siempre hacíamos cuando nos ratoneabamos con los cuernos
-Quiero que me hagas cornudo Moni, que cojas con un macho. Porfa, haceme cornudo- yo ya estaba entregado y deseaba también que pasara todo. Poneme los cuernos con Sebastián por favor.
-Y capaz que no le guste a el- me dijo haciendo pucheritos
Mientras se cambiaba yo me di una ducha rápida y salí.
-Que hago Moni, me voy?- le pregunte mientras le ayudaba un poco a ordenar la habitación y abrir la ventana que daba a un parque del complejo
-Y anda a Risen o al Potrerillo, no sé, pero danos tiempo porfa. Hagamos como lo pensamos tantas veces.- Así que me termine de cambiar le di unos besos y como que la abrace mucho y no la soltaba.
Al final me fui. Me arme de valor y me fui al centro de Villa Gral. Belgrano en el auto. Pero no había terminado de estacionar que se me ocurrió una idea de la que me arrepiento. Pensé en volver a pie y acercarme a nuestra cabaña y al menos desde fuera tratar de escuchar o ver. (Lo de ver no estaba seguro porque no creía que Mónica dejara luces prendidas)
Mientras regresaba pensaba que quien me iba a ver, que si se escuchaba a ellos haciéndolo y alguien me veía fuera se daría cuenta que era otro, etc. etc., pero la realidad que para cuando yo llegue eran como las diez de la noche y si alguien caminaba o estaba comiendo un asado en alguna cabaña, nadie se fijó en quien iba o venia.
Me fui acercando a la cabaña sintiendo que cada pisada se sentía hasta buenos aires. Cuando llegue a la ventana me quede al costado un rato bien largo sin atreverme a asomarme. Al principio no podía escuchar nada, después me di cuenta que estaban como hablando, por ahí Moni respondía algo o Sebastián hablaba. Por ahí escuche algo tipo “hermosa” o “yo también” o “si” pero no sabía que pasaba.
El tiempo pasaba y yo estaba como tieso, sin atreverme a nada, de pronto creía sentir los ruidos que se dan cuando dos se están besando o algún gemido, pero después empecé a escucharlos más cerca y fuerte y ahí me di cuenta que antes estaban en la cocina o lejos de la cama.
-Que tetas que tenes, sos hermosa. Sos perfecta- le decía Sebastián y se escuchaban ya mejor los gemiditos y los ruidos que me decían que estaban manoseándose o desvistiéndose.
En un momento escuche a Sebastián
-ahhh si, si Mónica, así si ahhh- y entendí que Moni se la estaba chupando, escuchaba los ruiditos y los gemiditos de ella y la gozada de Sebastián y en ese momento me agarró un estado tan raro que me orine completamente encima. Sentía como me chorreaba toda la meada por las piernas, no paraba de salir el orín.
Tenía una sensación tan rara que en esos momentos no sabía que era. Una emoción que quería ir y besarlos a los dos y agradecerles todo, no sé. Después empecé a escucharla a Moni gemir y gozar cada vez más fuerte, hasta que de pronto me di cuenta que no la había escuchado nunca así.
Repetía una y otra vez “si, si, dale dale” con la voz cada vez más grave. Le reconocí las primeras dos o no sé tres acabadas que tuvo Moni pero después era otra mujer
-Más fuerte dame, más fuerte ¡por favor más!- le pidió Mónica
-Ponete en cuatro- le pidió Sebastián
-Sí, así partirme, así no pares así-no aguanté más y me asome por la ventana estaba ya desesperado, quería verla al menos un segundo. Y entonces los vi, la luz llegaba medio floja desde la cocina y un poco entraba por la ventana y, si bien no se veía del todo, Moni estaba en cuatro en los pies de la cama, con la cara apoyada en la cama y mirando para la ventana no le pude ver los ojos pero automáticamente me volví a esconder. La gozada de ambos y los gemidos siguieron como si nada y ahí me avive que estaban en otra o, si Moni me había visto, no iba a parar por eso.
Entonces me volví a asomar y los mire, Sebastián al lado de Moni era inmenso, parecía que se la estaba montando un oso. La barriga era inmensa, pero era como un gigante, y se la estaba poniendo a un ritmo que yo ni en sueños. La agarraba como de la altura de las costillas al costado de las tetas y cada vez que empatía para delante la traía con esos brazos para él. Moni gozaba, gemía y hablaba de una manera que yo jamás hubiese imaginado.
Después cambiaron de nuevo y él se sentó en la cama y Moni se montó de un salto y lo abrazo con los brazos y los pies. Sebastián le agarro con las dos manazas los cachetes y la ensarto. La subía y la bajaba, la subía y la bajaba de una manera que como brutal. Emitía unos gruñidos como roncos y se chuponeaban desesperadamente.
De pronto Sebastián le empezó a lamer como desesperado el cuello y se le prendió en un chupón vampirezco. Yo jamás la marque a Moni porque lo odiaba, o sea no le gustaba y la avergonzaba.
-Chúpame toda la sangre hijo de puta ahhhhhhhhh-y se pegó una acabada que la deben haber escuchado en todas las cabañas. Sebastián empezó a gruñir y se acabó también gruñendo como una bestia. Yo me di cuenta que estaba todo chorreado de orín y líquido seminal, pero no me había acabado.
Yo me separe de nuevo de la ventana. Y al rato, los escuche empezar de a poco de nuevo. Le escuche varias acabadas a Moni. Ya no iguales a la del chupón, pero garcharon un rato bien largo más.
Yo no me volví a asomar. Más tarde se ducharon, después charlaron y un rato bastante más tarde Sebastián se fue. Yo ni pensaba ir a buscar el auto, iba a hacer un tiempo para entrar pero Moni me llamó despacito
-Entra amor, no te escondas- Entré y estaba toda desparramada en la cama.
-Perdóname que te espié Moni, es que yo…me hice pichí- le dije cuando me di cuenta que me estaba mirando el pantalón
-Pobre mi papi. Esta triste él? No quiere más esto que pase?. Venga vamos al baño a que se lave mi papito
-Perdóname Moni, yo quiero que pase- le dije mientras me empezaba a sacar los pantalones todos empapados. Quiero ser siempre tu viejito cornudo. Tu papito cornudo y fiel.
-Yo también quiero mi cornudin. Mira, mira lo que tu nena te guardó para que veas- y en el bidet del baño había dos profilácticos con una cantidad de leche que yo no podía creer
-Ah lo hicieron con forros- le dije medio gimiendo
-Sí, mi tontin, si con forrito siempre. Pero que quería mi papi siempre. Que me decía que quería hacer después que pasara, cuando se fuera el macho de su nena?- me pregunto mientras subía una pierna en el bidet para que se le abriera la concha y me iba empujando para que me arrodillara.
-Ahhhh…ay, Mi Moni, sentir los gustitos tuyos y…
-Míos y me de mi macho? Bueno dale! Agáchate más, más dale, papi dale- y cuando quise acordar tenía la cara dentro del bidet, con los forros pegotes en la nariz y en los labios. Había un olor fuerte a todo, concha, leche, pija. Empecé a lamer los forros mientras Moni se masturbaba y empezaba a gemir.
-No se te ocurra pajearte papi, mañana va a pasar de nuevo con Sebastián y recién después por ahí vas a poder cogerte a tu nenita, eh?
Yo asentí todo desesperado lamiendo los forros, la acabada de Moni, la leche
Entonces Mónica hizo lo que yo le había dicho tantas veces y ella le daba vergüenza hasta de hablar, me orino todo…
Bueno, espero que les haya gustado. Más adelante les contare otras anécdotas de cornudismo, sumisión, etc. Un beso!!!
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