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Mis primeros cuernos (I)

Mis primeros cuernos (I)
Hola a todos, soy Antonio, esposo de mi amada Mónica, somos marido y mujer desde hace catorce años, y sumiso y obediente cornudo desde hace once años.
Este relato lo escribo con permiso de mi amada Moni, y con el de nuestros sementales corneadores Darío y Carlos

Desde hace unos años ya, hemos oficializado mi cornudez y el hecho, que tenemos una relación muy estrecha con dos hombres –nuestros machos corneadores Darío y Carlos-

Dije que “oficializamos” ya que en cierto momento nos dábamos cuenta que nos costaba cada vez más ocultar a parientes, amigos, conocidos, vecinos, ámbito laboral, etc, nuestro tipo de vida y, aunque parezca mentira y que es algo íntimo, todo comienza a mezclarse.

Por otro lado el hacho que en principio Darío y luego Carlos también, visitaban o pernoctaban en nuestro hogar, terminaba complicando nuestra relación con los familiares más cercanos y amigos íntimos al punto que muy de a poco se fueron dando ciertas pistas.

Finalmente nos dimos cuenta también que a todos (a Mónica, a Darío y a mi) nos excitaba mucho el hecho que “se supiera” que Moni tenía un amante y que yo era un cornudo consentidor. Cada vez que nos enterábamos de algún dime o diretes o que confesábamos una pequeña pista, todos nos excitábamos sobremanera.

También sumaba el hecho que a medida que ahondábamos más en la relación Ama Esposa Dominante – Macho Corneador –y sumiso, cornudo esposo y pasivo esposo; mas queríamos y deseábamos los tres que la situación se conociera y que los roles de todos se acentuaran cada vez más. A Moni le excitaba cada vez más contar acerca de cómo me dominaba y me sometía y a mí también me excitaba cada vez más mi lugar de sumiso.

Pero bueno, voy a empezar por el principio –cuando aún no conocíamos a nuestros machos Darío y Carlos- allá hace unos once años cuando Mónica me puso los cuernos por primera vez. Si les interesa el relato les iré relatando como fue madurando la relación hasta el presente, donde todos nos sentimos plenos y felices. Mónica siendo una mujer plena, segura y dominante, donde no siente la menor vergüenza en contar sus gustos sexuales, como me somete y como decide muchas cosas por si sola. Es increíble la admiración y a veces envidia que genera en amistades y conocidos su estampa y su desparpajo. Lo bien que esta y cuantos casados y solteros, jóvenes, y adultos la encaran y el deseo que genera en todos los que la rodean –hombres y mujeres-

Bien, pero al principio no era todo así, yo me había separado cansado en ese momento que mi anterior esposa me engañara, echándole toda la culpa a ella pensando que yo era un hombre normal, que no había demasiada diferencia entre con quienes ella tenía sexo y yo. En esos tiempos me perturbaba el hecho que por un lado me enojaba sus engaños pero por el otro la perdonaba y en mi “perdón” y su confesión de que el deseo que ella sentía era más fuerte, yo sentía un enorme deseo y excitación. De todas formas en ese momento no supe explorar que me sucedía y termine separándome.

Varios meses después conocí a mi amor Mónica, ella había pasado por unas situaciones difíciles –que no voy a mencionar- y como que rápidamente sintió una especie de protección en nuestra incipiente amistad.

Mónica es nueve años menor que yo (en este momento yo tengo 48 y ella 39) y cuando nos arreglamos yo tenía 34 y ella 25.

En esos tiempos Moni era muy vergonzosa, sin embargo al tiempo de haber empezado a tener relaciones, de una manera muy sutil me fue demostrando que ella quería más y que verdaderamente no estaba satisfecha sexualmente.

Yo, todavía con la sombra de mi anterior separación, empecé a fantasear con alguien la satisficiera y comencé a consumir material de internet y a convencerme que quería que Moni tuviera sexo con un hombre que diera la talla. Finalmente me anime y comencé a hablar del tema con ella, como supongo sucede Moni al principio mostro cierta resistencia, quizás por vergüenza o vaya uno a saber, pero en cierto momento aflojó y empezó por admitir que muchas veces ni llegaba a tener un orgasmo en nuestras relaciones y que no sabía si el problema era ella o yo, etc, etc.

Luego de varias charlas y varios malos entendidos, llegamos a un tiempo donde comenzamos un juego de fantasías y a imaginar que Moni tenía sexo o que hacíamos tríos, etc. Pero siempre como que todo se “reseteaba” cada noche y si bien cada vez nos dábamos mas manija no hacíamos ningún avance. Quizás nos fue conformando el hecho que con esas fantasías, juegos y charlas el sexo había mejorado algo (ayudado por el hecho que yo había comenzado a consumir viagra)

El primer avance fui en unos de mis viajes a capital federal, termine en un sex shop y compre una cantidad de juguetes sexuales, ropa, videos, etc. Cuando me aparecí con los regalos Mónica se sorprendió pero –por suerte- no rechazó la idea de empezar a probar los juguetitos. Y así fue que nuestras jornadas sexuales se ampliaron en tiempo gracias a nuestros “amigos”, a los diferentes penes les poníamos nombres y jugábamos a imaginarnos el cuerpo, la voz el carácter del “hombre” detrás del juguete.

Esta etapa hizo que Mónica comenzara cada vez más a sentirse segura y muchas veces a ponerse en un rol más dominante y demandante, cosa que nos dimos cuentas que a los dos nos volaba la cabeza. Pero a pesar de los avances cada vez que pensábamos en cómo encontrar a alguien, todo se complicaba por miedos, vergüenza de que “se sepa” etc. etc.
Luego de varios intentos fallidos, donde nuestra inexperiencia y principalmente mi torpeza y la aparición de unos celos repentinos, hizo que no lográramos avances, decidimos un par de viajes para probar suerte. Uno a Mar del Plata y uno a Villa Gral. Belgrano que es donde obtuve mis ansiados primeros cuernos.

Alquilamos una cabaña cerca de Villa Gral. Belgrano, en un complejo muy copado, donde había un lugar grande para desayunar, ya que estaba incluido. Allí conocimos a Sebastián, que estaba con sus hijos –unos mellizos de 18 años- tenía 45 años, y la verdad que al principio nos daba charla y ni Mónica ni yo pensábamos que era “el candidato”. Esa mañana varios hablaban de ir a villa Yacanto o a la Cumbrecita y otra pareja, Sebastián y nosotros nos decantamos por la Cumbrecita. Fuimos en caravana y allí medio que cada quien hizo la suya. En un momento de la mañana lo cruzamos a Sebastian y nos comenta que nos estaba buscando a nosotros o a la otra pareja (que no recuerdo los nombres) para ver si lo podíamos traer de vuelta porque los mellizos se habían aburrido y se querían volver.
-Nosotros te llevamos – dijo Mónica, y yo me quede como regulando, ya que no me esperaba eso.

Así que después de eso y durante el día Sebastian “se nos pegó” y nosotros empezamos con Moni a intercambiarnos miradas tipo “tenemos el candidato”

Bueno apenas pueda la segunda parte…un beso!

9 comentarios - Mis primeros cuernos (I)

cocoderasta12 +1
muy buen relato,geniales descripciones,que siga dejo puntos
DualChanel +1
hola gracias!.
avispa257 +1
si necesitan otro macho avisen
paulacasada +1
muy lindo papi, espero ansiosa la continuacion con muchos dialogos calentitos, bechitos pauli
DualChanel
gracias, un beso!
bbizcocho +1
Uff, muy bueno, muy bien escrito. ¡Esperamos con ansias la segunda parte!
DualChanel
hola, gracias, un beso!
tiradoleon
muy bueno felicidades, gracias
DualChanel +1
gracias, un beso
codyb +1
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kramalo +1
muy bueno..!! sigue..? espero que si..