Mi nombre es Santiago, tenía 40 años en ese momento, un hombre normal, pero con mucha pasión por el sexo, este es mi primer relato y quiero contarles lo que paso con mi cuñada hace un tiempo. Un fin de semana mi mujer fue a visitar a mi suegra que vive en otra provincia y se llevo a mis dos hijas, como yo tenía mucho trabajo no podía acompañarla, no era la primera vez que pasaba, y en realidad cada tanto disfrutaba de un par de días solo.
Mi cuñada, que vive en mi ciudad, también estaba sola ya que su novio había viajado por trabajo, el sábado por la tarde nos hablamos por teléfono por trivialidades y la invité a comer algo a mi casa esa noche y ver unas películas. A eso de las nueve llegó, siempre tuve fantasías con ella, pero nunca tuve ninguna oportunidad ni tampoco ella me dio ningún indicio de que a ella le pase algo conmigo. Estaba hermosa, tiene 30 años, unos pechos hermosos como los de mi mujer, cabello castaño largo y un culo con el que soñé muchas veces. Vestía una camisa blanca y unos jeans ajustados.
Todo transcurría normalmente como otras veces, comimos algo liviano, y nos echamos en un sillón a ver alguna película en la tele, no encontrábamos nada interesante así que pasábamos de un canal a otro, propuse tomar algo y fui a preparar unos tragos, unos daikiris con frutilla, con mucho ron. Tomamos tres cada uno y estabamos bastante alegres, seguíamos pasando los canales de la tele hasta que me detuve en un canal donde daban una película erótica y en ese momento un hombre gozaba con dos mujeres.
Epa, dijo ella, ¿te gusta eso?
Es mi fantasía, respondí, ¿ te molesta que veamos esto?
Para nada
Nos acomodamos en el sillón mientras tomábamos otro trago, ella se apoyó en mi, y seguimos viendo.
A vos no te calienta la idea? Le pregunté
No lo había pensado, pero es interesante, ¿a quienes te gustaría tener en la cama?
A mi mujer y a vos, claro.
Me miró con una sonrisa, yo no podía ocultar la erección que tenía en ese momento, me incliné lentamente, tal vez producto del alcohol, y la besé tiernamente, esperando el rechazo, pero ella entreabrió sus labios y nos besamos apasionadamente, nuestras lenguas entrelazadas, nos abrazamos, empecé a acariciar su cabello, su espalda, su culo, a besar sus orejas, su cuello, su boca, mis manos llegaron a sus pechos casi con desesperación y noté sus pezones duros, listos para ser chupados, le quité la camisa mientras la besaba, tenía un corpiño de encaje negro que levantaba sus pechos de una manera espectacular, empecé a chupar sus tetas, a morderlas, le quité el soutien, y surgieron ante mi como las había soñado, ella gemía y me acariciaba el cabello, busque el cinto de su pantalón, lo quité y lentamente se la desnudé, no lo podía creer, mis fantasías de hacerle el amor a mi cuñada se estaban por cumplir, me arrodillé frente a ella , empecé a acariciar sus piernas y con mi lengua a recorrerla hasta llegar a su conchita mojada y peladita como me gustan, sus gemidos eran cada vez mas intensos mientras lamía su clítoris, mi lengua iba de su concha a su ano, eso la hacía delirar de placer y tener su primer orgasmo, prácticamente me arrancó la ropa, quedé parado frente a ella con los boxer negros que llevaba , los bajó de golpe, y miró asombrada mi pija, me dijo que era mucho más grande que la de su novio, y empezó a lamerla con maestría, pasando su lengua desde mis huevos hasta el glande , y luego tragandosela toda, me mamaba con delicadeza y yo no aguantaba mas, estaba por acabar, se lo dije y empezó a chuparme mas fuerte, casi se atraganta con mi leche, pero la tomó toda, (cosa que mi mujer no hace), me encantó, la dejó limpita, brillante.
Volví a dedicarme a su concha, con caricias y mi lengua, la puse en cuatro patas, tenía ante mí el culo que había soñado, seguí chupando su concha y su ano, y metiendo un dedo en su cuquita, y después uno en su concha y otro en su ano, primero se resistió, pero le rogué que me deje hacer, así con mis dedos en su interior y mi lengua en su clítoris tuvo su segundo orgasmo.
Yo estaba ya a mil otra vez, me senté en el sillón y ella me montó, que placer sentir esa concha caliente y húmeda en mi pija dura, me cabalgaba con pasión, nos besábamos, le chupaba las tetas, ella gritaba de placer. La acosté puse sus piernas en mis hombros para penetrarla con fuerza y profundo y allí acabé en su cuquita pelada, sintiendo un placer indescriptible.
Nos quedamos abrazados un rato, hablamos de lo que pasó, seguíamos muy calientes, ella me acariciaba lentamente mi pene hasta que logró ponerlo duro nuevamente, hicimos un 69, y nos saboreamos mutuamente.
-Cogeme de nuevo, me dijo, no lo dudé, se puso en cuatro patas y la ensarté con fuerza, la sacaba y la metía de nuevo, - más fuerte, me incitaba, comencé a darle nalgadas y ella las gozaba, gritaba de placer y de dolor, empecé a meter mi pulgar en su culo, ella no quería me dijo que nunca lo había hecho por ahí, eso me puso más caliente, - confiá en mí, le dije, y ella me dejó hacer, mientras seguía bombeando le metí lentamente el dedo índice, lo hacía girar, lo sacaba, lo mojaba en sus jugos, luego fueron dos dedos, ella estaba muy caliente, sabía que le iba a romper el culo, pero no le importaba, - vamos putita, abrí ese culo para mi, mientras le metía el tercer dedo, cuando vi que entraban los saqué y apoyé la cabeza de mi pija en su ano, empujé despacio mientras le pedía que se relaje, cuando entró la cabeza seguí empujando, cada vez mas profundo, y empecé a bombear, ella gritó un poco primero de dolor y fue mutando a placer cada vez más intenso , - siiii, rompeme el culo, me pedía cada vez mas profundo y más rápido, con mi mano acariciaba su clítoris hasta que tuvo otro orgasmo y yo no pude contenerme y llené sus entrañas con mi leche.
Dormimos abrazados, nos bañamos al despertarnos y tuvimos otra tarde de sexo ese domingo, hasta hoy no se repitió, pero tenemos miradas cómplices cuando estamos juntos en familia. Mi fantasía se cumplió al fin.
Mi cuñada, que vive en mi ciudad, también estaba sola ya que su novio había viajado por trabajo, el sábado por la tarde nos hablamos por teléfono por trivialidades y la invité a comer algo a mi casa esa noche y ver unas películas. A eso de las nueve llegó, siempre tuve fantasías con ella, pero nunca tuve ninguna oportunidad ni tampoco ella me dio ningún indicio de que a ella le pase algo conmigo. Estaba hermosa, tiene 30 años, unos pechos hermosos como los de mi mujer, cabello castaño largo y un culo con el que soñé muchas veces. Vestía una camisa blanca y unos jeans ajustados.
Todo transcurría normalmente como otras veces, comimos algo liviano, y nos echamos en un sillón a ver alguna película en la tele, no encontrábamos nada interesante así que pasábamos de un canal a otro, propuse tomar algo y fui a preparar unos tragos, unos daikiris con frutilla, con mucho ron. Tomamos tres cada uno y estabamos bastante alegres, seguíamos pasando los canales de la tele hasta que me detuve en un canal donde daban una película erótica y en ese momento un hombre gozaba con dos mujeres.
Epa, dijo ella, ¿te gusta eso?
Es mi fantasía, respondí, ¿ te molesta que veamos esto?
Para nada
Nos acomodamos en el sillón mientras tomábamos otro trago, ella se apoyó en mi, y seguimos viendo.
A vos no te calienta la idea? Le pregunté
No lo había pensado, pero es interesante, ¿a quienes te gustaría tener en la cama?
A mi mujer y a vos, claro.
Me miró con una sonrisa, yo no podía ocultar la erección que tenía en ese momento, me incliné lentamente, tal vez producto del alcohol, y la besé tiernamente, esperando el rechazo, pero ella entreabrió sus labios y nos besamos apasionadamente, nuestras lenguas entrelazadas, nos abrazamos, empecé a acariciar su cabello, su espalda, su culo, a besar sus orejas, su cuello, su boca, mis manos llegaron a sus pechos casi con desesperación y noté sus pezones duros, listos para ser chupados, le quité la camisa mientras la besaba, tenía un corpiño de encaje negro que levantaba sus pechos de una manera espectacular, empecé a chupar sus tetas, a morderlas, le quité el soutien, y surgieron ante mi como las había soñado, ella gemía y me acariciaba el cabello, busque el cinto de su pantalón, lo quité y lentamente se la desnudé, no lo podía creer, mis fantasías de hacerle el amor a mi cuñada se estaban por cumplir, me arrodillé frente a ella , empecé a acariciar sus piernas y con mi lengua a recorrerla hasta llegar a su conchita mojada y peladita como me gustan, sus gemidos eran cada vez mas intensos mientras lamía su clítoris, mi lengua iba de su concha a su ano, eso la hacía delirar de placer y tener su primer orgasmo, prácticamente me arrancó la ropa, quedé parado frente a ella con los boxer negros que llevaba , los bajó de golpe, y miró asombrada mi pija, me dijo que era mucho más grande que la de su novio, y empezó a lamerla con maestría, pasando su lengua desde mis huevos hasta el glande , y luego tragandosela toda, me mamaba con delicadeza y yo no aguantaba mas, estaba por acabar, se lo dije y empezó a chuparme mas fuerte, casi se atraganta con mi leche, pero la tomó toda, (cosa que mi mujer no hace), me encantó, la dejó limpita, brillante.
Volví a dedicarme a su concha, con caricias y mi lengua, la puse en cuatro patas, tenía ante mí el culo que había soñado, seguí chupando su concha y su ano, y metiendo un dedo en su cuquita, y después uno en su concha y otro en su ano, primero se resistió, pero le rogué que me deje hacer, así con mis dedos en su interior y mi lengua en su clítoris tuvo su segundo orgasmo.
Yo estaba ya a mil otra vez, me senté en el sillón y ella me montó, que placer sentir esa concha caliente y húmeda en mi pija dura, me cabalgaba con pasión, nos besábamos, le chupaba las tetas, ella gritaba de placer. La acosté puse sus piernas en mis hombros para penetrarla con fuerza y profundo y allí acabé en su cuquita pelada, sintiendo un placer indescriptible.
Nos quedamos abrazados un rato, hablamos de lo que pasó, seguíamos muy calientes, ella me acariciaba lentamente mi pene hasta que logró ponerlo duro nuevamente, hicimos un 69, y nos saboreamos mutuamente.
-Cogeme de nuevo, me dijo, no lo dudé, se puso en cuatro patas y la ensarté con fuerza, la sacaba y la metía de nuevo, - más fuerte, me incitaba, comencé a darle nalgadas y ella las gozaba, gritaba de placer y de dolor, empecé a meter mi pulgar en su culo, ella no quería me dijo que nunca lo había hecho por ahí, eso me puso más caliente, - confiá en mí, le dije, y ella me dejó hacer, mientras seguía bombeando le metí lentamente el dedo índice, lo hacía girar, lo sacaba, lo mojaba en sus jugos, luego fueron dos dedos, ella estaba muy caliente, sabía que le iba a romper el culo, pero no le importaba, - vamos putita, abrí ese culo para mi, mientras le metía el tercer dedo, cuando vi que entraban los saqué y apoyé la cabeza de mi pija en su ano, empujé despacio mientras le pedía que se relaje, cuando entró la cabeza seguí empujando, cada vez mas profundo, y empecé a bombear, ella gritó un poco primero de dolor y fue mutando a placer cada vez más intenso , - siiii, rompeme el culo, me pedía cada vez mas profundo y más rápido, con mi mano acariciaba su clítoris hasta que tuvo otro orgasmo y yo no pude contenerme y llené sus entrañas con mi leche.
Dormimos abrazados, nos bañamos al despertarnos y tuvimos otra tarde de sexo ese domingo, hasta hoy no se repitió, pero tenemos miradas cómplices cuando estamos juntos en familia. Mi fantasía se cumplió al fin.
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