Yo tuve, cuando tenía 18 años, suerte de estar en un colegio de doble escolaridad, en el medio de la nada. Ahora la escuela se mezcló en el sexto curso, y que es cuando me uní. Así que había un montón de niñas de todo y un montón de maestras también.
En la casa donde permanecí había una junta de maduras - aunque en aquel entonces el término de MILF no se usaba. Destaco a Ella estaba en sus 45 años de edad y siempre parecía estar usando clásicas ropas señora inglesa, como una falda, medibachas como medias (de lo que pudimos ver) una blusa y una chaqueta. Sus tetas iban siempre ocultas pero mostraban cierta desviación y con el pelo recogido (pelo rubio) ella siempre se veía bien.
Tenía una oficina que tenía la espalda a los baños masculinos - así que con un cierto ángulo siempre se puede ver la parte posterior de ella y la parte posterior de sus piernas. Traté de encontrar 15 minutos casi todos los días para ir a las cabinas, con tal vez una manía y masturbarme. Debo haber perdido litros de esperma allí, tirando lejos de esas piernas, culo y el perfil de la cabeza.
Esto estaba bien, y para un muchacho de diez y ocho años y me hizo más y más audaz. Yo solía mantener la masturbación mientras caminaba alrededor y, a menudo pensé que me había visto y mostró más y más carne.
Un día, el mejor, o tal vez peor que pasó. Ella me vio, me miró a los ojos y me preguntó qué estaba haciendo. Al borde de un ataque de pánico me baje mis pantalones, de alguna manera tenía mi erección dentro de mis calzoncillos pero mi pija desbordo de ellos. Me tomó unos días antes de que llegara el coraje de volver al baño para hacerme otra paja. Sin embargo, no había nadie allí y entre en pánico, otra vez. De repente se oyó un golpe en la puerta y la señora se quedó allí pidiendo entrar. Mierda, qué hacer?. Como no había otra salida no tenía más remedio que dejarla entrar.
Ella preguntó qué hacía cada día en el cubículo. No había mucho que decir, ya que tenía una revista porno a mi lado. Ella me preguntó si eso era realmente lo que hice cada día – y me masturbaba sobre la revista o sobre ella. ¿Qué podía decir, qué podía hacer?. . No se podía negar nada, así que le dije que esto era lo que amaba hacer
Ella me dijo que me masturbarse delante de ella - y si me negaba entonces ella iba a informar de mi conducta. Así empecé a masturbarme mientras ella se quedó allí y empecé a tirar de mí verga con fuerza. Ella sonrió, abrió las piernas ligeramente y deslizó una mano dentro de sus panties, más allá de sus medias y ligas. Estaba en el baño, con una señora del doble de mi edad, masturbarme mientras ella acaricia su concha. Ella usó su mano derecha dentro de esas clásicas tangas blancas de algodón y no pude ver su concha. Pero sabía lo que estaba haciendo. Empezó a mirar la revista porno - fue hojeando a las mujeres en el interior eran impresionantes - y ella me preguntó qué había mantenido relaciones sexuales con alguien. Le dije que nada – excepto las pajas que estaba haciendo entonces.
No había mucho tiempo - tuvimos unos 5 minutos, así que sabía que tenía que acabar rápidamente. Ella se centró en mi pija y la falta de definición de mi mano, y yo sólo me centro en lo que pude ver – su pubis peludo. Yo le dije que iba a acabar- Se deslizó hasta el fondo de su tanga y se las estiro - me decía si querría acabar en ellas. Así lo hice, y ella también dejo un pequeño chillido a cabo mientras se frotaba hasta alcanzar el orgasmo. Ella tomó su tanga llena de leche y la puso en la mano, se bajó la falda y la dejó dentro de su concha. Me arregle rápidamente, escondí la revista porno y me fui de nuevo a clase.
Esto nunca pasó de nuevo y ella no duró mucho más tiempo allí. Pero cada día, cuando me fui de vuelta, sé que ella sabía que yo estaba allí y me tomó mucho menos tiempo para acabar - recordando cómo se veía su pubis y cómo le llenaba de leche sus pulcras tangas blancas.
En la casa donde permanecí había una junta de maduras - aunque en aquel entonces el término de MILF no se usaba. Destaco a Ella estaba en sus 45 años de edad y siempre parecía estar usando clásicas ropas señora inglesa, como una falda, medibachas como medias (de lo que pudimos ver) una blusa y una chaqueta. Sus tetas iban siempre ocultas pero mostraban cierta desviación y con el pelo recogido (pelo rubio) ella siempre se veía bien.
Tenía una oficina que tenía la espalda a los baños masculinos - así que con un cierto ángulo siempre se puede ver la parte posterior de ella y la parte posterior de sus piernas. Traté de encontrar 15 minutos casi todos los días para ir a las cabinas, con tal vez una manía y masturbarme. Debo haber perdido litros de esperma allí, tirando lejos de esas piernas, culo y el perfil de la cabeza.
Esto estaba bien, y para un muchacho de diez y ocho años y me hizo más y más audaz. Yo solía mantener la masturbación mientras caminaba alrededor y, a menudo pensé que me había visto y mostró más y más carne.
Un día, el mejor, o tal vez peor que pasó. Ella me vio, me miró a los ojos y me preguntó qué estaba haciendo. Al borde de un ataque de pánico me baje mis pantalones, de alguna manera tenía mi erección dentro de mis calzoncillos pero mi pija desbordo de ellos. Me tomó unos días antes de que llegara el coraje de volver al baño para hacerme otra paja. Sin embargo, no había nadie allí y entre en pánico, otra vez. De repente se oyó un golpe en la puerta y la señora se quedó allí pidiendo entrar. Mierda, qué hacer?. Como no había otra salida no tenía más remedio que dejarla entrar.
Ella preguntó qué hacía cada día en el cubículo. No había mucho que decir, ya que tenía una revista porno a mi lado. Ella me preguntó si eso era realmente lo que hice cada día – y me masturbaba sobre la revista o sobre ella. ¿Qué podía decir, qué podía hacer?. . No se podía negar nada, así que le dije que esto era lo que amaba hacer
Ella me dijo que me masturbarse delante de ella - y si me negaba entonces ella iba a informar de mi conducta. Así empecé a masturbarme mientras ella se quedó allí y empecé a tirar de mí verga con fuerza. Ella sonrió, abrió las piernas ligeramente y deslizó una mano dentro de sus panties, más allá de sus medias y ligas. Estaba en el baño, con una señora del doble de mi edad, masturbarme mientras ella acaricia su concha. Ella usó su mano derecha dentro de esas clásicas tangas blancas de algodón y no pude ver su concha. Pero sabía lo que estaba haciendo. Empezó a mirar la revista porno - fue hojeando a las mujeres en el interior eran impresionantes - y ella me preguntó qué había mantenido relaciones sexuales con alguien. Le dije que nada – excepto las pajas que estaba haciendo entonces.
No había mucho tiempo - tuvimos unos 5 minutos, así que sabía que tenía que acabar rápidamente. Ella se centró en mi pija y la falta de definición de mi mano, y yo sólo me centro en lo que pude ver – su pubis peludo. Yo le dije que iba a acabar- Se deslizó hasta el fondo de su tanga y se las estiro - me decía si querría acabar en ellas. Así lo hice, y ella también dejo un pequeño chillido a cabo mientras se frotaba hasta alcanzar el orgasmo. Ella tomó su tanga llena de leche y la puso en la mano, se bajó la falda y la dejó dentro de su concha. Me arregle rápidamente, escondí la revista porno y me fui de nuevo a clase.
Esto nunca pasó de nuevo y ella no duró mucho más tiempo allí. Pero cada día, cuando me fui de vuelta, sé que ella sabía que yo estaba allí y me tomó mucho menos tiempo para acabar - recordando cómo se veía su pubis y cómo le llenaba de leche sus pulcras tangas blancas.
2 comentarios - La profesora sin nombre
Cuando se hizo la tanga para adelante...despues se bajo la pollera.? y vos te fuiste..? mmmmmm no seran mentiras..? perdon, no.