Este relato, es cortito pero intenso... tal y como fueron los hechos en el mismo.
Me había tenido que cambiar de comisión en la facu. Un poco, porque se había vuelto muy pesado cursar con la misma gente que conté en este relato anterior. Pero también, porque había empezado a trabajar con mi hermano (ya contaré bien de que se trata, porque además me hizo vivir cositas que tengo que contar); entonces me pasé a la comisión de la noche. Dos pájaros de un tiro.
Fui mentalizada a no mandarme cagadas como el año anterior. Pero, casi inmediatamente de comenzar en esta nueva comisión, empecé a pegar onda con un compañero que se llamaba Damián. Me gustaba mucho el chabón pero no quería hacer nada por las dudas (además, ya no quedaban comisiones para cambiarme jeje).
Dos de mis amigas de la facu, sabían que le tenía ganas al pibe, pero también sabían porqué no avanzaba ni respondía a sus avances. En fin, la situación se había tornado de un histeriqueo enfermizo que a mi no me gusta. Algunas minas disfrutan eso, pero a mi me volvía loca, lo odio.
Una viernes, después de clases, fuimos a comer unas hamburguesas a la casa de uno de los chicos. Vivía en un departamento que tenía un quincho en la terraza. Estábamos casi todos, obvio Damián también.
En un momento, le piden a mi amiga que baje a buscar algo al departamento. Me pidió a mi y a Damián que la acompañemos. Fuimos los tres, llamamos el ascensor. Cuando llega, mi amiga se apura en abrir la puerta. Hace pasar a Damián, de un empujón me mete al ascensor, aprieta el piso del departamento y cierra la puerta. "Cortenla con la histeriqueada", se escuchó que gritó mientras el ascensor empezaba a bajar.
Olvidando todos los prejuicios que tenía en la cabeza, no dudé en abalanzarme sobre él y fundirnos en un beso sacándonos las ganas acumuladas de varios meses. Como hacía calor, yo andaba en una pollerita corta. Tímidamente Damián empezó a tocarme la cola, bajando sus manos hasta mis muslos y despacio subía un poco más evaluando mi reacción. La situación me había puesto muy caliente.
Lo arrinconé y le desabroché el pantalón dejando su pija afuera. Lo empecé a pajear, mientras él estaba desorientado por la violación de la que estaba siendo víctima, aunque se notaba que lo disfrutaba mucho. Evidentemente no se esperaba semejante avance..
Cuando el ascensor llegó al piso de destino, Damián volvió a apretar para subir, pero apenas empezó a subir abrió la puerta, por lo que quedamos parados en el medio de dos pisos. Entendí el mensaje.
Me di vuelta, levanté mi pollera y apoyé mis manos contra el espejo del ascensor mientras levantaba un poco la cola y abría mis piernas. Por el espejo pude ver los ojitos desorbitados de Damián, que no le alcanzaban las manos para bajarse los pantalones y ponerse el forro.
Cuando estuvo listo, apoyó su pija en mi concha y empujó. No hizo falta mucha fuerza... con lo mojada que estaba, su pija se deslizó despacito y sin pausa hasta el fondo. Empezó a poner y sacar su pija despacio, controlando los movimientos... "Dale Dami, más fuerte dale!!" le gritaba. Damián se movía despacio, para no acabar rápido; pero la situación era para darle duro.
No me aguanté más, así que empecé a moverme yo, bien rápido enterrándome violentamente su pija. Se escuchaba como su cuerpo chocaba con fuerza contra mi cola. Él me tenía agarrada de la cintura, como queriendo pararme pero no podía. Me seguía moviendo con más fuerza estrellando mi orto en su abdomen cada vez con más violencia.
De golpe Dami me agarró con fuerza y se empezó a mover él. Sus embestidas me estamparon la cara contra el espejo, que ya tenía mis manos marcadas. Podía ver como su mirada no se movía de mi cola. El espectáculo que tenía debía ser hermoso: su pija entrando y saliendo, desapareciendo en mi concha, con mi colita paradita. No se pudo aguantar mucho más. Me di cuenta cuando se frenó. Dejó su verga enterrada en mi concha, que seguía latiendo. Luego de un rato, sacó la pija y nos vestimos.
Volvimos a bajar, para buscar lo que nos habían pedido. Entramos al departamento, y justo antes de salir, lo agarré contra la puerta y arrodillándome empecé a petearlo. Todavía estaba con un poco de leche y flácida, pero de a poco se fue levantando.
Mientras se la estaba chupando, sentimos un ruido de otra habitación. Me paré rápido mientras él se subía los pantalones, justo cuando la madre de nuestro compañero (el dueño de casa) entraba y nos saludaba. Nos preguntó amablemente que buscábamos, le dijimos que ya habíamos agarrado todo y nos fuimos con las pulsaciones a mil.
Cuando subimos al ascensor, tiré todo al piso. Me acerqué y le saqué la pija. Lo empecé a pajear mientras él me decía que no tenía más forros. "No importa" le dije con una sonrisa en mis labios. Lo seguí pajeando. Damián se tiró para atrás apoyando la espalda contra la pared del ascensor. Sin soltar su pija, abrí la puerta entre 2 pisos nuevamente.
Me incliné sin arrodillarme y metí su pija en mi boca, sin dejar de pajearlo. Jugué un rato con mi lengua, me metía la puntita y saboreaba, como si estuviese comiendo un heladito.
La respiración de Damián empezó a acelerarse, su pija y sus huevos se endurecieron. La señal que estaba por acabar. Ah íme di cuenta que no podía tirar la leche al piso. Y yo ya no estaba tan caliente como para tragarla.
Lo seguí pajeando, y puse mi otra mano adelante de su cabeza para atrapar la lechita. Bajé el ritmo de mi movimiento. Me mojé el pulgar con saliva y despacito empecé a tocarle la puntita de la pija cuando movía mi mano.
El primer chorro salió despedido a mi pierna. Después, cayó todo en la palma de mi mano. Seguí pajeando hasta dejarle la pija totalmente exprimida. Todavía seguía dura. Volví a inclinarme y le di una última lamidita para dejarla limpita.
Me di vuelta dándole la espalda a Damián. Levanté la pollera y con un chirlo aplasté mi mano llena de leche en mi cola para empezar a desparramar todo moviendo mi mano en círculos. Damián se empezó a reír mientras me decía "que puta hermosa que sos por favorrr!!". Cerró la puerta y seguimos camino hasta la terraza.
Cuando llegamos, nadie había notado nuestra ausencia. En realidad, no habían sido más de 10 minutos. Busqué a mi amiga, a la que le respondí su sonrisa cómplice con un guiño. La noche siguió su curso normal. Me había quedado deseando coger bien en serio con Damián. Por suerte, no iba a tardar mucho en tener la chance de sacarme bien las ganas con él (aquí ese relato).
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Indice
Me había tenido que cambiar de comisión en la facu. Un poco, porque se había vuelto muy pesado cursar con la misma gente que conté en este relato anterior. Pero también, porque había empezado a trabajar con mi hermano (ya contaré bien de que se trata, porque además me hizo vivir cositas que tengo que contar); entonces me pasé a la comisión de la noche. Dos pájaros de un tiro.
Fui mentalizada a no mandarme cagadas como el año anterior. Pero, casi inmediatamente de comenzar en esta nueva comisión, empecé a pegar onda con un compañero que se llamaba Damián. Me gustaba mucho el chabón pero no quería hacer nada por las dudas (además, ya no quedaban comisiones para cambiarme jeje).
Dos de mis amigas de la facu, sabían que le tenía ganas al pibe, pero también sabían porqué no avanzaba ni respondía a sus avances. En fin, la situación se había tornado de un histeriqueo enfermizo que a mi no me gusta. Algunas minas disfrutan eso, pero a mi me volvía loca, lo odio.
Una viernes, después de clases, fuimos a comer unas hamburguesas a la casa de uno de los chicos. Vivía en un departamento que tenía un quincho en la terraza. Estábamos casi todos, obvio Damián también.
En un momento, le piden a mi amiga que baje a buscar algo al departamento. Me pidió a mi y a Damián que la acompañemos. Fuimos los tres, llamamos el ascensor. Cuando llega, mi amiga se apura en abrir la puerta. Hace pasar a Damián, de un empujón me mete al ascensor, aprieta el piso del departamento y cierra la puerta. "Cortenla con la histeriqueada", se escuchó que gritó mientras el ascensor empezaba a bajar.
Olvidando todos los prejuicios que tenía en la cabeza, no dudé en abalanzarme sobre él y fundirnos en un beso sacándonos las ganas acumuladas de varios meses. Como hacía calor, yo andaba en una pollerita corta. Tímidamente Damián empezó a tocarme la cola, bajando sus manos hasta mis muslos y despacio subía un poco más evaluando mi reacción. La situación me había puesto muy caliente.
Lo arrinconé y le desabroché el pantalón dejando su pija afuera. Lo empecé a pajear, mientras él estaba desorientado por la violación de la que estaba siendo víctima, aunque se notaba que lo disfrutaba mucho. Evidentemente no se esperaba semejante avance..
Cuando el ascensor llegó al piso de destino, Damián volvió a apretar para subir, pero apenas empezó a subir abrió la puerta, por lo que quedamos parados en el medio de dos pisos. Entendí el mensaje.
Me di vuelta, levanté mi pollera y apoyé mis manos contra el espejo del ascensor mientras levantaba un poco la cola y abría mis piernas. Por el espejo pude ver los ojitos desorbitados de Damián, que no le alcanzaban las manos para bajarse los pantalones y ponerse el forro.
Cuando estuvo listo, apoyó su pija en mi concha y empujó. No hizo falta mucha fuerza... con lo mojada que estaba, su pija se deslizó despacito y sin pausa hasta el fondo. Empezó a poner y sacar su pija despacio, controlando los movimientos... "Dale Dami, más fuerte dale!!" le gritaba. Damián se movía despacio, para no acabar rápido; pero la situación era para darle duro.
No me aguanté más, así que empecé a moverme yo, bien rápido enterrándome violentamente su pija. Se escuchaba como su cuerpo chocaba con fuerza contra mi cola. Él me tenía agarrada de la cintura, como queriendo pararme pero no podía. Me seguía moviendo con más fuerza estrellando mi orto en su abdomen cada vez con más violencia.
De golpe Dami me agarró con fuerza y se empezó a mover él. Sus embestidas me estamparon la cara contra el espejo, que ya tenía mis manos marcadas. Podía ver como su mirada no se movía de mi cola. El espectáculo que tenía debía ser hermoso: su pija entrando y saliendo, desapareciendo en mi concha, con mi colita paradita. No se pudo aguantar mucho más. Me di cuenta cuando se frenó. Dejó su verga enterrada en mi concha, que seguía latiendo. Luego de un rato, sacó la pija y nos vestimos.
Volvimos a bajar, para buscar lo que nos habían pedido. Entramos al departamento, y justo antes de salir, lo agarré contra la puerta y arrodillándome empecé a petearlo. Todavía estaba con un poco de leche y flácida, pero de a poco se fue levantando.
Mientras se la estaba chupando, sentimos un ruido de otra habitación. Me paré rápido mientras él se subía los pantalones, justo cuando la madre de nuestro compañero (el dueño de casa) entraba y nos saludaba. Nos preguntó amablemente que buscábamos, le dijimos que ya habíamos agarrado todo y nos fuimos con las pulsaciones a mil.
Cuando subimos al ascensor, tiré todo al piso. Me acerqué y le saqué la pija. Lo empecé a pajear mientras él me decía que no tenía más forros. "No importa" le dije con una sonrisa en mis labios. Lo seguí pajeando. Damián se tiró para atrás apoyando la espalda contra la pared del ascensor. Sin soltar su pija, abrí la puerta entre 2 pisos nuevamente.
Me incliné sin arrodillarme y metí su pija en mi boca, sin dejar de pajearlo. Jugué un rato con mi lengua, me metía la puntita y saboreaba, como si estuviese comiendo un heladito.
La respiración de Damián empezó a acelerarse, su pija y sus huevos se endurecieron. La señal que estaba por acabar. Ah íme di cuenta que no podía tirar la leche al piso. Y yo ya no estaba tan caliente como para tragarla.
Lo seguí pajeando, y puse mi otra mano adelante de su cabeza para atrapar la lechita. Bajé el ritmo de mi movimiento. Me mojé el pulgar con saliva y despacito empecé a tocarle la puntita de la pija cuando movía mi mano.
El primer chorro salió despedido a mi pierna. Después, cayó todo en la palma de mi mano. Seguí pajeando hasta dejarle la pija totalmente exprimida. Todavía seguía dura. Volví a inclinarme y le di una última lamidita para dejarla limpita.
Me di vuelta dándole la espalda a Damián. Levanté la pollera y con un chirlo aplasté mi mano llena de leche en mi cola para empezar a desparramar todo moviendo mi mano en círculos. Damián se empezó a reír mientras me decía "que puta hermosa que sos por favorrr!!". Cerró la puerta y seguimos camino hasta la terraza.
Cuando llegamos, nadie había notado nuestra ausencia. En realidad, no habían sido más de 10 minutos. Busqué a mi amiga, a la que le respondí su sonrisa cómplice con un guiño. La noche siguió su curso normal. Me había quedado deseando coger bien en serio con Damián. Por suerte, no iba a tardar mucho en tener la chance de sacarme bien las ganas con él (aquí ese relato).
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61 comentarios - Yo no quería, me empujaron!
gracias por pasar!
😉
Muy caliente!!
Gracias por compartir
gracias por comentar!
Despues sigo con los otros relato, gracias !
con un comentario me conformo! los puntos, un regalito extra jaja.. gracias por pasar! 😉
pasaste por mis aportes a la comunidad?
comentar es el mejor agradecimiento.
de esta forma te digo GRACIAS.
Volveré con puntos...
July te parteces mucho a una amiga q es casi mi hermana nos conocimos a los 3 !
sacando algunas fiestas muy zarpadas que hiciste ella es re parecida a vos bien trolita yegua y zarpadita.
La verdad sos insaciable!! PQ NO TENGO una compañera de la facu como vos!
jajajaja
besoo!!
exelentes y paradora de pijas como todos tus relatos! jaja beso
gracias por comentar!