Buenas a tod@s. Me voy a lanzar a mi primer post, aunque sea largo y no quizá no este perfectamente redactado, les pido que tengan paciencia y seguro los próximos serán mejores. La verdad hace mucho que ando por aquí, aunque nunca me registre. Ahora hace poco que decidí registrarme y me puse a sondear quizá algo de lo que más me gusta de todo esto que son los relatos. Aun menos pensé que un día me iba a atrever a ponerme a escribir un relato. Es verdad que los he escrito, pero en ocasiones puntuales y solo de carácter privado. Aun no sé si tras este me animare a escribir más, pero de hacerlo quiero avisar que nunca escribiré sobre experiencias o relatos que he escrito o escribo para mi pareja, eso lo dejo para nosotros en privado. Lo que hoy escribo es una fantasía que siempre tuve, pero que nunca cumplí y sé que nunca cumpliré. En definitiva, una fantasía. Y si escribo más relatos, sin duda serán fantasías mías, o inventadas. Así pues comienzo.
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Esta fantasía ya tiene su tiempo, desde hace años la escalera de nuestro edificio la limpia una empleada de la limpieza. Por suerte o por desgracia, no tiene acceso a agua en ningún sitio nada más que pidiendo a alguno de los vecinos. Y en nuestra comunidad la gente o es muy borde y no abren o simplemente no hay nadie en ese momento, por esa razón desde casi el primer día se dio cuenta que era a nuestra casa a quien tenía que llamar.
Recuerdo el primer día que vino, y la situación que se dio. Por aquellos entonces yo tenía unos 20 años, y ella algo similar. Era el inicio de las vacaciones de verano y yo justo me quedaba solo en casa, la familia se marchaba esa mañana. Esa noche yo había estado de fiesta y había llegado bastante tarde y un tanto afectado. Antes de emprender viaje vinieron a avisarme, despertándome para despedirse. Volví a la cama, pues aun necesitaba dormir algo mas y despertarme con más tranquilidad y que mi cuerpo y mi mente volvieran a estar mínimamente funcionales. Al cabo de poco rato yo estaba empezando ya a despertar de verdad, y aunque mi cuerpo reaccionaba como todas las mañanas mi cabeza aún estaba un poco adormecida. Entonces fue cuando escuche el timbre de la puerta. Pensé que sería mi familia que al emprender camino se dieron cuenta que se habían olvidado algo, se dieron la vuelta y volvieron a por ello, y como de costumbre en vez de abrir con sus llaves llaman para incordiar. Así que me levante y fui a abrir tal cual estaba. Como era verano y por cierto muy caluroso, solo llevaba unos gallumbos un tanto holgados y sin nada más. En casa tengo toda la confianza del mundo y me importa bien poco ir como sea, así que por esa razón y porque no tenía cabeza para pensar fui a abrir así tal cual, con una abultada erección matutina que era imposible ocultar con lo único que llevaba puesto. Así fue como abrí la puerta con los ojos a medio abrir, sin mirar, y dando una respuesta un poco borde antes de ver quien llamaba.
- ¿Qué pasa, habéis perdido las llaves? ¿Qué se os ha olvidado?
A esto pasaron como 2 segundos interminables, y como ni entraba nadie ni recibía contestación abrí bien los ojos. Ahí estaba ella, una chica de mi edad año arriba, año abajo. Rubia, pelo rizado, ojos azules, una cara bonita, flaquita, bajita, pechos de tamaño normal, ni grandes, ni pequeños, vamos un buen cuerpo, sin nada que destacase sobre lo demás, pero de los que no te cansarías nunca. He de decir que nunca me han llamado la atención las rubias, pero la manera de actuar de ella desde esa vez me ha matado del morbo. Estaba callada, de pie en la puerta, con una cara de sorpresa y mirando lo único que llevaba puesto. En esta situación recordé que ese día empezaba a trabajar una limpiadora en la comunidad, vaya como me presente, jejejeje. Rápido le pregunte.
- Buenas, perdona, ¿que necesitas?
Ella reacciono entonces y ya mirándome a la cara me acerco un par de cubos.
- Perdona si te he despertado, necesitaba agua para poder fregar. Nadie me abre y hace un rato me dijeron tus familiares que si necesitaba agua en esta casa iba a haber alguien.
- No hay problema, ya estaba empezando a despertarme.
Cogí los cubos y fui a llenarlos al baño, que se ve desde la puerta de casa. Cuando el primero estaba lleno, puse el segundo debajo del grifo y fui a devolverle el primero. Al girarme me di cuenta de que ella ya se había sobrepuesto de la sorpresa, tanto que me estaba mirando el culo. No dije nada y fui a llevarle el cubo.
- Espero que así te sirva, ahora te doy el otro.
- Si, así está perfecto.
Volví al baño esta vez quería asegurarme de si ella me miraba o no, así que mientras estaba agachado a por el cubo, miraba de reojo hacia la puerta, y si, no me quitaba ojo. Volví a devolverle el cubo.
- Listo, este también está lleno. ¿Necesitas algo más?
- No, solo necesitaba esto, pero si necesito algo ya se donde tengo que venir. - Esto último lo dijo con un tono más jocoso.
Ese verano la verdad no se dio la oportunidad de intentar dar un paso más y tentar la suerte, ya estaba yo ocupado. Desde entonces siempre que he abierto la puerta para atenderla nos sonreímos y tenemos alguna conversación un poco más jocosa. Incluso alguna vez cuando nos encontramos por la escalera ha llegado a decirme con un tono especial: "luego subo que necesito que me des algo." Pero por suerte o por desgracia, la situación nunca ha sido propicia para pasar a mayores, yo puedo llegar a tener fantasías, pero si estoy en una relación nunca llegaría a la infidelidad. Y hasta aquí todo real, pero desde ese día tengo una fantasía recurrente con ella. Quiero hacerla pasar y dejar salir mi otra cara. Mi fantasía es así una vez abierta la puerta.
Yo: Buenos días, ¿que, lo de siempre?
Ella: Buenos días. Si, necesito agua para fregar, y solo me abres tú.
Yo: Ok, déjame los cubos. - Pongo los cubos a llenar y vuelvo a la puerta sin ellos- ¿Necesitas alguna cosa más?
Ella: mamá, algo necesito si, a ver si puedes ayudarme con una cosa. - Y entra en casa, cerrando la puerta detrás de sí.
Ahí nos lanzamos a besarnos estampándola contra la puerta. Empezamos a comernos la boca, jugando con nuestras lenguas entrelazándose y mis manos buscando rápidamente sus nalgas. Nos olvidamos de todo y nos volcamos en el puro deseo. Ella lleva una mano a frotarme por encima del pantalón, buscando lo que vio el día que nos "presentamos". Nos vamos calentando, y yo agarrándola por las nalgas la levanto y con sus piernas rodeando mi cintura y abrazada a mi cuello me la llevo a la habitación, la tumbo en la cama y me coloco sobre ella. Entre besos empiezo a despojarla de la ropa que lleva. Cuando le dejo los pechos descubiertos los recorro con mis manos, juego con ellos, pero sin dedicarme demasiado a ellos. Ella ha vuelto a buscar con su mano mi miembro, y yo empiezo a recorrer con una mano el camino buscando lo que más deseo. Mi mano se desliza por debajo de sus pantalones y se mete dentro de sus bragas. Suavemente empiezo a jugar con mis dedos mientras seguimos comiéndonos la boca y ella sigue acariciándome encima del pantalón. Se separa un segundo de mis labios, y aparta la mano de mi entrepierna, el tiempo suficiente para con las dos manos quitarme la camiseta. Entonces vuelve a buscarme la boca, pero yo busco su cuello, y voy descendiendo hasta poder jugar con sus tetas en mi boca, las lamo, las recorro con mi lengua, primero una, luego otra. Mordisqueo suavemente sus pezones que se ponen duros. Esas tetas son pequeñas, pero deliciosas y sus pezones sobresalen duros por la excitación. Ella está ya húmeda y su respiración es acelerada, con algún suspiro cuando me centro en sus pezones. Y continúo viajando por su cuerpo. El camino que ha recorrido antes mi mano ahora lo recorre mi cuerpo, pero al llegar, le quito con algo de violencia los pantalones y las bragas, dejándola completamente desnuda.
Y me lanzo a comérselo. Primero juego solo con mi lengua, recorriendo, lamiendo cada centímetro que encuentra por delante. Ella pone sus manos sobre mi cabeza, guiándome como más le gusta. Y pongo mis manos en juego uniéndose a mi lengua. Mientras la lengua se centra en el clítoris dos dedos se introducen rítmicamente buscando aumentar el placer. De vez en cuando se la nota contener la respiración y los gemidos, de vez en cuando se le escapa uno pequeño. Está muy cerca y bajo el ritmo.
Ahora vuelvo a recorrer el camino inverso, subo de nuevo hasta su boca, pero soltando algunos pequeños mordiscos aquí y allá. Le como la boca, quiero que note su sabor en mi boca. Mi verga esta dura como el acero y la froto arriba y abajo sobre su concha. Me incorporo y agarrando sus caderas empiezo a clavarle esa barra de acero suavemente hasta el fondo. Primero los movimientos son suaves, pero no tarde en empezar a subir el ritmo sacándole unos buenos gemidos. Y termina por primera vez. Me dice que quiere comerse mi verga mezclando su sabor y el mío en su boca.
Ok, me tumbo en la cama y le hago que se ponga encima mío, pero dejándome a mi disfrutar de esa delicia que antes ya estuve degustando. Nos fundimos en un buen 69, solo se escuchan gemidos apagados, murmullos de placer. Mi lengua y mis dedos juegan con su concha e incluso uno se pierde acabando en metiéndose en su culo. Ella deja escapar un pequeño gritito de incomodidad y aparta un momento el cuerpo, pero continúo y no dice nada más. Ella por su parte parece que se va a tragar hasta mis pelotas, a ratos se la mete en la boca y traga todo lo que le entra, otras veces se dedica a pegar lametazos recorriendo mi verga con su lengua y jugando con la cabeza. Casi me mata cuando me pajea y se mete un huevo en la boca y succiona. Como reacción mientras sigo jugando con su clítoris con mi lengua, le clavo dos dedos por el culo y subo el ritmo. Ella vacía su boca y empieza a soltar gemidos hasta que acaba de nuevo.
Entonces me salgo de debajo de ella haciéndola que se quede en 4 patas. Ahora sí, ahora me voy a darla con todo como si no hubiera un mañana. Se la apoyo y se la clavo de una y agarrándola por las caderas empiezo a bombearla sin piedad, ahora gime y grita como una puta, parece que se ha revelado como tal. Y yo disfruto dándola con toda la violencia que tengo hasta que finalmente llego y termino llenándola a la vez que ella termina por tercera vez.
Nos desplomamos en la cama, sudorosos, con la respiración acelerada, exhaustos. Y entonces cuando el silencio va llegando escuchamos de fondo el grifo corriendo y me acuerdo que ni si quiera lo cerré, los cubos desbordados hace rato, chorreando, al igual que ella. Se recompone y se viste, yo preparo los cubos y la acompaño a la puerta y cuando va a salir me dice.
- A partir de hoy ya se donde tengo que venir para que aparte de llenarme los cubos me llenen a mí.
Y se marcha con una sonrisa cómplice y con movimiento insinuantes. Desde ese momento roto el hielo se darían muchos otros encuentros, dando que hablar a algún que otro vecino observador.
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Esta fantasía ya tiene su tiempo, desde hace años la escalera de nuestro edificio la limpia una empleada de la limpieza. Por suerte o por desgracia, no tiene acceso a agua en ningún sitio nada más que pidiendo a alguno de los vecinos. Y en nuestra comunidad la gente o es muy borde y no abren o simplemente no hay nadie en ese momento, por esa razón desde casi el primer día se dio cuenta que era a nuestra casa a quien tenía que llamar.
Recuerdo el primer día que vino, y la situación que se dio. Por aquellos entonces yo tenía unos 20 años, y ella algo similar. Era el inicio de las vacaciones de verano y yo justo me quedaba solo en casa, la familia se marchaba esa mañana. Esa noche yo había estado de fiesta y había llegado bastante tarde y un tanto afectado. Antes de emprender viaje vinieron a avisarme, despertándome para despedirse. Volví a la cama, pues aun necesitaba dormir algo mas y despertarme con más tranquilidad y que mi cuerpo y mi mente volvieran a estar mínimamente funcionales. Al cabo de poco rato yo estaba empezando ya a despertar de verdad, y aunque mi cuerpo reaccionaba como todas las mañanas mi cabeza aún estaba un poco adormecida. Entonces fue cuando escuche el timbre de la puerta. Pensé que sería mi familia que al emprender camino se dieron cuenta que se habían olvidado algo, se dieron la vuelta y volvieron a por ello, y como de costumbre en vez de abrir con sus llaves llaman para incordiar. Así que me levante y fui a abrir tal cual estaba. Como era verano y por cierto muy caluroso, solo llevaba unos gallumbos un tanto holgados y sin nada más. En casa tengo toda la confianza del mundo y me importa bien poco ir como sea, así que por esa razón y porque no tenía cabeza para pensar fui a abrir así tal cual, con una abultada erección matutina que era imposible ocultar con lo único que llevaba puesto. Así fue como abrí la puerta con los ojos a medio abrir, sin mirar, y dando una respuesta un poco borde antes de ver quien llamaba.
- ¿Qué pasa, habéis perdido las llaves? ¿Qué se os ha olvidado?
A esto pasaron como 2 segundos interminables, y como ni entraba nadie ni recibía contestación abrí bien los ojos. Ahí estaba ella, una chica de mi edad año arriba, año abajo. Rubia, pelo rizado, ojos azules, una cara bonita, flaquita, bajita, pechos de tamaño normal, ni grandes, ni pequeños, vamos un buen cuerpo, sin nada que destacase sobre lo demás, pero de los que no te cansarías nunca. He de decir que nunca me han llamado la atención las rubias, pero la manera de actuar de ella desde esa vez me ha matado del morbo. Estaba callada, de pie en la puerta, con una cara de sorpresa y mirando lo único que llevaba puesto. En esta situación recordé que ese día empezaba a trabajar una limpiadora en la comunidad, vaya como me presente, jejejeje. Rápido le pregunte.
- Buenas, perdona, ¿que necesitas?
Ella reacciono entonces y ya mirándome a la cara me acerco un par de cubos.
- Perdona si te he despertado, necesitaba agua para poder fregar. Nadie me abre y hace un rato me dijeron tus familiares que si necesitaba agua en esta casa iba a haber alguien.
- No hay problema, ya estaba empezando a despertarme.
Cogí los cubos y fui a llenarlos al baño, que se ve desde la puerta de casa. Cuando el primero estaba lleno, puse el segundo debajo del grifo y fui a devolverle el primero. Al girarme me di cuenta de que ella ya se había sobrepuesto de la sorpresa, tanto que me estaba mirando el culo. No dije nada y fui a llevarle el cubo.
- Espero que así te sirva, ahora te doy el otro.
- Si, así está perfecto.
Volví al baño esta vez quería asegurarme de si ella me miraba o no, así que mientras estaba agachado a por el cubo, miraba de reojo hacia la puerta, y si, no me quitaba ojo. Volví a devolverle el cubo.
- Listo, este también está lleno. ¿Necesitas algo más?
- No, solo necesitaba esto, pero si necesito algo ya se donde tengo que venir. - Esto último lo dijo con un tono más jocoso.
Ese verano la verdad no se dio la oportunidad de intentar dar un paso más y tentar la suerte, ya estaba yo ocupado. Desde entonces siempre que he abierto la puerta para atenderla nos sonreímos y tenemos alguna conversación un poco más jocosa. Incluso alguna vez cuando nos encontramos por la escalera ha llegado a decirme con un tono especial: "luego subo que necesito que me des algo." Pero por suerte o por desgracia, la situación nunca ha sido propicia para pasar a mayores, yo puedo llegar a tener fantasías, pero si estoy en una relación nunca llegaría a la infidelidad. Y hasta aquí todo real, pero desde ese día tengo una fantasía recurrente con ella. Quiero hacerla pasar y dejar salir mi otra cara. Mi fantasía es así una vez abierta la puerta.
Yo: Buenos días, ¿que, lo de siempre?
Ella: Buenos días. Si, necesito agua para fregar, y solo me abres tú.
Yo: Ok, déjame los cubos. - Pongo los cubos a llenar y vuelvo a la puerta sin ellos- ¿Necesitas alguna cosa más?
Ella: mamá, algo necesito si, a ver si puedes ayudarme con una cosa. - Y entra en casa, cerrando la puerta detrás de sí.
Ahí nos lanzamos a besarnos estampándola contra la puerta. Empezamos a comernos la boca, jugando con nuestras lenguas entrelazándose y mis manos buscando rápidamente sus nalgas. Nos olvidamos de todo y nos volcamos en el puro deseo. Ella lleva una mano a frotarme por encima del pantalón, buscando lo que vio el día que nos "presentamos". Nos vamos calentando, y yo agarrándola por las nalgas la levanto y con sus piernas rodeando mi cintura y abrazada a mi cuello me la llevo a la habitación, la tumbo en la cama y me coloco sobre ella. Entre besos empiezo a despojarla de la ropa que lleva. Cuando le dejo los pechos descubiertos los recorro con mis manos, juego con ellos, pero sin dedicarme demasiado a ellos. Ella ha vuelto a buscar con su mano mi miembro, y yo empiezo a recorrer con una mano el camino buscando lo que más deseo. Mi mano se desliza por debajo de sus pantalones y se mete dentro de sus bragas. Suavemente empiezo a jugar con mis dedos mientras seguimos comiéndonos la boca y ella sigue acariciándome encima del pantalón. Se separa un segundo de mis labios, y aparta la mano de mi entrepierna, el tiempo suficiente para con las dos manos quitarme la camiseta. Entonces vuelve a buscarme la boca, pero yo busco su cuello, y voy descendiendo hasta poder jugar con sus tetas en mi boca, las lamo, las recorro con mi lengua, primero una, luego otra. Mordisqueo suavemente sus pezones que se ponen duros. Esas tetas son pequeñas, pero deliciosas y sus pezones sobresalen duros por la excitación. Ella está ya húmeda y su respiración es acelerada, con algún suspiro cuando me centro en sus pezones. Y continúo viajando por su cuerpo. El camino que ha recorrido antes mi mano ahora lo recorre mi cuerpo, pero al llegar, le quito con algo de violencia los pantalones y las bragas, dejándola completamente desnuda.
Y me lanzo a comérselo. Primero juego solo con mi lengua, recorriendo, lamiendo cada centímetro que encuentra por delante. Ella pone sus manos sobre mi cabeza, guiándome como más le gusta. Y pongo mis manos en juego uniéndose a mi lengua. Mientras la lengua se centra en el clítoris dos dedos se introducen rítmicamente buscando aumentar el placer. De vez en cuando se la nota contener la respiración y los gemidos, de vez en cuando se le escapa uno pequeño. Está muy cerca y bajo el ritmo.
Ahora vuelvo a recorrer el camino inverso, subo de nuevo hasta su boca, pero soltando algunos pequeños mordiscos aquí y allá. Le como la boca, quiero que note su sabor en mi boca. Mi verga esta dura como el acero y la froto arriba y abajo sobre su concha. Me incorporo y agarrando sus caderas empiezo a clavarle esa barra de acero suavemente hasta el fondo. Primero los movimientos son suaves, pero no tarde en empezar a subir el ritmo sacándole unos buenos gemidos. Y termina por primera vez. Me dice que quiere comerse mi verga mezclando su sabor y el mío en su boca.
Ok, me tumbo en la cama y le hago que se ponga encima mío, pero dejándome a mi disfrutar de esa delicia que antes ya estuve degustando. Nos fundimos en un buen 69, solo se escuchan gemidos apagados, murmullos de placer. Mi lengua y mis dedos juegan con su concha e incluso uno se pierde acabando en metiéndose en su culo. Ella deja escapar un pequeño gritito de incomodidad y aparta un momento el cuerpo, pero continúo y no dice nada más. Ella por su parte parece que se va a tragar hasta mis pelotas, a ratos se la mete en la boca y traga todo lo que le entra, otras veces se dedica a pegar lametazos recorriendo mi verga con su lengua y jugando con la cabeza. Casi me mata cuando me pajea y se mete un huevo en la boca y succiona. Como reacción mientras sigo jugando con su clítoris con mi lengua, le clavo dos dedos por el culo y subo el ritmo. Ella vacía su boca y empieza a soltar gemidos hasta que acaba de nuevo.
Entonces me salgo de debajo de ella haciéndola que se quede en 4 patas. Ahora sí, ahora me voy a darla con todo como si no hubiera un mañana. Se la apoyo y se la clavo de una y agarrándola por las caderas empiezo a bombearla sin piedad, ahora gime y grita como una puta, parece que se ha revelado como tal. Y yo disfruto dándola con toda la violencia que tengo hasta que finalmente llego y termino llenándola a la vez que ella termina por tercera vez.
Nos desplomamos en la cama, sudorosos, con la respiración acelerada, exhaustos. Y entonces cuando el silencio va llegando escuchamos de fondo el grifo corriendo y me acuerdo que ni si quiera lo cerré, los cubos desbordados hace rato, chorreando, al igual que ella. Se recompone y se viste, yo preparo los cubos y la acompaño a la puerta y cuando va a salir me dice.
- A partir de hoy ya se donde tengo que venir para que aparte de llenarme los cubos me llenen a mí.
Y se marcha con una sonrisa cómplice y con movimiento insinuantes. Desde ese momento roto el hielo se darían muchos otros encuentros, dando que hablar a algún que otro vecino observador.
6 comentarios - Fantasia con la chica de la limpieza (mi primer post)
Me gusta todo, bien morboso!
Dejo puntitos!
🙂
😃