A sus 37 años, Amal era una mujer casada, plena en su madurez, experimentada, liberal, cuando se le antojaba un macho, lo buscaba hasta tenerlo, o que la tuviera, y mente abierta, es decir, dispuesta a experimentar nuevas experiencias, y claro que en ese su afán el tema del sexo era su favorito.
Amal conviviá más con su hijo José, un chico de 18 años, y su hija Lía, una chica de 15 años, pues su marido normalmente estaba ausente por motivos de trabajo o porque le gustaba mantenerse más con sus amigos, emborracharse y esas cosas.
Asi que a sus 37 años, Amal entro en una época de necesidad sexual no solo por la ausencia del marido sino porque los hombres casados y maduros, que en principio le gustaban más porque cogían con mas dedicación, preferían la comodidad de sus compromisos de pareja, o la compañía de sus amigos con quienes junto con el licor, vivían inventando historias que jamas vivían.
Nada menos ni nada más que a Amal le entraron ganas de darle clases de anatomía a su hijo. No eran unas ganas nuevas, cuando el chico cumplió quince años a Amal se le ocurrió regalarle al hijo una noche, para tal fin, le hizo una cena, le convido a unas copas, y estuvo bailando con él, bailandole a él, mostrandole sus atributos visibles por sobre las ropas, hasta que si acaso José le llegó a meter las manos en la espalda, le dió un beso en el cuello y Amal dejó que su hijo le diera un beso en los labios, lo que no fue lo que ella quería pues el chico se mostró bastante tímido. Si hubiera sido un poco más atrevido, sin duda, hubiera podido cogerse aquella noche a su mamá.
Como era una época de buen sexo con su esposo y un amante que tenía por ahí, se olvidó del chico. Pero esas ganas volvieron esos días. A Amal se le habían ido acumulando cuatro meses sin sentir una verga en sus entrañas. Para bien o para mal, desde que José cumplió los quince, le dio por nalguearla de vez en cuando, cosa que hacía cuando su mamá se ponía pants ceñidos y la veía de espaldas. A cualquier hombre le despertaría ganas de eso. En pantalones ceñidos, las nalgas de Amal se veían exquisitas, una delicia a los ojos, y el chico no era la excepción.
Ella le reprendía con un "abusivo este" "atrevido" sin mayor convicción, mas bien parecía una manera de alentarlo a que siguiera ejercitando esa práctica. Asi que ese tarde, cuando José la pasó nalgueando, a Amal lo que se le ocurrió fue decirle: "Abusivo este, si eres tan machito, hazlo otra vez". A lo cual el chico regresó y la nalgueó de nuevo con una de sus manos. "No chico, asi no le gusta a tu madre, a tu madre le gusta que la nalgueen bien, así que ven... usa tus dos manos, y nalgueame rico." Su hijo ni lento ni peresoso le dió un par de buenas nalgadas, y se quedo a la espera, cuando oyo a su madre reprenderle: "y solo esas me vas a dar?", "pega más fuerte cabrón, o no sos macho?, a esta hembra le gusta que le den duro..., o me vas a decir que nunca has nalgueado a una hembra?". Mientras lo decía, Amal se recostaba sobre la mesa doblando su cintura para ofrecer sus hermosas posaderas.
Despues de una cuantas nalgadas, Amal emitió gemidos adoloridos diciendo: "ay papi, ya me ardieron tus nalgadas, ahora dale un beso a mis nalgas para que se reanimen". "Ven arrodillate, un besito aquí, un besito acá". Señalaba Amal con sus dedos la saliente de sus nalgas. Como el chico solo besó sobre la tela, Amal le reprendió. "Ay papi, nunca le has besado las nalgas a una chica? no solo besalas, chupetealas, al menos a tu mami asi le gusta". Ni lento ni perezoso José atendió al pie de la letra la instrucción, se detuvo algunos segundos a chupetear cada una de las nalgas de su madre, luego de lo cual su madre le indicó señalando el centro de sus nalgas: "ahora un besito aquí". De modo que José no tuvo mas remedio que besuquear la división de las caderas de mamá quien lo miro complacida diciendole: "ahora si te estás portando como un macho, y sabes que cuando una hembra no tiene pantalón y se lo hacen, se llama beso negro. Así es como le gusta a tu madre."
"Qué vas a hacer ahora?" José replicó que tenía que hacer varias tareas de la casa. Apúrate, dijo su madre, y sube a mi habitación. "Quiero que me des una buena sesión de nalgadas como lo acabas de hacer".
Una hora después, cuando José entró a la habitación, su madre estaba de espaldas tendida cuan larga sobre la cama, descalza, con sus pants ceñidos y una blusa ajustada y escotada que ademas de sus hombros descubría su cintura. José se sentó al borde de la cama y la vió completa, clavando su mirada en las nalgas de su madre. "Mami, ya estoy aquí". Su madre pareció despertar. "Ay hijito, creo que ya me estaba durmiendo".
Su madre se levantó, se puso los zapatos de tacón y caminó de un lado para otro buscando algo que no encontraba, pero la vista que ofrecía era espectacular, casi sin percibirlo, José empezó a sobarse la verga sobre la pantaloneta.
Por ratos su mami se recostaba sobre algo como buscando algo que no alcanzaba, levantaba una pierna, sus nalgas resaltaban, José sentía su verga estirándose. En una de esas su madre exclamó: "y no venías a nalguearme?". Como si recordaba en ese momento su tarea, José se incorporó rápidamente acomodándose tras las nalgas de su madre. Sus manos se dejaron caer pesadamente sobre aquellos glúteos arrancandole un grito de dolor a su mamá. "Ay , no tan duro". "Es que así me dijistes hace ratos que te gustaba que te dieran duro". "Bueno, sí pero no tanto. Pues siguele papito". Su madre empezó a mover sus nalgas de un lado para otro. "Vaya parece que eres inexperto. Sobalas, masajealas, luego nalguealas. Las sobas otra vez, o si quieres las chupas, las masajeas y después otra nalgueada, y así vas avanzando papi". Despues de cinco minutos, José no solo masajeaba las nalgas de su mami, sino que recorría todos sus muslos cuan largas, presionandolos, amasandolos, chupeteandolas, subía de nuevo, golpeaba aquellas pompas, y metía sus dedos debajo de la blusa recorriendola la espalda de mami, quien lejos de quejarse para nada disimulaba lo que estaba disfrutando. Mientras trabajaba con sus manos, José no dejaba de besar ni chupetear las pompas de mamá.
"Ay hijo, mira ya mojaste con tu bokita mi pantalón... lo ves". - Ah si jaja. "Nada de risas, vas a tener que quitarmelo. Solo que te va a costar porque este pantalón me queda bien apretadito, jeje. Vamos a ver que tan experto eres quitandole el pantalón a una hembra."
Amal se incorporó, se colocó de espaldas a su hijo moviendo su hermosa cola, mientras le evidenciaba que se quitaba el cinturon, que se desabotonaba y se corría el cierre. Amal intentó bajarse el pantalón pero se detuvo: "quedamos que tú me lo tienes que quitar". José estaba acelerado, su bermuda se estiraba de acuerdo al tamaño que había alcanzado su verga... se colocó tras las nalgas de su madre. El dolor de su verga apretada en su calzoncillo hizo que imaginara que se la destapaba y que su verga quedaba apuntando hermosas nalgas. Eso lo exito más, sintió sus fluidos recorrer su uretra.
Nalgueó de nuevo a su madre, mientras empezó a correr el pants hacia abajo. si que estaba complicado. Jaja, su madre reía complacida. "Veo que nunca has bajado un pantalón".
"Sientate y observa, aprecia como se destapa el culo de tu mami, espero que me premies por mostrartelo, eh"
"Claro que si mami". José tenía fija la mirada en como las nalgas de mami se iban descubriendo. Wow que culo más hermoso y ese interior de color azul rey que desaparecía en esa hendidura, uf ahora si José sintió el deseo de nalguear, de besar, de chupetear y meter la nariz ahi donde se perdía esa tela.
Vio a Amal pararse de espaldas frente a él, mover su cintura provocativamente, inclinarse hacia adelante, rozando sus nalgas a su cara, José aspiró el olor, olía a hembra, a sexo, a ganas de coger. Contonenadose se alejó del chico, regresó de nuevo. Jose sentía su verga reventar.
"Te gusta papi?"
"Claro que si mami, eres toda una putita bien sexi. Ponte aqui sobre la cama". José empezó a adueñarse de la situación. Había decidido que su verga, que ya destilaba sus fluidos seminales, se debía ensartar en el culo de Amal, porque aquella puta se lo merecía.
La puso en cuatro frente a él al borde de la cama, hizo que abriera un poco más las piernas. Uf, qué culo más hermoso, qué vista más espectacular. Vio el asterisco que hacía el ojete de su mami, ese ojete daba pulsaciones que lo excitaban. Saco la lengua, y se fue directo ahi, a dar una buena sesión de lengüeteada.
Mami, se contorsionaba, moviá la cintura, gemía, lo volteaba a ver, sus ojos entrecerrados, su boquita entreabierta, esa perra estaba entregada al disfrute.
Cinco minutos después, José restregaba con suavidad su glande en ese asterisco, lo deslizaba a todo lo larga de esa raya, lo volvía a poner en el ojete, presionaba hacia adentro, veía sus flujos venir a lubricar el ano hermoso de su madre, y por alguna razón resbalaba hacia arriba. Aquella escena se repitió un par de minutos. La mano de su mami vino a ayudarlo. Mami solo colocó un dedo soble su tolete mientras él empujaba. Poco a poco aquel ojete se fue abriendo y su verga fue desapareciendo en su interior. Ver su verga desaparecer excitó a José una vez más, sentía sus fluidos salir abundantes en el interior de Amal. Sacó su verga, pensó que se había manchado en las entrañas de su madre, se sorprendió, no había ni rastros. La volvió a meter, esta vez se fue suavecito, como que sus fluidos hicieron efecto.
Unos minutos después la verga de José entraba y salía completa de aquel culo, mientras su mami, se retorcia, gemía, gritaba: "ay si hijito, así así, cogete a la puta de tu madre como se merece, asi así asi papi". José lo disfrutaba, le fascinaba el movimiento que hacían las nalgas de su madre frente a él, y sentía estallar con los chillidos de mamá.
Cinco minutos después el movimiento de la cintura de su madre y su bombeo hicieron su efecto. José se vació como nunca lo había imaginado: "papi, dame todo papi, entierramelo hasta el fondo, quiero toda tu lechita, asi asi".
José salió de aquel culo y lo fronto entre esas nalgas, sobre ellas, para limpiarse. Amasó aquellas nalgas, las abrió y lo que vió le fascinó. Semen blanquecino empezaba a brotar del culo de Amal.
Amal conviviá más con su hijo José, un chico de 18 años, y su hija Lía, una chica de 15 años, pues su marido normalmente estaba ausente por motivos de trabajo o porque le gustaba mantenerse más con sus amigos, emborracharse y esas cosas.
Asi que a sus 37 años, Amal entro en una época de necesidad sexual no solo por la ausencia del marido sino porque los hombres casados y maduros, que en principio le gustaban más porque cogían con mas dedicación, preferían la comodidad de sus compromisos de pareja, o la compañía de sus amigos con quienes junto con el licor, vivían inventando historias que jamas vivían.
Nada menos ni nada más que a Amal le entraron ganas de darle clases de anatomía a su hijo. No eran unas ganas nuevas, cuando el chico cumplió quince años a Amal se le ocurrió regalarle al hijo una noche, para tal fin, le hizo una cena, le convido a unas copas, y estuvo bailando con él, bailandole a él, mostrandole sus atributos visibles por sobre las ropas, hasta que si acaso José le llegó a meter las manos en la espalda, le dió un beso en el cuello y Amal dejó que su hijo le diera un beso en los labios, lo que no fue lo que ella quería pues el chico se mostró bastante tímido. Si hubiera sido un poco más atrevido, sin duda, hubiera podido cogerse aquella noche a su mamá.
Como era una época de buen sexo con su esposo y un amante que tenía por ahí, se olvidó del chico. Pero esas ganas volvieron esos días. A Amal se le habían ido acumulando cuatro meses sin sentir una verga en sus entrañas. Para bien o para mal, desde que José cumplió los quince, le dio por nalguearla de vez en cuando, cosa que hacía cuando su mamá se ponía pants ceñidos y la veía de espaldas. A cualquier hombre le despertaría ganas de eso. En pantalones ceñidos, las nalgas de Amal se veían exquisitas, una delicia a los ojos, y el chico no era la excepción.
Ella le reprendía con un "abusivo este" "atrevido" sin mayor convicción, mas bien parecía una manera de alentarlo a que siguiera ejercitando esa práctica. Asi que ese tarde, cuando José la pasó nalgueando, a Amal lo que se le ocurrió fue decirle: "Abusivo este, si eres tan machito, hazlo otra vez". A lo cual el chico regresó y la nalgueó de nuevo con una de sus manos. "No chico, asi no le gusta a tu madre, a tu madre le gusta que la nalgueen bien, así que ven... usa tus dos manos, y nalgueame rico." Su hijo ni lento ni peresoso le dió un par de buenas nalgadas, y se quedo a la espera, cuando oyo a su madre reprenderle: "y solo esas me vas a dar?", "pega más fuerte cabrón, o no sos macho?, a esta hembra le gusta que le den duro..., o me vas a decir que nunca has nalgueado a una hembra?". Mientras lo decía, Amal se recostaba sobre la mesa doblando su cintura para ofrecer sus hermosas posaderas.
Despues de una cuantas nalgadas, Amal emitió gemidos adoloridos diciendo: "ay papi, ya me ardieron tus nalgadas, ahora dale un beso a mis nalgas para que se reanimen". "Ven arrodillate, un besito aquí, un besito acá". Señalaba Amal con sus dedos la saliente de sus nalgas. Como el chico solo besó sobre la tela, Amal le reprendió. "Ay papi, nunca le has besado las nalgas a una chica? no solo besalas, chupetealas, al menos a tu mami asi le gusta". Ni lento ni perezoso José atendió al pie de la letra la instrucción, se detuvo algunos segundos a chupetear cada una de las nalgas de su madre, luego de lo cual su madre le indicó señalando el centro de sus nalgas: "ahora un besito aquí". De modo que José no tuvo mas remedio que besuquear la división de las caderas de mamá quien lo miro complacida diciendole: "ahora si te estás portando como un macho, y sabes que cuando una hembra no tiene pantalón y se lo hacen, se llama beso negro. Así es como le gusta a tu madre."
"Qué vas a hacer ahora?" José replicó que tenía que hacer varias tareas de la casa. Apúrate, dijo su madre, y sube a mi habitación. "Quiero que me des una buena sesión de nalgadas como lo acabas de hacer".
Una hora después, cuando José entró a la habitación, su madre estaba de espaldas tendida cuan larga sobre la cama, descalza, con sus pants ceñidos y una blusa ajustada y escotada que ademas de sus hombros descubría su cintura. José se sentó al borde de la cama y la vió completa, clavando su mirada en las nalgas de su madre. "Mami, ya estoy aquí". Su madre pareció despertar. "Ay hijito, creo que ya me estaba durmiendo".
Su madre se levantó, se puso los zapatos de tacón y caminó de un lado para otro buscando algo que no encontraba, pero la vista que ofrecía era espectacular, casi sin percibirlo, José empezó a sobarse la verga sobre la pantaloneta.
Por ratos su mami se recostaba sobre algo como buscando algo que no alcanzaba, levantaba una pierna, sus nalgas resaltaban, José sentía su verga estirándose. En una de esas su madre exclamó: "y no venías a nalguearme?". Como si recordaba en ese momento su tarea, José se incorporó rápidamente acomodándose tras las nalgas de su madre. Sus manos se dejaron caer pesadamente sobre aquellos glúteos arrancandole un grito de dolor a su mamá. "Ay , no tan duro". "Es que así me dijistes hace ratos que te gustaba que te dieran duro". "Bueno, sí pero no tanto. Pues siguele papito". Su madre empezó a mover sus nalgas de un lado para otro. "Vaya parece que eres inexperto. Sobalas, masajealas, luego nalguealas. Las sobas otra vez, o si quieres las chupas, las masajeas y después otra nalgueada, y así vas avanzando papi". Despues de cinco minutos, José no solo masajeaba las nalgas de su mami, sino que recorría todos sus muslos cuan largas, presionandolos, amasandolos, chupeteandolas, subía de nuevo, golpeaba aquellas pompas, y metía sus dedos debajo de la blusa recorriendola la espalda de mami, quien lejos de quejarse para nada disimulaba lo que estaba disfrutando. Mientras trabajaba con sus manos, José no dejaba de besar ni chupetear las pompas de mamá.
"Ay hijo, mira ya mojaste con tu bokita mi pantalón... lo ves". - Ah si jaja. "Nada de risas, vas a tener que quitarmelo. Solo que te va a costar porque este pantalón me queda bien apretadito, jeje. Vamos a ver que tan experto eres quitandole el pantalón a una hembra."
Amal se incorporó, se colocó de espaldas a su hijo moviendo su hermosa cola, mientras le evidenciaba que se quitaba el cinturon, que se desabotonaba y se corría el cierre. Amal intentó bajarse el pantalón pero se detuvo: "quedamos que tú me lo tienes que quitar". José estaba acelerado, su bermuda se estiraba de acuerdo al tamaño que había alcanzado su verga... se colocó tras las nalgas de su madre. El dolor de su verga apretada en su calzoncillo hizo que imaginara que se la destapaba y que su verga quedaba apuntando hermosas nalgas. Eso lo exito más, sintió sus fluidos recorrer su uretra.
Nalgueó de nuevo a su madre, mientras empezó a correr el pants hacia abajo. si que estaba complicado. Jaja, su madre reía complacida. "Veo que nunca has bajado un pantalón".
"Sientate y observa, aprecia como se destapa el culo de tu mami, espero que me premies por mostrartelo, eh"
"Claro que si mami". José tenía fija la mirada en como las nalgas de mami se iban descubriendo. Wow que culo más hermoso y ese interior de color azul rey que desaparecía en esa hendidura, uf ahora si José sintió el deseo de nalguear, de besar, de chupetear y meter la nariz ahi donde se perdía esa tela.
Vio a Amal pararse de espaldas frente a él, mover su cintura provocativamente, inclinarse hacia adelante, rozando sus nalgas a su cara, José aspiró el olor, olía a hembra, a sexo, a ganas de coger. Contonenadose se alejó del chico, regresó de nuevo. Jose sentía su verga reventar.
"Te gusta papi?"
"Claro que si mami, eres toda una putita bien sexi. Ponte aqui sobre la cama". José empezó a adueñarse de la situación. Había decidido que su verga, que ya destilaba sus fluidos seminales, se debía ensartar en el culo de Amal, porque aquella puta se lo merecía.
La puso en cuatro frente a él al borde de la cama, hizo que abriera un poco más las piernas. Uf, qué culo más hermoso, qué vista más espectacular. Vio el asterisco que hacía el ojete de su mami, ese ojete daba pulsaciones que lo excitaban. Saco la lengua, y se fue directo ahi, a dar una buena sesión de lengüeteada.
Mami, se contorsionaba, moviá la cintura, gemía, lo volteaba a ver, sus ojos entrecerrados, su boquita entreabierta, esa perra estaba entregada al disfrute.
Cinco minutos después, José restregaba con suavidad su glande en ese asterisco, lo deslizaba a todo lo larga de esa raya, lo volvía a poner en el ojete, presionaba hacia adentro, veía sus flujos venir a lubricar el ano hermoso de su madre, y por alguna razón resbalaba hacia arriba. Aquella escena se repitió un par de minutos. La mano de su mami vino a ayudarlo. Mami solo colocó un dedo soble su tolete mientras él empujaba. Poco a poco aquel ojete se fue abriendo y su verga fue desapareciendo en su interior. Ver su verga desaparecer excitó a José una vez más, sentía sus fluidos salir abundantes en el interior de Amal. Sacó su verga, pensó que se había manchado en las entrañas de su madre, se sorprendió, no había ni rastros. La volvió a meter, esta vez se fue suavecito, como que sus fluidos hicieron efecto.
Unos minutos después la verga de José entraba y salía completa de aquel culo, mientras su mami, se retorcia, gemía, gritaba: "ay si hijito, así así, cogete a la puta de tu madre como se merece, asi así asi papi". José lo disfrutaba, le fascinaba el movimiento que hacían las nalgas de su madre frente a él, y sentía estallar con los chillidos de mamá.
Cinco minutos después el movimiento de la cintura de su madre y su bombeo hicieron su efecto. José se vació como nunca lo había imaginado: "papi, dame todo papi, entierramelo hasta el fondo, quiero toda tu lechita, asi asi".
José salió de aquel culo y lo fronto entre esas nalgas, sobre ellas, para limpiarse. Amasó aquellas nalgas, las abrió y lo que vió le fascinó. Semen blanquecino empezaba a brotar del culo de Amal.
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