You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Voyeurismo Fatal (2da. parte)

Ricardo me mantenía informado. Que le había mandado mensajes, que hablaban de todo un poco, etc. , etc.
Luego pasó del teléfono a la computadora, con lo que el diálogo se hizo mas fluído. Las veces que entraba a su oficina, veía la pestaña del chat y a veces me mostraba de que estaban hablando. Era increíble el grado de intimidad y confianza que habían ganado en un par de semanas.
- Sería bueno verla, le dije un día para animarlo.
- La verdad que hace rato que le sugiero que use la cámara pero no se anima. Dice que solo lo haría de noche cuando yo esté en un lugar donde nadie pueda verme, pero que en ese horario le resulta complicado.
- Debe estar en pareja, seguro. Pero bueno dile que te avise si alguna vez queda sola, le dije saliendo de la oficina.
Esa noche al volver a casa, llevé todo preparado para facilitarle las cosas.
- Mi amor, mañana tengo que viajar por la empresa y como es lejos, volveré tarde, dije mientras cenábamos como al descuido.
Mi mujer nada dijo. Otras veces hubiera preguntado adonde iba, porqué, si no podía ir otro, pero esta vez cambió.
- No hay problemas. La verdad que aprovecharé para acomodar unas cosas y acostarme temprano dijo con total tranquilidad. Yo sabía en que estaba pensando. Podría ver a Ricardo y el iba a verla a ella. Se notaba su impaciencia.
Al día siguiente fue solo llegar y que Ricardo me avisara que esa noche iba a poder comunicarse con Carla. Me mostré sorprendido.
- ¿ Qué pasó?
- No lo sé, pero me dijo que esta noche tenía un rato. Quedamos que a las 10 nos conectaremos.
- me gustaría estar presente, dije como al descuido.
- No hay problemas pero tendrás que ubicarte de manera que ella no te vea
- No te preocupes, me pondré en un lugar donde no voy a aparecer.
- Pues no hay problemas, te espero.
Esa noche, a las 9,30 estábamos frente a la notebook de Ricardo en su departamento. Probamos la cámara y marcamos con precisión la zona que aparecería en pantalla y yo me ubiqué en una silla fuera de esa zona. Hicimos diversas pruebas y el sector donde yo estaba no aparecía.
A las 10 en punto, se conectaron. Apareció mi esposa en pantalla perfectamente arreglada, vestida con una remera.
- Hola Ricardo, como estás.
- Hola Carla,por fin puedo darme el gusto de verte. Estás tan hermosa como te recuerdo. Quizás mas ahora que puedo observarte en detalle.
La sonrisa de mi mujer no dejaba dudas sobre lo que le gustaban los elogios de mi amigo.
Siguieron conversando un buen rato sobre sus actividades del día, hobbys, libros, películas, y lentamente la conversación fue haciéndose más íntima. En un momento intercambiaron direcciones y horarios de actividades.
- Eres muy linda. No sabes como me pones, dijo Ricardo avanzando.
- No es para tanto. Seguramente es tu método para conquistar mujeres casadas, dijo Carla sonriendo.
- No es verdad, se defendió Ricardo.
- Vamos, que se nota que no eres principiante en esto.
- Ni tú
- En realidad sí. Aunque mi marido hace rato que viene incitándome para que busque otras amistades, la verdad que no he tenido interés.
- No has tenido. ¿ Es que acaso ahora lo tienes?
Carla se rió.
- Bueno, pero muéstrame como estás vestida, porque solo veo la mitad de tu cuerpo, dijo Ricardo incitándola.
Carla se levantó y se alejó unos pasos. El vaquero parecía pintado a su cuerpo. Giró sensualmente un par de veces y luego se ubicó nuevamente frente a la pantalla.
- Es lo que digo. Eres la mujer mas deseable que he visto en mucho tiempo. Una lástima no poder verte en vivo y en directo.
- Eso no es posible, Ricardo. Hoy se dio la casualidad que estoy sola por un rato, pero no se a que hora volverá mi esposo.
- ¿ Y si supieras que no vuelve esta noche, me invitarías a ir a visitarte?
- No lo sé. Es peligroso.
- Vamos, que no tendremos tantas posibilidades. Y es solo una suposición.
- Pues si, te invitaría a tomar un café. Nada más, dijo Carla poniéndose seria.
En ese momento, le hice un gesto a Ricardo como que iba al baño. Salí sin hacer ruido y una vez fuera de la habitación llamé a mi mujer.
Tardó un minuto en atender. Seguramente dudó por la hora en si hacerlo o no. Por fin, contestó.
- Hola, mi amor. Disculpa la demora, ya estaba acostada.
Hija de puta, pensé para mí.
- Perdona que te moleste mi amor, pero solo quería avisarte que me quedaré en un hotel esta noche y vuelvo mañana a media mañana. Se ha hecho muy tarde.
Un silencio .
- Bueno, mi amor, no hay problemas, nos vemos mañana. Un beso y que descanses.
- Igual para vos. Y colgué.
Volví a la sala cuando Carla le explicaba que era su esposo quien la había llamado por teléfono.
- Y que quería?
- Nada. Quería saber como estaba, mintió, lo que me gustó. Estaba jugando pero no se animaba a avanzar mas de la cuenta. Era un simple flirteo.
- Hmmm, raro que haya llamado para eso. Seguro que llamó para avisarte que no volvería esta noche, arriesgó Ricardo.
Mi mujer se sonrojó, demostrando que él había acertado.
- Vamos Carla, confiesa, insistió.
Durante un momento el brillo de la mirada de mi mujer me resultó extraño, como si de pronto se enfureciera por sentirse acosada.
- Pues sí, esa es la verdad, pero no te ilusiones.
- Carla tengo tu dirección, voy a tu casa a tomar un café contigo, dijo seguro de sí mismo.
- No, espera.
- Ya salgo para allá. Nos vemos. Y cortó la comunicación.
Mi corazón se me salía por la boca. Ricardo sonreía satisfecho.
- No puedo creer tanta suerte. Como que me llamo Ricardo que esta noche avanzaré unos cuantos casilleros, dijo mientras iba a su cuarto a cambiarse. Yo me fui tras él.
- ¿ No será muy arriesgado? Pregunté para tratar de que desistiera.
- ¿ Arriesgado? ¿ Por esa mujer? Nada es arriesgado.
- No podré enterarme lo que pasa, dije en voz alta.
- Tu me esperas aquí, y cuando vuelvo te cuento, dijo saliendo como una tromba. Cerró la puerta y yo me quedé allí, sin saber que hacer.



Nunca quise ir mas allá del chat con Ricardo. Había algo en él que me dominaba y no me gusta sentirme dominada. Cuando me propuso que nos viéramos con la webcam, pensé que era mucho riesgo. No quería que nadie entrara y me viera en algo equívoco, y la decisión de mi esposo de viajar facilitó las cosas.
Esa noche que cambió mi vida, pudimos vernos y comprobé que su imagen causaba en mí un efecto desvastador. Me sentía mujer, sensual, atrevida. Me sentía viva, como hacía mucho que no me sentía.
Ricardo insistía en que nos viéramos pero yo no estaba decidida a dar ese paso. Cuando Marcos me llamó para decirme que no volvería, se me hizo muy difícil frenar los avances de Ricardo, pero cuando ya estaba decidida a cortar la conversación, algo pasó.
Ricardo quería averiguar que había dicho mi esposo y giró la cabeza, y en sus lentes se reflejó nítidamente la imagen de mi esposo. El degenerado estaba allí, sentado al lado de Ricardo, disfrutando de su fantasía. Y eso me trastornó. Me costó controlarme, y en ese minuto de duda, Ricardo aprovechó para decirme que vendría a mi casa y cortó.
Me quedé allí congelada. Jamás hubiera creído a Marcos capaz de ese acto. Lo sugirió varias veces pero pensé que era una fantasía y nada más. No era así. Estaba dispuesto a entregarme a otro hombre. Y Ricardo se prestaba al juego, engañándome.
¿ Uds. que hubieran hecho?
Apagué la computadora, fui al baño a retocar mi maquillaje, me miré en el espejo grande y lo que ví me gustó. Lentamente recorrí todas las habitaciones escondiendo todos los retratos en que Marcos estaba conmigo, luego fui hasta la sala y me senté a esperar. ¿ Sabría Ricardo quien era yo? ¿ Estaría de acuerdo en el plan de mi marido? Era lo primero que tenía que averiguar.
Cuando sonó el timbre fui a abrir lentamente. Ricardo entró sonriente y me besó en la mejilla.
- Hola Carla. Pensé que pasaría mucho tiempo antes que pudiéramos estar así, frente a frente.
- Hola Ricardo. La verdad que a mi también me sorprende. No estaba dispuesta a este encuentro, todavía, dije seria. Sientate.
Ricardo se sentó en el sillón y yo frente a él.
- Mira Ricardo. Yo te aprecio mucho y me caes bien. Pero sobre la mentira no podremos avanzar demasiado. Necesito toda la verdad de como llegaste hasta mí. Tengo algunos datos que no coinciden con tu versión y si no me dices la verdad, simplemente deberás irte por donde viniste. Tu eliges.
Ricardo se sobresaltó. Podía imaginarme su mente trabajando a mil, y por fin se aflojó y comenzó a hablar.
- No debiera contarte porque me comprometí a no hacerlo, pero ocurre que me gustas de verdad, y que no me imagino lejos tuyo. Te deseo de una manera como nunca desee a ninguna mujer. Esto es para mí mucho mas que un encuentro casual, pero ya te vas a dar cuenta con el tiempo. Y como no quiero que haya dudas entre nosotros te diré la verdad.
Se tiró hacia atrás y tomó aire, mientras me miraba con una mirada que decía a las claras que no mentía.
- La verdad es que trabajo en la empresa a la que fuiste. Cuando te vi le pregunté a un compañero si te conocía y me dijo que sí. Que había tratado de ligar contigo y no había podido. Me dio tu teléfono para que te llamara y me pidió que no dijera esto porqué si sabías que el dato me lo había dado él, tu no querrías saber nada.
- ¿ Y como se llama tu amigo?
- Marcos, dijo con sinceridad.
- Falta que me digas que apostaron algo por si tenías suerte.
- No Carla, no me ofendas, solo tuve que comprometerme a contarle lo que fuera pasando entre nosotros.
- ¿ Y qué mas?
- Nada más.
- No es cierto. Cuéntame todo.
Ricardo dudó.
- Bueno, hoy estaba conmigo cuando chateamos, dijo de un tirón. Se quedó en mi departamento esperando lo que yo vaya a contarle, pero te aseguro que pase lo que pase no voy a contarle nada.
- ¿ Y que te hace pensar que tendrás algo para contarle? Le pregunté insinuante. Mis ojos y mis labios decían claramente otra cosa, y Ricardo entendió el mensaje. Se levantó del sillón y tomando mis brazos me obligó a pararme y allí en el medio de la sala me besó por primera vez.
Hubiera preferido contarle primero la verdad de esta historia, pero la excitación de Ricardo me llevó con él. Me besó la boca, la cara, el cuello. Sus labios hacían verdaderos surcos calientes en mi piel. Sin darme cuenta, sus manos tomaron el borde de mi remera y tiraron hacia arriba. Mis brazos acompañaron la maniobra, y de pronto estaba ante él, desnuda de la cintura para arriba. Ahora su boca busco mis senos con desesperación. Mis manos acariciaron sus cabellos, invitándole a que siguiera. Después mis manos bajaron para comenzar a desabrochar su camisa. Su piel caliente calentó mis manos. Ricardo se separó y terminó de quitarse la camisa, se quitó los zapatos, las medias y los pantalones, quedándose únicamente con un boxer que marcaba su masculinidad.
Me miró y sonrió.
- Ese vaquero ajustado te queda de película, pero no es muy cómodo, dijo mirándome con sus ojos de fuego.
- Espera que voy a ponerme cómoda, dije, dirigiéndome al dormitorio.
Una vez allí elegí un conjunto de seda negro que insinuaba todo, sin mostrar nada. Cuando estaba mirándome al espejo, la puerta se abrió y Ricardo entró a la habiación.
- No tiene sentido que te espere en la sala, cuando quiero tenerte en la cama, dijo mientras me tomaba por la espalda y comenzaba a besar mi cuello. La imagen de nuestros cuerpos en el espejo era muy erótica y me excitó. Mis manos buscaron por detrás sus caderas y bajaron hasta sus nalgas empujándolo contra mi cuerpo.
- La sentís? Me dijo al oído cuando su verga chocó con mi cuerpo.
- Si. Está dura dije cerrando los ojos. Sus manos desgarraron mi camisón, dejándome solo con mi tanga, medias y portaligas. Ver por el espejo como la lujuria lo descontrolaba me enloquecía.
-No seas animal. La ropa cuesta cara, dije con tono de reproche.
- Voy a comprate el doble de lo que rompa, te lo juro, dijo mientras su mano tomaba el borde de mi tanga y de un tirón la destruía, arrojándola contra la pared. Yo sentía como mi sexo se inundaba. Me sentí esclava de un hombre de verdad.
Cuando me dio vuelta y alzándome en brazos me llevó a la cama, yo ya era toda suya.
Separó mis piernas y su lengua se adueñó de mi sexo. Chapoteaba en mis líquidos. No podía esconder mi excitación. Por fin, se quitó su boxer, y con su verga enhiesta se ubicó entre mis piernas. Lentamente fue sometiéndome. Sentí como me penetraba, lenta, muy lentamente, Mucho mas despacio de lo que yo hubiera querido, pero solo podía esperar, mientras me mordía los labios. Cuando su boca se unió a la mía, de un empujón me poseyó por completo, y comenzó a moverse sobre mi cuerpo. Mis piernas rodearon su cintura abriéndome totalmente.
Cuando el primer orgasmo nos barrió, quedamos allí uno sobre el otro. Su semen caliente empezó a salir de mi cuerpo, y Ricardo giró hasta quedar acostado a mi lado.
- Esto ha sido hermoso, dijo
- Realmente lo ha sido. Nunca me sentí así, confesé.
- Estoy loco por vos, dijo Ricardo. Deja a tu marido y ven a vivir conmigo.
La frase me sorprendió, pero la idea me gustó. Aunque antes el debía saber la verdad.
- Estás loco, cuando te canses de cogerme no vas a querer verme mas.
Giró y me miró.
- Nunca dije esto, pero contigo me pasa algo distinto. No creo poder irme y dejarte en esta cama, dijo acariciando mi cabello. Desde que te vi no puedo vivir sin pensar en tí. Y te aseguro que aún despues de llenarte sigo deseandote tanto como antes.
- Ricardo, tienes que saber algo. A los dos nos han usado, aunque yo me di cuenta un rato antes que vos, dije
Ricardo me miró sorprendido.
- ¿ De qué hablas?
- Marcos es mi pareja, dije de un tirón.
El rostro de Ricardo se congeló.
- ¿ Qué Marcos? Dijo sorprendido.
- El Marcos que armó este encuentro. Hace mucho que me quería ver con otro.
- No puede ser
Saqué del cajón una foto y se la mostré. En ella estábamos los dos abrazados.
- Pero que hijo de puta, dijo entre dientes.
Me miró.
- No retiro nada de lo dicho.Me gustás mucho. Te amo, dijo mirándome a los ojos. Pero me enfurece que me hayan usado de esta manera. ¿ Segura que tu no estás participando voluntariamente de esto?
Por toda respuesta le acaricié el rostro y mi mano buscó su verga. Mi boca fue detrás de ella y comencé una fellatio especial.
Cuando unos minutos después estuvo bien dura me puse en cuatro y lo invité a que me montara, cosa que hizo de inmediato. Durante 10 minutos cabalgamos, y en el interín tuve mi segundo orgasmo. Al final volvió a derramarse dentro mío.
Luego de unos minutos desmontó.
- ¿ Que vamos a hacer?
- Tengo una idea que fue tomando forma desde que lo vi al cornudo de mi esposo a tu lado. Escucha....... ( continuará)

4 comentarios - Voyeurismo Fatal (2da. parte)

fedetamy
Muy buena historia , esperamos la tercera parte!
enzocavs88
Soy tan joven, que toda historia me sirve para generar situaciones y poder alimentarme de experiencia.