Iniciamos un relato en tres partes que espero que les agrade. Se va la primera.
Disculpen si esta historia es larga, pero creo que vale la pena que sepan como una idea perversa hizo que perdiera a mi esposa. Pero lo primero es contarles como era ella.
Carla era una preciosa mujer de 30 años, rubia por su ascendencia germana, ojos celeste, piel blanca con una medidas rotundas 95-67-98. No tiene pechos excesivamente grandes porque tiene una espalda espectacular que destaca su cintura, de la cual nacen sus caderas y dos piernas largas y torneadas que responden simétricamente a su metro ochenta de altura.
Uds. se preguntarán: ¿ Y que problema tiene? ¿ No es buena en la cama? Para terminar de tratar de explicar lo inexplicable debo confesar que era muy buena en la cama, una vez que se enciende, no tiene casi límites, salvo la sodomía. Que nunca le gustó ni quiso practicarla a pesar de que insistí varias veces.
Como sea, durante 5 años vivimos juntos sin estar casados, ya que ni ella ni yo creemos en los compromisos legales. De hecho, en mi trabajo ni siquiera sabían que yo estaba en pareja.
En fin. Eramos felices, pero el ser humano nunca está conforme.
Yo en mi interior tenía la fantasía de verla tirar con otro hombre. Era mi sueño ver como se comportaba con otro. No creo que haya ningún hombre al que no le gustaria saber como se comporta su mujer con otro.
Muchas veces, mientras hacíamos el amor, le susurraba lo lindo que sería verla penetrada por otro,y que se imaginara que esto era lo que estaba pasando. La verdad es que se calentaba con esta historia, pero terminada la acción no quería volver sobre el tema.
Pensé en las 1000 maneras de conseguir que ella satisfaciera mi fantasía, pero terminé por darme por vencido.
Un día estábamos reunidos en el trabajo y con ordenes de que nadie nos interrumpiera, ya que el tema era importante.
Allí estábamos Paul, el gerente, Maxi el encargado de Recursos Humanos, Ricardo el jefe de ventas, y yo que tenía a mi cargo la producción.
En un momento, Ricardo se va a buscar un café y suena el interno. Maxi atiende y dice que es para mí. Pregunto quien es y la recepcionista me dice que era una tal Carla. Le hice decir que luego la llamaba.
Al rato entra Ricardo y se lo notaba nervioso. Al terminar la reunión, vino a mi oficina.
- Marcos, tienes un minuto?
- Si, pasa Ricardo.
Ricardo era un tipo de unos 35 años, un par de años menor que yo, soltero, moreno, y con mucho éxito con las mujeres. El era muy reservado pero las noticias llegaban. Mas de una vez el jefe tuvo que reprenderle porque se enredaba con las clientas, y en general estas eran casadas, así que esta situación podía perjudicar el negocio.
-Mira Marcos, por casualidad vi a la mujer que preguntó por tí, y quería saber que relación tienes con ella.
El brillo en su mirada me demostraba con claridad que ella le había pegado fuerte. De pronto imaginarme a Roberto con su piel morena sobre el cuerpo blanco de mi mujer, me excitó. ¿ Sería esta la oportunidad? Actué sin meditar.
- Es una antigua clienta, nada más, mentí.
Ricardo respiró aliviado.
- Es la mujer más hermosa que he visto en mi vida. Y te digo que me miró también con ganas, dijo de un tirón. ¿ Tienes el teléfono?, preguntó ansioso.
-Mira Ricardo. Yo se que tu tienes éxito con las mujeres, pero esta es muy especial. Yo anduve un tiempo tras ella y la conozco a fondo. Hay algunas cosas que debes saber, dije preparando mi plan.
- Te escucho.
- Ahora no tengo tiempo, pero mañana al mediodía almorzamos juntos y te doy toda la información y el teléfono.
Ricardo salió de mi oficina feliz. Y yo empecé a pensar como aprovechar este golpe de suerte.
Al llegar a mi casa, saludé a Carla y le pregunté que necesitaba hoy como para ir a buscarme al trabajo.
- Nada importante. En realidad estaba en la zona y pensé que podíamos salir a tomar un café. Disculpa que no llamé antes de aparecerme. Igual no dije que era tu mujer,no te preocupes, dijo con una sonrisa pícara.
- No hay problemas. Igual un cliente comentó lo bonita que eras, dije mientras me quitaba la ropa de trabajo. Noté que se puso tensa.
-¿ Un cliente?
- Si, uno que estaba en la sala cuando llegaste.
- Ahh, sí, lo ví, dijo como al descuido. Se notaba, para mi que la conocía, que no le había sido indiferente Ricardo.
Esa noche, en la cama, la acaricié un rato, nos besamos e hicimos el amor como salvajes. Cuando me corrí con sus piernas apoyadas en mis hombros y enterrado hasta el fondo, ella también se vino, sollozando de placer. Yo excitado por la luz que veía al final del túnel para conseguir lo que quería hacía mucho tiempo, y ella imagino que pensando en el cliente que le había impactado. Los dos nos dormimos felices.
Al día siguiente había armado mi plan.
Al mediodía Ricardo me pasó a buscar para ir a almorzar. Se lo notaba nervioso.
- Bueno Marcos, te escucho.
- Mira. En una época yo la perseguí porque como dices es muy bonita, pero no pude conseguir nada. Sin embargo si me informé bastante y la conozco.
Ricardo se tiró hacia adelante atento a mis palabras.
- Está en pareja, y no quiere hablar de eso. No intentes sacarle ninguna información porque se enfría de inmediato. Manéjalo como si la vida empezara ahora que la encontraste. Tampoco quiere saber nada de tu vida, y mucho menos va a dejar que te acerques si dices que trabajas en nuestra empresa. Como ya conoce a algunos, no va a querer que su nombre circule por allí.
- ¿ Y como me acerco?
- Te doy el teléfono. Por WhatsApp coméntale que la viste en la recepción de la empresa y que eres un cliente, no un empleado. Luego tienes que impulsar el romanticismo. Con mensajes directos no vas a conseguir nada. Cuando ella entre en tu juego, entonces no se te ocurra llevarla a un hotel. Se va a ofender. Llévala a un departamento.
- Eso va a ser un problema, ya que sabes que vivo en casa con mi madre.
- Tampoco aceptará ir a tu casa. Pero no te preocupes. Yo te consigo uno cuando llegue el momento.
Y sin decir mas le pasé un papel con el número de mi mujer .
- Lo único que te pido, es por curiosidad, saber como avanza esto, dije, alguna vez me interesó y como no pude conseguir nada,me gustaría saber hasta donde es capaz de llegar, y Ricardo asintió con una sonrisa.
Lo tomó y de inmediato sacó su celular y marcó el número escribiendo un mensaje simple:
“ Hola, te vi el otro día y me impactó tu belleza”
Envió el mensaje y seguimos comiendo.
***
Mi nombre es Carla. Cuando uno piensa que tiene su vida arreglada, de pronto algo se cruza y todo lo que pensamos que era seguro, deja de serlo, y cosas que antes no imaginamos de pronto se convierten en una realidad absoluta.
Me levanté como todos los días y luego del desayuno, Marcos se fue al trabajo. La noche antes habíamos tenido sexo. No estuvo mal, pero no dejaba de ser el mismo sexo rutinario y mecánico que teníamos desde hacía mucho tiempo, aunque esta vez gocé bastante. Y sabía porqué.
Marcos es un buen hombre, pero muchas veces no lo entendía. Por suerte había terminado con su presión para que aceptara acostarme con otro hombre, cosa que me molestaba bastante. Y no es que no me gustara la idea. Marcos no había sido mi primer hombre, pero realmente no tenía tanta experiencia cuando me junté con él. 2 ó 3 noviecitos , que no habían sido nada del otro mundo. En verdad siempre me pareció una ficción esos personajes de novelas, esos hombres que al solo verlos te excitas de manera descontrolada. Capaz de hacerte correr con solo besarte, máxime cuando hacía rato que no me corría, pero debe ser el precio a pagar para tener una relación seria.
Cuando la tarde antes fui a buscarlo a Marcos al trabajo, mientras lo esperaba un hombre que cruzó la sala de espera me impactó. Casi recordé las novelas románticas que leía. Lo ví y aunque disimulé, mi pensamiento fue: “ Contigo si lo haría”. Avergonzada, deseché esa idea de inmediato. Pero evidentemente no fue así porqué esa noche mi excitación se la cobré a Marcos, gozando como había mucho que no me pasaba. Luego, durante un buen rato no pude dormir pensando en lo que había pasado y me sentí una arrastrada.
Me senté a almorzar, cuando un mensaje entró en mi celular.
Lo leí y me sorprendí. El número era desconocido, y el mensaje era insinuante. Pensé que era una broma de algún conocido así que decidí contestar con firmeza, por las dudas. “ No se quien eres ni como conseguiste el número pero estoy comprometida. Te agradeceré no me molestes”. Genial. Un palmo de narices para el bromista.
Al minuto un nuevo mensaje.
“ Lamento que te enojes. Solo te quise expresar mi admiración, y pensé que podíamos conversar sin prejuicios. Creo que tu también me viste esa tarde en la empresa XXXXXXX. Pero si te molesta, no me comunicaré mas contigo”
Conque ese era. Realmente me había impactado la presencia de ese hombre, y me imaginé que la recepcionista le había dado mi teléfono, que yo le había dejado para que Marcos me llamara. Nadie sabía en la empresa que yo era su mujer, y los dos preferíamos que así fuera. La muy perra, seguramente seducida por ese hombre le había pasado mi número.
Pensé en dejar todo así. Ya se había terminado. SI yo no contestaba no volvería a comunicarse.
Terminé de almorzar, lavé los platos y me senté en el comedor con mi teléfono al frente. Bueno, en realidad el no me conocía. No sabía donde vivía y nuestro único contacto sería el teléfono. ¿ Qué tenía de malo ? Podía controlar la situación para que quedara solo en un juego sin consecuencias.
“ Ahh, si ahora te recuerdo. No me gusta que me llame gente que no conozco. Soy muy reservada. Pero no creas que soy tan odiosa como para no conversar”. Listo.
Al minuto el aviso. “ Me alegra que te guste conversar, así podemos conocernos mejor. Dime en que horario puedo comunicarme con vos sin causarte problemas”.
El caradura sospechaba que yo no estaba sola, de lo contrario no tenía explicación el mensaje. Me pareció gracioso. “ Entre las 9 y las 5 no tengo problemas”, contesté dejando claro que tenía compromiso.
“ Ok. En un rato seguimos”, fue la respuesta.
***
Al minuto de enviar el mensaje, la respuesta no podía ser mas cerrada. Ricardo, insistente, redactó un nuevo mensaje y lo envió. Los minutos pasaron, y a pesar de que la pantalla indicaba que lo habían recibido y abierto, no hubo respuesta. Terminamos el almuerzo y cada uno se fue por su lado sin volver a tocar el tema. Mi mujercita lo había descolocado. Ricardo no era tan irresistible como pensaba.
Cuando Ricardo un rato después entró como una tromba en mi oficina, comprendí que las cosas empezaban a marchar. Me mostró los mensajes y debo reconocer que me sentí mal.. Por un lado podía ser que la educación de mi esposa le impidiera maltratar a alguien, pero por otro, su actitud era bastante equívoca. Ricardo ya se relamía.
Esa noche volví a casa como si nada. Mi esposa no comentó nada de los mensajes, lo que indicaba que para ella significaba algo.
Disculpen si esta historia es larga, pero creo que vale la pena que sepan como una idea perversa hizo que perdiera a mi esposa. Pero lo primero es contarles como era ella.
Carla era una preciosa mujer de 30 años, rubia por su ascendencia germana, ojos celeste, piel blanca con una medidas rotundas 95-67-98. No tiene pechos excesivamente grandes porque tiene una espalda espectacular que destaca su cintura, de la cual nacen sus caderas y dos piernas largas y torneadas que responden simétricamente a su metro ochenta de altura.
Uds. se preguntarán: ¿ Y que problema tiene? ¿ No es buena en la cama? Para terminar de tratar de explicar lo inexplicable debo confesar que era muy buena en la cama, una vez que se enciende, no tiene casi límites, salvo la sodomía. Que nunca le gustó ni quiso practicarla a pesar de que insistí varias veces.
Como sea, durante 5 años vivimos juntos sin estar casados, ya que ni ella ni yo creemos en los compromisos legales. De hecho, en mi trabajo ni siquiera sabían que yo estaba en pareja.
En fin. Eramos felices, pero el ser humano nunca está conforme.
Yo en mi interior tenía la fantasía de verla tirar con otro hombre. Era mi sueño ver como se comportaba con otro. No creo que haya ningún hombre al que no le gustaria saber como se comporta su mujer con otro.
Muchas veces, mientras hacíamos el amor, le susurraba lo lindo que sería verla penetrada por otro,y que se imaginara que esto era lo que estaba pasando. La verdad es que se calentaba con esta historia, pero terminada la acción no quería volver sobre el tema.
Pensé en las 1000 maneras de conseguir que ella satisfaciera mi fantasía, pero terminé por darme por vencido.
Un día estábamos reunidos en el trabajo y con ordenes de que nadie nos interrumpiera, ya que el tema era importante.
Allí estábamos Paul, el gerente, Maxi el encargado de Recursos Humanos, Ricardo el jefe de ventas, y yo que tenía a mi cargo la producción.
En un momento, Ricardo se va a buscar un café y suena el interno. Maxi atiende y dice que es para mí. Pregunto quien es y la recepcionista me dice que era una tal Carla. Le hice decir que luego la llamaba.
Al rato entra Ricardo y se lo notaba nervioso. Al terminar la reunión, vino a mi oficina.
- Marcos, tienes un minuto?
- Si, pasa Ricardo.
Ricardo era un tipo de unos 35 años, un par de años menor que yo, soltero, moreno, y con mucho éxito con las mujeres. El era muy reservado pero las noticias llegaban. Mas de una vez el jefe tuvo que reprenderle porque se enredaba con las clientas, y en general estas eran casadas, así que esta situación podía perjudicar el negocio.
-Mira Marcos, por casualidad vi a la mujer que preguntó por tí, y quería saber que relación tienes con ella.
El brillo en su mirada me demostraba con claridad que ella le había pegado fuerte. De pronto imaginarme a Roberto con su piel morena sobre el cuerpo blanco de mi mujer, me excitó. ¿ Sería esta la oportunidad? Actué sin meditar.
- Es una antigua clienta, nada más, mentí.
Ricardo respiró aliviado.
- Es la mujer más hermosa que he visto en mi vida. Y te digo que me miró también con ganas, dijo de un tirón. ¿ Tienes el teléfono?, preguntó ansioso.
-Mira Ricardo. Yo se que tu tienes éxito con las mujeres, pero esta es muy especial. Yo anduve un tiempo tras ella y la conozco a fondo. Hay algunas cosas que debes saber, dije preparando mi plan.
- Te escucho.
- Ahora no tengo tiempo, pero mañana al mediodía almorzamos juntos y te doy toda la información y el teléfono.
Ricardo salió de mi oficina feliz. Y yo empecé a pensar como aprovechar este golpe de suerte.
Al llegar a mi casa, saludé a Carla y le pregunté que necesitaba hoy como para ir a buscarme al trabajo.
- Nada importante. En realidad estaba en la zona y pensé que podíamos salir a tomar un café. Disculpa que no llamé antes de aparecerme. Igual no dije que era tu mujer,no te preocupes, dijo con una sonrisa pícara.
- No hay problemas. Igual un cliente comentó lo bonita que eras, dije mientras me quitaba la ropa de trabajo. Noté que se puso tensa.
-¿ Un cliente?
- Si, uno que estaba en la sala cuando llegaste.
- Ahh, sí, lo ví, dijo como al descuido. Se notaba, para mi que la conocía, que no le había sido indiferente Ricardo.
Esa noche, en la cama, la acaricié un rato, nos besamos e hicimos el amor como salvajes. Cuando me corrí con sus piernas apoyadas en mis hombros y enterrado hasta el fondo, ella también se vino, sollozando de placer. Yo excitado por la luz que veía al final del túnel para conseguir lo que quería hacía mucho tiempo, y ella imagino que pensando en el cliente que le había impactado. Los dos nos dormimos felices.
Al día siguiente había armado mi plan.
Al mediodía Ricardo me pasó a buscar para ir a almorzar. Se lo notaba nervioso.
- Bueno Marcos, te escucho.
- Mira. En una época yo la perseguí porque como dices es muy bonita, pero no pude conseguir nada. Sin embargo si me informé bastante y la conozco.
Ricardo se tiró hacia adelante atento a mis palabras.
- Está en pareja, y no quiere hablar de eso. No intentes sacarle ninguna información porque se enfría de inmediato. Manéjalo como si la vida empezara ahora que la encontraste. Tampoco quiere saber nada de tu vida, y mucho menos va a dejar que te acerques si dices que trabajas en nuestra empresa. Como ya conoce a algunos, no va a querer que su nombre circule por allí.
- ¿ Y como me acerco?
- Te doy el teléfono. Por WhatsApp coméntale que la viste en la recepción de la empresa y que eres un cliente, no un empleado. Luego tienes que impulsar el romanticismo. Con mensajes directos no vas a conseguir nada. Cuando ella entre en tu juego, entonces no se te ocurra llevarla a un hotel. Se va a ofender. Llévala a un departamento.
- Eso va a ser un problema, ya que sabes que vivo en casa con mi madre.
- Tampoco aceptará ir a tu casa. Pero no te preocupes. Yo te consigo uno cuando llegue el momento.
Y sin decir mas le pasé un papel con el número de mi mujer .
- Lo único que te pido, es por curiosidad, saber como avanza esto, dije, alguna vez me interesó y como no pude conseguir nada,me gustaría saber hasta donde es capaz de llegar, y Ricardo asintió con una sonrisa.
Lo tomó y de inmediato sacó su celular y marcó el número escribiendo un mensaje simple:
“ Hola, te vi el otro día y me impactó tu belleza”
Envió el mensaje y seguimos comiendo.
***
Mi nombre es Carla. Cuando uno piensa que tiene su vida arreglada, de pronto algo se cruza y todo lo que pensamos que era seguro, deja de serlo, y cosas que antes no imaginamos de pronto se convierten en una realidad absoluta.
Me levanté como todos los días y luego del desayuno, Marcos se fue al trabajo. La noche antes habíamos tenido sexo. No estuvo mal, pero no dejaba de ser el mismo sexo rutinario y mecánico que teníamos desde hacía mucho tiempo, aunque esta vez gocé bastante. Y sabía porqué.
Marcos es un buen hombre, pero muchas veces no lo entendía. Por suerte había terminado con su presión para que aceptara acostarme con otro hombre, cosa que me molestaba bastante. Y no es que no me gustara la idea. Marcos no había sido mi primer hombre, pero realmente no tenía tanta experiencia cuando me junté con él. 2 ó 3 noviecitos , que no habían sido nada del otro mundo. En verdad siempre me pareció una ficción esos personajes de novelas, esos hombres que al solo verlos te excitas de manera descontrolada. Capaz de hacerte correr con solo besarte, máxime cuando hacía rato que no me corría, pero debe ser el precio a pagar para tener una relación seria.
Cuando la tarde antes fui a buscarlo a Marcos al trabajo, mientras lo esperaba un hombre que cruzó la sala de espera me impactó. Casi recordé las novelas románticas que leía. Lo ví y aunque disimulé, mi pensamiento fue: “ Contigo si lo haría”. Avergonzada, deseché esa idea de inmediato. Pero evidentemente no fue así porqué esa noche mi excitación se la cobré a Marcos, gozando como había mucho que no me pasaba. Luego, durante un buen rato no pude dormir pensando en lo que había pasado y me sentí una arrastrada.
Me senté a almorzar, cuando un mensaje entró en mi celular.
Lo leí y me sorprendí. El número era desconocido, y el mensaje era insinuante. Pensé que era una broma de algún conocido así que decidí contestar con firmeza, por las dudas. “ No se quien eres ni como conseguiste el número pero estoy comprometida. Te agradeceré no me molestes”. Genial. Un palmo de narices para el bromista.
Al minuto un nuevo mensaje.
“ Lamento que te enojes. Solo te quise expresar mi admiración, y pensé que podíamos conversar sin prejuicios. Creo que tu también me viste esa tarde en la empresa XXXXXXX. Pero si te molesta, no me comunicaré mas contigo”
Conque ese era. Realmente me había impactado la presencia de ese hombre, y me imaginé que la recepcionista le había dado mi teléfono, que yo le había dejado para que Marcos me llamara. Nadie sabía en la empresa que yo era su mujer, y los dos preferíamos que así fuera. La muy perra, seguramente seducida por ese hombre le había pasado mi número.
Pensé en dejar todo así. Ya se había terminado. SI yo no contestaba no volvería a comunicarse.
Terminé de almorzar, lavé los platos y me senté en el comedor con mi teléfono al frente. Bueno, en realidad el no me conocía. No sabía donde vivía y nuestro único contacto sería el teléfono. ¿ Qué tenía de malo ? Podía controlar la situación para que quedara solo en un juego sin consecuencias.
“ Ahh, si ahora te recuerdo. No me gusta que me llame gente que no conozco. Soy muy reservada. Pero no creas que soy tan odiosa como para no conversar”. Listo.
Al minuto el aviso. “ Me alegra que te guste conversar, así podemos conocernos mejor. Dime en que horario puedo comunicarme con vos sin causarte problemas”.
El caradura sospechaba que yo no estaba sola, de lo contrario no tenía explicación el mensaje. Me pareció gracioso. “ Entre las 9 y las 5 no tengo problemas”, contesté dejando claro que tenía compromiso.
“ Ok. En un rato seguimos”, fue la respuesta.
***
Al minuto de enviar el mensaje, la respuesta no podía ser mas cerrada. Ricardo, insistente, redactó un nuevo mensaje y lo envió. Los minutos pasaron, y a pesar de que la pantalla indicaba que lo habían recibido y abierto, no hubo respuesta. Terminamos el almuerzo y cada uno se fue por su lado sin volver a tocar el tema. Mi mujercita lo había descolocado. Ricardo no era tan irresistible como pensaba.
Cuando Ricardo un rato después entró como una tromba en mi oficina, comprendí que las cosas empezaban a marchar. Me mostró los mensajes y debo reconocer que me sentí mal.. Por un lado podía ser que la educación de mi esposa le impidiera maltratar a alguien, pero por otro, su actitud era bastante equívoca. Ricardo ya se relamía.
Esa noche volví a casa como si nada. Mi esposa no comentó nada de los mensajes, lo que indicaba que para ella significaba algo.
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