Los dos hermanos permanecían en la sala de estar, contemplando el filme que en la televisión comenzaban a proyectar. Todavían los dos hermanos se hallaban absolutamente desnudos. En silencio seguían la visión de la película. De todas maneras, Marty prestaba más atención al cuerpo desnudo de su hermana que la película. Nunca hasta aquel momento había tenido la fortuna de ver desnuda a su hermana y comprobar la naturalidad y despreocupación con la que su hermana Demia mostraba sus rincones más íntimos de su hermoso cuerpo le provocaba un sentimiento de ansia inquietante. Marty era consciente que era su hermana, pero también se trataba de una mujer, dotada de un cuerpo generoso e impresionante. Marty trataba de alejar pensamientos obscenos que invadían su mente en relación al cuerpo desnudo de su hermana, pero era inútil. No podía evitar desear a su hermana, deseaba acariciarla, manosearla toda. Mientras, su hermana Demia era ajena a sus pensamientos y se limitaba a ver la película. Marty se recreó mirando las tetas de su hermana, altas, turgentes y sus anchos y rosados pezones. Se arrimó a su hermana y rozó la pierna contra el muslo derecho de ella, sintiendo su ardor. Demia, cándida, miró y sonrió a su hermano.
- Supongo, hermano, que los primos no tardarán en venir. Tengo muchas ganas de volver a verlos, como hace tanto tiempo de la última vez. ¿ Te gusta la película, hermano, o prefieres ver otra cosa? -
- No, la película ya está bien, Demia. -
- Voy a por una cocacola. Tengo sed, hermano. ¿Quieres una? -
- No, Demia. -
Demia se levantó y al girarse en dirección a la cocina, ofreció a su hermano la contemplación de su hermoso culo respingón. Mientras caminaba y al ritmo de sus caderas, lograba subir la temperatura a su hermano. Cuando volvió de la cocina y justo a la entrada del comedor, Marty pidió a su hermana que se detuviera un instante. Deseaba admirar su cuerpo desnudo.
- Hermano, ¿por qué quieres que me pare? -
- Quiero verte, Demia. Estás tan buena, sabes. -
- Ay, gracias, hermano. Sabes, no me importa que me veas desnuda. Me hace mucha gracia que me veas desnuda, hermano. Me lo estoy pasando muy bien.
Demia, graciosa y coqueta, se asió su cabello con ámbas manos y adoptó una postura sumamente insinuante que encantó a su hermano. Sus grandes tetas mostraban todo su esplendor desafiante y embriagador. La mirada dulce y humilde de su hermana le confundían todavía más. Aprovechando que sonaba una melódica música en la televisión, Demia comenzó a bailar, insinuante y provocativa, delante de su hermano. Demia se movía seductora, agitando sus caderas con garbo y gracia, y balanceando sus exuberantes tetas ante la mirada penetrante e insolente de su hermano. Marty se levantó. Quería bailar con su hermana. Marty rodeó con sus brazos a su hermana y dejó caer sus manos por su espalda hasta alcanzar su culo y aferrarse con insolencia a él, apretando su culo con ardor. Demia, despreocupada, le consintió el descaro a su hermano y se abrazó a él. Pudo sentir cómo la endurecida y crecida polla de su hermano presionaba y pugnaba contra su vientre. Aunque le encantó sentir la fuerza de la polla de su hermano, Demia se sintió turbada e inquieta.
- Ostras, hermano, tienes la polla cantidad de dura, sabes. La siento dura y calentita frotando mi vientre, hermano.
Marty juntó con mayor intensidad su cuerpo contra su hermana y pudo sentir las poderosas tetas de su hermana, apretujadas y aplastadas contra su pecho, y continuó, sin dejar en ningún momento, acariciando su culo.
- Hermano, no sé si está bien que un hermano le acaricie el culo a su hermana de esa manera. No sé, hermano, estas cosas no las deben hacer un hermano y una hermana. Somos hermanos, Marty. -
- Bueno, Demia, sólo te estoy tocando el culo. -
- Quizás, hermano, será mejor que nos vistamos, vale. De todas maneras, como no me da vergüenza que me veas desnuda, tendrás más ocasiones en verme desnuda, hermano. Además a mi me hace gracia que me veas desnuda, hermano. -
- Entonces, Demia, ¿ estás enfadada por que te meta mano? -
- No, claro que no, hermanito. Lo que pasa es que ciertas cosas no deben hacerse entre hermanos. Solo es eso. Tú eres mi hermano y yo soy tú hermana, y nos debemos comportar como hermanos. -
- ¿ Y a qué cosas te refieres, hermana? No creo que manosearte el culo, hermana, sea para tanto. Solo estaba jugando, hermana. -
- Ya lo sé, hermano, pero, no sé, estoy confundida. Tú sabes, hermano, que soy una chica muy tímida con los chicos. Ya ves, sería incapaz de mostrar mi cuerpo desnudo y bailar eróticamente como lo hago contigo, hermano. Pero contigo, sabes, es diferente. Me encuentro bien y divertida. Bueno, hermano, continuaré desnuda un rato más, vale. Me lo estoy pasando bien, hermano, pero con la condición de que nos limitemos solo a juguetear y nada más.
Marty, con naturalidad, besó dulcemente los labios de su hermana. A Demia le gustó el cariñoso beso de su hermano. Fue un beso sincero, lleno de cariño de dos hermanos. Demia se revolvió con coquetería y picardía, escapando del acoso de su hermano. Correteó por la casa y se refugió en el dormitorio mientras su hermano la perseguía divertido. Demia, juguetona, quería evitar que su hermano la atrapara, pero, Demia tras tropezarse cayó sobre la cama y su hermano Marty se lanzó sobre ella, echándose sobre su cuerpo desnudo y tratando de inmovilizarla. Demia, rendida y vencida, dejó de forcejear.
- Me rindo, hermano. Soy una chica tan frágil. Ay, hermano, déjame salir. Quiero ir al lavabo. Tengo ganas de hacer pis. -
- Y si no quiero, Demia. -
- Venga, hermano, que tengo ganas de hacer pipí. Eres un aprovechado. -
Marty hizo caso omiso a su hermana y tumbado sobre su cuerpo desnudo, apretó su polla contra el estómago de su hermana, con lascivia y cariño. Demia sentía la erección y poderío de la polla de su hermano, empujando, pugnando, notaba el grado de ardor, y le provocaba un estado de desconcierto y emoción. Resultaba conmovedor sentir la polla de su propio hermano frotando su vientre, tan dura y caliente.
- Ay, hermano, déjame salir. Eres un aprovechado. Te aprovechas de mí por que soy sumisa y débil. -
Finalmente, Marty, cedió a los deseos de su hermana, y la dejó que marchara después de propinarle una cariñosa palmada en su hermoso culo. Cuando su hermana salió de la habitación, Marty, excitado, comenzó a menearse la polla fantaseando con su hermana Demia. Fantaseaba que se follaba a su hermana, lo que le provocaba un estado de embriaguez. Al cabo de unos minutos, Demia volvió del cuarto baño y tras comprobar que su hermano se estaba masturbando sonrió divertida y pícara.
- ¡ Ay, hermanito, te estás meneando la polla.! Marty cesó su labor y miró a su hermana, que apoyada sutilmente e insinuante sobre la puerta del dormitorio, intensificaba sus ansias de poseerla. La sonrisa clara y espontánea de su hermana, la postura coqueta y insinuante que mostraba su cuerpo desnudo, la provocativa y ligera separación de sus piernas exhibiendo en todo su esplendor su ansiado coño, contribuía a encender aún más la llama de la lujuria. Demia, cariñosa y sensible, se acercó al borde de la cama donde se hallaba su hermano, sin dejar de sonreirle en todo momento. Su sonrisa era sincera e ingenua. Demia se sentía generosa y sentimental. Y cuando su hermano llevó la mano a su entrepierna y osó frotar su coño no se lo impidió y consintió con todo su cariño de buena hermana. Demia se tumbó al lado de su hermano y consintió que magreara su cuerpo desnudo. Se sentía una buena hermana.
- Hermano, para que veas lo buena hermana que soy voy a dejarte que magrees mi cuerpo un poquito, vale. -
La inquieta mano de Marty se movió osada por todo el cuerpo desnudo de su hermana, que, sumisa, consentía toda su desvergüenza. Demia separó sutilmente sus piernas para que su hermano hurgara su coño con total comodidad.
- Ay, hermano, nunca antes un chico me había hurgado el coño de esta manera, resfregando mis labios vaginales y metiéndome algún dedo en todo mi coño. No sé, hermano, quizás resulte un poco obsceno y pervertido que un hermano haga estas cosas a su propia hermana. No te cortas nada, hermano, en hurgarme el coño, sabes. -
Marty, contento, acercó su rostro a su hermana y la besó en los labios con entusiasmo y fervor. Deseaba a su hermana. Demia no opuso resistencia y correspondió a su hermano con un beso largo y apasionado, donde sus lenguas se unieron e intercambiaron su saliva embriagadora. Marty se había tumbado sobre su hermana y apretaba su cuerpo con lujuria, refregando su polla contra el vientre de su hermana.
- Ostras, hermano, vaya beso. Me ha gustado mucho, sabes. No creo que ésta sea la manera que un hermano bese a su hermana. Me has pegado un buen morreo. Sabes, hermano, me está gustando esto de estar totalmente desnuda delante de ti. Me encuentro bien. No sé, hermano, esto de enseñarte las tetas, el coño resulta muy chocante y gracioso. Eres mi hermano y no es muy corriente todo esto. -
- Y tú mi hermana Demia. Estás tan buena, hermana. Eres voluptuosa y tienes un cuerpo tan sensual. -
- Vaya, gracias, hermano. Me estás piropeando. Bueno, estoy hecha toda una mujer. Mis tetas son grandes y voluminosas. Tengo un buen culo y mi cuerpo está lleno de curvas. Sí, supongo que estoy buena. Y me divierte que me veas desnuda. Siento escalofríos y cosquilleos por mi cuerpo. -
Marty, tumbado sobre su hermana, frotando su enardecida polla contra su delicado vientre, crecía su excitación de forma progresiva y peligrosa. Marty volvió a besar a Demia, en la boca, con ansia y ardor, juntando su ávida lengua con la lengua de su hermana. Demia, generosa y cariñosa como buena hermana, no se oponía a los desvarios de su hermano y consentía su desfachatez. Demia podía sentir la presión que ejercía la polla dura y palpitante de su hermano contra su piel desnuda, y le provocaba conmoción y temblequeo.
- Ay hermano, no me deberías besar en la boca de esa manera. Somos hermanos. Un hermano y una hermana no deben hacer ciertas cosas. Es inmoral. Y, bueno, tienes la polla cantidad de dura.
- ¡ Quiero follarte, hermana! -
- ¡ Ay, pero qué dices, hermano! ¡ Cómo me vas a follar, hermano! Eres mi hermano. Un hermano no puede follarse a su hermana, Marty. Es aberrante y una barbaridad y una locura, hermano. Es pecado. -
- Venga, hermana, sé buena. Sería genial poder joderte, hermana. -
- Pero, hermano, no podemos follar. Somos hermanos. Sería una indecencia. -
- Déjame follarte, hermana. Sé una buena hermana. Verás qué bien. -
Marty, audaz y descarado, separó las piernas de su hermana y sus dedos hurgaron en lo más íntimo de su hermana, frotando su clítoris, refregando sus labios vaginales. Marty metió varios dedos en el interior del coño de su hermana y provocó su estremecimiento. Demia, frágil y confusa, no se atrevía a oponerse a su hermano y consentía su desvergüenza.
- Ay, hermano, eres un guarro. Te parece bonito hurgar en el chocho de tu hermana. Un hermano no le toca el coño a su hermana de esta manera. -
Marty quiso ir más allá e insolente guió su polla hacia el ansiado coño de su hermana, refregándola en primer lugar a través de sus labios vaginales. Marty miró los ojos cálidos de su hermana y al mismo tiempo aprovechó su mirada confiada para penetrar su coño con delicadeza y cariño. Marty podía sentir cómo su polla penetraba el coño de su hermana y se sentía conmovido y emocionado. Era un sueño convertido en una hermosa realidad. Marty se estaba follando a su propia hermana. Se tumbó sobre el exuberante cuerpo desnudo de su hermana y continuó follándola con toda su pasión. Demia estaba confusa y trastornada. Su hermano había decidido follarla y ella no había sabido resistirse a ello. Era increíble. Su propio hermano la estaba follando. La polla de su propio hermano penetraba su coño. Demia se había visto sorprendida por el impulso desenfrenado de su hermano y sin proponérselo se encontró follando con su propio hermano. Y Demia se sentía exultante y alborozada, sentía la palpitante polla de su hermano invadiendo su cuerpo, atravesando su coño.
- Ay, hermano, me estás follando. Sí, fóllame, hermano. -
Marty estaba eufórico y sin contemplaciones se follaba a su hermana Demia, con ansia y desenfreno, gozando al máximo de cada instante de aquel sublime momento. Marty deseaba aprovecharse de su hermana y quería follársela. Demia, totalmente entregada a su hermano, le dejaba que la besara en la boca con pasión desbordada, e intercambiar la saliva. Los escalofrios y estremecimientos por el cuerpo de Demia se multiplicaban. Cambiaron de posición y Demia, sin retirar en ningún momento la polla de su hermano dentro de su coño, se situó encima de él, cavalgando sobre su entrepierna de forma desbocada y enloquecida. Su hermano, extasiado, se agarraba a sus voluminosas tetas apretándolas con fervor. Después de unos minutos de incesantes agitaciones y convulciones, Demia cesó en sus movimientos y dejó caer su cuerpo sobre su hermano.
- Hermano, estoy alucinada. Me estás follando y resulta alucinante. Eres mi hermano, y un hermano no se folla a su hermana. Estamos cometiendo incesto, hermano. -
- Sí, hermana, te estoy follando. Estoy sintiendo mi polla dentro de tu coño, como se desliza en tu interior, hermana, y siento escalofríos por todo mi cuerpo. Estoy emocionado. -
- Yo también estoy emocionadísima, hermano. Te quiero, hermano. Muévete y fóllame, hermano. Fóllame, hermano.
Volvieron a mover sus cuerpos ansiosos y palpitantes. Los dos hermanos deseaban que aquel mágico momento no acabase nunca. Marty aferraba sus manos al rotundo y explosivo culo de su hermana, apretándolo y acompañando su incesante vaivén, y suspiraba cada segundo, y se abstraía en sentir cómo su polla entraba y salía del jugoso coño de su hermana. Demia, alegremente, movía sus caderas y agitaba sus enormes tetas. Demia, con cariño, frotaba sus tetas contra el rostro de su hermano que las chupaba y mamaba con pasión. Demia, como buena hermana, deseaba comerle la polla a su hermano, deseaba chupetearla, mordisquearla, olerla, tragarla entera en su boca. Demia había perdido el control por completo. Demia era una chica tímida y vergonzosa que le asustaba los chicos, pero su hermano era diferente. Demia, golosa y tragona, capturó la polla de su hermano con su ávida boca y comenzó a chuparla con todo su cariño. Demia se excitaba y emocionaba al sentir cómo la polla de su hermano palpitaba en su boca. La polla de su
hermano era dura y ardiente. Demia recorría e humedecía con su lengua cada centímetro de la polla de su adorado hermano, mientras sus dedos jugueteaban toqueteando los cojones de su hermano.
- Eres una buena hermana, Demia. -
- Te la chupo bien, hermano. Es la primera vez que chupo una polla, hermano.Y, bueno, también es la primera vez que me follan, hermano. Estoy muy contenta de que tú seas el primero. -
- La chupas muy bien, Demia. Me gusta mucho cómo me chupas la polla, hermana. -
Demia, servicial, trató de engullir completamente la gran polla de su hermano, y la tragó entera sintiéndola en su garganta. Marty estaba impresionado y excitadísimo. No pudo resistir su excitación más tiempo, y mientras su polla se mantenía dentro la boca de su hermana, un torrente de candente semen salió disparado e inundó la boca de Demia. Su hermana mantuvo su polla en su boca y sintió, ahogada, cómo más chorros de semen brotaban y pringaban su boca. Demia trató con éxito de no sentir naúseas. Demia entreabrió la boca y parte del semen alojado, se desparramó por sus labios y por su barbilla. Sus labios se cubrieron por una blanquecina capa de semen. Sacó su lengua y mostró a su hermano cómo se encontraba llena de espeso semen.
- Ostras, hermano, me has llenado la boca de semen. Joder, vaya corrida, hermano. Me siento ahogada.
Marty, juguetón, esparció el semen que cubría la barbilla de su hermana por su bonito rostro y, luego, volvió a meter su polla dentro de la boca de Demia que, sumisa, trató de limpiarla del semen que envolvía su extremo. Demia, espontánea, se relamió a gusto los restos de semen que cubrían sus labios rojos y blanquecinos.
- ¡ Qúe buena está tu leche, hermano! -
- Te ha gustado, hermana. Me alegro. -
- Ha sido una pasada, hermano. Eres mi hermano y todo esto resulta tan chocante. Cuando le cuente a mis amigas que mi propio hermano me ha follado no se lo creerán, seguro. -
- Supongo, hermano, que los primos no tardarán en venir. Tengo muchas ganas de volver a verlos, como hace tanto tiempo de la última vez. ¿ Te gusta la película, hermano, o prefieres ver otra cosa? -
- No, la película ya está bien, Demia. -
- Voy a por una cocacola. Tengo sed, hermano. ¿Quieres una? -
- No, Demia. -
Demia se levantó y al girarse en dirección a la cocina, ofreció a su hermano la contemplación de su hermoso culo respingón. Mientras caminaba y al ritmo de sus caderas, lograba subir la temperatura a su hermano. Cuando volvió de la cocina y justo a la entrada del comedor, Marty pidió a su hermana que se detuviera un instante. Deseaba admirar su cuerpo desnudo.
- Hermano, ¿por qué quieres que me pare? -
- Quiero verte, Demia. Estás tan buena, sabes. -
- Ay, gracias, hermano. Sabes, no me importa que me veas desnuda. Me hace mucha gracia que me veas desnuda, hermano. Me lo estoy pasando muy bien.
Demia, graciosa y coqueta, se asió su cabello con ámbas manos y adoptó una postura sumamente insinuante que encantó a su hermano. Sus grandes tetas mostraban todo su esplendor desafiante y embriagador. La mirada dulce y humilde de su hermana le confundían todavía más. Aprovechando que sonaba una melódica música en la televisión, Demia comenzó a bailar, insinuante y provocativa, delante de su hermano. Demia se movía seductora, agitando sus caderas con garbo y gracia, y balanceando sus exuberantes tetas ante la mirada penetrante e insolente de su hermano. Marty se levantó. Quería bailar con su hermana. Marty rodeó con sus brazos a su hermana y dejó caer sus manos por su espalda hasta alcanzar su culo y aferrarse con insolencia a él, apretando su culo con ardor. Demia, despreocupada, le consintió el descaro a su hermano y se abrazó a él. Pudo sentir cómo la endurecida y crecida polla de su hermano presionaba y pugnaba contra su vientre. Aunque le encantó sentir la fuerza de la polla de su hermano, Demia se sintió turbada e inquieta.
- Ostras, hermano, tienes la polla cantidad de dura, sabes. La siento dura y calentita frotando mi vientre, hermano.
Marty juntó con mayor intensidad su cuerpo contra su hermana y pudo sentir las poderosas tetas de su hermana, apretujadas y aplastadas contra su pecho, y continuó, sin dejar en ningún momento, acariciando su culo.
- Hermano, no sé si está bien que un hermano le acaricie el culo a su hermana de esa manera. No sé, hermano, estas cosas no las deben hacer un hermano y una hermana. Somos hermanos, Marty. -
- Bueno, Demia, sólo te estoy tocando el culo. -
- Quizás, hermano, será mejor que nos vistamos, vale. De todas maneras, como no me da vergüenza que me veas desnuda, tendrás más ocasiones en verme desnuda, hermano. Además a mi me hace gracia que me veas desnuda, hermano. -
- Entonces, Demia, ¿ estás enfadada por que te meta mano? -
- No, claro que no, hermanito. Lo que pasa es que ciertas cosas no deben hacerse entre hermanos. Solo es eso. Tú eres mi hermano y yo soy tú hermana, y nos debemos comportar como hermanos. -
- ¿ Y a qué cosas te refieres, hermana? No creo que manosearte el culo, hermana, sea para tanto. Solo estaba jugando, hermana. -
- Ya lo sé, hermano, pero, no sé, estoy confundida. Tú sabes, hermano, que soy una chica muy tímida con los chicos. Ya ves, sería incapaz de mostrar mi cuerpo desnudo y bailar eróticamente como lo hago contigo, hermano. Pero contigo, sabes, es diferente. Me encuentro bien y divertida. Bueno, hermano, continuaré desnuda un rato más, vale. Me lo estoy pasando bien, hermano, pero con la condición de que nos limitemos solo a juguetear y nada más.
Marty, con naturalidad, besó dulcemente los labios de su hermana. A Demia le gustó el cariñoso beso de su hermano. Fue un beso sincero, lleno de cariño de dos hermanos. Demia se revolvió con coquetería y picardía, escapando del acoso de su hermano. Correteó por la casa y se refugió en el dormitorio mientras su hermano la perseguía divertido. Demia, juguetona, quería evitar que su hermano la atrapara, pero, Demia tras tropezarse cayó sobre la cama y su hermano Marty se lanzó sobre ella, echándose sobre su cuerpo desnudo y tratando de inmovilizarla. Demia, rendida y vencida, dejó de forcejear.
- Me rindo, hermano. Soy una chica tan frágil. Ay, hermano, déjame salir. Quiero ir al lavabo. Tengo ganas de hacer pis. -
- Y si no quiero, Demia. -
- Venga, hermano, que tengo ganas de hacer pipí. Eres un aprovechado. -
Marty hizo caso omiso a su hermana y tumbado sobre su cuerpo desnudo, apretó su polla contra el estómago de su hermana, con lascivia y cariño. Demia sentía la erección y poderío de la polla de su hermano, empujando, pugnando, notaba el grado de ardor, y le provocaba un estado de desconcierto y emoción. Resultaba conmovedor sentir la polla de su propio hermano frotando su vientre, tan dura y caliente.
- Ay, hermano, déjame salir. Eres un aprovechado. Te aprovechas de mí por que soy sumisa y débil. -
Finalmente, Marty, cedió a los deseos de su hermana, y la dejó que marchara después de propinarle una cariñosa palmada en su hermoso culo. Cuando su hermana salió de la habitación, Marty, excitado, comenzó a menearse la polla fantaseando con su hermana Demia. Fantaseaba que se follaba a su hermana, lo que le provocaba un estado de embriaguez. Al cabo de unos minutos, Demia volvió del cuarto baño y tras comprobar que su hermano se estaba masturbando sonrió divertida y pícara.
- ¡ Ay, hermanito, te estás meneando la polla.! Marty cesó su labor y miró a su hermana, que apoyada sutilmente e insinuante sobre la puerta del dormitorio, intensificaba sus ansias de poseerla. La sonrisa clara y espontánea de su hermana, la postura coqueta y insinuante que mostraba su cuerpo desnudo, la provocativa y ligera separación de sus piernas exhibiendo en todo su esplendor su ansiado coño, contribuía a encender aún más la llama de la lujuria. Demia, cariñosa y sensible, se acercó al borde de la cama donde se hallaba su hermano, sin dejar de sonreirle en todo momento. Su sonrisa era sincera e ingenua. Demia se sentía generosa y sentimental. Y cuando su hermano llevó la mano a su entrepierna y osó frotar su coño no se lo impidió y consintió con todo su cariño de buena hermana. Demia se tumbó al lado de su hermano y consintió que magreara su cuerpo desnudo. Se sentía una buena hermana.
- Hermano, para que veas lo buena hermana que soy voy a dejarte que magrees mi cuerpo un poquito, vale. -
La inquieta mano de Marty se movió osada por todo el cuerpo desnudo de su hermana, que, sumisa, consentía toda su desvergüenza. Demia separó sutilmente sus piernas para que su hermano hurgara su coño con total comodidad.
- Ay, hermano, nunca antes un chico me había hurgado el coño de esta manera, resfregando mis labios vaginales y metiéndome algún dedo en todo mi coño. No sé, hermano, quizás resulte un poco obsceno y pervertido que un hermano haga estas cosas a su propia hermana. No te cortas nada, hermano, en hurgarme el coño, sabes. -
Marty, contento, acercó su rostro a su hermana y la besó en los labios con entusiasmo y fervor. Deseaba a su hermana. Demia no opuso resistencia y correspondió a su hermano con un beso largo y apasionado, donde sus lenguas se unieron e intercambiaron su saliva embriagadora. Marty se había tumbado sobre su hermana y apretaba su cuerpo con lujuria, refregando su polla contra el vientre de su hermana.
- Ostras, hermano, vaya beso. Me ha gustado mucho, sabes. No creo que ésta sea la manera que un hermano bese a su hermana. Me has pegado un buen morreo. Sabes, hermano, me está gustando esto de estar totalmente desnuda delante de ti. Me encuentro bien. No sé, hermano, esto de enseñarte las tetas, el coño resulta muy chocante y gracioso. Eres mi hermano y no es muy corriente todo esto. -
- Y tú mi hermana Demia. Estás tan buena, hermana. Eres voluptuosa y tienes un cuerpo tan sensual. -
- Vaya, gracias, hermano. Me estás piropeando. Bueno, estoy hecha toda una mujer. Mis tetas son grandes y voluminosas. Tengo un buen culo y mi cuerpo está lleno de curvas. Sí, supongo que estoy buena. Y me divierte que me veas desnuda. Siento escalofríos y cosquilleos por mi cuerpo. -
Marty, tumbado sobre su hermana, frotando su enardecida polla contra su delicado vientre, crecía su excitación de forma progresiva y peligrosa. Marty volvió a besar a Demia, en la boca, con ansia y ardor, juntando su ávida lengua con la lengua de su hermana. Demia, generosa y cariñosa como buena hermana, no se oponía a los desvarios de su hermano y consentía su desfachatez. Demia podía sentir la presión que ejercía la polla dura y palpitante de su hermano contra su piel desnuda, y le provocaba conmoción y temblequeo.
- Ay hermano, no me deberías besar en la boca de esa manera. Somos hermanos. Un hermano y una hermana no deben hacer ciertas cosas. Es inmoral. Y, bueno, tienes la polla cantidad de dura.
- ¡ Quiero follarte, hermana! -
- ¡ Ay, pero qué dices, hermano! ¡ Cómo me vas a follar, hermano! Eres mi hermano. Un hermano no puede follarse a su hermana, Marty. Es aberrante y una barbaridad y una locura, hermano. Es pecado. -
- Venga, hermana, sé buena. Sería genial poder joderte, hermana. -
- Pero, hermano, no podemos follar. Somos hermanos. Sería una indecencia. -
- Déjame follarte, hermana. Sé una buena hermana. Verás qué bien. -
Marty, audaz y descarado, separó las piernas de su hermana y sus dedos hurgaron en lo más íntimo de su hermana, frotando su clítoris, refregando sus labios vaginales. Marty metió varios dedos en el interior del coño de su hermana y provocó su estremecimiento. Demia, frágil y confusa, no se atrevía a oponerse a su hermano y consentía su desvergüenza.
- Ay, hermano, eres un guarro. Te parece bonito hurgar en el chocho de tu hermana. Un hermano no le toca el coño a su hermana de esta manera. -
Marty quiso ir más allá e insolente guió su polla hacia el ansiado coño de su hermana, refregándola en primer lugar a través de sus labios vaginales. Marty miró los ojos cálidos de su hermana y al mismo tiempo aprovechó su mirada confiada para penetrar su coño con delicadeza y cariño. Marty podía sentir cómo su polla penetraba el coño de su hermana y se sentía conmovido y emocionado. Era un sueño convertido en una hermosa realidad. Marty se estaba follando a su propia hermana. Se tumbó sobre el exuberante cuerpo desnudo de su hermana y continuó follándola con toda su pasión. Demia estaba confusa y trastornada. Su hermano había decidido follarla y ella no había sabido resistirse a ello. Era increíble. Su propio hermano la estaba follando. La polla de su propio hermano penetraba su coño. Demia se había visto sorprendida por el impulso desenfrenado de su hermano y sin proponérselo se encontró follando con su propio hermano. Y Demia se sentía exultante y alborozada, sentía la palpitante polla de su hermano invadiendo su cuerpo, atravesando su coño.
- Ay, hermano, me estás follando. Sí, fóllame, hermano. -
Marty estaba eufórico y sin contemplaciones se follaba a su hermana Demia, con ansia y desenfreno, gozando al máximo de cada instante de aquel sublime momento. Marty deseaba aprovecharse de su hermana y quería follársela. Demia, totalmente entregada a su hermano, le dejaba que la besara en la boca con pasión desbordada, e intercambiar la saliva. Los escalofrios y estremecimientos por el cuerpo de Demia se multiplicaban. Cambiaron de posición y Demia, sin retirar en ningún momento la polla de su hermano dentro de su coño, se situó encima de él, cavalgando sobre su entrepierna de forma desbocada y enloquecida. Su hermano, extasiado, se agarraba a sus voluminosas tetas apretándolas con fervor. Después de unos minutos de incesantes agitaciones y convulciones, Demia cesó en sus movimientos y dejó caer su cuerpo sobre su hermano.
- Hermano, estoy alucinada. Me estás follando y resulta alucinante. Eres mi hermano, y un hermano no se folla a su hermana. Estamos cometiendo incesto, hermano. -
- Sí, hermana, te estoy follando. Estoy sintiendo mi polla dentro de tu coño, como se desliza en tu interior, hermana, y siento escalofríos por todo mi cuerpo. Estoy emocionado. -
- Yo también estoy emocionadísima, hermano. Te quiero, hermano. Muévete y fóllame, hermano. Fóllame, hermano.
Volvieron a mover sus cuerpos ansiosos y palpitantes. Los dos hermanos deseaban que aquel mágico momento no acabase nunca. Marty aferraba sus manos al rotundo y explosivo culo de su hermana, apretándolo y acompañando su incesante vaivén, y suspiraba cada segundo, y se abstraía en sentir cómo su polla entraba y salía del jugoso coño de su hermana. Demia, alegremente, movía sus caderas y agitaba sus enormes tetas. Demia, con cariño, frotaba sus tetas contra el rostro de su hermano que las chupaba y mamaba con pasión. Demia, como buena hermana, deseaba comerle la polla a su hermano, deseaba chupetearla, mordisquearla, olerla, tragarla entera en su boca. Demia había perdido el control por completo. Demia era una chica tímida y vergonzosa que le asustaba los chicos, pero su hermano era diferente. Demia, golosa y tragona, capturó la polla de su hermano con su ávida boca y comenzó a chuparla con todo su cariño. Demia se excitaba y emocionaba al sentir cómo la polla de su hermano palpitaba en su boca. La polla de su
hermano era dura y ardiente. Demia recorría e humedecía con su lengua cada centímetro de la polla de su adorado hermano, mientras sus dedos jugueteaban toqueteando los cojones de su hermano.
- Eres una buena hermana, Demia. -
- Te la chupo bien, hermano. Es la primera vez que chupo una polla, hermano.Y, bueno, también es la primera vez que me follan, hermano. Estoy muy contenta de que tú seas el primero. -
- La chupas muy bien, Demia. Me gusta mucho cómo me chupas la polla, hermana. -
Demia, servicial, trató de engullir completamente la gran polla de su hermano, y la tragó entera sintiéndola en su garganta. Marty estaba impresionado y excitadísimo. No pudo resistir su excitación más tiempo, y mientras su polla se mantenía dentro la boca de su hermana, un torrente de candente semen salió disparado e inundó la boca de Demia. Su hermana mantuvo su polla en su boca y sintió, ahogada, cómo más chorros de semen brotaban y pringaban su boca. Demia trató con éxito de no sentir naúseas. Demia entreabrió la boca y parte del semen alojado, se desparramó por sus labios y por su barbilla. Sus labios se cubrieron por una blanquecina capa de semen. Sacó su lengua y mostró a su hermano cómo se encontraba llena de espeso semen.
- Ostras, hermano, me has llenado la boca de semen. Joder, vaya corrida, hermano. Me siento ahogada.
Marty, juguetón, esparció el semen que cubría la barbilla de su hermana por su bonito rostro y, luego, volvió a meter su polla dentro de la boca de Demia que, sumisa, trató de limpiarla del semen que envolvía su extremo. Demia, espontánea, se relamió a gusto los restos de semen que cubrían sus labios rojos y blanquecinos.
- ¡ Qúe buena está tu leche, hermano! -
- Te ha gustado, hermana. Me alegro. -
- Ha sido una pasada, hermano. Eres mi hermano y todo esto resulta tan chocante. Cuando le cuente a mis amigas que mi propio hermano me ha follado no se lo creerán, seguro. -
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