Mauricio, el papá de Juli (primera parte)

En las vacaciones de invierno, me fui a visitar a una amiga, muy querida que se había fracturado, la pierna, en una prueba de atletismo. La verdad, me sorprendió, que en la clínica que estaba internada tenía, una cama parecida a la de un hotel, y tele de plasma. Cuando llegué, ella dormía, y en la puerta de la habitación estaba el padre, Mauricio, un hombre de unos 47 a 49 años, alto, prolijo, algo gordito, pero de espalda ancha y fuertes manos. Me saludó como siempre con un beso en la mejilla, y me dijo que lo de Juli, no era grave, pero que quedaría unos días en la clínica.
La verdad es que nunca me había sentado tan cerca de él, es decir, no había notado, que se había puesto muy bueno. Es más nunca, ni siquiera jodiendo había relojeado su paquete.
Él se dio cuenta, y sonrió.
"-si, ya sé, estos pantalones me hacen ver gordo, no lo digas"-digo con una sonrisa picarona, mientras movía la pelvis.
-"No, te sientan muy bien, Mauricio., es más pareces 15 años más joven."-le dije, un poco excitada, por aquella insinuación. Volvió a sonreírme, y me dijo con vos profunda.-"¿queres venir a casa? Hoy Carmen no trabaja, y con esto de Juli estoy solo, me vendría bien un poco de compañía."(los papas de Juli, se habían divorciado, hacia como 18 años, y la mama de Juli, esta en el extranjero desde 2002, Carmen es la paraguaya que hace los quehaceres domésticos.)
"Dale, yo voy, pero, déjame que vaya a casa, así, voy a buscar."-el tipo me miró extrañado. Como '¿qué carajos va a traer la pendeja esta?'
Pasaron tres horas, y caí, en lo de mi amiga. Me vestí, dentro de todo lo más puta que pude. Algo que marcara mis tetas, (los que vieron mis post ya vieron es difícil ocultar) y un buen pantalón. Una casi invisible tanguita, que se perdía en mi gran culo vicioso, y un corpiño, simple, pero efectivo.
Entré con una botella de vino blanco, y le dije:"¿comiste?" Mauricio, me miró, algo así como desconcertado, hablaba en uno o dos sentidos, era la amiguita de la nena, o simplemente algo me había pasado, en las últimas tres horas...
Se acercó y se apoyó detrás mío.
"¿Vas a cocinarme? Porqué yo a estas alturas prefiero algo dulce." Y me abrió la boca para besarme. Su lengua, jugaba, bailaba con la mía, mientras me rozaba con su verga en el culo, yo, lo movía, para que en la fricción él, se sintiera más excitado.
Me dio vuelta, y ahí mismo en la mesada de la cocina, me sacó la remera, me masajeaba las tetas que ya no aguantaban su prisión de lycra, bajó a mis pezones los besaba, los chupaba, succionaba como nunca. Yo deliraba.
No me dejó bajar enseguida.
Al contrario, la primera media hora estuve a merced de su lengua.
Cuando bajó mi pantalón y vio la tanguita roja, mostró una sonrisa de satisfacción, como la del lobo feroz. Se relamió, la bajó, y besó mi conchita. Buscaba, mi clítoris con la lengua, yo ya estaba que estallaba. Quería acabar, pero no me dejó. "Es muy pronto."-dijo serio.
Me retorcía del placer que me daba, y atiné a abrazarlo con las piernas alrededor del cuello, eso lo hizo chuparme más desesperado, con más vigor. No pude más y le acabé en la boca. El chorro le llegó a la garganta, satisfecho, se paró adelante mío, y besandome con mi flujo, aún en los labios me dijo:-"muy rico, todo pero, ahora la que debe querer tomar algo calentito, sos vos."-con una mano en mi cabeza me condujo a su verga erecta, era realmente gorda, no muy larga, pero cabezona, y venosa. Me la metí en la boca, mirándolo a los ojos, estaba completamente excitado, hacia un movimiento que que era similar al de la tarde, y yo seguía mamando. Lo pajeaba con mi mano, y con la lengua le jugaba, en la punta del glande, era riquísima, y su cara me daba ganas de sacarle hasta la última gota.
Lo logré mientras sus chorros de leche espesa y caliente, me recorrían los labios, la boca, y las tetas. Me quedé con su verga en la boca un rato, hasta que se desinfló, se subió los pantalones, me dio un pañuelo, y me dijo:-"¿queres limpiarte?"-accedí. Me estaba vistiendo. Cuando me dijo, "no quédate en tanguita, que esto recién empieza."