Elongación Profunda...

Hola a todos! Antes que nada quisiera pedirles disculpas por mi prolongada ausencia. Quiero que sepan que más allá de no postear, leí cada uno de los comentarios que me fueron dejando y les agradezco por todos sus puntitos!

Y bueno, sentí la necesidad de compartir con ustedes nuevas historias.

En este caso, les traigo una que me sucedió hace poco más de un mes…

Mi mejor amigo se llama Fran, lo conozco desde que tenemos 12 años y desde aquel momento siempre fuimos intimos amigos. Hace un par de meses, me llama un día por teléfono y me dice “Me cansé de no mover el culo, quiero anotarme en el gym, me haces gamba?”… La verdad es que a mi nunca me gustó demasiado la cuestión del gimnasio. Como ya saben, juego al hockey hace muchísimos años y amo hacer deporte, pero en general el tema del gimnasio me aburre. Igualmente yo ya estaba terminando con los finales, no iba a tener demasiado para hacer y, conociéndolo a Fran, si no lo acompañaba el no iba a empezar nunca, asi que me solidaricé con el y arrancamos el gimnasio.

Fran y yo vivimos cerca, a pocas cuadras en el mismo barrio, así que fuimos a un típico gym de barrio donde no nos rompieran la cabeza con el precio. Llegamos, completamos todas las fichas, entregamos el apto médico y nos dieron el carnet. Como ya estábamos ahí, decidimos no esperar y arrancar a hacer uso de las instalaciones del lugar.

Al instante, uno de los 3 o 4 profesores que estaban dando vueltas por ahí se nos acerca, y se presenta como “Pablo”. Nos llevó a dar una vueltita por el gimnasio mostrándonos las distintas máquinas y sectores y luego nos armó una rutina en base a lo que cada uno quería hacer.
Pablo tenía unos 27 años mas o menos, de estatura media, con un cuerpo espectacular, no extremadamente trabado ni inflado.

Primero le indicó a Fran como utilizar un par de máquinas para su rutina, y a los pocos minutos empezó a dedicarse a mi. Me llevó al elíptico, me ayudo a subirme y me explico como usarlo. La mitad de mi cabeza no estaba ni enterada de que me estaban explicando como usar la maquina… Miraba sus ojos, miraba cada centímetro de su torso, su cuerpo haciendo presión contra la estrecha camiseta roja que llevaba puesta. De repente sentí como todo mi cuerpo se puso hipersensible, sentía mis pezones endurecerse y rozar contra mi apretada remerita. Me movía suavemente, casi imperceptiblemente, para que la tela de la remera se deslizara apenas unos milímetros y acariciara mis pezones, provocándome sucesivas oleadas de placer en todo el cuerpo.

Luego de intentar explicarme como usar el elíptico, Pablo no se despegó de la máquina ni un segundo. Comenzamos a charlar, de nuestras vidas , de nuestros laburos… Él no se mostraba atraído por mi de ninguna manera, era un tipo mas bien serio, y a diferencia de la mayoría de los hombres, no estaba desesperado baboseándose con mi culo o mis tetas. Me encantaba. Se hacia el boludo. Hacia como si casi no existiera. Y yo me calentaba mas y mas. Me esforzaba por histeriquearle para llamar su atención, casi a niveles absurdos, pero siempre manteniendo esa fría distancia que me separa de aquel que todavía no poseyó mi cuerpo.

Luego de media hora de elíptico y media hora mas de bici, finalmente con Fran decidimos irnos y volver a los 2 o 3 días.

Llegué a casa, me saque la ropa y me metí a la ducha. No podía sacarme de la cabeza la foto mental que había creado de Pablo. Sentía como cada fino chorro de agua impactaba sobre mi piel, erizandola, provocándome escalofríos, temblores, el agua bajaba entre mis tetas, deslizándose por mi vientre hasta mi suave concha. Sentía como el agua fluía entre mis labios vaginales, de manera casi laberíntica, como buscando descubrir nuevos rincones en los que generarme placer. Imaginé a Pablo detrás de mí, sujetándome con firmeza. Con mis manos comencé a acariciarme las tetas, arañando suavemente toda su superficie, para concentrarme luego en mis pezones, que estaban duros como diamantes. Cada centímetro que mis dedos se deslizaban generaban una sucesión de impulsos involuntarios en todo mi cuerpo. Imaginaba a pablo metiéndome la pija hasta el fondo, chocando mi culo contra su vientre, agarrándome de las tetas… Mis dedos fueron bajando y llegaron a mi clítoris. Comencé a jugar con el, suavemente, sintiendo toda su superficie, rodeándolo, presionándolo suavemente entre dos dedos. Las piernas me temblaban, sentía como si un enjambre violento de avispas estuviera en mi interior y buscara salir de mi cuerpo de algun modo. Comencé a frotarme el clítoris cada vez mas rápido, introduje un dedo en mi concha, luego dos. Los metía y los sacaba cada vez con mayor velocidad mientras el resto de mi mano frotaba violentamente mi clítoris. Sentí que me iba a desvanecer, me aferré con la otra mano al barral de la bañadera y me acosté. La lluvia de agua impactaba con fuerza sobre mi cuerpo, pero ya casi no la sentía. Todos mis sentidos estaban en Pablo. Mi cuerpo comenzó a sacudirse, involuntariamente, sentí que ese enjambre pedía salir a gritos de mi cuerpo, sentí que el placer me iba a desgarrar la carne y la piel. Una última sacudida fue el preámbulo del más maravilloso orgasmo que tuve masturbándome. Mis jugos se mezclaron con el agua cristalina, en un río de placer y lujuria. Mi cabeza daba vuelta, mientras mi cuerpo intentaba soportar sin desmayarse, los sucesivos temblores que el placer me estaba generando.
Por supuesto, no pude dejar de pensar en los días, las horas, los minutos que faltaban para volver a ir al gimnasio, pero no quería ir sin Fran para que no resultara tan evidente.

Dos días después finalmente volvimos. Otra vez, Pablo se dedicó primero a orientarlo a Fran y luego fue mío durante una hora. Como la primera vez, charlamos, nos reimos un poco, pero esta vez había algo distinto. La mirada de Pablo era otra. Casi como si supiese que el había sido el objeto imaginario en mi autosatisfacción en aquella ducha. Casi como si realmente hubiese estado ahí. Había una cierta complicidad.

Luego de unos 40 minutos, Pablo me dijo “Meli, sería bueno que aprendas a elongar para no lesionarte o contracturarte después de venir al gimnasio…” y me condujo hacia el piso de arriba donde había varias salas para hacer stretching, kick boxing, kick boxing, y todas esas cosas.
Me hizo entrar a un salón de stretching (elongación) lleno de colchonetas en el piso, pelotas inflables (de las grandotas), sogas, elásticos…

Me indicó que me acostara en una de las colchonetas, y me dijo: “Bueno, te voy a ayudar a elongar, vos me decis cuando te empieza a tirar así no te hago doler”. Cada palabra que salía de su boca incrementaba aún más mi deseo. A esa altura, sin que nada pasase, me sentía completamente excitada y húmeda. Y lo mejor estaba por venir…

Comenzó a levantar una de mis piernas, flexionándola y llevándola hacia mi cuerpo, empujándola con el peso del suyo. Sus manos se aferraban con seguridad a mis muslos. Luego estiro mi pierna, y paso sus fuertes dedos firmemente por mis gemelos y luego mis muslos. Yo no podía mas, tenía miedo que se me mojara toda la calza y se diera cuenta. Cerraba los ojos y respiraba hondo, como el me decía, casi con la sensación de que iba a tener un orgasmo ahí mismo. Lentamente la situación iba tomando temperatura, pero ninguno se animaba a hacer nada. El aire era pura tensión.

Luego de elongarme boca arriba, me dijo que me de vuelta y me pusiera boca abajo sobre mis rodillas para estirar la espalda. Mientras me daba vuelta, sin querer, mi mano rozó suavemente su jogging, y sentí como su pija se erguía dura adentro del pantalón. Lo miré, e inmediatamente me dijo “Uy, discúlpame Meli, esto es una vergüenza, es solo que sos una mina muy linda, y lamentablemente no lo puedo controlar. Mil disculpas, te prometo que no va a volver a pasar, si te parece puedo llamar a otro instructor para que te ayu…” lo callé de un beso. No se si me calentaba más la perfección de su cuerpo, o la inocencia con la que me había prendido fuego todo el cuerpo.

Nos besamos con una increíble intensidad. Nuestras lenguas se rozaban, bailaban, se enroscaban, se recorrían. Nuestras manos eran como seres independientes, ajenos a nuestros cuerpos. Intentaban tocar y acariciar cuanto fuera posible del cuerpo del otro. En pocos segundos, mi remera estaba hecha un bollo en algun rincón de aquel salón al igual que la suya. Casi a los manotazos, nos fuimos sacando la ropa mientras nuestros cuerpos se frotaban, se acariciaban, se sumergían en placer. Levantó suavemente mis piernas y las abrió, enroscándolas alrededor de su cuerpo. Sentí toda su carne, dura, agarrotada, potente, contra mi suave y delicada conchita. No deseaba otra cosa más que tener ese maravilloso ejemplar de pija recorriendo cada centímetro de mi interior.

Sus besos fueron descendiendo, primero a mi cuello y luego a mis tetas. Su lengua se deslizaba con gracia, subiendo y bajando, encontrándose con mis puntiagudos pezones, endureciéndolos, humedeciéndolos, lubricándolos, para luego bajar a mi ombligo y pellizcarlos con sus dedos. El camino hasta mi sexo se hacía eterno. Finalmente su lengua y mi clítoris tuvieron su tan ansiado encuentro. Sentía como su suave lengua, su tibia saliva, envolvían mi clítoris hundiéndolo en un mar de sensaciones indescriptibles. Me temblaba el cuerpo, casi no podía controlarlo. Entonces se incorporó, y yo hice lo mismo. Le arranqué el jogging así como el bóxer, y el mayor de mis deseos en ese momento, se materializó ante mi. Una pija hermosa, perfecta, robusta, que pedía a gritos penetrarme. Comencé a chuparla suavemente, humedeciéndola, mientras mis manos envolvían sus huevos. Se agachó y me susurró al oído: “No tenemos mucho tiempo hasta que a alguien le resulte raro…”. Entonces sin pensarlo dos veces, lo empuje sobre las colchonetas, y me posicioné arriba de el. Agarre su pija, apuntándola hacia el cielo y la apoye suavemente sobre mis húmedos labios vaginales. La gravedad hizo el resto. Deje que mi cuerpo se desplomara suavemente, haciendo que mi conchita absorbiese toda la extensión de su pija hasta hacerla desaparecer. Comencé a cabalgar sobre esa hermosa pija, agitando mi culo hacia arriba y abajo. Cada tanto, una suave nalgada me hacía encenderme aun más de pasión. Su pija me llenaba, me invadía, me destruía de placer. Mi estrecha conchita la apretaba, la recorría, la humedecía. Mi respiración de agitaba cada vez mas. Bajaba hasta el fondo, para luego subir y dejar su pija casi al descubierto por completo, para luego volver a bajar, cada vez con mayor violencia. Sus manos se aferraban a mis tetas, acariciándolas, apretándolas, acariciando mis pezones que estallaban de placer.

Entonces Pablo me sacó de encima suyo, me levanto en brazos y me llevó hacia un rincón, donde estaba una de estas pelotas inflables gigantes. Me dio vuelta, apoyé mis tetas contra la pelota, y levanté el culo. Me agarró con fuerza la cintura y volvió a penetrarme, pero esta vez, él tenia el control. Yo me sometía, sometía mi cuerpo, sometía mi conchita, sometía mi voluntad a lo que el quisiera. Comenzó a meterme la pija mas y mas adentro, entraba y salía de mi cuerpo con una velocidad y una firmeza con la que pocas veces me cogieron. Mis tetas se apretaban contra la pelota de goma, y mi cuerpo rebotaba suavemente al ritmo de la tremenda cogida que Pablito me estaba pegando.

Derrepente, siento que pablo junta mis muñecas en mi espalda. Había agarrado una soga y comenzó a atarme las muñecas. Estaba indefensa, a merced de lo que su pija quisiera hacerme. Me encantó. Me calentó mucho más aun. Comencé a decirle “Haceme tuya. Haceme lo que quieras. Solo te pido que me cojas fuerte y no pares nunca.”. Lo volvió loco. Con una mano me agarraba el culo, y con la otra se agarraba a mi colita de pelo. Me tiraba suavemente la cabeza hacia atrás mientras que arremetía una y otra vez con su pija venosa contra mi cuerpo.
Me saltaban lagrimas de placer, increíblemente su pija parecía crecer cada vez mas, y ponerse cada vez mas dura. Entonces le dije “no aguanto más, me vas a hacer estallar”. Entonces, se agarró con ambas manos de mi cintura como si fuese a lo último que podía aferrarse para salvar su vida. Me levantó un poco de la pelota de goma, dejando mis tetas aun presionadas contra ella, pero mi culo aún mas levantado. Metio uno de sus dedos suavemente en mi culo lo cual me sorprendio y me volvió absolutamente loca, y comenzó a cogerme con la fuerza de una bestia. Se escuchaba retumbar en la sala el ruido de mi culo contra su cuerpo. Intentaba callar mis gemidos, pero era imposible. Cada arremetida de su pija me hacía soltar todo el aire que tenía. Y entonces, cerré los ojos fuerte y me entregué a lo que venia. Una catarata de sensaciones me recorrió de la cabeza a los pies. Mezcla de tensión, placer, desesperación, descontrol, frío y calor. Todo junto se arremolinaba adentro de mi cuerpo, y entonces, su pija entró tan al fondo, que mis ojos se abrieron y luego se cerraron aun mas fuerte, dejando que todos mis jugos se derramaran sobre su pija. Mi cuerpo se sacudia, temblaba, se agitaba. Mis manos seguían atadas lo cual lo hacía aun más intenso. Su pija aun salía y entraba, cada vez mas rápido, cada vez mas firme. Y entonces, cuando los últimos rezagos de placer líquido dejaban mi cuerpo, sentí como mi concha se volvía a llenar, pero ahora de su semen. Un fuerte suspiro, sentí como su cuerpo se tensaba, sus dedos se enterraron en mi cintura y su pija quedó absolutamente adentro mío, soltando chorros de lujuria. Sentía su pija latir adentro mio. Ninguno de los dos quería despegarse del otro.

Entonces suavemente sacó su pija humeda y bañada en leche de mí. Me desató las manos y me levantó. Me besó. Y sin decir más, se puso el jogging, la camiseta y me ayudó a vestirme. Cuando nos dimos vuelta y encaramos para la puerta del salón, lo que ví me dejó sin aliento. Fran estaba parado, contra el vidrio, observando toda la situación. Me llené de vergüenza, quería que me tragara la tierra en ese instante. Pablo me miró y le dije “andá, no te preocupes”. Pablo salió primero y después salí yo. No podía mirarlo a Fran a los ojos. No sabía cuánto había visto pero no había que ser un genio para saber lo que había pasado. Me acerque y le dije “Fran! Perdón! No quería que vieras eso!”. “Callate” me dijo. “Siempre quise hacer un trío. Me parece que ya encontré el lugar…”. Me quedé fría. Jamás había pensado en cogerme a mi mejor amigo, pero al mismo tiempo, pensar en volver a cogerme a Pablo y agregar el placer adicional de otra pija encargándose de mi me volvía loca.

Proximamente les contaré que pasó 2 semanas después…


Parte II --> http://www.poringa.net/posts/relatos/2585662/Elongacion-Profunda-II.html

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Dejo para mis nuevos lectores mis anteriores relatos para que puedan disfrutarlos!

Mi primera vez con 2 pijas! --> http://www.poringa.net/posts/relatos/2480704/Mi-primera-vez-con-2-pijas-y-mi-primer-post.html

Consolando a Lara (Mi primera experiencia lésbica) --> http://www.poringa.net/posts/relatos/2480910/Consolando-a-Lara-Mi-primera-experiencia-lesbica.html

Cogida por una bestia en las sierras cordobesas...--> http://www.poringa.net/posts/relatos/2481239/Cogida-por-una-bestia-en-las-sierras-cordobesas.html

Nada como un buen polvo en los medanos...--> http://www.poringa.net/posts/relatos/2481533/Nada-como-un-buen-polvo-en-los-medanos.html

H.S.A. (Hermoso Sexo Atipico). Capitulo I.--> http://www.poringa.net/posts/relatos/2483522/H-S-A-Hermoso-Sexo-Atipico-Capitulo-I.html

H.S.A. (Hermoso Sexo Atipico). Capitulo II. --> http://www.poringa.net/posts/relatos/2484193/H-S-A-Hermoso-Sexo-Atipico-Capitulo-II.html

La vorágine de una aventura pasajera. --> http://www.poringa.net/posts/relatos/2491852/La-voragine-de-una-aventura-pasajera.html

Descubriendo mi adicción... --> http://www.poringa.net/posts/relatos/2493825/Descubriendo-mi-adiccion.html

Profesora sexual por una noche... --> http://www.poringa.net/posts/relatos/2494512/Profesora-sexual-por-una-noche.html

Y un día, a mi cola la invitaron a jugar... --> http://www.poringa.net/posts/relatos/2495019/Y-un-dia-a-mi-cola-la-invitaron-a-jugar.html